Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10: Como el perro y el gato

Después de cerrar las puertas del Castillo de las Gangas, Nix acabó reuniéndose nuevamente con su grupo. Ahora que había entregado los planos del alcantarillado tenía más libertad para llevar a cabo los planes con su banda. A pesar de todo, el libro del Legado Villano se lo acabaron quedando ellos, puesto que les parecía demasiado interesante todavía para deshacerse de él y al igual que sus futuras clases con los diablillos, tenía mucho que aprender para lo que tenía planeado en un cercano futuro.

Nix no pensaba que la primera clase de Pena y Pánico fuese tan breve, ellos solo le pidieron que hiciera una cosa: Imaginar. Al principio pensó que le estaban tomando el pelo, como le iban a pedir hacer algo tan básico y lo más importante: ¿Qué tenía que ver con transformarse en dragón? Se reunió con sus colegas todavía pensando en lo que ambos diablillos le habían pedido que hiciera. Algo escéptica.

Una vez juntos, discutieron sobre a dónde querían ir a tomar algo, acordaron que tenían que pasar por la taberna  de Clayton, lugar donde trabajaban dos buenos colegas que hacía días que no veían, concretamente desde la anterior fiesta. 

Anduvieron por las calles del Sur, pasando por delante de la tienda que más clientes atraía, Armamento Ratcliffe, un pequeño almacén cargado hasta arriba de armas robadas y reutilizadas, que habían ido recolectando con el paso del tiempo y, por otro lado, su competencia, el Bazar Skellington, donde podías encontrar cualquier cosa que imagines, siempre y cuando estuviera relacionado mínimamente con la Navidad. Decidieron pasar de largo y terminaron entrando a la taberna, por aquellas puertas raídas del viejo oeste carcomidas por las termitas y, nada más entrar en aquel antro, se podían oír los gritos y berreos de sus compañeros desde la barra. Un joven gato musculoso se estaba enfadando progresivamente con un cliente nuevo, al parecer no conseguían llegar a un acuerdo y su tono grave se notaba cuando se violentaba un poco.

—¡¿Cómo qué no puedo pagar con billetes?! —soltó el cliente molesto y confuso, que por sus pintas parecía recién traído de Auradon por la Guardia Imperial— ¡Pero si en Auradon se pagaba así! ¡Son billetes reales! ¡No me jodas!

—¿No me has oído, subnormal? Aquí se pagan con anillas de plata no con papel de colorines —después de esto golpeó la mesa haciendo que los pequeños vasos saltarán de la fuerza—. Lo tomas o lo dejas, no me hagas perder el tiempo.

—¿Anillas de plata? ¿las de los refrescos...? —preguntó el cliente extrañado— ¡Pero si servís refrescos abiertos! ¡No tienen anillas!

—¡Já, já! Si te parece te regalamos el dinero, idiota —le espetó Paxicial comenzándose a enfadar de verdad—. Si quieres dinero ya puedes empezar a robar, o si eres más fino, sácalo del banco de Frollo.

—¿Y dónde está eso?

Un gruñido dejó desconcertado aquella pobre persona y, de un salto, un enorme lobo negro despeinado se alzó sobre sus dos enormes patas larguiruchas, arrugó su hocico color carne y le espetó un rugido pletórico de babas. Malas Pulgas, uno de los tantos hijos del Lobo feroz, se había cansado de aquel pesado hombre y terminó por asustarlo con su terrorífico aspecto.

—Escucha, tocahuevos, no te vamos a solucionar la vida, ¡como no te pires pienso cocinarte como plato especial de la casa! —vociferó Malas Pulgas mostrando sus prominentes caninos y su mal humor tan característico, haciendo que el cliente terminara huyendo despavorido entre el grupo recién allegado.

—M.P si sigues con ese mal genio no tendréis clientes —le soltó Réizma entre risas tras sentarse en uno de los taburetes de la barra— y Clayton os colgará del pescuezo como un bonito trofeo de caza.

—Que le voy hacer, el mal genio forma parte de la familia Feroz —le comentó Malas Pulgas sacándose de entre los dientes lo que parecían restos de comida y seguido los echó en un vaso que tenían que servir—. Exceptuando un familiar vegetariano..., pero ese es un bicho raro y ni siquiera vive aquí...

