Descendientes - En busca de ayuda
-LO QUE SOY XLVII-
PEYTON
Debía actuar rápido, mi familia estaba en peligro.
— Entonces llegaron a las tierras de Jamás —masculló el Rey Ben.
En cierta manera me aliviaba que vieran el peligro que estaban representando.
— lo que dijeron los testigos es cierto, cruzaron el portal —había una persona que no conocía, pero el chico parecía consciente de lo que estaba sucediendo.
— antes de ir a Nunca Jamás, vinieron y atacaron uno de los Estados de Auradon, así que estamos conscientes de que están libres —explicó el Rey Ben.
La reina Mal estaba absorta en sus pensamientos, mientras que el hada madrina me miraba con horror, el Rey era el único
— ¿Ha atacado acá también? —entonces no fue su primer ataque.
— en Maldonia, mi reino —
— ¿cómo lo detuvieron? —si atacaron acá y pudieron con ellos, tal vez sabrían cómo detenerlos.
La mirada del chico por un momento paró en el suelo y suspiro— no los detuvimos —
— escaparon —dijo finalmente el Rey Ben.
Suspire pesadamente— ¿hubieron heridos? —
— solo dos —
Hice un amago— ojala pudiera decir lo mismo —me senté sobre la silla con decepción, no quería siquiera recordarlo.
— Meido y Diaval resultaron heridos, pero lograron detenerlos para que los demás huyesen —
Meido... la recuerdo...
Aferre mi agarre a entre mis manos— necesito su ayuda, mi familia no tiene mucho tiempo —
De eso estaba seguro.
— Ben ¿podemos hacer algo? —la reina Mal se acercó preocupada al rey consultando.
— considerando que se trata de una petición real de parte de Peyton, es aceptable para intervenir, organizar un escuadrón de soldados para que vaya contigo Peyton —
¿Grupo de soldados? Trague fuerte— ¿serán lo suficientemente fuertes? —masculle por lo bajo.
— eso no puedo responderte —la mirada del Rey Ben estaba por lo bajo.
— chicos, esto no se trata solo de lanzar un grupo de soldados, debemos atraparlos —la chica de cabello azul por primera vez hablaba, la consejera Evie.
— esto fue nuestra idea, abrir la barrera, deberíamos ir nosotros mismos, detenerlos —la reina habló.
— sí, pero ¿qué haremos Mal? no podemos dejar expuesto Auradon tampoco, no podemos ir tras ellos, Auradon quedaría indefenso —el Rey razonaba.
— tiene razón, por más que quieran ir también hay otros que necesitarán ayuda —el chico de Maldonia también daba su opinión.
Yo solo me limitaba a escucharlos, sintiendo que cada minuto mi familia y amigos estaban corriendo peligro.
Trague fuerte.
— la situación se nos está complicando —el hada madrina estaba consciente de eso.
— ¿por qué parece que todo se nos está yendo de las manos? —Ben estaba exhausto mientras daba vueltas sobre mi escritorio y suspiraba pesadamente.
— Peyton, no, ¿qué haces? no puedes simplemente pedir ayuda, ¿por qué nos ayudarán? mejor vayamos a la tierra de las hadas... —
Fruncí mi ceño.
Ellos me ayudarían— ellos me ayudarán, nos ayudarán —
— porque es la verdad —confesé, no podía seguir esperando— estamos en emergencia y necesito su ayuda, vine aquí por eso, por favor, yo... mi familia... —respire hondo, me estaba ahogando.
— Peyton, lo entiendo, pero estoy hay que planearlo, pero te ayudaremos —la mano del rey se puso sobre mi hombro.
— pero, seguramente mi padre ya... —gruñi.
— Esto se nos fue de la mano —masculló la reina.
El silencio se promulgó.
Estaba perdiendo la esperanza ¿sería así?
