Descendientes - El taller de Maléfica
-LO QUE SOY XXXVIII-
Cruzamos el umbral y los recuerdos vinieron de inmediato.
Los días en que era llevada por Maléfica, mis manos temblaban pero aún así ella me conducía y me sentaba en esa silla, sabía que no tenía escapatoria y ella se limpiaba las manos con decir que era muy frágil y que debía reforzar mi sistema.
— nada ha cambiado —masculle mirando a mi alrededor.
Aún la silla estaba allí, bajo la luz de una lámpara y la mesa llena de cosas que desconocía, pero que ella insertaba en mí.
— ¿Tristán lo sabe? —fruncí mi ceño girando hacia Ryan.
Estaba parado en el umbral de la puerta con su mirada en el suelo, sus puños estaban hechos.
— ¿saber qué? —cuestione frunciendo mi ceño.
Entonces me miró con odio en sus ojos— tu condición, lo que te está pasando, ¿Tristán lo sabe? —
Le había tomado tan poca importancia que nunca le dije a nadie, siquiera a Tristán, solo Mal y Diaval sabían mi condición y agradecía que lo mantuvieran en silencio.
Desvié mi mirada y tomé un jarrón de una de las tantas mesas de aquí— no es importante —masculle sin mirarle y tocando el jarrón lleno de polvo.
— ¿no es importante? —dijo sin poder creerlo, estaba enojado— ¿es que acaso realmente no lo ves? —
Fruncí mi labios— no me estoy muriendo Ryan —
— no, sí lo estás haciendo, estás muriendo y te niegas a aceptarlo —estaba exasperado, se acercaba con furia.
— Ryan qué más da, déjalo así, tomaré nuevamente los medicamentos y seguiré siendo yo, para eso vinimos —deje el jarrón de lado y camine hacia Diaval, quien parecía analizar todo las cosas.
— no, Meido —y entonces me detuvo tomando mi mano y obteniendo mi atención— aunque no lo creas, Meido hija de Maléfica, princesa de Auradon, tu vida es mucho más importante de lo que crees —
Fruncí mi ceño y me quite de su agarre— basta Ryan —
— no —rio— porque parece que tienes en poco los sentimientos de los demás, las personas que realmente se preocupan por ti, ¿te has puesto a pensar que diría Tristán de esto? ¿cómo reaccionaría yo? ¿sabe tu hermana de esto? —
Trague fuerte y parpadee unas cuantas veces— Mal sabe de esto y si te lo hubiera dicho —le mire de arriba a abajo y negué con la cabeza lentamente— ya sé cómo hubieras actuado —
Me aleje y camine lejos de él, rodeando la silla donde una vez me la pasaba sentada.
— me preocupo por ti ¿qué no lo ves? —lo vi del otro lado.
— deja de hacerlo, estaré bien —pronuncié sin verlo.
— Meido... —cerró sus ojos y paro de decir lo que diría y bufo alejándose— no estas bien —
— si me permite —pero fue Diaval quien habló, mirando a Ryan y luego a mí— puedo crear medicamentos susceptibles para usted, así sería más fácil y no doloroso —me miró desde lo bajo— ¿le gustaría? —
— recuerda que estamos aquí porque tú quieres Diaval, esto era lo que querías, haré lo que recomiendes —me crucé de brazos y me apoye en una mesa.
— poción para la memoria —Diaval alzó un frasco— seguramente con esto le impedía recordar —
Fruncí mi ceño. Él siguió mirando.
— polvo de collus —alcé mi ceja viendo como Diaval levantaba otro tarro— prohíbe sentimientos de gratitud o sentimientos felices —
— creo que eso era lo que más le daba —masculló Ryan al otro lado con desprecio.
— y esto... —tomo una y la analizo— parece castrus —
Alce una ceja— ¿sí sabes que no se nada de lo que estas hablando? —masculle con pesimismo.
Pero Diaval me miró y sonrió de lado— por supuesto es todo lo contrario —masculló, fruncí mi ceño.
Pero Diaval suspiro y miro todos los frascos— son herramientas esenciales y poderosas para que cualquier ser pueda ser una máquina destructora, sin sentimientos, malvada, aunque —frunció su ceño y miró alrededor— ¿es todo lo que le daba? —
¿Todo lo que me daba?
— ¿te parece poco? —cuestione sin poder creerlo.
Diaval negó con la cabeza— prácticamente son estos los esenciales, pero ¿qué introdujo después de esto? los uso para que el registro pasado no se viera y pudiera introducir algo más... —puso su mano en su barbilla de manera intrigante— ¿maligno? —
¿Maligno? ¿Qué quería decir con eso?