—El tipo que acabáis de ver lo ha traído la Guardia Imperial hace poco, incluso la plebe de Auradon se comporta como una panda de pijos malcriados —añadió Paxicial encendiéndose un enorme puro como los que se encendía su padre Pete, seguido puso su faceta más coqueta al momento de dirigirse a las chicas—, pero dejemos ese tema, ¿Qué les trae a mis bellezones por aquí? Antes nos ha visitado tu hermana y ahora tú. Estoy en racha.

—Nada del otro mundo, os echábamos de menos —añadió Nix pidiendo un chupito. Como era de costumbre.

—Tú, chaval —gruñó Paxicial dirigiéndose a Jaxon—. Que no me entere yo que no las cuidas.

—Créeme, se saben cuidar mejor que yo... —apuntó Jaxon, algo incómodo.

—Pax ¿tienes algo de Flotsmeister? —apuntó Nix tras ojear las estanterías con los respectivos alcoholes que tenían allí, se dio cuenta de que carecían bastante de la mayoría.

—Que va, no nos queda casi nada —explicó Paxicial tras observar las botellas, las cuales algunas estaban hasta vacías—. La última botella llena se la ha llevado la Reina de Corazones para su partida de póker con el resto de viejos.

Así era como Malas Pulgas y Paxicial se referían a todos los villanos que eran adultos: viejos. Era su manera de describirlos, gente pasada y sepultada por su pasado, obligados a enterrarse en este sin poder avanzar.

—¿Y qué te queda?

—Algo de Aliento Negro y Petelays, pero no os llega para todos ni de coña —negó el gato antropomórfico, observando las botellas de la barra.

—Normal, os habéis pasado por el peor horario de la taberna, los viejos se sientan en la última mesa a jugar al póker y a beber —añadió Malas Pulgas entre risas—. Cogen un pedo de tres pares de narices, en nada alucinarán con los elefantes rosas.

—Y eso si Ratigan no vuelve a ganar, porque entonces se monta una buena —puntualizó Paxicial apoyado en la barra, con sus enormes brazos negros y peludos cruzados, mirando como los villanos jugaban en las últimas mesas—, un saco de anillas a que tu viejo le arranca la cabeza a Ratigan.

—Hecho —apuntó Malas Pulgas entre risas y seguido chocaron sus puños.

—Bueno..., cambiando de tema, ¿se sabe algo nuevo por la Red Oscura? —comentó Nix acercándose al enorme gato y seguido pasó sus dedos por uno de sus guantes blancos, que llevaba a juego con su compañero lobizón—, ya sabes, algo que sea interesante.

—Encanto, esa información tiene un precio —soltó el gato grandullón haciéndose el interesante intentando ocultar su cara de baboso—. Aunque me encanta ver como te arrastras por mí.

A Nix no le atraía para nada Paxicial, sobre todo por que a ella le gustaban los chicos más humanos y no tan peludos. No obstante sabía que si quería sacarle algo de información era un buen método para enterarse de las cosas. Admitía que de todo ello lo que más diversión le causaba era ver la cara de Jaxon, tan celoso como siempre.

—Yo puedo daros tres cajas casi llenas de Kanine Krunchies con pocos meses de caducidad —apuntó Réizma que, tras mirar a Malas Pulgas, sus orejas peludas se irguieron completamente tras oír esas palabras mágicas, la pirata sabía a la perfección como negociar con ese par, y a pesar de la notoria diferencia de edad (ya que ambos tenían más de veinticinco años) no podían resistirse a ese trato de alguien más joven—. Seis. Cajas.

—¡Trato hecho! —espetó Malas Pulgas dándole la mano a Réizma, mostrando unos guantes blancos rotos cual vagabundo—  ¡¿Cuándo me las das?!

—Tío, M.P, que yo ni he dicho que sí.

—No seas rata y diles lo que sabes —siguió Malas Pulgas restándole importancia a la opinión de Paxicial—. Tenemos comida para un mes mínimo.

