XI
El salón donde ahora nos encontrábamos me tenia con la boca abierta, no se parecía a nada que haya visto en mi vida, de hecho nada de lo visto aquí lo era.
Sabía que este lugar era mágico, pero esto sobrepasaba mi nivel imaginativo: miles de hilos de energía violeta salían del suelo, entrelazándose sin tocarse y dándole forma circular. En medio del perfecto núcleo podía observar un pequeño espacio, sobre el suelo el dibujo de una flor que a primera vista parecía ser de loto, pero solo tenia dos pétalos. Observando mejor los hilos, estos danzaban alrededor de este espacio que me invitaba a sumergirme en él.
La energía violeta vibraba, susurrándome secretos que no podría descifrar. A mi lado, Aeliana permanecía inmóvil, sentía sus ojos sobre mí, mientras yo seguía en trance, mirando el circulo de magia viva frente a mí.
De forma inconsciente, levante mi mano hacia el frente, mi cuerpo entero vibro como si me electrocutara, sentí algunos hilos envolverme, comenzando desde las puntas de mis dedos. Los demás se apartaron, creándome un camino hacia la flor.
—Esta flor es símbolo de equilibrio. Dos pétalos, dos caminos: luz y oscuridad, bien y mal. Tu mente siempre debe de estar serena, tu corazón siempre debe de ser claro con lo que quiere. Tienes una misión, Aria, y no es luchar contra ellos, no ahora. Primero debes fortalecerte, buscar a los demás, para que juntos puedan derrotar este mal que nos acecha.
—Pero... —quería replicar, decirle que quería luchar, que podía hacerlo.
—Entra ahí. Estos hilos representan la Sangre Violeta, cada hilo es una pizca del poder de tus antepasados. Conéctate con ella, fortalece tu magia. Y asi como viste sin los ojos, escucha sin los oídos. Tu cuerpo solo te dirá que hacer.
Como era costumbre en ella, desapareció, dejándome con un par de nuevas preguntas y con cero respuestas.
Cerrando mis ojos, me concentre en conectarme con estos hilos, mis pies se movieron solos hacia el centro, me coloque en medio de los dos pétalos, en posición de loto, sentía que esta era la correcta, mis palmas abiertas, mirando hacia arriba y sobre mis rodillas.
Cerré mis ojos al mismo tiempo que sentía los hilos vibrar y cubrirme por completo, no fue difícil desconectarme de todo, dejar mi mente en blanco, no pensando, solo sintiendo.
No se cuanto tiempo paso, cuando aquella voz que no era la de mi conciencia, ni la de Aeliana, volvió a hablarme
'Confía en ti, la dualidad es tu fuerza, el conocimiento es tu poder. Fui uno con ellos, seremos uno contigo, es momento de retomar tu historia. Tu destino comenzó a escribirse, solo tu tienes el poder de dirigirlo, Aria de Fialova, eres mi última descendiente, la portadora absoluta de mi poder.'
Me sentí cálidamente abrazada, con aquellas palabras resonando en mi mente una y otra vez, hasta que fueron difuminándose, mientras sentía que sobre mis ojos se posaba una luz resplandeciente.
Mis ojos se abrieron al mismo tiempo que las palabras desaparecían. Mi corazón se movió a mi boca, y mi respiración se interrumpió por unos eternos segundos.
Mi cuerpo flotaba, envuelto por hilos violetas. Debajo de mí, en el centro de la flor, en medio de los dos pétalos, una brillante luz que irradiaba calor.
Cerré mis puños, llene mis pulmones de aire, y sin saber cómo lo sabía, me solté de los hilos que me sostenían sin tocarme, y me deje caer a aquella luz que respondería algunas de mis preguntas, esclareciendo mi nueva realidad, y esperaba que me mostrara más de mi poder.
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