I
Estaba sola, perdida, confundida y congelada en un lugar que no reconocía. Todo había pasado tan rápido que apenas podía recordar cómo había llegado hasta allí.
Solo sabía que había encontrado un desgastado libro antiguo en la mesa de noche de mi abuela, lo había abierto por curiosidad, encontrándome con las páginas en blanco. Me había cortado un dedo al pasarlo por el borde de las hojas, y una gota de sangre había caído sobre el papel. Entonces, algo incomprensible había ocurrido: mi sangre al hacer contacto con el papel se había vuelto violeta, si violeta, y se dispersó por toda la hoja tiñéndola por completo; un mensaje apareció en medio de la página: "Bienvenida al Reino de los Sangre Mágica". El libro se había cerrado de golpe y yo sentí un fuerte tirón en el estómago que me hizo cerrar los ojos.
Y cuando los abrí, me encontraba en este extraño lugar desierto, sin vida a la vista y ha puesto a que más frio que la Antártica. La tierra reseca se extendía hasta el horizonte, sus grietas me daban la certeza de que hace mucho no llovía, y aunque se supone la temperatura debía de ser alta, estaba bastante baja.
Tenía que mantenerme en calma aunque no entendía nada ¿Qué había pasado? ¿Estaba soñando? ¿Dónde estaba? ¿Qué era ese libro? ¿Por qué mi sangre se volvió violeta? ¿Qué era el Reino de los Sangre Mágica? ¿Por qué y cómo me había traído aquí el libro? ¿Qué tenía que ver mi sangre con todo esto? Y la pregunta más importante: ¿Cómo iba a volver a casa?
Mientras me hacía estas interrogantes, sentí como se sacudía el suelo, por instinto me giré y vi una sombra enorme y que se acercaba en sus cuatro patas a gran velocidad, la parte superior de su cabeza similar a la de un lobo pero su nariz era una trompa, tenía cuatro colmillos con los que me embistió, lanzándome lejos. Sentí enseguida la sangre salir de mi cuerpo y este mismo adolorido.
La desconocida bestia se acercó a mí con sus ojos rojos brillando de furia. Las puntas de sus colmillos tenían un color violáceo. Logré ponerme de pie solo para volver al suelo, esta vez golpeada por la pesada trompa, ni siguiera pude pensar en pararme otra vez cuando fui presionada en el suelo por una de sus patas. Bajo su peso sentí como mis pulmones colapsaban.
Grité de terror y de dolor. Bien, ya tenía una pregunta resuelta, esto no era un sueño, y si lo era, era uno muy pero muy realista.
En mi agonía el libro apareció frente a mí, se abrió y empezó a brillar con una luz intensa. Las letras que se habían formado se retorcieron hasta formar una nueva frase: "Invoca tu poder", no entendía lo que significaba, pero sentí una fuerza extraña que brotaba de mi interior, era como si la sangre que corría por mis venas tuviera vida propia y me hablara.
Sin saber lo que hacía, pronuncié las palabras que me vinieron a la mente: "¡Flechas de Fuego de Sangre Mágica!". Un par te flechas aparecieron sobre mí, no tardando en incrustarse en mi opresor.
Su rugido fue una mezcla entre dolor y furia, el peso sobre mí desapareció. Me puse de lado enseguida, vomitando una buena cantidad de una sustancia violeta. Al dejar de escuchar los alaridos me di cuenta de que la bestia estaba lista para arremeter contra mi otra vez, sin saber cómo, me puse de pie, pero no logre ni pararme bien cuando fui embestida, como si fuera posible, con más fuerza, sentí cada parte de mi cuerpo romperse, como si no fuera suficiente dolor, mi brazo fue atrapado por su trompa y fui zarandeada un par de veces antes de otra vez salir volando. Con la vista nublada vi cómo se preparaba para darme el golpe final.
Entonces algo sorprendente paso: de mi sangre derramada, enredaderas negras con espinas surgieron, enredándose en las extremidades de la bestia, y mientras esta más intentaba liberarse más se apretaban.
