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Viaje En Tren

La gente de Oz estaba reunida en la gran estación de tren de Ciudad Esmeralda, había mucho bullicio y grandes especulaciones sobre lo que estaba ocurriendo.

Había dos grupos de gente formados de manera paralela dejando un camino qué iba directo al tren de Oz, el cual ya había sido arreglado para llevarse a todos los adolescentes directamente a Auradon. Iba a ser un viaje largo por lo que esa mañana soleada era el momento de partida para todos.

—Vamos, vamos, vamos.

Entre toda esa gente había dos pares de pies qué se movían velozmente en dirección a la estación del tren.

A la cabeza había una chica de piel oscura, alta y delgada. Su largo cabello negro y ondulado caía hasta su cintura y revoloteaba conforme ella avanzaba. Ella usaba un vestido overol en tonos de café claro y una blusa cuello tortuga beige de mangas largas, llevaba calcetas largas blancas y unos botines marrones.

—¡Llegamos tarde! —La chica gritó, mirando hacia atrás para ver a su padre.

—Scar, cariño, aún hay tiempo —El viejo Espantapájaros dijo, cargando dos maletas bajo sus brazos. La chica llevaba solo una maleta de mano.

—Uno nunca sabe papá —Scarlett dijo, mirando la entrada a la estación.

El Espantapájaros soltó un suspiro divertido mientras intentaba seguirle el ritmo. Scarlett, con su energía característica, ya estaba unos pasos adelante, abriéndose camino entre la multitud que llenaba la estación.

—A un lado por favor, gracias —La chica hablaba mientras caminaba hasta acercarse al tren en donde ya esperaba un hombre de uniforme verde.

—Ah, señorita Scarlett Crow —El guardia del tren sonrió al verla—. Puede dejar sus maletas por aquí y los trabajadores subirán todas sus cosas al tren.

—Es usted muy amable —Scarlett agradeció.

—¡Vean esto por aquí! —Una chica de cabello claro dijo, caminando entre toda la gente mientras sostenía un estabilizador con su celular, grabando todo—. ¡Está es la estación del tren de Oz!

Era una chica de cabello corto a sus hombros completamente platinado qué usaba una minifalda plateada con una blusa blanca, una chaqueta igualmente plateada y unos zapatos con poco tacón plateados.

—Viajarán conmigo todo el camino a Auradon, será una aventura increíble —La chica habló a la cámara, caminando rápidamente.

—¡Marnie fíjate por donde vas! —El Hombre de Hojalata Gritaba mientras corría detrás de ella, arrastrando varias maletas de ruedas.

—¡Vean todo esto! —Marnie habló a su cámara de nuevo—. Esta aventura estará de locos, será algo que se guardará por completo en mi huella digital y estaré orgullosa de ello.

—¡Marnie! —Scarlett gritó, llamándole la atención.

—¡Miren ahí gente, es el cerebrito! —Marnie dijo, apresurándose a correr para llegar a Scarlett, dándole un pequeño abrazo y pauso su grabación—. ¿Estás emocionada?

—¡Mucho! —Scarlett no pudo evitar emocionarse por el viaje—. Estuve días leyendo sobre Auradon y ya me muero por ver que hay allá.

—Yo también hice mi investigación sobre Auradon, seguramente mucho menor que la tuya, pero entendí mucho —Sonrió la platinada.

—¡Y allí viene Lexy! —Scarlett y Marnie voltearon hacia la entrada de la estación, donde Lexy Hart caminaba con paso seguro entre la multitud. Su altura y porte natural llamaban la atención de inmediato. Vestía una chaqueta roja con detalles dorados en los puños y cuello, un top blanco, y pantalones de tela suelta color mostaza, asegurados con un cinturón de cuero marrón con una hebilla dorada en forma de león. En sus pies llevaba zapatillas deportivas blancas con detalles dorados.

—¡Chicas! —Lexy gritó y ella se apresuró a correr, dejando por detrás a su padre, el León Cobarde que cargaba con facilidad las maletas de su hija.

Cuando Lexy llegó con las otras dos chicas se dieron un fuerte abrazo triple.

—Aun no termino de creerme que estemos haciendo esto, es como un sueño lucido —La chica de cabello rizado dio un salto de emoción y sus rizos rebotaron después.

—Por cierto, chicas —El Espantapájaros habló, llamando la atención de las tres chicas—. Dorothy ha respondido las cartas, ella está feliz por ustedes y espera conocerlas por fin una vez que lleguen a Auradon.

