Descendientes - Secreto a voces
-LO QUE SOY XLVI-
— Es muy amable príncipe Chad, en preocuparse por la pobre Meido —masculló a regañadientes Ryan tras de mí.
rodeé los ojos y tomé mis manos una con otra tratando de mantenerme al margen— ¿disfrutas de la fiesta? —desvie la mirada de los chicos y Chad, con intención de desviar así mismo la atención de la conversación a otro punto.
— es muy interesante, es el primer año también de Tiago, está muy emocionado, no conoce a casi ningún chico de su edad —sonrió— pero al menos ya conoce a Celia y parecen llevarse bien —asentí ante su comentario a medida que tomaba una fresa y la comía con degustación.
El silencio se mantuvo apenas unos instantes cuando vi a como Chad suspiraba y miraba todos lados— hace unos minutos estuve hablando con la reina Mal, pero me temo que no me pudo responder a mi incógnita —dijo algo exhausto— así que pensé que usted tal vez me la podria responder —fruncí mi ceño y asentí, mordiendo una fresa.
— ¿en que le puedo ayudar príncipe Chad? —
Frunció su ceño y metió sus manos en los bolsillos— ¿sabe dónde está el rey Ben? Porque lo he estado buscando y no lo encuentro por ningun lado —
— ¿Ben? —
Extraño, se supone que debía estar aquí y ahora desaparecía, mire sobre las personas y entre ellas, trate de buscarlo con la mirada, pero fracase en el proceso— la reina Mal me dijo que estaba atendiendo un asunto que había surgido de imprevisto —
¿Asunto de imprevisto?
— entonces seguramente deba estar en su oficina —la voz seria de Tristán ya no emitía el frío de antes.
— tiene razón, por lo general está allá —asentí en compensación a la idea de Tristán.
Pero me resultaba extraño que en un momento como este Ben dejará la fiesta para ir a resolver un asunto real, aunque supongo que para eso ya no hay hora estipulada, solo objetivo de resolver.
— la oficina —masculló Chad— entiendo —sonrió y dio una reverencia— gracias por la ayuda, princesa —
Asentí— no hay problema —
Solo lo vi irse entre las personas sonriendo y saludando a seres lejanos.
— ay, ya se fue —el comentario de Ryan me hizo mirarle con odio— ¿desde cuándo eres tan odioso? que recuerde en Arabia no eras para nada serio —mordí otra fresa.
— y que yo recuerde tu no eras para nada amistosa con los príncipes —contradijo— abre los ojos Meido, el chico está interesado en ti —bufo y desvió su mirada.
— ¿Y eso qué? —baje mi mirada al suelo— muchas personas están interesadas en otras, eso no es un problema —masculle con fastidio.
— sí, pero... —
— Ryan, basta —la voz de Tristán detuvo el intercambio de palabra entre nosotros.
— ¿basta? dejarás que... —
— CHICOS —
A la lejanía corriendo entre las personas venía una Andy emocionada con Allice tras de ella, Andy sonreía y se acercaba a nosotros, fue entonces que me tomó en sus brazos y resaltó sus ojos con emoción— Andy más despacio —las personas habían visto la prisa que cargaba Andy, Allice lucía exhausta.
Pero la mirada de Andy me cautivo y asusta— Peyton está aquí —dijo finalmente.
Fruncí mi ceño, entonces era cierto lo que dijo Ben, pero ¿por qué no lo había visto aún? Mire a mi alrededor en busca de él, pero no lo veía.
Fue Allice cruzada de brazos que dijo— esta con el Rey Ben en su oficina, lo vimos entrar pero le saludamos tarde —miró sus uñas.
— sí, pero Meido, ESTÁ AQUÍ —estaba demasiado emocionada mientras me agitaba con mucha emoción.
— le saludaremos cuando salga —fue Tristán tras de mí que me tomo por la cintura y me alejo de Andy— no agites a la chica sino quieres ver el dragón en su interior, recuerdalo Andy —Andy seguido asintió recordando perfectamente eso.