— debe haber algo más —fue lo único que dijo Diaval para mirar a su alrededor.
Algo más...
— ahora, ya dejaremos estos a un lado por un tiempo —rio juiciosamente— y agregaremos algo más a tus medicamentos —extraño de una caja negra un frasco con luces dentro.
Lloraba, tenía mocos en mis narices y estaba roja como tomate, los medicamentos me asustaban, más ya no dolían como la primera vez, Malefica sonreía frente a mí— estos serán medicamentos temporales, pequeña —me los presentó— este te hará más fuerte —venganza, leí, pronto sacó otro— este te hará más intrépida —furia, leí, saco otro más— este te hará más... —lo pensó unos momentos— decidida —dijo con sorpresa, odio, leí, saco otro más y sonrió cariñosamente— y este, mi pequeña Meido, te hará ser más que los demás —volvió a mirarlo— tal vez debería darselo a Mal también —lo pensó por un momento y luego negó con la cabeza— no, seguro lo usaría en mi contra, pero tú —toco mi nariz con su dedo y sonrió— serás mi creación más preciada —guardo los frascos— ay, Meido, Meido, me serás de mucha utilidad, todos mis sentimientos guardados en un recipiente que ahora te heredare a ti, serás una copia exacta de mí —
Una copia exacta de ella... recuerdo el último frasco que ella no sacó, relucía con un verde fosforescente dentro de la caja, inclusive más que los otros, abrazaba todo el interior dentro de la caja.
— ¿Meido? —la voz de Diaval me despertó, fruncí mi ceño y caí en la realidad, donde tomaba las manijas del armario de la esquina, ella guardaba esa caja aquí.
Fruncí mis labios y abrí las puertas, en busca de la caja, pero mi sorpresa fue mayor en cuanto vi el armario completamente oscuro y sin nada dentro.
Pero, siempre lo tenía aquí...
Hasta ese momento me daba cuenta que mi respiración estaba entrecortada.
— mi señora —Diaval llamaba.
Parpadee unas cuantas veces— no lo entiendo, ella siempre los guardaba aquí —masculle.
Ella lo guardaba aquí siempre, yo la veía.
— tal vez un compartimento escondido —mire de golpe a Ryan en cuanto lo vi tan cerca, tocando las paredes del armario.
— ¿ahora me ayudarás? —cuestione burlona.
Me miró con su ceño fruncido— si eso hace que no mueras, sí —asentí ante su comentario, muy convincente.
Algo sonó duro, mire en la dirección donde las manos de Ryan estaban y este se aproximó a tocar el alrededor— ¿lo encontraste? —
— parece que sí, después de todo Maléfica no sabe mucho de esconder cosas —sonrió de lado y analizó el perímetro del lugar del sonido— tal vez algún... —frunció su ceño y se adentro en el armario— aquí está, boton para abrir —entonces tocó en algún punto ciego para mí y se alejó del armario en cuanto vio como la madera se desprendía del armario, dando a conocer un compartimento aparte.
Abrí mis ojos sorprendida— vaya, Ryan ¿quien lo diría? — palmee su hombro y solo vi como sacaba la caja negra del lugar.
Fue entonces que Ryan llevó la caja a una mesa aparte y Diaval fue quien la abrió, el humo frío emano del lugar, tosimos al mismo tiempo— la única manera de mantener sentimientos malos acumulados es con el frío de un congelador —dijo Diaval a la vez que tosía.
— ahí están —musite sorprendida.
Después de tanto tiempo y esto aún seguía idéntico.
— ¿qué son esas cosas? —preguntó Ryan a mi lado, Diaval sacó uno.
— que frío está esto —dijo con dolor— parecen sentimientos de encerrados —
— ¿sentimientos encerrados? —cuestiono Ryan, yo por mi parte prefería guardar silencio.
— una práctica muy común en los gigantes —Diaval cerró de inmediato la caja y frunció su ceño analiticamente— debio haber aprendido el arte de atrapar sentimientos y lo utilizó a su favor —
— ¡¿EXISTEN GIGANTES?! —cuestiono Ryan a todas voces.
Bufe separandome de él y Diaval llevándose la caja negra.
— haré lo posible para analizar cada uno y hacer un buen medicamento, mi señora —
— está bien, haz lo que quieras, Diaval —suspire y salí de la cabaña— ya no quiero estar aquí —masculle caminando lejos de ahí.
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