—Ella y su hijo Dorian, es de su edad así que pueden llevarse bien con él —El Hombre de Hojalata intervino.

—Oh mi Oz, no puedo creer que también vamos a conocer a Dorothy Gale, LA Dorothy Gale —Scarlett habló con más emoción.

—Es una locura pensar que vamos a conocer a una leyenda viviente. Sin ella nosotras ni siquiera seriamos amigas —Lexy dijo con admiración, mirando a sus amigas.

Marnie empezó a asentir rápidamente, sosteniendo su cámara frente a ella para grabar sus reacciones.

—Literalmente épico. Esto va directo al título de mi primer blog desde Auradon: "De Oz a Auradon: Conociendo a Dorothy Gale". ¡Ya lo estoy visualizando! —Dijo y empezó a dejar salir risas de emoción.

—Bueno, estoy seguro de que van a adorar a Dorothy, es sin duda la persona más dulce del mundo —El León Cobarde dijo—. Y estoy seguro que su hijo es igual a ella.

—Y por nuestra parte, los tres estamos sumamente felices por ustedes chicas —El Hombre de Hojalata dijo, empezando a soltar pequeñas lágrimas.

—Ay papá, no llores —Marnie dijo, haciendo un pequeño puchero—, porque me harás llorar a mí.

Para suerte de todos no tuvieron que soportar llanto de los Hojalata pues alguien habló en voz alta.

—¡Con ustedes, su oznipotencia, el Mago de Oz! y su hijo, ¡Wallace Oz!

Todas las cabezas en la estación giraron hacia la entrada principal, donde un hombre alto y robusto con una presencia imponente caminaba con paso seguro. Vestía un traje verde esmeralda con detalles dorados que brillaban bajo la luz del sol, acompañado de una capa larga que ondeaba detrás de él. A su lado iba un joven de cabello castaño, ligeramente despeinado, que llevaba un atuendo más casual pero igualmente elegante en esos mismos colores.

El bullicio de la estación disminuyó por unos momentos mientras el Mago de Oz levantaba una mano para saludar con una sonrisa amplia y su hijo mantenía una sonrisa sus labios.

—Amigos de Oz, qué maravilloso es verlos reunidos aquí hoy —El mago dijo con una voz firme y resonante que lleno la estación—. Este es un momento histérico, no solo para nuestra tierra, sino para todas las tierras mágicas.

—¿Dijo histérico? —Lexy preguntó en un susurro.

—¡Shh! Sé respetuosa, es el Mago de Oz —Scarlett le susurró mientras le daba un codazo leve y Lexy puso los ojos en blanco.

Mientras el Mago continuaba su discurso, Wallace se limitó a observar la multitud con una leve sonrisa, aunque parecía aburrido ante las palabras de su padre. Sus ojos se encontraron brevemente con los de Scarlett y le dedicó un guiño que hizo que la chica rápidamente desviara la mirada, sintiendo cómo sus mejillas se calentaban.

—Y así, con mi bendición, estos jóvenes de Oz partirán hacia Auradon para forjar nuevas amistades y fortalecer los lazos entre nuestras tierras —Finalizó el Mago, extendiendo ambos brazos en un gesto que le valió un aplauso resonó por la estación, rompiendo el momento de tensión.

—Bueno, él sí sabe cómo hacer una entrada —Marnie murmuró mientras encendía de nuevo su cámara para grabar la escena.

—Y allí viene el arrogante de Wallace —Lexy dijo entre dientes cuando vio al chico castaña caminar hacia ellas.

—Señoritas —Wallace saludó al llegar con ellas.

—Wallace —Lexy respondió sin emoción alguna, Marnie lo saludó animadamente con una mano y Scarlett solo le sonrió.

—No parecen sorprendidas de verme aquí —Habló el joven mago... "mago".

—Suponía que vendrías, si nosotras íbamos era más que seguro que tú también estarías invitado a Auradon —Explicó la chica león.

—Bueno, es obvio quienes somos los seis invitados —Wallace comentó, empezando a jugar con los anillos en sus dedos.

—¿Seis invitados? —Preguntó Marnie y Wallace asintió lentamente.

—Sí, mi padre dijo que llegaron 6 invitaciones a Oz —Wallace mencionó, jugando con su anillo—. Podemos suponer quién es el quinto invitado.

Justo en ese momento se oyeron gritos femeninos de emoción y cuando todos voltearon para ver a Glinda y Glenn caminar a la estación entra un grupo de chicas que gritaban por Glenn.

