Mientras tanto en Dim Sum, un pequeño restaurante enterrado entre los edificios de la zona Sur de la isla, una joven con un tono de piel color ceniza pedía un bol de arroz pasado y posiblemente caducado, pero a pesar de aquella mala calidad, Dim Sum había conseguido rivalizar con el Bar Bazofias, tanto que incluso le robaba sus mejores clientes.

—Serán un total de 5 anillas de pl-plata... —le comentó el cocinero un poco nervioso tras entablar conversación con aquella enigmática chica, y tras recibir una mirada amenazante se puso más tenso—. Quiero decir..., ¡in-invita la casa, Nix! —siguió nervioso el cocinero escuálido, sus movimientos temblorosos por no enfadar aquella clienta nueva se hacían notar bajo los platos que portaba sobre la bandeja.

La joven dejó caer una leve risa.

—¿Acaso pensabas que lo iba a pagar? —le respondió áspera, tras dirigirse a una mesa que se acababa de quedar libre ante su presencia.

Sus imponentes andares y su característica sudadera azul celeste de estampado de camuflaje acabada por debajo de su pecho, ponía nervioso a cualquiera que la viera cerca, no solo por su mal temperamento y crueldad, si no también por ser la hija pequeña de Hades.

Bajo aquel mediodía tenso de cualquier jueves, apareció Uma junto a su tripulación de un fuerte portazo que acabó desencajando aún más la puerta principal del local. Pintaba que no habían tenido suerte por sus caras enfurecidas y llenas de resentimiento. Se sentó frente a Nix con su tripulación detrás para respaldarla, con un cabreo de mil demonios. Nix ni se inmutó, pues estaba demasiado ocupada con su plato y el rugido de sus tripas por no haber comido hace horas. Se apretó más fuerte su coleta alta y azul celeste, preparada para empezar a comer.

—Maldita sea, ¡Nix! ¡Lo he intentado todo...! —refunfuñó Uma rabiosa, golpeando la mesa con el puño. Los vasos temblaron— ¡No se les puede vencer...!

—¿Y qué esperabas intentando derrotar a la hija de Maléfica? Y bueno... sus perritos falderos claro —levantó la vista Nix, clavando su ardiente mirada azul tiffany mientras removía el arroz—. La misma que siempre te ha tenido a raya...

—¡¿Y qué quieres que haga?! No entiendo qué ha podido salir mal... lo teníamos todo tan bien preparado... Auradon es más fuerte de lo que parece.

—Hmm..., No sé... Quizás el hijito del rey Bestia te ablandó alguno de tus tres corazones con su patético discurso. Mira que tengo dicho que no mandéis a gente blanda a misiones importantes, sino pasa lo que pasa —le respondió Nix entre dientes empezándose a enfadar—. Además, podrías haber contado con la ayuda de alguno de nosotros y decidiste arriesgarte con tu tripulación tú sola y ahora regresas con las manos vacías llorando, ¿o los pulpos no lloráis?

—No empecemos con las bromas, enserio. ¡No se puede hacer nada contra Auradon! Teniendo el grupo de Mal de su parte estamos confinados aquí para el resto de nuestras tristes vidas.

De pronto, el repiqueteo de unos tacones resonó por la puerta entreabierta del Dim Sum. Un humo gris se colaba por debajo de la puerta, tétrico y parecido a serpientes a punto de cazar a la presa más débil de aquel local. El hijo mayor del capitán Barbanegra abrió la puerta y dejó pasar a la hija mayor de Hades, Eris. Se deslizó elegantemente bajando por las escaleras roñosas y miró a Uma por encima del hombro, sin articular palabra, con su mirada de odio que acostumbraba a tener, lo decía todo. Estaba muy cabreada con el resultado de su misión suicida.

—¿Cómo que no se puede hacer nada contra Auradon? —Se escuchó una voz femenina potente hacer eco entre aquellas cuatro paredes de madera negra, así acallando a cualquier alma errante del restaurante.

Uma se la quedó mirando, seria y algo tensa. Eris no era una persona fácil de tratar y menos en parte de su territorio. Con su elegante vestido azul oscuro a juego con su trenza azulada oscura, la hacían de una persona tremendamente peligrosa y atractiva a simple vista. Y a pesar de no poder utilizar su poder dentro de la cúpula, no lo necesitaba para hacer entrar en pánico a quien quisiera.

—Anda, pero si son la inútil tripulación del capitán Harry —soltó Logan con andares de sobrado, mientras se sacaba algo de entre los dientes con un palillo y se dirigía a los ocho chicos que aguardaban detrás de Uma—. Os habéis lucido, imbéciles —siguió bastante hostil.

—Cuidado con lo que largas, Logan —le respondió Harry sacando su mal genio a flote y encarándose con él. 

El odio era mutuo. Prácticamente los piratas de Garfio y Barbanegra se detestaban a muerte.

—¿O qué, piratucho? —le siguió Logan mucho más intimidante que él y, a unos escasos centímetros del hijo del capitán Garfio, le tiró vacilón el palillo en su casaca roja rasgada— ¿Me vas a cantar una canción?

—Harry... —le dijo Uma seria a su compañero, entre la tensión que habían creado en un momento. Logan estaba deseando acabar con alguno del bando del capitán Garfio y si Harry le seguía el juego probablemente sería el primero en caer—. No hemos venido a pelear.

—Sí, Logan, vamos por faena —siguió Eris frenando al chico y seguido volvió con Uma—, te recuerdo que mi padre está encerrado en una cárcel con los titanes, cerca del Monte Olimpo. Y haré lo que sea posible para sacarlo de ahí.

Uma no dijo palabra, en lo más profundo de sus pensamientos sabía que estaba tratando con gente muy peligrosa, pero también pecaban de ser muy hipócritas. Mientras ella se esforzaba por idear un plan para salir de ahí, Nix y su grupo; estaban borrachos en alguna fiesta y recuperándose de la resaca y Eris se mantenía al margen de los problemas en el Castillo de las Gangas, su preciado trofeo después de que Maléfica perdiera todo su poder en la isla.

A pesar de ello, prevalecía mucho más ese resentimiento de Uma por haber perdido, tratando esta vez de aliarse con la calaña más gamberra de todas. Tal vez despierte su interés tan fustigado y cómodo que tenían ahí, la venganza debía despertar en ellos de alguna manera.

—¿Qué te hace pensar que si gambita no ha podido vas a poder hacerlo tú? —soltó Gil masticando con la boca abierta lo que parecía un mango podrido del suelo.

—Este niño es idiota —dijo Logan con un gruñido asqueando, cada vez más harto de los ayudantes inútiles, según él, de Uma.

Todas las miradas se clavaron como dagas sobre el joven de cuello robusto. El silencio era abismal, ni siquiera los cocineros se atrevían a seguir cocinando por si hacían demasiado ruido, la gente de alrededor prefería ni mirar por si les caían los problemas por cotillas. Gil observaba a todos confuso sin entender que había dicho mal y tras pensar un poco, dio con el clavo:

—¡Oh!, perdón quería decir, Eris la mismísima hija de Hades —respondió Gil un poco tenso y seguido le hizo una patosa reverencia a Eris para mostrarle respeto.

Desde luego no era eso, pero suavizó la tensión.

Nix se reía entre dientes, le encantaba ver las escenas que montaba su hermana en pleno cabreo, solamente con su presencia era el mejor entretenimiento que esta isla podía ofrecerle. Por otro lado, Uma estaba siendo humillada de manera abrumadora y no podía hacer mucho al respecto, no solo por lo que había cometido, sino porque, además, Eris es la líder de la banda "Bad Legacy". Formada exclusivamente por esos hijos de villanos que ya son jóvenes adultos y tienen mucha más experiencia que los pequeños sucesores. Se les respeta por lo que son y por sus planes tan enrevesados y viles que llevan a cabo con la gente de la isla, se divierten tanto pegando y torturando como destrozando vidas por completo. Además de ser la banda más temida de toda la isla, por supuesto.

—Nosotros somos los herederos al trono de nuestros padres, quienes fracasaron en el pasado... empezar con desventaja no significa haber perdido —le respondió Eris a Uma con aires de superioridad, aunque el tono iba más dirigido a todos los que había en el restaurante— y veo que tú no te aplicas el cuento ¿No os pone agresivos saber que la gente que ha humillado, matado y revivido a vuestros padres tengan una vida feliz alejada de cualquier temor o preocupación?

—No es tan fácil, Eris..., Mal también se transforma en dragón, como su madre —respondió Uma apretando sus dientes rabiosa de no haber podido hacer mucho en aquella batalla, que se vio tan épica en la televisión diminuta del Dim Sum—. Es realmente fuerte.

—Mal se transforma en dragón, ¿y? —Nix se levantó de la mesa enfureciéndose con el tema, Logan se apartó haciendo la coña de estar asustado al ver a la hermana pequeña de Eris enfadada—. Tú te transformaste en un pulpo gigante más grande y aun así perdiste ¡EN EL AGUA!

—Nix, dejemos el tema, nosotras no perdemos el tiempo con esta gentuza —observó a la tripulación con desdén —¿Y vosotros os hacéis llamar villanos? Patético—. Finalizó Eris volviendo con Logan, para irse y dejar un mensaje bien claro: Rendirse no forma parte de sus planes.

Finalmente se fueron y todo el local respiró con algo más de tranquilidad, incluso los cocineros volvieron a su labor, dicha banda les imponía mucho respeto, sobre todo con lo fáciles que eran de picar, eran incluso capaces de matarte si lo consideraban oportuno.

Uma estaba decepcionada con el resultado, sabía perfectamente que ellos tenían razón, si no fuera por ese débil y compasivo momento que tuvo con el rey, tal vez las cosas hubieran sido muy distintas, tal vez debería haber aprovechado la oportunidad de ahogar a ese dragón cuando pudo, pero a pesar de ello una sonrisa ladeada con algo de malicia afloró en su rostro, al menos ahora había conseguido despertar el interés de Eris, por lo que, no todo estaba del todo perdido.

*Ilustraciones a caricatura by me*