El pasado de Yuki
Aclaraciones:
1) Todo lo que Yuki sienta y viva, lo hará Reiko.
2) Hay varias cosas que cambié, espero que no les moleste.
El sonido de las hojas de los arboles chocando entre si debido a las fuertes corrientes de viento era lo que predominaba en aquel lugar, pero aquel sonido era perturbado con bastante frecuencia, generando que varios de aquellos pétalos se desprendieran de sus ramas, alejándose y cayendo suavemente en el suelo. Algunos de ellos, por el contrario, se depositaron con cuidado en el cabello de la causante, el cual ya tenía varias de aquellas hojuelas.
—Yuki —Soltó aquel chico castaño acercándose a la joven —Padre está por llegar, deberías ir a arreglarte o se enterará que ignoraste sus órdenes otra vez —Le soltó su hermano con preocupación.
—... Ya veo, gracias por avisarme —Le respondió Yuki sonriéndole levemente a su hermano mayor, comenzando a correr para llegar a tiempo a casa, siendo seguida de cerca por su hermano. Afortunadamente estaban cerca, ya que no podían arriesgarse a ser atacados por algún clan enemigo.
Como si fuera una costumbre, ella rápidamente se deshizo de la evidencia, arreglándose el cabello y vistiendo apropiadamente. Aquello en verdad le parecía molesto, pero no podía hacer nada contra su padre, al menos no aún.
—Yuki, ¿estás lista? —Escucho a Hashirama susurrar tras la puerta, abriéndola de golpe y asustándolo en el proceso.
—Lo estoy.
Para Yuki recibir la mirada fría de su padre era una costumbre. Su función principal en aquella casa no era más ni menos que servirles a ellos solo por ser una mujer. Aquello le disgustaba mucho, pero por ese mismo motivo debía ir a entrenar al bosque.
Sus hermanos al menos no la juzgaban, de hecho, le habían ayudado varias veces solo para que pudiera fortalecerse entrenando, pero aún podía distinguir la duda en sus ojos cuando la veían.
Ella sabía que era diferente, su padre se lo había dejado muy en claro cuando la descubrió imitando a sus hermanos mayores a los 8 años. Las otras mujeres la miraban extraño y solían compararla con su difunta madre.
Al inicio había solo querido imitar a sus hermanos, pero cuando el primero de ellos murió, se dio cuenta de que aquello podría sucederle a ella o a sus hermanos en cualquier momento. Fue por eso que decidió fortalecerse. Las mujeres en su clan por regla se especializaban en ninjutsu para tratar las heridas de sus familiares, pero para ella aquello era insuficiente.
Su padre la descubrió varias veces practicando, castigándola cada vez que aquello sucedía. Tobirama en especial era quien más respetaba las reglas, pero solo le bastó delatarla una vez para no volverlo a hacer, siendo el último y peor castigo que recibió.
Desde ese día, los dos se han turnado ayudándome cada tanto para que pudiera entrenar sin ser descubierta, pero jamás había tenido un enfrentamiento real como los que ellos comenzaron a tener yendo a la guerra.
En esos momentos la impotencia era inmensa, no podía acompañarlos y era literalmente custodiada por otras mujeres del clan para recibir a los heridos y atenderlos.
Cuando Itama murió, no pudo evitarlo y lloró.
lloró por no haber estado allí para el menor de sus hermanos cuando pudo haber hecho algo
lloró por tener que entrenar a escondidas
lloró porque no le permitieron ir con ellos
lloró por no poder abrazarlo por última vez
lloró por haber nacido mujer...
Aquel día, bajo la luz de la luna llena que iluminaba sus lágrimas, decidió ya no esconderme más.
Su progenitor podría castigarla si quería, pero no dejaría a ninguno de sus hermanos morir otra vez.
Incluso si tenía que pelear con su propio padre, ya no volvería a esconderse por límites que se ponía a sí misma, disfrazados de órdenes de terceros que nada tenían que ver.
Aquella noche, luego de que todos hubieran terminado de comer, la única fémina de la familia tomó la palabra.
—Padre...—llamó decidida, pero él sin mirarla a los ojos, habló.
—Lo sé —Soltó secamente, levantándose de su lugar —Haz lo que quieras —dijo sin agregar nada más, retirándose silenciosamente como siempre.
Hashirama al apenas ver que su padre se había ido, se levantó rápidamente y fue junto a su hermana.
