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CAPÍTULO 15: Tercer paso - Parte 2

Dome, se sentó en la sala de espera, el lugar ya no le causó el mismo impacto de la primera vez; en su lugar, se imaginó viviendo ahí cada día, y le pareció muy extraño. Si ella aceptara algún tipo de relación con Gale, seguro que le pediría que fuera a vivir ahí, y no estaba segura de que fuera lo suyo.

—¡Srta. Breschia, aconpañeme! —dijo Pryor y dio media vuelta para guiarla —el Sr. Alcott la espera en el comedor principal.

—¡Gracias, Pryor! —respondió y por un instante se sintió como la señora de la casa, le resultó incómodo hasta cierto punto. Nunca se había imaginado rodeada de tanta opulencia, ni cuando era pequeña y deseaba que su padre la recogiera y se la llevara hasta la Zona Cero.

—¡Señorita! —dijo Pryor con una pequeña venia mientras con una seña le indicaba que pase por las puertas corredizas del comedor.

—¡Gracias Pryor! —se sentía una autómata, ya hasta parecía un robot diciendo solo “gracias”, quizás estaba fuera de su elemento.

—¡Buenos días bella! —la voz la sacó de sus pensamientos. 

—¡Hola Gale! Veo que recién amanece para ti —le dijo señalando la mesa llena de comida.

—Te estaba esperando, ¿tienes apetito aún?

—¡Siempre! —dijo sonriendo. Se sentó a la mesa y empezó a servirse fruta y unos waffles, le puso el jarabe y lo probó, le pareció la cosa más deliciosa que hubiera comido.

—Tengo mis propios Chefs, no puedo pasar la comida hecha en esas máquinas —mencionó con desdén.

—Bueno… nosotros no tenemos “Chefs” y tampoco máquinas—, respondió riendo —lo preparamos a la antigua, con nuestras manos.

—Tu mamá sigue cocinando terrible, ¿no? —dijo riendo a carcajadas.

—Pues sí, nunca fue lo suyo —comentó entre risas —ella estaba destinada a vivir en un lugar como este… Siempre se le ve tan fuera de sitio en la Zona Uno.

—Quizás el destino recaiga en su hija… —dijo apoyando su mano sobre la suya, Dome se sintió ansiosa, nerviosa y hasta un poco incómoda; pensó en lo que pasaría si fuera la misma situación con Brice, ¿también le pasaría eso?

—Quizás mi destino jamás tuvo que ver con ninguno de estos dos lugares… ¿Qué piensas del tuyo? 

—El mío siempre estuvo aquí, aunque yo no lo supiera… —desvió la mirada y siguió comiendo —¿Te gustaría quedarte hoy?

—No puedo, Gale, aunque quisiera… Necesito estar con los chicos, debemos ver unos asuntos… —dijo esquiva.

—¿Asuntos?... —ella lo miró de soslayo y siguió bebiendo el jugo—. Está bien, es tu tiempo privado… no voy a intervenir en eso, es solo que quisiera pasar más tiempo contigo, me gusta demasiado cuando hablamos hasta el amanecer y nos contamos todo lo que ha pasado en estos años separados, el uno del otro.

—Siento igual… Aunque siempre creí que me odiabas, por lo que pasó antes que te fueras de la Zona Uno… ¡Ya sabes!

—Yo… hice eso porque era un niño estúpido, los celos y el rechazo me hicieron cometer muchas tonterías, me arrepentí ni bien estuve fuera de casa; sin embargo, ya no había lugar para eso.

—Yo te hubiera perdonado… Todo hubiera seguido como antes… —dijo poniendo su mano en el brazo de él.

—Yo no quería que siguieran como antes, te quería a ti… y tú querías a Brice, ambos se querían.

—¡Lo lamento! —respondió quitando su mano, pero él la tomó antes entre la suya y la jaló a la vez que se acercaba a ella y le robaba un beso. Fue apasionado, demandante, urgente y lleno de sentimientos confusos; le sostuvo la cabeza por la nuca con una mano para que no pudiera liberarse, aunque Dome no parecía tener intenciones de hacerlo.

»»——⍟——««

Enzo quedó estupefacto, si alguien le hubiera contado todo eso, le diría que eran puras mentiras y se habría dado media vuelta para ignorarlo. El hecho de que su mejor amigo fuera el que se lo mostró con documentos y archivos secretos gubernamentales, no solo lo hizo verídico sino que lo llenó de un terror indescriptible.

