01
Auradon
Mal hojeaba una revista, cuando reviso su reloj se percató de que no faltaba mucho para que el avión aterrizara, clavó sus ojos verdes en la joven del asiento de al lado, quien miraba distraída por la ventana del avión. — Prometo que Auradon va a gustarte mucho.
— Como tu digas. — respondió seca, sin apartar la vista de la ventana.
— Yo también pensaba que era un lugar muy aburrido y resultó ser todo lo contrario. — comentó Mal sonriendo y regresando su vista a la revista. — Auradon Prep cuenta con muchos talleres, entre ellos fotografía, Uma si que ha hecho un gran trabajo…
— ¿El abuelo vendrá por nosotras? — preguntó la joven pelinegra cambiandon el tema, Mal le miró con pesar.
— Si, el vendrá, esta muy feliz de saber que estaremos un buen tiempo por aquí, por cierto en una semana más nos entregarán la casa, planeo invitar algunos amigos…
— Lastima que mis amigos se quedaron en Nueva York, todo porque mi madre quiere revivir su adolescencia de cuentos de hadas…
— Malora sabes que no es así…
— Ma lo tenías todo en Nueva York, independiente de que te hayas divorciado de papá, tu carrera, tu galería, el departamento ¿Por qué irnos? — preguntó Malora mirándola con desesperación. — terminare la preparatoria y me iré a la universidad en Nueva York.
— Bien, no voy a interferir en tus decisiones. — Malora se recargo en su asiento. — Si quieres regresar a Nueva York para estudiar la universidad o ver a tu padre no te lo voy a impedir, pero por favor dale una oportunidad a Auradon.
Mal acarició el cabello de su hija, Malora había heredado mucho de su familia materna y hasta cierto punto se sentía agradecida.
La pelinegra arrastraba su maleta unos cuantos pasos adelante, mientras Mal intentaba alcanzarla, Malora tenia el cabello negro y los ojos oscuros, su ropa era preferentemente oscura y ahora mismo llevaba puestas unas gafas negras, Mal por el contrario habia cambiado mucho su manera de vestir. ahora llevaba pantalones más formales, el cabello recogido y amaba los stilettos. ¿Quién lo diría? claro el morado jamas dejo de ser su color
— ¿Dónde está mi pequeño diablito? . — Malora rodó los ojos cuando Hades la abrazó, Mal solo rio. — ¿Quién eres y qué has hecho con mi hija?
— Tu hija se volvió un adulto funcional — dijo Mal abrazando a su padre. — ¿Dónde dejaste a tu esposa?
— Phone ella, fue arreglar los últimos detalles para recibir a los alumnos de Auradon prep mañana. — Perséfone ahora se dedicaba enteramente a las flores, Mal asintió no muy convencida. — ¿Nos vamos?
— Si. — juntos caminaron hasta el estacionamiento. — posiblemente mi auto y la motocicleta de Malora lleguen hasta el fin de semana con la mudanza, asi que estare molestandote con el tuyo.
— ¿Tengo de otra? No, mientras no choques o algo. — Malora rio. — sobre todo tu, diablito.
— Estaré en Auradon Prep todo el tiempo, quiero decir es como un internado ¿no? — pregunto Malora, Mal nego. — Eso leí en su página de instagram.
— Te inscribi en una modalidad diferente, irás a la escuela como normalmente lo haces. — explico la pelimorada .— ¿Está bien?
— Si, de hecho me resulta más cómodo.
Mal y Hades se la pasaron charlando durante el camino, mientras Malora observaba todo a través de la ventana, a simple vista Auradon era muy pintoresco, tal como en las fotos, parecía sacado de una película. — Llegamos, niña. — la pelinegra bajo del auto y miro a a detalle la casa de su abuelo, sin duda las flores y los colores no los eligió el, Malora sonrió, se acomodó los lentes en la cabeza.
En dieciséis años de su vida había visitado a su abuelo, siempre era al revés y ahora ella estaba ahí en aquella ciudad que es un cuento de hadas literalmente. — ¿Por qué no entran? Yo me encargo de las maletas.
Ambas asintieron, Malora fue la primera en entrar y después su madre .— ¡Sorpresa! — y la serpentina lleno el cabello de Malora, la pelimorada se echó a reír y después posó su vista en la sala de la casa, una mujer de cabello azul corrió a abrazarla. — Tu padre nos avisó que venías, espero que no te moleste. — comentó separándose, Mal negó con la cabeza y los ojos cristalizados, sus ojos viajaron alrededor de la sala, Phone sostenía un pastel de bienvenida, Jay las serpentinas y Carlos sonreía con un cartel de bienvenida en las manos, la pelimorada corrió abrazarlo. — No vuelvas asustarnos así.
Carlos sonrió.
— Ya, lo siento, no volveré a darles un susto de esos. — dijo separándose de Mal. — Jane no ha podido venir pero envía saludos, está algo ocupada con la bienvenida de mañana.
— Está bien, comprendo. — hizo una pausa mientras sonreía. — por último, Jay ven aquí.
— Ya no pareces Mal, — la pelimorada río mientras lo abrazaba.
— Sigo siendo Mal… vaya me siento una adolescente. — Mal se giró hacia Phone y la abrazo, después miró su hija .— espero no ser la única con una hija, Malora ellos son Evie, Carlos y Jay los conocias solo por video llamada…
— ¿Puedo darte un abrazo? — preguntó la peliazul entusiasmada.
— Sí, creo. — respondió Malora no muy segura, Evie la abrazó casi enseguida.
— Tengo tres hijos, dos son gemelas, mellizas no idénticas — dijo separándose. — creo que se llevarán muy bien.
— Si son así de empalagosas no lo creo. — Evie sonrió y miró a Mal.
— Es tu hija. — murmuró la peliazul con orgullo.
— Pues no se parecen mucho. — comentó Jay riendo. — Algo me dice que te pareces a tu padre.
— Se parece a su abuelo y abuela, que está en el terrario de por allá. — Mal rió al ver la pecera de su madre, definitivamente estaba en casa de nuevo.
Malora se acerco a la pecera, ignorando la habladuría de todos los demás, golpeó con su uña el vidrio llamando la atención de la lagartija, la pelinegra sonrió le resultaba bastante “curiosa”, el collar de Malora se rompió cayendo al suelo, la joven lo levantó y miró a la lagartija, su piedra de onix se había rotó. — Vaya energía tienes. — murmuró mirándole por ultima vez alejándose.
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