—¿¡no estas feliz?! ¡podremos entrenar juntos ahora! —Exclamó sonriendo de oreja a oreja, pero algo en su rostro le sorprendió a Yuki.
—¿fuiste tú quien habló con él? —Dijo sorprendida, observando el leve tono rojo que permanecía en una de sus mejillas, haciéndolo llevar una mano a la otra para rascarla con nerviosismo. aquello era un hábito que Hashirama tenía al ponerse nervioso.
—Aún no puedo perfeccionar el ninjutsu médico —Admitió suspirando —Pero padre se llevó la peor parte —Soltó con orgullo, haciendo suspirar esta vez a Tobirama, quien se había mantenido en silencio como acostumbraba.
—No era necesario que lo hicieras —Dijo entre conmovida por las acciones de su hermano mayor y enojada por como resultó, llevando su mano a su mejilla dañada para borrar todo rastro del golpe que seguramente le dio su padre — Pero... Gracias hermano.
— ¡De nada! —Le dijo sonriente.
Las palabras de su padre no habían sido dichas por que sí. Al día siguiente una joven llegó a su casa para hacerse cargo de los deberes que antes le correspondían, dejándole libre el tiempo que necesitaba para entrenarse.
Pero al igual que había obtenido derechos para hacer lo que supuestamente era de hombres en el clan senju, se ganó la obligación de participar en batallas que frecuentemente ocurrían entre su clan y dos más. EL clan hagoromo y Uchiha.
Llevaba unos días concentrada en sus prácticas cuando se dio cuenta de que algo raro estaba ocurriendo con Hashirama.
Ahora que tenía más tiempo libre, notaba lo poco que este se aparecía en casa y en como volvía con algunas heridas mal curadas, pero seguirlo no sería algo sencillo debido a su buen sentido de detección y capacidad de sensor.
Fue por eso que, en vez de perseguirlo, le preguntó directamente cuando estaban a solas. Conociendo a Tobirama, le diría enseguida a Padre por su gran sentido del deber y de seguir las reglas.
Hashirama al apenas enterarse de las sospechas que su hermana tenía, perdió la calma. Se llevó una mano atrás de la cabeza y desvió la mirada varias veces, pero al cabo de unos minutos de silencio, se dignó a admitir lo que estaba pasando.
—Yo... He estado entrenando con un amigo que hice en el bosque —Comenzó a relatarle con cuidado de que nadie más estuviera cerca. Al menos, sabía que su hermana le guardaría el secreto, pero también consideró que ella fácilmente podría no ser la única en haberse dado cuenta de su extraña conducta y se prometió ser más cuidadoso.
Obviamente, a Yuki no le agradó la idea de que un desconocido estuviera reuniéndose con su hermano, ya que podría tratarse fácilmente de un espía, pero se guardó aquel pensamiento para sí misma debido a la personalidad de su hermano.
Ambos llegaron a un acuerdo. En 3 días, Yuki lo acompañaría para comprobar que aquel chico no era una mala persona. Esas fueron las palabras que Hashirama le dio.
Los 3 días pasaron rápidamente y Hashirama le había comentado a su amigo Madara sobre la persona que quería que conociera, costándole bastante el convencerlo de que no tenía malas intenciones.
Yuki vestía como usualmente hacía para sus entrenamientos cuando partieron, dándole como excusa a Tobirama que irían a entrenar juntos. El menor tenía algo que hacer ese día, así que tampoco podía acompañarlos para su suerte.
Yuki se mostraba bastante indiferente por fuera, pero por dentro estaba por explotar de los nervios.
¿y si aquel chico los atacaba?
¿y si era una emboscada?
Intentó no pensar demasiado en esas cosas y solo siguió a su hermano confiando en su intuición. Al llegar a aquel arroyo, Hashirama le hizo una señal de que esperara, avanzando solo él para luego arrojar una piedra y recibir otra que se le fue tirada desde el otro lado del río. El sonido del rebote de ambas piedras destacó, pero lo que más sobresalió, fue la silueta de otro joven que aparentaba una edad similar a la de su hermano mayor.
Algo nerviosa todavía, observó a su hermano, quien la animó a acercarse mientras el otro chico se quedaba a una distancia prudente.
—Ella es mi hermana —La presentó el castaño con un ánimo que no parecía encajar para nada con el incómodo ambiente —Y este es mi amigo, Madara.
Como regla importante de ninjas, ninguno jamás le dijo su apellido al otro. Tras aquel incómodo encuentro con Madara, otros más ocurrieron, consiguiendo así que la defensa de ambos disminuyera hasta entrar en confianza.