Glenn Good avanzaba por la estación como si estuviera desfilando en una pasarela. Su cabello rubio perfectamente peinado brillaba casi tanto como el conjunto que llevaba puesto: un blazer rosa pastel con detalles de lentejuelas doradas, una camisa blanca con volantes y un broche en forma de estrella, además de pantalones rosa a juego que terminaban en unos elegantes zapatos blancos.

—No lloren demasiado, queridas, sé que van a extrañarme —Dijo Glenn a las chicas que gritaban su nombre, lanzándoles un beso al aire mientras algunas trataban de acercarse para sacarse una foto.

Glinda, que caminaba detrás de él con un vestido azul celeste impecable y una sonrisa cordial.

—Es un gran día, Glenn, no lo hagas demasiado dramático —Murmuró en voz baja que ocultaba tras su sonrisa.

Mientras tanto, Wallace, que seguía junto a las chicas, rodó los ojos y soltó un suspiro.

—Y por supuesto que es Glenn —Dijo en voz baja, mirando a Scarlett, Marnie y Lexy—. ¿Quién más tendría una entrada tan llamativa?

—Tú —Respondieron las tres al mismo tiempo.

Scarlett, de brazos cruzados y con una media sonrisa miró de vuelta a Glenn.

—Es como si estuviera haciendo una audición para un musical —Comentó.

—O para ser la mascota oficial de Auradon —Añadió Lexy en un tono burlón, lo que provocó una pequeña risa entre ellas.

—¡Ya sé que les encanta verme! —Glenn volvió a hablar—. ¡Hey, cuidado con eso!

Glenn gritó a todos los trabajadores que empujaban las enormes cargas de equipaje que llevaba el rubio.

Los trabajadores de la estación parecían estar teniendo dificultades para mover el equipaje de Glenn, que consistía en varias maletas brillantes en tonos de rosa y dorado, junto con un par de baúles que llevaban su nombre grabado. El rubio giró rápidamente hacia ellos, levantando una mano dramáticamente.

—¡Eso es delicado! —Protestó Glenn, caminando hacía las maletas y revisando que no hubiera ningún rasguño en ellas.

Scarlett no pudo contener una carcajada, llevándose una mano al rostro para disimular.

—Típico de Glenn —Wallace murmuró.

—Debe tener un cambio de ropa para cada hora del día —Añadió Lexy, riéndose mientras Marnie enfocaba a Glenn.

—Tengo que documentar este momento —Marnie puso una sonrisa traviesa en sus labios, acercándose un poco más al rubio—. La tragedia de Glenn Good y sus quince maletas rosas directo a Auradon.

Glenn volteó hacia ellas con un puchero dramático y colocó una mano en su pecho.

—¿Quince? ¿Por quién me tomas? Son diecinueve —Corrigió—. Y cada una es esencial.

Glinda negó con la cabeza mientras veía a los trabajadores por fin mover todo el equipaje de su hijo hacia el vagón de carga del tren.

—Un poco excéntrico, me recuerda mucho a ti.

Glinda giró la cabeza un poco a su izquierda para ver al Mago hablarle.

—Puedo decir lo mismo de tu hijo —Glinda sonrió.

Wallace, que había permanecido en silencio hasta ese momento, alzó la vista al escuchar la referencia y sonrió ligeramente.

—¿Qué puedo decir? Lo bueno se hereda, señora Glinda —Él comentó, cruzándose de brazos.

Glinda dejó escapar una pequeña risa antes de volver a mirar a su hijo, quien ahora estaba dando instrucciones detalladas a los trabajadores sobre cómo manejar su equipaje.

—Parece que estos chicos están decididos a causar una impresión, como siempre —Glinda añadió con felicidad en su voz al mirar a los 5 chicos hablando entre ellos.

El Mago asintió, observando la escena con las manos detrás de la espalda.

—Auradon no sabrá qué le golpeó cuando todos estos chicos lleguen —Murmuró con sus ojos recorriendo a los adolescentes que estaban reunidos, aunque después miró a la entrada de la estación y luego volvió a ver a Glinda—. ¿Crees que ellos vengan?

—Los suposionismos nunca son acertados —Glinda empezó—, además esa familia siempre ha sido impredecible.

Mientras que, con los adolescentes, Marnie había empezado a grabar el tren por un costado mientras Scarlett y Lexy reían por ver a Glenn hablar sobre los cuidados de sus maletas y Wallace lo veía con fastidio.