Pero de un momento a otro la puerta se abrió de par en par, dirigí mi pobre vista en busca de quien era, fue entonces cuando la mirada fría y fruncida de una chica de cabello ondulado y morados apareció— ¿parece que tienen una muy bonita reunión? ¿acaso no fui invitada? —se cruzó de brazos y entre a paso lento.
Su mirada cayó en mí— Peyton, cuanto tiempo sin verte —masculló mirando.
— Meido —sonreí débilmente.
— Andy me dijo que te vio entrar —paro a mi lado— ¿por qué no fuiste con nosotros? —
Trague fuerte y baje mi mirada— Meido no deberías estar aquí —la voz del Rey.
— ¿Ah no? pensé que era la princesa ¿no tengo derecho a saber lo que sucede? —silencio— y también está MI amigo aquí, quiero saber que sucede con Peyton, ¿por qué no está con nosotros? —nuevamente me miro, buscaba una explicación.
— eso... —el Rey Ben guardó silencio.
Sonreí débilmente, me alegraba que aún me recordará.
— Peyton —Meido me llamó— ¿estás bien? —
De pronto... una luz parecía iluminar con tanto esplendor, para mí pronto ella pareció ser... la soga que me sacara del hoyo, parpadee unas cuantas veces, ¿podría ser Meido mi ayuda?
— yo... —mire al rey Ben. Él fruncía su ceño.
— ¿es sobre Úrsula y su grupo? —ella volvió a preguntar.
— Garfio invadió Nunca Jamás, todos estamos en peligro —confesé.
— nos queda poco tiempo, a este ritmo invadirán otro reino —el chico desconocido hablaba.
— lo sé, pero por el momento no tenemos un plan —el Rey se excusaba.
— bien, busca un plan para proteger a Auradon, yo iré con Peyton a Nunca Jamás —Meido habló con tanta seguridad.
— no, no puedes... —
— Ben, ¿esperarás a que invada otro lugar? —ella estaba enojada.
MEIDO
Puse firme mi estado, las cosas se tenían que actuar de inmediato. No podíamos quedarnos así.
— Meido... —
— no me quedaré aquí esperando a que decidas —
— Meido —Ben cerraba sus ojos.
— el mundo está peligro y te quedas para planear un ataque —
— Meido, por favor solo escucha —Mal estaba hablando, pero yo no podía seguir esperando.
— no, porque los villanos no escuchan, solo actúan, es por eso que todos tuvieron problemas, no esperaré a que un príncipe venga y actúe —
— MEIDO NO SOMOS VILLANOS —el estruendo se escuchó tanto que termine exaltada, Ben estaba enojado— pensaremos y actuaremos, no arriesgare vidas así, no irás sino lo he dictado, soy el rey aunque seas la princesa y soy el que decido —la voz de Ben sonaba firme y directa.
Trague fuerte y parpadee unas cuantas veces.
La bestia había salido.
El silencio estaba presente.
— bien, entonces, Rey Ben, ¿que haremos? —me crucé de brazos— la vida en Nunca Jamás se esta perdiendo y están pidiendo nuestra ayuda —me aleje y lo mire— esperaremos a que ataque otro lugar —
— no —bajó su mirada y respiró hondo— mañana mismo enviaré hombres a Nunca Jamás —
— Ben —cerré mis ojos— los hombres no podrán, hablamos de piratas —aclare— una mujer pez que tiene poderes —alardee— y un hada malvada, ¿crees que los soldados los detendrán? —
— Meido tiene razón, unos simples soldados no harán nada —masculló Mal.
— Ben —llame su atención— dejame ir con Peyton, con tus soldados, ponlos a mis cargos para volver a los villanos a su lugar, no queremos que vuelva a pasar lo mismo de haces años —la mirada de Ben me miraba con preocupación— y esta vez, puede que si funcione —
— lo sé, es lo que más temo —masculló con pesimismo.
— Un villano contra otro es mejor —dije con una sonrisa de lado.
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