Yuki iba con Hashirama con poca frecuencia, ya que debían aparentar que nada extraño estaba ocurriendo bajo la mirada intrigada de su hermano menor.
Hashirama con preocupación mal disimulada, siempre les prestaba atención a ellos cuando comenzaron a entrenar su Ninjutsu, ya que a diferencia de ellos dos, él no poseía el elemento rayo, por lo que quedaba excluido de sus entrenamientos.
Su hermana de a poco había comenzado a demostrar cierto agrado hacia Madara, haciéndolo alertar hasta cierto punto por lo cercanos que se estaban volviendo.
Incluso notó que Madara había comenzado a buscar a su hermana con la mirada cuando él llegaba a sus entrenamientos, cosa que comenzaba a ponerlo de los nervios.
Ese día aprovechando que nadie más estaba en casa y que su hermana doblaba su ropa, tomó el valor de preguntarle.
—Yuki... a ti... ¿te gusta Madara? —Soltó bastante nervioso, ya que quería y a la vez no conocer la respuesta a su pregunta.
—... —No contestó de inmediato, primero dejo a un lado la ropa doblada y se dio la vuelta, quedando sentada con la mirada fija en su hermano —No negaré que me esté sintiendo atraída por él, pero no olvidaré la posición en la que estamos, así que no te preocupes —Le sonrió de tal forma que a Hashirama se le apretó el corazón, pero sabía que lo que decía su hermana era la verdad. Mientras aquella guerra continuará, jamás podrían soñar en construir un futuro con alguien ajeno a su clan o alianza. Por eso es que él se fortalecía junto a Madara, para crear un lugar en donde las guerras y desgracias dejaran de ocurrir.
Un lugar en donde su hermana no reprimiera sus sentimientos por temor a las consecuencias
Los días pasaron y su hermana no había ido a entrenar junto a él debido a que necesitaban su ayuda con urgencia para atender a varios ninjas del clan que habían resultado heridos.
Aquello de cierta forma la salvó de aquella situación.
Ya que fue esa misma noche que Hashirama fue llamado por su padre, descubriendo que Tobirama lo había seguido para descubrir que se estaba reuniendo con alguien más.
Yuki no se encontraba en casa porque cuidaba de los heridos junto a varias mujeres más, lo que ha Hashirama le dio el valor suficiente para decidir lo que haría ante los planes de su padre.
Su encuentro como siempre, comenzó con aquel intercambio de piedras, pero a diferencia de otras veces, Madara no buscó a su hermana, sino que lo vio intensamente a él, queriendo transmitirle aquello que estaba expresado en aquella piedra que recibió.
A ambos les estaba ocurriendo lo mismo
Pero saberlo no evito que aquella amistad se terminara al saber a qué clan pertenecía cada uno.
Cuando Yuki supo lo que había ocurrido, solo aceptó los hechos amargamente. Como si aquello desde el principio estuviera destinado a pasar.
Los años pasaron y con la muerte de su padre, un nuevo líder del clan surgió.
Hashirama Senju
Yuki se había hecho bastante famosa entre sus contrincantes, ya que era conocida por no tener piedad con ninguno sin importar la edad, llenando los campos con la sangre de sus enemigos.
Podría decirse que se convirtió en la clase de ninja que su padre idealizaba, pero en realidad aquella frialdad por la que era conocida solo era una fachada que solo sus hermanos distinguían.
Varias propuestas llegaron cuando cumplió la mayoría de edad, pero todas fueron fríamente rechazadas debido a motivos que solo ella y su hermano mayor conocían.
Su fama de asesina no era lo único de lo que gozaba, ya que en el clan era reconocida como el mejor ninja médico, salvando varias vidas en pleno campo de batalla.
Pero aquellos honores eran una espada de doble filo, ya que varias mujeres se vieron inspiradas en ella e intentaron unirse a la guerra siguiendo su ejemplo, acabando en estados horribles que acabaron demostrando el deplorable estado del mundo.
Así mismo, uno de aquellos casos generó una gran confrontación interna, ya que una de las victimas que había conseguido salir con vida, llevaba dentro de sí a un descendiente del enemigo, lo que había generado varios debates.
Algunos querían la muerte de aquel ser vivo que se desarrollaba dentro de la kunoichi, mientras que otros buscaban aprovecharse de aquel feto para obtener las habilidades del otro clan, convirtiéndolo en un arma que usarían para su beneficio.