—Está bien... —tras esto Paxicial se acercó al grupo y habló más bajo—, Yen Sid ha conseguido pedir ayuda desde fuera y no se sabe como, incluso hay gente que afirma que puede hacer magia dentro de la cúpula.

—Pero eso es imposible, no se puede hacer magia en la isla —comentó Veatrix frunciendo el ceño, como algo tan obvio podía llegar a ser cuestionado—. Además, los Bad Legacy están en plena redada, creo que el puro te ha subido demasiado rápido...

—¡Paxicial! ¡¿Cuándo llegan esas birras?! —un grito grave desconcentró a todo el grupo, Pete con una baraja de cartas en mano, empezaba a sobrecalentar el porro que fumaba del propio enfado, al ver que no tenían sus frescas cervezas sobre la mesa.

—¡Qué ya salen, viejo! —le gritó Paxicial en su mismo tono—. Un momento, ahora os sigo diciendo en cuanto les lleve las dichosas jarras.

Tras preparar unas jarras hasta arriba de espuma, Paxicial escupió en las bebidas y Malas Pulgas frotó uno de sus brazos hasta que varias pulgas saltaron a la cerveza, se podría decir que le habían puesto la guinda al pastel. Nix y el resto prestaron atención a dicha partida de póker ya que varios de los jugadores comenzaron a montar escándalo y a golpear las cosas de su alrededor. Entre ellos, Pete y el Lobo Feroz.

—Subo cuatro bolsas de anillas de plata —apuntó Ratigan tras darle una calada a su cigarro, sujetado por una larga boquilla semejante a la que usaba Cruella de Vil.

La Reina de Corazones, posando sus pies sobre la espalda de su diminuto marido, echó las cartas sobre la mesa enfadada con la cara colorada y espetó que tenía ganas de cortarle la cabeza de la misma impotencia, estaba claro que ella no podía continuar apostando y si seguía así, su cabeza se iba a hinchar más de lo que ya estaba, pero por otro lado, Lobo Feroz rio exageradamente relamiéndose de su esperada victoria. Tras ajustarse su sombrero de copa abollado, el viejo lobo subió dos bolsas más.

—¡Malas Pulgas!, ¡prepara un caldero bien caliente que hoy cenaremos sopa de rata! —vociferó Lobo Feroz entre sus estridentes carcajadas.

Ratigan no perdió la compostura, con su jugada en mano y su cigarro en la otra esperaba el siguiente movimiento de su adversario con paciencia. Tras mostrar sus cartas, Pete y Lobo Feroz enseñaron que tenían una buena jugada, pero la escalera real de Ratigan los dejó perplejos, sobre todo tras escuchar como se burlaba al ver la cara que se les había quedado tras perder.

—Es imposible que tengas esa jugada —gruñó Lobo Feroz tras ver como Ratigan se regodeaba de su victoria— ¡Has amañado la apuesta!

—Deberías buscarte otro hobbie Sr. Feroz, porque de momento solo se te da bien soplar casas —soltó Ratigan entre risas y tras una malvada sonrisa continuó—. Ah, no espera, ¡que ni eso se te da bien!

—¡Estúpida rata podrida pienso arrancarte la cabeza! —gritó Lobo Feroz después de perder los estribos y saltar sobre la mesa, frente a Ratigan.

—¡Eso si no le arranco primero los brazos! —gruñó Pete, golpeando la mesa.

—¡No me hagáis reír! —siguió Ratigan y de un chasquido sus escoltas apuntaron con sus armas de fuego a Pete y Lobo Feroz—. No podríais tocarme un pelo ni aunque quisierais.

Tras esto la rata de medio metro saltó de la silla y cayó cerca de la puerta pavoneándose del poder adquisitivo que había ganado estos meses gracias a las apuestas del póker. Realmente parecía ser de los pocos villanos que le agradaba la estancia en esa apestada isla, aunque tampoco sonaba tan extraño, a fin de cuentas es una rata viviendo en una gigantesca alcantarilla paradisiaca.

—¡¿Cuándo vais a traer esas birras?! —vociferó Pete a su hijo, quien finalmente le entregó las cervezas de mala manera.