—¿Creen que Glenn tenga un set especial de maletas solo para su ego? —Preguntó Lexy en voz baja.

Scarlett y Wallace rieron entre dientes, cubriéndose la boca para no llamar demasiado la atención.

—Probablemente necesite un vagón entero —Wallace se burló.

Los chicos siguieron riendo, aunque Lexy empezó a pensar. Vio a Marnie volver, vio a Glenn por fin callarse por sus maletas, vio a Scarlett a su lado y tuvo que ver a Wallace.

—Somos cinco —Lexy dijo, llamando la atención de los otros cuatro adolescentes—. Wallace mencionó seis invitaciones... ¿Quién falta?

—Me impresiona que nadie lo haya supuesto aún, incluso tú, señorita sabelotodo —Wallace habló, dándole una mirada rápida a Scarlett—. Iremos a Auradon, la tierra que le dio una oportunidad a los hijos de sus villanos.

—Espera, eso quiere decir que...

La charla se vio interrumpida cuando se escucharon varios gritos de terror provenientes de la entrada de la estación. Todos se giraron para ver a dos personas de piel verde y enfundados en ropa negra caminar por la estación, siendo seguidos por dos monos alados que arrastraban maletas negras.

—Los Wicked —Glenn susurró.

El bullicio de la estación claramente había bajado por la presencia de aquellas dos personas.

Wyatt Wicked caminaba por el pasillo junto a su madre, ambos mirando al frente, ignorando las miradas de temor qué la gente les lanzaba al pasar. Las botas de Wyatt hacían ruido al caminar al igual que todas las cadenas qué decoraban su pantalón negro qué hacía juego con la playera gris oscuro, su chaqueta de cuero y su cabello rizado igual de negro qué la mayoría de su vestuario.

—Esto definitivamente estará en mi blog —Marnie dijo, apuntando su cámara a ellos.

Cuando la Bruja Malvada y Wyatt se detuvieron cerca del tren, todos los adolescentes menos Lexy dieron un paso atrás.

—¿¡Qué!? —La Bruja Malvada preguntó mirando a toda la gente que de inmediato se voltearon para no verla.

La situación incómodamente silenciosa se acabó cuando una voz fuerte resonó por la estación.

—¡El tren partirá en cinco minutos!

Eso fue suficiente para que la multitud volviera a agitarse, y los trabajadores apresuraron el ritmo. Los padres de los chicos empezaron a acercarse a ellos para darles su última despedida.

—Ten mucho cuidado en Auradon, Scarlett —El Espantapájaros dijo, tomando una rama de paja de su hombro para amarrarlo en un moño a un mechón de su cabello—. Y no incendies nada con tus proyectos de química o tus inventos.

—Lo prometo papá —Scarlett sonrió.

El Espantapájaros asintió con una sonrisa torcida en sus labios, acomodándole el mechón de cabello decorado con la paja.

—Y recuerda, cariño, usa tu cerebro, pero no olvides que también tienes un corazón tan útil como tu cerebro —El Espantapájaros habló y Scarlett rodó los ojos con cariño.

—No te preocupes papá, lo tengo todo bajo control.

A unos pasos de distancia, Lexy estaba recibiendo uno de los abrazos más fuertes que su padre le había dado.

—Auradon es un lugar diferente, hija. Pero estoy seguro —El León Cobarde le dijo mientras acomodaba la chaqueta de Lexy.

—No te preocupes, papá. Yo puedo con todo, incluso si no estás conmigo —Lexy respondió, intentando sonar confiada, aunque sus ojos mostraban una pequeña señal de nerviosismo.

Mientras tanto, el Hombre de Hojalata y Marnie estaban abrazados con fuerza.

—Te voy a extrañar tanto mi niña —El Hombre de Hojalata decía mientras abrazaba a la chica igual de fuerte.

—Y yo a ti papá —Marnie dijo, sintiendo sus ojos llenos de lágrimas y los del Hombre de Hojalata no estaban mejor, así que ambos se abrazaron, empezando a llorar con fuerza.

—No te avergüences a ti ni a Oz, Wallace —El Mago dijo, poniendo una mano en el hombro de Wallace y lo presionó un poco—. Nada de tus trucos con la gente de Auradon.

—No prometo nada —Wallace se encogió en hombros.

—Escúchame bien Glenn —Glinda empezó a hablar, pero notó que su hijo no le prestaba atención. Ella suspiró y le tomó del hombro—. Querido, escucha bien lo que te voy a decir.

—Sí mamá —Glenn asintió, ahora sí prestándole atención a su madre.

—Glenn, estás por ir a un lugar nuevo donde no tendrás la seguridad de que todo el mundo te amara como lo hace la gente de Oz —Glinda empezó a hablar—, se amable, no te ciegues por tu propio brillo, la gente de Auradon es muy diferente a la gente de aquí Glenn.

—Estaré bien.

—Glenn, la gente allá no está acostumbrada a ver a alguien tan... resplandeciente como tú así que las impresiones son importantes, se la mejor versión de ti mismo allí —Glinda recomendó y Glenn volvió a sonreír.

—Prometo que voy a estar bien, mamá —Glenn asintió y Glinda sonrió, claramente complacida por esa respuesta.

—Y, sobre todo, cuídate cariño —Glinda se acercó a besar la frente de Glenn.

—Ya te dije todo lo necesario camino aquí —La Bruja Malvada dijo, mirando a Wyatt para luego mirarlo a la cara—. Ten mucho cuidado sobre en quien confías, no bajes la guardia y aunque se oirá un poco extraño... Intenta pasártela bien allí, es tu oportunidad de ser tú mismo.

Wyatt empezó a sonreír, y se acercó a abrazar a su madre quien respondió al abrazo y sonrió también.

—Buena suerte, Wyatt —Susurró la Bruja Malvada.

—Cuídate mamá —Wyatt le susurró de vuelta.

—¡Última llamada para que los pasajeros suban!

—Andando muchachos, Auradon los espera —Glinda habló para que todos los adolescentes le hicieran caso—. Suban al tren y hagan que la gente de Oz se sienta orgullosos de ustedes. Viajen con cuidado y que lleguen a su destino con la bendición de la magia de Oz.

La gente Oz empezó a aplaudir ante la confusión de Wyatt y los chicos empezaron a subir al tren, empezando por las chicas que corrieron dentro, después fue Wallace, luego iba Glenn y Wyatt quería ir después, pero Glenn se giró y extendió una mano, casi golpeando a Wyatt.

—Pueblo de Oz, ¡no me extrañen tanto! —Gritó Glenn—. Subiré actualizaciones a mis redes, ¡lo prometo!

—¡Glenn! —Glinda habló en voz alta—. Es mejor que entres.

—Sí, ¡pero Oz no será lo mismo sin mí y ahhh!

Las palabras de Glenn se vieron interrumpidas porque una mano lo jalo hacia dentro del tren. Wyatt puso los ojos en blanco y subió también al tren, mirando el interior con curiosidad el color dorado con esmeralda que decoraba el interior.

Alcanzaba a oír las risas y voces de las chicas al interior del vagón. Wyatt iría a otro sitio, pero lamentablemente ese era el único vagón.

Una vez que todos los adolescentes subieron al tren, las puertas automáticas del vagón se cerraron y el gran tren empezó a moverse mientras se oían gritos de despedida en la estación y los padres de todos los chicos los vieron marcharse con rumbo a un nuevo destino confuso.

Dentro del vagón, Wyatt suspiró resignado y avanzó hacia el interior del vagón. Mientras caminaba, sus botas resonaban suavemente contra el suelo brillante, un contraste con la emoción de los otros que llenaba el espacio. Las risas de Scarlett, Lexy y Marnie provenían de un par de asientos cercanos a las ventanas, donde el trío ya estaba cómodo.

Wallace estaba en la zona más alejada y Glenn estaba moviéndose por todo el vagón, mirando cada detalle.

Wyatt avanzó entre los asientos con una expresión neutral, aunque sus ojos recorrían el vagón con cierta curiosidad. El interior estaba decorado con un diseño que combinaba el oro brillante y el verde esmeralda característico de Oz, un toque de lujo que Wyatt encontraba un poco innecesario.

Lexy y Marnie compartían un asiento, con Scarlett frente a ellas. Scarlett estaba sacando su cuaderno de bocetos, ya concentrada algo, mientras Marnie apuntaba con su cámara hacia la ventana, tratando de capturar los últimos destellos del paisaje de Oz.

—¿Creen que en Auradon las vistas serán tan bonitas como aquí? —Preguntó Marnie, sin apartar la vista de su cámara.

—Estuve leyendo anoche sobre Auradon —Scarlett empezó a hablar—, tienen un lago encantado, un gran paramo de flores y está repleto de castillos por todo el país. Me pregunto si todo será tan colorido como aquí.

—Tal vez no, pero leí los folletos qué vinieron la invitación y sus instalaciones deportivas son impresionantes —Respondió Lexy, apoyando su barbilla en una mano mientras observaba los movimientos de Glenn con una sonrisa divertida.

—¡Y los centros comerciales son enormes! —Marnie habló, apagando su cámara por un momento.

—Y la biblioteca de Bella, vi las fotos y muero por ver como se ve en persona —Scarlett habló en un tono aún más emocionado.

Wyatt se sentó en uno de los asientos más alejados del vagón y sacó un libro de su mochila, empezando a leer, ajeno al grupo tan animado que lo acompañaba.

Wallace, por su parte, parecía completamente inmerso en su propio mundo, sentado en los asientos detrás de las chicas, empezando a esparcir cartas en la mesa de en medio para jugar solitario.

Glenn, como siempre, no podía quedarse quieto. Estaba examinando cada detalle del vagón, desde los patrones en los asientos hasta las lámparas colgantes que emitían una luz cálida y tenue.

—¿Se dan cuenta de lo bien que combina este verde con mi brillo natural? —Comentó Glenn en voz alta, sin dirigirse a nadie en particular—. Siempre he dicho que el verde combina con el rosa.

—Sí, Glenn, seguro decoraron todo el tren pensando en ti —Wallace respondió con sarcasmo.

Glenn se giró hacia él con una sonrisa amplia.

—No hay necesidad de sarcasmo Wallace —El rubio dijo—, la vida simplemente les da el protagonismo a otros.

Wallace rodó los ojos y se dedicó a jugar por sí solo.

—¿Creen que seremos bien recibidos? —Preguntó Scarlett, levantando la vista de su boceto.

—Depende de cómo nos comportemos —Respondió Wallace, sin querer levantar la mirada—. Aunque con Glenn, creo que la primera impresión ya está garantizada.

—¡Gracias por la confianza! —Exclamó Glenn.

—No era un cumplido, Glenn —Wallace dijo sin apartar la vista de su juego.

El tren dio un ligero sacudón, indicando que había ganado velocidad.

—Estamos dejando nuestro hogar —Lexy dijo para que todos lo escucharan y el vagón quedó en silencio un momento.

Eso hizo a Wyatt caer en sus pensamientos un poco, ya no estaba en su hogar, ya no estaría en un castillo oscuro todo el día, leyendo, estudiando, buscando qué hacer. Ahora iría a un sitio con más libertad.

Tomó aire y miró su libro nuevamente, concentrándose en su lectura durante unos cuantos minutos, aunque sentía algo, como si lo estuvieran espiando, pero decidió ignorarlo.

Wyatt trataba de mantener su concentración en el libro que leía, pero esa sensación era mucho mayor, sentía que tenía la mirada de alguien encima de él. Cerró su libro de golpe y alzó la vista, asustándose al ver dos enormes ojos saltones de un color azul intenso viéndolo fijamente.

"Nadie debería tener los ojos tan claros." Fue el pensamiento qué cruzó la mente de Wyatt en ese momento.

La mirada de Glenn estaba fija en Wyatt y el chico Wicked estaba claramente incómodo.

—¿Te puedo ayudar en algo? —Preguntó Wyatt en voz baja.

—Eres verde —Glenn comentó.

Wyatt miró a un lado, luego de vuelta a Glenn.

—Sí, lo he notado —Dijo Wyatt sonando un poco irritado.

—Soy Glenn Good, hijo de Glinda la buena —Glenn sonrió bastante, sentándose en frente de Wyatt, puso ambos codos sobre la mesa y apoyo su cabeza en sus manos como si estuviera esperando algo—. No escuche tu nombre.

—Es porque no te lo dije —Wyatt respondió.

Glenn no pareció desanimarse ante la respuesta seca de Wyatt. Al contrario, su sonrisa se ensanchó aún más.

—Bueno, eso es descortés. Aquí estoy, presentándome como todo un caballero, y tú me tratas como si fuera un extraño.

Wyatt alzó una ceja, cruzando los brazos con gesto impaciente.

—Eso es porque eres un extraño.

—Touché —Glenn respondió con una pequeña carcajada, pero no se movió ni un centímetro de donde estaba sentado.

Wyatt suspiró, dándose cuenta de que ignorarlo no iba a funcionar. Cerró los ojos un momento como si buscara paciencia en algún rincón de su mente antes de abrirlos nuevamente.

—Wyatt Wicked —Respondió al fin, tratando de sonar lo más seco posible.

—Un gusto conocerte Wyatt —Lexy dijo desde su asiento, mirando en dirección a Wyatt, él solo hizo un leve asentimiento con la cabeza—. Y soy Lexy, la de la cámara es Marnie, la que dibuja es Scarlett y el de las cartas es Wallace... Oigan, ¿y Wallace?

—¡Serás mejor que suban a ver esto! —Gritó Wallace y todos voltearon a las escaleras interiores al final del vagón.

Los ojos de todos se dirigieron hacia donde Wallace había gritado, y un silencio corto llenó el vagón por unos segundos. Así fue hasta que Glenn se levantó de su asiento.

—¡Esto suena emocionante! —Exclamó mientras se apresuraba hacia las escaleras interiores.

Lexy, Marnie y Scarlett intercambiaron miradas antes de dejar lo que estaban haciendo y seguirlo. Wyatt suspiró profundamente, claramente menos entusiasmado, pero decidió levantarse también, más por curiosidad que por cualquier otra cosa.

Todos subieron las escaleras qué los guiaron a una cúpula de cristal qué ofrecía una vista panorámica. Estaban cerca del límite de Oz y el azul intenso del cielo brillaba sobre ellos.

—El paisaje es hermoso —Scarlett dijo.

—El paisaje no es lo que les quería mostrar —Wallace habló, mirando al lado contrario a ellos, el lado hacia donde se dirigían.

Desde ahí se alzaba una enorme pared de un brillo dorado que se extendía por el cielo.

—Es el escudo protector de Oz —Wyatt y Glenn dijeron al mismo tiempo.

—Creado con todo el poder mágico de Oz —Scarlett completó—, protege a Oz de magia del exterior.

—Y estamos a punto de atravesarlo —Marnie dijo mientras levantaba la cámara para grabar.

—¡Miren! —Lexy gritó y señaló un lugar al cielo.

Cuando todos miraron arriba, vieron una enorme esfera de magia rosada brillante qué se movía a toda velocidad por el cielo. La esfera voló aún más rápido hasta que terminó golpeando el escudo dorado en una pequeña explosión rosa qué abrió el escudo.

—Glinda abrió el escudo para dejarnos salir —Wallace murmuro.

—Y no solo eso, miren —Glenn señaló al frente.

Desde donde estaban se veía perfectamente que al frente del tren se materializaban unas vías amarillas y brillantes más allá del límite de Oz.

Los 6 jóvenes atravesaron el agujero en el escudo y el cambio de lugar era notorio. El cielo ya no era tan azul como en Oz, el océano no era tan llamativo como en Oz. Es como si hubieran bajado la saturación de los colores en todo el lugar.

—Es... impresionante —Dijo Scarlett en voz baja.

Wyatt por su parte se quedó viendo hacia atrás, mirando el escudo dorado volver a formarse después de su partida. Sintió un ligero escalofrío, pero luego decidió bajar de nuevo a los asientos.

Parece que le dio una buena idea al resto porque todos los demás bajaron de vuelta mientras hablaban entre ellos. Si tenía suerte nadie le haría caso el resto del viaje y podría seguir leyendo en paz.

—Entonces Wyatt.

No tiene tanta suerte.

Wyatt tuvo que alzar la vista para mirar a Glenn volver a sentarse frente a él.

—¿Tú también haces magia tan caótica como tu madre? —Preguntó y Wyatt frunció levemente el ceño.

—¿A qué te refieres con "caótica"? —Wyatt preguntó, enfatizando las comillas con sus manos con aquella palabra.

—Bueno ya sabes —Glenn se encogió en hombros–, tu mamá es la Bruja Malvada del Oeste...

—¿Y qué tiene eso de caótico? —Preguntó Wyatt, alzando una ceja.

—Pues todo —El rubio respondió—. Control climático, esos locos rayos verdes, apariciones en fuego.

—Claro, porque viajar vía burbuja es mejor —Wyatt respondió, quedándose sin paciencia a cada segundo.

—¡Sí, lo es! —Glenn respondió con una sonrisa amplia, como si estuviera ganando algún tipo de discusión.

Wyatt cerró su libro de golpe y lo dejó sobre la mesa, inclinándose hacia adelante con una expresión molesta.

—¿De verdad crees que puedes sentarte aquí y juzgar a mi madre solo porque eres el hijo de Glinda la buena?

El tono sarcástico en su voz hizo que Glenn parpadeara sorprendido, pero no retrocedió.

—¡No la estoy juzgando! Solo digo que su magia es... intensa —Glenn enfatizó la palabra mientras hacía un gesto exagerado con las manos.

—¿Intensa? —Wyatt repitió subiendo el tono de su voz, lo que llamó la atención del resto de adolescentes—. ¿Qué sigue? ¿Vas a decir que soy igual a ella?

—¡No dije eso! Solo dije que su magia es caótica. ¡No es algo malo necesariamente!

—¿No es algo malo? —Wyatt soltó una risa seca, incrédulo—. Claro, porque seguro todo lo que la gente de Oz dice de mi familia nunca tiene un sentido negativo, ¿verdad?

—¡No tienes que ponerte a la defensiva! —Replicó Glenn, cruzando los brazos.

—No estoy a la defensiva, solo no quiero que gente pretenciosa empiece a asumir cosas sobre mí por ser un Wicked —Wyatt respondió, levantándose de golpe de su asiento—. Si no puedes entender eso, entonces no tenemos nada más de qué hablar.

Glenn también se puso de pie, ahora irritado.

—¡Tal vez si no te tomaras todo como un ataque personal, podrías ver que no estoy diciendo nada con mala intención!

La tensión en el ambiente no solo se sentía, también se veía pues las luces del vagón empezaron a parpadear y las ventanas vibraban. Cosa que Glenn notó.

—¿Ves? —El rubio señaló—. A esto me refería.

—Si no te callas mi caótica magia te lanzará por la ventana —Wyatt dijo dando un paso al frente.

—¡Y ahora me amenazas! —Glenn dijo, dispuesto a también encarar a Wyatt.

—¡Suficiente Glenn! —Lexy habló, levantando a Glenn por la parte trasera de su camisa y alejándolo de Wyatt.

—¡Él fue quien empezó a ser grosero!

—Cállate y come esto —Scarlett habló, metiéndole una galleta en la boca.

Tras eso, Lexy dio media vuelta, llevándose a Glenn. Si Wyatt no estuviera tan enojado se habría sorprendido de ver la facilidad con la que Lexy cargaba al rubio qué ni siquiera tenía los pies en el suelo.

—No es justo, yo si quería que lo lanzaran por la ventana —Wallace dijo y Lexy le lanzó una mirada molesta y él alzó ambas manos en rendición, volviendo a su lugar.

—Me disculpo en su nombre —Marnie dijo, llamándole la atención a Wyatt, no había notado que ella estaba a su lado también—. Glenn tiende a ser muy impertinente.

—No tienes que disculparte en nombre de nadie —Wyatt dijo, volviendo a sentarse y las luces y ventanas volvieron a su normalidad.

—Ya lo sé, pero creí que te gustaría oír unas disculpas —Marnie fue directo a sentarse frente a él—. Soy Marnie Tin por cierto y quiero que sepas que por mi parte o de las otras chicas no hay nada de mala sangre contra ti o tu familia.

Wyatt no respondió, pero sí la volteó a ver, con un gesto no enojado como contra Glenn, lo que fue luz verde para ella de seguirle hablando.

—Y no te preocupes por lo que otros asuman de ti, a donde vamos no habrá cosas así.

Marnie le dedicó una sonrisa más antes de ponerse de pie y volver con sus amigas que regañaban a Glenn y le seguían llenando la boca con galletas para hacerlo callar.

Wyatt observó a Marnie mientras regresaba con las demás, algo sorprendido por su actitud. Su sonrisa no parecía falsa ni condescendiente, lo cual era... extraño.

Suspiró y miró por la ventana, intentando calmarse del todo. Las luces del vagón y el suave traqueteo del tren ayudaban a que el ambiente se sintiera un poco más tranquilo.

Finalmente, apoyó la cabeza en su mano y cerró los ojos un momento, dejando que sus pensamientos vagaran.

A lo lejos, las risas de Lexy y Scarlett llenaban el vagón mientras continuaban molestando a Glenn, quien parecía resignado a su destino de ser alimentado a la fuerza con galletas. Por un breve instante, Wyatt permitió que un atisbo de una sonrisa cruzara su rostro antes de volver a centrarse en su libro.

Tal vez, solo tal vez, el viaje no sería tan insoportable como pensaba. 

Continuará...

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