—¿Brice sabe de esto?

—No como tú lo sabes ahora…, solo se lo pude mencionar superficialmente, estábamos decidiendo qué hacer con toda esta información y cómo decirles a ustedes sin que se quebraran por el miedo.

—¿Y se te ocurrió que esta era la mejor forma? —lo miró con una ceja alzada.

—No…, no fue por eso que te lo he dicho.

—¡Vaya, gracias por tu confianza!

—No, no es eso, Enzo… La razón por la que te he contado toda esta investigación es porque he encontrado algo más aterrador, y necesitaba hablarlo con alguien o me consumiría.

—¿De qué hablas? —de pronto sonó el timbre y los hizo brincar de sus asientos, se miraron asustados y Carter empezó a cerrar todas las ventanas de su dispositivo.

—¡Ya puedes abrir! —susurró. Enzo fue caminando muy lento, en parte se dio cuenta que estaban siendo ridículos, ya que si fueran los Safer les hubieran tirado la puerta abajo hace minutos. 

—¿Quién es? —preguntó nervioso por el intercomunicador, porque en la cámara no salía nadie.

Enzo siguió observando con la intención de poder reconocer al que había tocado la puerta, haciéndolos sentir tanto terror de forma tan inesperada, aunque sin éxito alguno.

—El conquistador del universo… —se escuchó una voz más gutural de lo normal.

—¡Idiota!... Nos has sacado el alma del cuerpo… ¡Entra! —dijo más animado al abrir la puerta. Brice se acomodó el cabello y le rodeó el cuello con el brazo para despeinarlo y simular que le daba unos golpes; Enzo luchó y se lo quitó de encima—. ¿Por qué todo es lucha contigo? —preguntó acomodando el cuello de su camisa.

—Porque es lo mío, hermano… ¿Cómo estás? ¿Tu padre ya salió al trabajo?

—Sí, ando con Carter… llegó temprano—. De pronto salió del estudio y se acercó simulando que empezarían una pelea, unos cuantos golpes de puño al aire y una patada bastante decente, para ser alguien que no practica; Brice le siguió el juego y terminaron en un abrazo.

—¿Qué te trae por aquí? —le preguntó Carter.

—Venía a desahogarme con Enzo… pero es bueno tenerlos a ambos, así ya no tendré que repetir la historia —dijo encogiéndose de hombros.

—¿Dome? —preguntó Enzo. Y miró a Carter, era un buen tema para olvidar por un rato lo que acababa de enterarse.

—¡La única y la incomparable! ¿Por qué las mujeres son tan difíciles?¿Cómo lo logras con Galah? —Brice se quedó callado de improviso y miró a Enzo que parecía una caricatura, con la nueva expresión en su rostro. 

—¡Vamos B! Se supone que no debías decirle a nadie… —se quejó el otro.

—¡Perdón, perdón!

—¿Te gusta Gal? —preguntó Enzo con curiosidad y una enorme sonrisa burlona en el rostro.

—No solo le gusta, está perdidamente enamorado de nuestra soñadora… ¿Algún día se dará cuenta?

—Si tuviera una constelación en el rostro o un lienzo en el pecho, quizás le tomaría atención… —comentó Enzo y empezaron a burlarse.

—Basta, ¿para qué quiero enemigos? Si los tengo a ustedes… —los otros empezaron a reírse a carcajadas—. Cambiando de tema, estaba hablando con Enzo sobre algo importante.

—¿Qué? —pregunto curioso —¿de lo que querías hablar el otro día? —Carter asintió con la cabeza.

—Es la cosa más espeluznante que he visto u oído, jamás.

—Y no es todo —sentenció Carter.

—Empecemos… 

—¡Hecho!

Los chicos se juntaron en el estudio, alrededor de la mesa de centro, sentados en los cojines que estaban regados en el suelo. Carter encendió su dispositivo y conectó su recurso para empezar la búsqueda de los archivos a los que había tenido acceso la noche anterior. Cuando los encontró empezó a abrirlos uno a uno mientras los iban leyendo y conectando mente sí, en una línea de tiempo.

—Esto es peor de lo que pensábamos… —pensó en voz alta Brice, mientras se sobaba la nuca con cierta desesperación.

—¿Cómo diste con eso?

—Vio información en casa de Gale… —dijo Enzo.

—¿Gale? 