—¡Toma tus cervezas, cansino!

—Oye, M.P ¿dónde tienes pensado celebrar tu próxima fiesta del destrozo? —preguntó Réizma curiosa, desinteresada por la pelea—. Va a ser dentro de poco.

—Este año va a ser la mejor de todas y la celebraré en el Castillo-al-otro-lado —añadió el lobo con una sonrisa maquiavélica—. Vamos a hacerle una pequeña reformilla a Grimhilde.

—¡Oh, genial! Siempre he querido romper algo de la Reina Malvada —vitoreaba Réizma alegrada.

—Eso no es tan importante —soltó Paxicial callándoles la boca, tenía que seguir con su noticiario de la Red Oscura—. Sobre lo que hablábamos antes, también tengo información que te interesará bastante, Nix, está relacionado con Mal.

La fiesta del destrozo sin lugar a dudas era un acontecimiento que nadie en la isla quería perderse, pero Nix no podía evitar restarle importancia tras oír ese nombre. Se pudo oler su interés a un kilómetro aunque tratase de esconderlo bajo su fulminante mirada de odio.

—Veo que te interesa —añadió el gato musculoso, con una sonrisa satisfactoria—. Se rumorea que la pelimorada viene de visita con regularidad, pero a escondidas. Supongo que ese rumor ya os ha llegado.

—¿Desde cuándo? —preguntó Jaxon, extrañado—. No la hemos visto por ninguna parte...

—Porque no es idiota, chaval, se mueve por la zona Norte, cerca de los edificios abandonados —siguió Paxicial—. Se le da muy bien daros esquinazo, pero no le está durando mucho.

Nix se calló pensativa, no podía creer que Mal anduviera por las mismas calles que ella y que todavía no la haya visto, si era verdad, significaba que la joven hada trataba de evitarlos a toda costa, ya podía intuir que le pasaría si se cruzaban. Réizma, por otro lado, terminó de encenderse del todo y espetó que deberían salir a buscarla y darle una soberana paliza, sus argumentos eran suficientemente válidos para ello y todos apoyaban esa idea, pero la joven de piel grisácea negó, solo con eso sabía que acabaría escabulléndose por otro sitio, la espantarían y eso no era lo que querían, necesitaban pillarla desprevenida.

—No hay que precipitarse, ahora sabemos perfectamente por donde suele ir, solo tenemos que esperar y que ella misma caiga en la trampa —les aclaró tras ver sus miradas confusas y seguido se dirigió al dueto tras la barra— ¿Vosotros dos os apuntáis a la búsqueda?

—Nah, paso de que el viejo de Clayton me despelleje..., no quiero ser su próxima alfombra —se desinteresó Paxicial, mientras fumaba lo que le quedaba de puro—. Yo ya he colaborado dándoos esa información.

—Como queráis, pero si venís ya no tendréis que estar trabajando para Clayton, total estamos descubriendo como romper la cúpula... —dejó caer Nix, observándolos de reojo—. Desde dentro.

Tras esto, Malas Pulgas saltó de la barra dispuesto a ayudar, sus triangulares orejas en punta avisaban de cuán interesado yacía. No iba a desperdiciar una oportunidad como esa, así que sus pulgas y él se apuntaban. A pesar de que su compañero no estaba tan dispuesto por la labor, el joven lobo era el primero en principiar el plan, debía avistar a Mal por esa zona sin que supiera que la estaban espiando y eso se le daba bastante bien. Con paciencia acabarían acorralándola y por ahora solo tenían que preocuparse de una cosa: la venidera fiesta del destrozo de Malas Pulgas.

*Ilustraciones a caricatura hechas by me*

1- Fuego de Hades: Wiski. 

2- Sangre de Pulpo: Ron Negro. 

3- Dragsenta: Absenta.

4 - Aliento Negro: Vodka Negro.

5- Tequila de Vil: Tequila.

6- Ginebra Jolly Roger: Ginebra Blanca.

7- Reina Roja: Vodka Rojo.

8- Petelays: Baileys.

9- Flotsmeister: Jägermeister.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro