Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Descendientes - El príncipe Chad



-LO QUE SOY XVIII-



En cuanto el baile estuvo en su apogeo tanto los reyes de Maldonia, por cierto, era la Maldonia de Nueva Orleans, sí, me lo dijo un señor que conocí aquí o mejor dicho que me atrapó y me inundo en la historia de Maldonia.

Solo deseaba saber cuándo acabaría.

Pero, con el tiempo mientras me encargaba de que Diaval estuviera con Celia, podía escuchar tras de mí murmullos sobre mí existencia, inclusive sobre Celia, también sobre las circunstancias que atravesaba Maldonia, pero mayormente se cuestionaban el por que Celia estaba aquí, el por que yo era un princesa, el por que Mal fue coronada como reina.

Descubrí que aún había personas que no estaban a gusto con lo que estaba sucediendo, pero también me recordó vagamente a la sultana Jazmín, cuando me conoció sentía ese aura de enemistad.

Por eso por el momento me mantenía quieta.

— mirada al frente y no caer, el protocolo mantener, esa postura siempre deberás tener —masculle la canción con pesimismo, de verdad esto sería difícil.

Bufé y cerré mis ojos tratando de mantenerme al margen de la situación y no vaporizar a nadie con sus interminables murmullos.

Debía admitirlo, había algo en mi interior que aún me provocaba hacer sufrir a algunas personas, quizás algunas travesuras pequeñas, pero la realidad no se podía basar en ello, terminaría haciéndole creer a los demás qué mi maldad era para dominar el mundo.

Lo cual no era cierto, no tenía ganas de hacer algo así.

Pero una pequeña travesura no estaría mal ¿no?

Solo digo...

El candelabro sobre mí tenía una forma muy particular, un candelabro de oro con forma de loto, muy inusual, de hecho, si mirabas con detenimiento, posiblemente encontraría muchos lotos en cada diseño.

— nunca permitiría que alguien así entrará a mi casa —

Fruncí mi ceño en busca del emisor de este mensaje y unas cuantas personas más, unas mujeres charlaban entre sí, cotorreando contra Celia.

Deshice el amarre entre mis manos que hasta entonces tenía.

¿Recuerdan eso de la pequeña travesura?

Creo que cada vez se hace más presente.

Sentí como un escalofrío recorrió mi cuerpo, creo que mi magia también quería hacerse presente. Solté el aire y sonreí de lado.

Una pequeña... travesura...

Mis ojos ardían... mis ganas aumentaban.

¿De verdad estaría mal? ¿estaría mal reirse de la desgracia de otro?

Con un vestido pomposo, con alardes en su cabeza, una mujer con sutileza se transforma en...

— Princesa Meido —mi hechizo se deshizo en el instante.

Bufé y con odio dirigí mi mirada hacia atrás.

¿Quién osaba interrumpir?

— ¿Sí? —gruñi a regañadientes dando un giro en busca de esa persona.



Fue entonces cuando frente a mí, un chico un poco más grande que yo se hallaba, sonriendo encantadoramente, con un traje formal y una corona sobre su cabeza, remojo sus labios y bajando su mirada la volvió a mí, metiendo sus manos en los bolsillos dijo— es un placer conocerla al fin —

Alce una ceja— para muchos es un placer —masculle mirándole de arriba a abajo.

Rio, le causaba gracias— he oído que no le gusta las formalidades —

Asentí— no han dicho mentiras —

— bueno, soy el príncipe Chad, de Maldonia —fruncí mi ceño y asentí.

— los reyes deben conocer a la princesa y a la familia real de Auradon —Ben se apoyó en el sillón— es una tradición, además alguien espera muy fervientemente tu visita —fruncido mi ceño miré cuestionando a Ben.

— ¿De qué hablas? —

— oh, ya sabes, es el típico príncipe que busca desposar a una princesa —mire horrorizada a Mal.

El típico príncipe que espera desposar a una princesa...

— ¿disfruta de la fiesta? —debía admitirlo, sonreía encantadoramente, pero si esperaba que cayera a sus pies... estaba equivocado.

Chasque un momento y respire hondo manteniendo mi postura y mirando a mi alrededor.

¿Disfrutar de la fiesta?

Entre cerré mis ojos centrando mi mirada en él— es muy animado, para mi gusto —

Por un momento quedó en silencio y luego tartamudeo antes de hablar y responder.

— sí, bueno, es... cierto, digamos que nuestro ambiente siempre es así de movido —rio nerviosamente.

Asentí sin mirarle directamente a los ojos, sentía que de alguna forma me aferraba a él con eso.

Por un momento hubo silencio y luego alentó a decir— si gustas, hay un patio trasero, es muy hermoso a esta hora y es tranquilo, podríamos ir... y disfrutar de la noche en tranquilidad —alce una ceja— digo, sino le parece inapropiado... —

—¿inapropiado? ¿por qué sería inapropiado? —cuestione demandante.



— bueno —volvió a quedarse en silencio y parpadeó unas cuantas veces— ya sabe, con un desconocido, hablar así... —

Creo que se lo estaba haciendo difícil.

Suspire pesadamente, el sonido era demasiado movido para mi gusto, pero afuera... no sonaba mal.

Además necesitaba aire.

— bien —dije finalmente sin mirarle— supongo que sería buena idea —masculle mirando ahora de reojo.

Fue entonces cuando rasco su nuca y sonrió para mí— por favor, venga conmigo —

Al final, sería mejor así, no estaría en medio de personas que colmaron mi paciencia, Celia estaba a salvo con Diaval y Mal y Ben hacían su papel de reyes.

La noche tintineaba, las luciérnagas hacían su propia fiesta, mientras adentro había una igual, pero este lugar, precisamente este, parecía tan a gusto.

Desde los árboles que hacían camino hacia el lago, hasta el césped bien cortado que presenta y era iluminado por las luces que colgaban en cada árbol, las sillas entre cada uno adornado con enredaderas, se podía sentir el frío abrasador, pero también el calor de las risas de dentro.

— ¿mejor? —el príncipe Chad me miraba desde su posición, asentí ante su idea— bueno, tenemos algo en común —cerré mis ojos sintiendo el frío pero alcé una ceja en cuanto dijo eso.

— ¿ah sí? —

— sí, cuando estoy aburrido de todo esto de ser príncipe —caminó unos pasos en frente y sin mirarme termino de decir— me gusta apreciar la vista desde aquí y poder ver también el pueblo de Maldonia —metió nuevamente sus manos en los bolsillos.

Un príncipe que no aguantaba mucho la presión de su posición.

— es algo sencillamente mágico —masculló, pero bajando su mirada dijo— ¿no lo cree? —parecía que estuviera envuelto en algo, pues miraba solamente sus pies.

— eso creo —masculle caminando a un lado de él, alejándome un poco más de la fiesta.

Me recordaba a la noche en Encantia, cuando también salí de la fiesta en busca de aire puro.

Hacía mucho que no veía a Sofía, ni a Alía, ni Nadim. Creo que mis días de aventura se habían acabado, es decir, ya no tenía que ir en busca de algo, alguna respuesta para prepararme, ahora solo debía encargarme de mi puesto como princesa.

Princesa...

Qué lío.

— ¿Cuales son sus gustos? princesa Meido —

¿Gustos?

— ¿a que se refiere? —cuestione sin mirarle y alejándome.

Pero, presentía que me seguía— pues, blanco o negro, brillante o oscuro, misteriorso o alegre, gentil o egoísta —alce una ceja.

¿A qué se refería?

— ¿de que habla? —fue entonces cuando fui en busca de su mirada, pero accidentalmente quede estancada en una situación incómoda, donde su mirada se estancó en la mía tan solo unos cuantos pasos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro