—LA PRINCESA VALIENTE XLVIII—

Lo siguiente fue predecible, Mal llegó, en una limusina morada, la limosina de los VK's con Ben, juntos arrimaron su camino hasta mí, sonreían, estaban felices de verme, sonreí débilmente, realmente estaba cansada de tanto y entre tanta preocupación, no me había dado cuenta que mi cuerpo estaba tan cansado y que necesitaba reposo.

Mal me abrazo, Ben me sonrió, parecía no poder contener su emoción y se unió al abrazo de las hermanas. Creo que… finalmente había vuelto a casa… y estar aquí, era como sentir que una parte de mí yaga se me estaba curando, aunque la fuente principal, aún no podía ser sellada.

Tristán...

— ahora está todo bien —Mal trataba de reconfortar mi espíritu con sus palabras, pero desgraciadamente aún me sentía inquieta, aún algo dentro de mí no estaba bien y sabía bien lo que era. No podía hablar, no ahora, sentía que si lo hacía apenas podría decir una oración, sabiendo que había vuelto, pero que algo no fué bien.

Ben se alivio de que todos estuviéramos bien y nos sonrió, nos invitó a subir a la limosina y claro que Ryan no demoró, Diaval seguro estaría de camino a la isla con los villanos, Andy fue tras de Ryan con Peyton a un lado, Tristán, fue el último en entrar, sabía que no se sentía cómodo, aún así, lo hizo.

— ¿Quién lo diría? Harry Hook, uno de los héroes de Auradon —Mal halago a Harry, pero este evadió con vagueza a mi hermana y terminó sonriendo de lado, también estaba exhausto.

— claro, Auradon, necesita de personas especiales en el campo, no de príncipes —comento Harry con su sutil manera de ser.

— gracias, por ayudarlos, Harry, Auradon te lo agradece —pero Ben, estaba consciente del esfuerzo que Harry había hecho para volver aquí y estaba seguro que esto había sido tan difícil para él como para Garfio.

Ben siempre lucía agradecido.

Y sin que faltara nadie, todos nos hallamos para el regreso dentro de la limusina, con Tristán de frente y Andy a su lado y al otro Ryan, quién parecía incómodo y enojado.

Con respecto a lo que terminó siendo el día, Diaval regresó a tiempo después, cuando ya se había asegurado de que todo estaría bien en la isla y yo ya me había dado un baño, urgente. Algo que era realmente necesario y terminé volviendo a mis clásicos vestidos, al parecer habíamos vuelto en un momento de clases, pero el hada madrina nos había excluido de ese día para las clases y todos se lo tomaron bien.

La última vez ese día que ví a Tristán, estaba hablando con Allice, quién realmente parecía enojada, Andy trataba de calmarla, pero creo que era imposible y estaría bien si me odiaba después, había sido mi culpa por no protegerlo.

Peyton por su parte terminó volviendo a la habitación con Ryan, ambos necesitaban un baño, Peyton dijo que mañana regresaría a Nunca Jamás, debía saber cómo estaban sus amigos y en cuanto a Harry, él se atrevió a decir que lo llevaría a Nunca Jamás, de paso probaría navegar en los océanos cercanos y regresaría tal vez al anochecer.

Hasta ese momento no había visto al Hada Madrina y Diaval ya había llegado, alegando que tomaría un baño también y desapareció por la puerta.

Y yo, volvía a estar sola en mi cuarto, con esa leve sensación de dejó, por parte de Tristán. Necesitaba hablar con el hada madrina, seguro Allice convencería a Tristán de irse y no podría verlo, ¿Quién sabe hasta cuando? 

Por eso, no pude siquiera dormir, porque cayendo la noche terminé caminando por los pasillos, cuando ya todos estaban en sus dormitorios y acudí a la oficina de la hada madrina, esperanzada a que ya no hubiera ido a casa y estuviera dentro. 

Dos toques en su puerta fueron suficientes para oír su voz.

— pasa, querida —suspire levemente antes de abrir la puerta y entrar por ella.

Para entonces el hada madrina estaba frente a mí con una sonrisa comprensiva, parecía tener lastima de mí.

— Hada Madrina —mi corazón se estaba quebrando ante la duda.

— ¿Que paso Meido? ¿Me contarás? —

Baje mi mirada, ¿Qué pasó? 

— ya estás bien, estamos bien, han sido atrapados, todo estará bien, regresarnos a Auradon y... —

— ¿Auradon? —el príncipe blanco estaba confundido, pero levantándose con sus pies finalmente dijo— no sé de qué me hablas, ¿Quién eres tú? —

Cada que recordaba eso, mi corazón era apuñalado con una daga— ¿Meido? —

Cerré mis ojos con furia, no tenía más fuerzas, solo quería llorar y corrí, por primera vez, corrí a los brazos de alguien que no era Tristán, con lágrimas en mis ojos y terminé con mis pies débiles en los brazos del hada madrina, suplicando su ayuda.

— no me recuerda, Hada Madrina, él no me recuerda, Tristán no puede recordarme —en cada oración un gemido salía de mí, el aire empezaba a faltarme y mis ojos empezaban a arder con ese verde de fulgor, mi cabeza dolía.

— oh querida, ¿Quién no te recuerda? —el hada madrina era comprensiva.

Pero aferre mi agarre a su saco y pronuncie su nombre— Tristán, él fue —grite euforica en su pecho— Úrsula lo hechizo y yo... no me recuerda —no podía seguir hablando, me faltaba el aire.

Mis barreras se habían roto y mis ojos no paraban de destellar.

— un hechizo de memoria —aun en mi llanto podía escuchar las palabras sorpresivas del hada madrina— calabazas y magia, eso es muy despiadado para terceros —

El hechizo afectaba mi corazón, tanto como el hecho de que nunca existi en la vida de Tristán.

Me separé del hada madrina y sorbí mi nariz— ayúdeme, usted es de magia blanca y buena, debe poder remediar el hechizo —

— Meido —y tal vez estaba demasiada esperanzada, porque la mirada de pésame de la hada madrina me dijo lo contrario a una respuesta positiva— lo siento… —

— no… —masculle retrocendiendo.

— un hechizo de memoria, solo puede ser deshecho con un acto físico —

— pero, ¿Que clase de acto físico? —ahora estaba euforica.

— tal vez un beso de amor verdadero o un abrazo, Cenicienta lo hizo con un abrazo, tal vez eso ... —

¿Abrazo? Eso sonaba tonto.

— ¿Cómo un abrazo? Hada Madrina, no puedo abrazar a alguien que no me reconozca, y sino funciona, ¿Que haré? No puedo pasarme por la vida dando abrazos sin pensar —

— ¿Lo amas? —pero su cuestionsmiento detuvo mi euforia.

¿Amarlo? 

— ¿Que? —

El hada madrina se reincorporo y suspiro diciendo— ¿Lo amas? Al príncipe Tristán, ¿Lo amas? —

¿Amar a Tristán?

¿Cómo se atrevía a hacer esa pregunta?

— estoy llorando —gruñi entre dientes— frente a usted, por una respuesta sobre cómo remediar su hechizo ¿y usted me pregunta si lo amo? —

Era imperdonable.

Pero el hada madrina alzo sus cejas y camino hacia su escritorio, dejándome la espalda— tal vez estás así porque buscas ayuda en tu error, Meido, tal vez solo te sientas culpable —

— ¿Que? —respire hondo y retrocedí.

¿Culpable? 

¿Por qué sus palabras me hacían dudar? ¿Por qué estaba dudando? 

Era la hija de una villana, obviamente sería difícil mostrar mis sentimientos, cuando por años viví a base de apariencias y valores malignos, ¿Cómo podía ahora decir con tanta libertad que amaba a Tristán?

Cuando no sabía exactamente qué era el amor, porque si bien era cierto, me sentía diferente a su lado, sentía como si el dragón hubiera encontrafo su hogar, como si cualquier cosa a su lado pudiera soportar, sentía que podía volar sin siquiera sacar mis alas, cuando él estaba todo se sentía tan… bien…

Pero, era difícil para mí decir esas cosas, por eso evadí la pregunta del hada madrina y salí de su estudio, para volver a mi dormitorio.

Tal vez a martillarme en la cabeza el cuestionamiento del hada madrina o desvelarme en la noche para reunir información sobre cómo devolverle la memoria.