-LO QUE SOY XXVI-

Atravesando los pasillos podía ver cómo paso a paso y escuchar como con cada caminata, las personas y los ruidos se iban alejando. Caminaba por los pasillos sin nadie a mi lado y en el silencio, en busca de Ryan.

¿Dónde estaría?

A unos cuantos pasos frente a mí la puerta de Dizzy se hallaba y no sé por que, mi ritmo se detuvo por unos instantes e inertemente mi mente viajó al pasado, cuando vi a Dizzy después de tanto tiempo, pero ahora con su vida en Auradon.

— pareces algo cansada Mal, jamás te vi así — sonreí burlona al verla de manera tan chistosa.

— si es algo que se ve mucho en mí ahora... Ven conmigo, tal vez Dizzy tenga algo para ti —había olvidado las viejas caricias de Mal, su puño en mi hombro y un leve empujón, aunque fuéramos enemigas.

— ¿Dizzy está aquí? — parecía casi increíble.

Había formado parte de mi vida pasada, con sus absurdos peinados, que aún así yo le dejaba tocar mi cabello, pero, debía admitir que no le quedaba nada mal, sus peinados muchas veces fueron geniales y ni hablar de sus accesorios increíbles.

— ¿Recuerdas lo que decía de pequeña? —

— ¡Gobernaré Auradon como la reina del estilo! — y luego de eso hacía un extraño movimiento de "diva".

Cuando Mal me dijo que Dizzy estaba aquí, se me pasó por la mente cómo habría reaccionado frente a eso, seguramente gritó tanto que hasta se desmayó.

Me acerque a la puerta de Dizzy, ¿estaría dentro? pero, al tocar la perilla otro recuerdo me invadió.

— ¿Dizzy? — Mal pateaba todo a su paso, alejando las cosas.

— ¿Si? — fue entonces cuando Dizzy apareció detrás de un enorme armario, con una herramienta en mano— ¡Oh por todos los estilistas! ¡¿Meido?! ¿Eres tú? —

— la misma, Dizzy — musité con una sonrisa de lado, no dudó en saltar un enorme telón y abrazarme como nunca, era de esperarse de Dizzy, pero nunca le pude devolver un abrazo simplemente no se me daba bien.

— ¡no creerás lo que me pasó! —

— ¿te has mudado a Auradon? —por un instante se lo pensó.

— Bueno sí, lo adivinaste pero, Meido este lugar es increíble —

A su lado podía ser más dulce con ella que con cualquier otra persona, personalmente Dizzy era una persona excepcional.

— ¡puedes apostarlo! —lance irónicamente.

Esa pequeña si que estaba emocionada.

Toque la puerta— ¿Dizzy? —Realmente muchas cosas habían cambiado.

No contestaba. Fruncí mi ceño, seguro estaría en otro lugar, tal vez ayudando.

No insistí más y seguí mi camino. Aún debía encontrar a Ryan.

Cruzando un pasillo mire a ambos lados, pensando que podría estar por allí, pero fue en vano, ¿dónde estaba ese tipo cuando se necesitaba?

— Ryan —masculle con desespero.

Seguí caminando, pero aún no lo veía, pero sí vi a Doug.

— hey, hey, Doug, ¿has visto a Ryan? —corrí hacia él y me miró de arriba a abajo.

— bueno —miró hacia arriba y pareció pensarlo— cuando se me cayeron los papeles en el living, me pareció ver a Dizzy hablando con un pelirrojo, creo que... —

¿Dizzy con un pelirrojo? ¿Dizzy hablaba con Ryan? corrí a paso acelerado hacia el living sin despedirme de Doug y dejarlo terminar, solo escuche un— DE NADA —de parte de él a medida que me alejaba.

¿Por qué este chico me hacía correr de esta forma?

Bueno, casi siempre hacía cosas así por él, como escapar de mi madre muy seguido o aconsejar cuando nunca lo hacía.

Hice muchas cosas por él, aún así sucedió lo que sucedió y nos separamos, yo durmiendo por años y él pues... siendo sumiso de una tripulación.

Cruce un pasillo cuando finalmente lo pude ver, parado en medio del living con Dizzy frente a él, ambos parecían hablar muy a gusto.

Fruncí mi ceño y corrí— RYAN —grite cuando estuve cerca, fue entonces que levantó su mirada hacia mí.

Pocos minutos entendió que se trataba de mí. Dizzy volteo su ser para verme también. Que extraño, sí estaban juntos.

— ¿ustedes dos juntos? eso es extraño —masculle cerca de ellos con ironía.

Pero fue Dizzy la que habló— Oh, bueno es que Ryan me contaba sus aventuras en el País de las Maravillas —

¿Aventuras? ¿Ya había tenido aventuras en el país de las maravillas?

— ¿aventuras? ¿Qué aventuras? —fue entonces cuando miré nuevamente a Ryan y este parpadeo unas cuantas veces como si estuviera volviendo en sí.

— tienes que escucharlo es increíble, pero no me ayudo en nada —Dizzy levantó sus hombros sin importancia— en fin, tengo el atuendo perfecto para ti, ya que mañana será la fiesta de bienvenida y hoy los demás chicos de la isla vendrán a estudiar, pensé que un cambio de look no iría mal contigo —

Cierto... debía alistarme para hoy. Casi lo olvidaba.

Pero sabía que a manos de esta niña todo estaría bien— debo agradecerte a ti por esto que llevo puesto —compense con una sonrisa. Aunque esperaba que este siguiente cambio de look no fuera tanto para verme como una princesa.

— ¿tu agradeces, Meido? —miré a Ryan quien sonreía de lado burlón.

callate —sonrió de lado, este chico— pero, no creo que un cambio de look sea necesario... —volví a mirar a Dizzy.

— creeme, que si lo es —parecía convencida de ello, eso quería decir que ya no tenía elección.

—aún tengo que hablar con Mal sobre la cita con Tristán, no sé siquiera qué ponerme —bufé, tenía tanto por hacer.

— tranquila en manos de Evie será fabuloso —bueno, tenía razón, Evie era muy buena en eso, como lo fue antes con sus acertados cambios de ropa.

Asentí junto a Dizzy. Estaría bien.

Pero recordé a lo que había venido, Chad necesitaba a Ryan.

— por cierto, Ryan, te estaba buscando Chad necesita ayuda con algo —

Él pareció suspirar con cansancio, lo sabía, Chad era irritable.

Aún así Ryan camino frente a mí.

— te veo después Dizzy —me despedí de ella y fui tras Ryan.

— Oh, bueno es que Ryan me contaba sus aventuras en el País de las Maravillas —

¿Por qué no me contó de ello?

Bueno, no era como que debía hacerlo, pero siempre anda diciendo comentarios tontos, eso al menos sonaba interesante, corrí un poco hasta alcanzar su paso, parecía muy metido en su mente— ¿Y? —sí, quería saber.

— ¿Y? —alzo una ceja mirandome.

— ¿no me contarás sobre tus aventuras? —por un instante hizo silencio, sin dejar de mirarme y se detuvo en el trayecto. Fruncí mi ceño, ¿qué le pasaba? parecía examinarme— ¿Por qué me miras así? —masculle.

Respiro hondo y cerró sus ojos— por nada —dijo con tranquilidad y siguió caminando.

Alce una ceja, este tipo... Gruñi y con un pequeño movimiento de mis manos logre un pequeño hechizo que logró hacerlo caer al suelo.

Reí, lo oí gruñir— ¡¿POR QUÉ HACES ESO?! —

Pase a su lado y por un momento lo vi en el suelo— por nada —formule antes de irme y dejarlo tirado.