La sangre que corría por mis venas comenzó a arder, volviendo a hablarme. Todavía insegura pronuncie en mi mente las palabras que se repetían en una voz que no era la mía ''Fuego de Sangre Mágica''. Toda mi sangre derramada se incendió, calcinando a la bestia, que dejaba salir aullidos de dolor que me hacían doler la cabeza y ver el fuego de ese color violeta que estaba viendo en todos lados.
La bestia terminó carbonizada, y el fuego se apagó tan rápido como empezó. El silencio se hizo en el lugar, solo escuchaba el latido de mi corazón y el sonido inestable de mi respiración. Estaba viva, pero no sabía por cuanto tiempo, mis heridas eran graves y seguían sangrando, necesitaba ayuda pero no sabía dónde encontrarla. Si esto era un sueño era el momento ideal para despertar, pero mi cuerpo dolorido me confirmaba que era la realidad, una muy extraña e inexplicable realidad.
Mi vista pudo enfocarse débilmente en mi sangre, sangre que era de color violeta ¿Cómo era esto posible? ¿Podía ser explicado científicamente? ¿O todo era una ilusión óptica?
Lágrimas comenzaron a bañar mi rostro, lágrimas de dolor, de impotencia, de confusión, de desesperación, de pánico, de miedo, lágrimas de emociones similares que me estaban llevando a un pozo de oscuridad.
Poco a poco mis ojos se fueron cerrando, escuchaba desde adentro un incesante pitido junto a los inestables latidos de mi corazón, creo que esta vez sí moriré. Pero antes de dejarme llevar por el abismo, una voz resonó en mi mente, suave y melodiosa.
''No estás sola, hija de la sangre mágica y heredera de la Sangre Violeta.''
Abrí los ojos con dificultad, frente a mí una figura transparente: era una mujer de cabellos blancos como la nieve, ojos llenos de sabiduría y un aura angelical a su alrededor.
—¿Quién eres? —pregunté en mi mente, pues no podía gesticular ninguna palabra.
La mujer sonrió, y su mirada pareció atravesar mi alma.
—Soy Aeliana, una guardiana de los Sangre Mágica, al servicio de la Sangre Violeta
—¿Qué? ¿Cómo?
—Tú y yo estamos conectadas, soy tu guardiana, estoy encargada de protegerte y enseñarte sobre la sangre mágica. Tu sangre es antigua y poderosa, un legado que ha estado dormido por generaciones, pero ahora ha despertado.
—¿Por qué?
—Porque este mundo, mi mundo, y tu mundo están en peligro, y eres una de las fuerzas para detener la oscuridad que se avecina. —su mano se extendió hacia mí, y sentí una oleada de energía recorrer mi cuerpo— Tus heridas sanarán, tu cuerpo y tu sangre se fortalecerán, pero debes aceptar tu destino.
¿Mi destino? ¿Cuál era mi destino? El miedo y la confusión se mezclaron dentro de mí, pero no tenía tiempo para dudar, sentía la vida abandonarme y los brazos de la muerte comenzar a abrazarme. Yo no quiero morir, solo tengo veinte y cinco años, apenas estoy empezando mi vida, apenas estoy empezando a cumplir mis sueños, tengo mucho por vivir, mucho por cumplir, mucho por demostrar.
—Ayúdame —susurré, poniendo la fuerza que me quedaba en tomar la mano que todavía se me tendía. Ella sonrió.
—Lo haré, tienes que aprender a controlar tu sangre mágica, y luego buscar a los otros descendientes y sus guardianes. Juntos restauraremos el equilibrio de los mundos, y evitaremos que caigan en oscuridad.
—¿Otros descendientes? —pregunté confundida
—Si, aquellos como tú, con la sangre ancestral. Ellos también están despertando, debemos buscar las señales, seguir los hilos invisibles del destino. El tiempo apremia. Ya tendremos tiempo para aclarar tus dudas, por ahora descansa. —ella desapareció en un destello de luz, dejándome con muchas más preguntas.
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