Sentí la mirada de Allice en mí, como si algo le molestara mientras me veía de arriba a abajo— ¿sucede algo? —cuestione con el ceño fruncido.
Era una amiga lejana, era cierto, porque realmente no la consideraba algo cercano.
— dile a tu estilista que eres una princesa, no un capitán de guerra —masculló con recelo.
Alce una ceja y sonreí— pues me gusta el estilo, es justo —la mire de arriba a abajo— a una princesa primorosa —
Sentía el odio en la mirada de Allice y cada que la provocaba era más.
Pero en mi vista también se visualizó como Mal era informada de algo y como se despedía de sus conocidos para caminar a una velocidad un tanto apresurada, fruncí mi ceño ¿qué sucedía? Evie también la vio irse y fue tras de ella.
Camine a paso apresurado— ¿Meido? —
— Ahora vuelvo chicos —corrí entre las personas, pidiendo permiso e ignorando a cualquiera, fue entonces que tome un poco más de velocidad— Mal —llame su atención casi al instante, fue entonces que volteo y cortó la conversación que tenía con Evie.
— Meido —
— ¿a dónde vas? —
Mal intercambio miradas con Evie y sonrío nerviosa.
Algo me estaba ocultando, esto era serio, cerré mis labios— bueno, iremos a hablar politica, ya sabes, Evie como consejera y yo como Reina, también estará Ben y listo, regresaremos pronto —indicó— disfruta de la fiesta con tus amigos —
Me estaba mintiendo en algún punto.
— Política eh —masculle y camine sin mirarles, detestaba que me mintieran.
— ¿a dónde vas Meido? —la voz autoritaria de Evie, apreté mis nudillos y sin mirarles respondí.
— iré a mi habitación, olvide algo ahí —y sin más me fui sin mirarles.
Sino me contarían, lo averiguaré por mi misma.
Entrando en mi habitación me encerré, tirándome contra la puerta y apoyándome en ella, mis pies me dolían ya había estado mucho tiempo levantada.
— pero, ¿no guarda amistad con ella? —
— sí, lo sé Evie, pero Ben no quiere que ella intervenga en esto —
— pues para mi concepto es la más adecuada para esto —
—¿qué tratas de decir? —se estaban alejando, fruncí mi ceño.
Pero los tacones que resonaban se detuvieron— me refiero a que Meido es poderosa, podría derrotarlo fácilmente —silencio— ¿qué? —Evie sonaba desconcertada.
— solo camina —
¿Derrotar a quién?
Sonreí débilmente, vagamente recordaba a cuando entraba a escondidas a casa después de haber salido con Ryan y de vez en cuando Mal y Evie estaban en casa, debía esconderme de ellas y por lo general siempre escuchaba sus conversaciones.
Y ahora lo hacía de nuevo, averiguare de quién hablan.
— sí, lo sé Evie, pero Ben no quiere que ella intervenga en esto —
Intervenir ¿en que? ¿Por qué no querría?
Y por cierto...
Camine a mi espejo y tome el envase de pastillas allí, sonreí, sí se me había olvidado algo, las pastillas que Diaval hizo para mí.
Menos doloroso con más vitaminas para mí y para dormir al ser dentro de mí.
— sucederá lo mismo contigo, si sigues en esto y al final Mal me pedirá que busque tu alma en lo profundo de río Estige para que vuelvas a la vida —se separó con desprecio— pero debes tener en cuenta que lo que volverá no vas a ser tú completamente —fruncí mi ceño— porque tu verdadera esencia es la que volverá —me miró de arriba a abajo.
Aferre mi agarre a el frasco, luminoso pero pequeño, las pastillas brillaban, sonreí débilmente.
— mi verdadera esencia no volvería —masculle absorta en el frasco.
Yo era solo un recipiente de poderes. Tarde o temprano sucedería esto.
Respire hondo y me separe de mi espejo para salir con las pastillas en mano, abrí la puerta, mire a ambos lados.
No había nadie.
Mal y Evie se dirigían a la oficina de Ben.
También me dirigiría ahí.
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