—¡Sí!, tenía archivos de proyectos parecidos, pero no este en particular… los suyos eran de armamento.

—¡Esto es de terror! ¿Crees que ya hayan aprobado este proyecto? Sé que fue para las GG y lo denegaron, pero en la actualidad, los Safers, son muy parecidos a ese prototipo del archivo secreto —dijo Brice.

—Sí, lo son, y si se trata de lo mismo… lo hicieron para detener la primera y última revuelta que se ha visto en esta Zona—. Carter se quedó en silencio y el horror subió a sus ojos a gran velocidad.

—Si es así…, quiere decir que el gobierno ha aprobado un proyecto que vulnera todos los derechos humanos desde principios de la historia civilizada —comenta Enzo, pensativo.

—Lo que quiere decir, chicos… Es que han utilizado soldados y habitantes para sus fines, muertos y vivos. Han creado armas de destrucción utilizando humanos.

»»——⍟——««

—¿Estás cómoda? —le pregunta mientras le rodea el hombro con su brazo, están sentados en una perezosa doble y miran las estrellas.

—Si, ¡he pasado un día magnífico, Gale! 

—No te imaginas lo delicioso que es escucharte decir eso…, aquí apoyada en mi hombro.

—¡No te sabía tan romántico!

—¡Ni yo! Simplemente he madurado… y no quiero perderte otra vez.

—¡No lo harás! —Gale se acercó para darle un beso en la boca, pero ella lo detuvo colocando dos dedos en sus labios—. Espero que lo que te diga no te enoje, pero necesito tiempo para despejar mi mente, tengo sentimientos muy complicados golpeando por todos lados con desesperación… ¡Y ya debería irme!

—¡No! Pensé que te quedarías…

—No puedo, Gale, y menos en este momento; necesito alejarme para pensar con claridad y hacer las cosas bien esta vez—. Concluyó poniéndose de pie. Gale la dirigió hacia el salón principal y en el camino se cruzaron con Pryor, a quien le hizo una seña con la cabeza, y el androide dio media vuelta perdiéndose por el pasadizo.

—Tengo algo para ti… espero te guste y lo lleves siempre contigo, para acordarte de mí cuando estemos separados—. Mientras hablaba apareció Pryor por una de las puertas del salón, llevaba una elegante caja larga y delgada en una mano mientras que en la otra estaban las cosas de Dome.

—¡Oh, Gale! Eres increíble… ¿Por qué lo has hecho? —dijo emocionada Dome mientras observaba la pulsera de plata engarzada con pequeñas esmeraldas. Él la sacó de la cajita y se la puso en la muñeca dando un suave beso en la parte interna de la misma.

—Porque quiero que tengas algo mío mientras estás allá, algo para que pienses en mí… ¿Te ha gustado?

—Es hermoso… siento que es demasiado para mí… para el lugar al que voy, trataré de tenerlo guardado para que no le pase nada.

—La idea es que lo lleves siempre, puedes cubrirlo con las demás pulseras que siempre usas, pero sería perfecto si puedes llevarlo contigo siempre y pienses en mí al verlo —le dijo acariciando su rostro suavemente. Pryor permanecía a una distancia considerable y observaba sin curiosidad.

—¡Está bien! Te prometo que lo llevaré siempre conmigo… ¡Gracias Gale!

—¡A ti! Me alegra que me complazcas con esto —dijo rodeando la cintura de Dome con el brazo, la acercó y le dio un suave beso en la mejilla, muy lento y más largo de lo normal.

Dome iba de regreso en la camioneta y miraba su muñeca, la pulsera resaltó entre las demás que llevaba colgadas, se sintió extraña por cargar algo tan valioso, pero lo había prometido. Sabía que le harían mil preguntas en cuanto la vieran y estaba dispuesta a responder a todas, aunque no estaba segura de poder enfrentar a Brice y decirle por qué había mentido ese día para ir donde Gale y recibir tremendo regalo. 

—Sr. Alcott, todo se hizo como lo ordenó.

—¡Perfecto! ¿Lograste conectarlo con la computadora principal?

—¡Sí, señor! Desde ahora usted podrá recibir la señal de ese rastreador, al igual que lo hace “La Corporación”; no obstante, podrá tomar el control de él a su antojo.

—¡Ahora veremos si se atreve a seguir tratándome como a un inservible! —finalizó con aire de superioridad y una sonrisa torcida.

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