A causa de aquellas discrepancias, acabaron alojando a aquella joven en su hogar, ya que algunos hombres habían intentado matarla para evitar que aquel bebé naciera, siendo severamente castigados.
ella personalmente se hacía cargo de la chica por órdenes de su hermano mayor, y contra todas las posibilidades, aquella joven si quería tener al bebé, por lo que sus manos estaban severamente atadas.
Los meses pasaban y los miembros del clan lentamente se calmaban, pero esa calma solo era pasajera. A unas semanas de que el parto tuviera que ocurrir, este se adelantó, causando que aquel bebé prematuro se quedara sin madre por problemas en el parto.
Aquello produjo un nuevo conflicto interno, el cual no logró tomar más fuerza por su intervención, tomando bajo resguardo la salud de aquel niño que, sin importar los reclamos de otros, tenía la sangre de su clan en sus venas.
Sus rasgos al crecer se asemejaban mucho a los del clan enemigo, generando rechazo entre la mayoría, pero a ojos de Hashirama y suyos, solo era un habitante más del clan que había que cuidar.
Debido a la nueva responsabilidad que tenía, se vio incapaz de unirse a los demás en las batallas, ya que era consciente de lo que podía llegar a pasar si uno de sus hermanos o ella no estaba con el infante.
Incluso Tobirama que les tenía resentimiento a los Uchiha, se preocupaba del menor.
Pero, así como la guerra continuaba, el tiempo siguió avanzando y el niño se volvió lo suficientemente grande como para participar en aquellas peleas.
Obviamente, Yuki se había preocupado de enseñarle lo básico para incrementar sus posibilidades de supervivencia, por lo que en habilidades no hubo problema, pero fue su estado mental el que la hizo preocupar.
Aquel niño de ojos brillantes, había presenciado la realidad de las guerras por primera vez, manchando sus manos con el líquido carmesí de quienes podían compartir lazos familiares con él.
"Puedes elegir el bando que quieras"
le había dicho Yuki una vez mientras curaba una herida que se había hecho entrenando
"pero asegúrate de vivir"
Y eso es lo que hacia
Aquel enfrentamiento superó a todos los que habían tenido hasta ahora. La muerte del hermano menor de Madara había terminado cambiándolo por completo, hecho demostrado en la actual batalla que su hermano mayor libraba contra el actual líder del clan Uchiha.
Yuki sabía que aquel enfrentamiento era personal para ambos, por lo que solo se aseguró de mantener vivos y defender a sus compañeros.
El día en que ella volvió a aparecer en los terrenos de guerra, Hashirama se dio cuenta de que Madara había reaccionado a su presencia, pero este solo apretó los puños separando su mirada de ella antes de concentrarse en el enemigo que tenía en frente.
Aquello le había dado esperanzas, pero tenía que arriesgarse si quería cambiar todo esto de una sola vez.
Para él, todos ya habían sufrido bastante.
Madara acabó tirado en el suelo sin fuerzas mientras Hashirama hablaba del pasado que ambos vivieron y la promesa que hicieron juntos, pero aquellas palabras no parecían llegarle al Uchiha debilitado, generando al final que aquella escena ocurriera.
Hashirama estaba dispuesto a dar su vida a cambio de la paz que ambos habían prometido construir juntos, lo que a Tobirama y Yuki no les sentó nada bien.
Ambos estaban desesperados internamente, pero en ella era mucho más notorio el nerviosismo y desespero que estaba sintiendo.
Por primera vez en años, Yuki sintió sus ojos humedecerse mientras observaba a su hermano mayor, quien siempre la había apoyado y alentado a seguir el camino que ella quisiera desde que tenía memoria.
Fue a segundos de que Hashirama avanzara hacia la cuchilla, que le vio susurrar lo que acabó haciéndola avanzar, pero antes de llegar, algo la detuvo.
—No lo dejes ir —
le había susurrado su hermano preparado para morir, pero en cambio...
Madara lo había parado
Y las lágrimas de Yuki al fin se permitieron caer libremente por sus mejillas, siendo generadas por el alivio y felicidad que comenzaba a llenar el corazón de aquella joven con una calidez que creía casi olvidada.
Ese era apenas el comienzo de una nueva era
Cuando la alianza entre ambos clanes antes enemistados dio lugar, varios otros quisieron sumarse a ellos, convirtiéndose rápidamente en un potencial y devastador enemigo para los otros clanes.
El pueblo rápidamente ganó poder, el rencor comenzó a desaparecer de las caras de varios miembros y lentamente se fue formando la gran ciudad en la que todos comenzaron a vivir.
Yuki podía ver en los ojos de su hermano el brillo que hace años lo había abandonado. Sin duda él estaba feliz de haber logrado todo eso junto a su antiguo amigo de la infancia, pero había algo que a Yuki no la dejaba tranquila.
—¿Estás seguro de que casarte es la única opción? —Le preguntó su hermana con preocupación.
—Ellos fueron muy claros con su condición, además una alianza con el clan Uzumaki nos traería muchas ventajas. No es algo que pueda ignorar —Le confesó con una sonrisa —También conocí a la joven con la que me casaré en el futuro y no tengo motivos para rechazar el compromiso —Le habló relajado, pero antes de que su hermana volviera a preguntar, él tomó la palabra.
—¿Cuándo piensas decirle a Madara de tus sentimientos? —Soltó de golpe, generando el sonrojo progresivo de su hermanita, la cual lo miró con los ojos entrecerrados. Aquello había sido un golpe bajo para ella, pero no podía evitar sonrojarse y sentir su corazón alocado cuando sabía que una relación con ese hombre...
Si era posible
Y Hashirama lo había dicho en broma, sin saber que aquellas palabras se convertirían en una realidad.
Yuki no se lo había comentado a nadie, ni siquiera a su hermano mayor que parecía emparejarla siempre que podía con su antiguo amigo.
Madara y ella se veían frecuentemente durante la noche.
Al inicio e igual a como había sido en el pasado con su primer encuentro, la incomodidad los envolvía hasta el punto en que ni siquiera podían verse las caras.
Sin embargo, con el paso de los días, las risas de antaño volvieron a brotar de sus gargantas en tonalidades más maduras, dándose cuenta de que, en el fondo, aquella atracción adolescente que llegaron a sentir en el pasado, había persistido incluso en el cruel contexto en el que vivieron, quizás hasta evolucionando en algo más que temían nombrar por sí mismos.
Las noches pasaban y las estaciones cambiaban, llenando de nieve y frío el lugar en el que solían reunirse. En aquella noche más helada de lo normal, los sentimientos de Yuki y Madara salieron a la luz, traspasando al fin la barrera que les impedía seguir hacia la siguiente etapa de su relación.
Al año de que aquel suceso ocurriera, su compromiso se hizo oficial con el pretexto de unir a sus clanes, lo cual despertó distintas reacciones en sus seres cercanos.
Su hermano menor Tobirama, se había mostrado muy disgustado con la noticia. Incluso llegó a preguntarle si estaba siendo obligada a aquel compromiso, lo que acabó provocando una discusión fuerte entre ambos hermanos. Para cuando Hashirama llegó a su casa, ya la mitad se encontraba destruida, lo que acabó con hacerlo abandonar su característica sonrisa para reemplazarla con una expresión seria.
Su chakra salió libremente de él como una clara señal de que se detuvieran, observando a sus dos hermanos menores detenerse de golpe, pero Yuki de la nada se llevó una mano a la boca y cayó arrodillada al suelo con una apariencia sorpresivamente débil.
Ambos hombres interpretaron que se había debido al estrés de la situación, pero Yuki extrañamente se estaba volviendo mucho más sensible al chakra de alrededor, cosa que guardó para sí misma, ya que sus mareos al apenas sentir a uno de sus hermanos cerca estaban empeorando hasta el punto de ser sofocantes.
Afortunadamente, Mito Uzumaki no estaba en casa esos días a causa de la visita que le fue a hacer a su clan, por lo que no presenció la destrucción, la discusión y el mareo que a Yuki le dio en ese momento.
Otro dato extraño, era que ante la presencia de Madara el mareo desaparecía, por lo que sus hermanos tuvieron que tomar una decisión por el bienestar de su hermana, la cual lentamente comenzaba a perder el tono rosado de sus mejillas.
Fue así como comenzó a vivir con Madara unos días antes de la Boda que tenían programada, descansando tranquilamente hasta que él una noche le hizo una pregunta extraña.
—¿Es este el verdadero mundo que quería crear? —Fue más una pregunta para sí mismo que para quien tenía a su lado, pero aun así ella contestó.
—¿No es esto lo que querías? —Le consultó con un poco de duditatividad. Aquellas palabras la habían sorprendido, sobre todo porque ella pensaba que el mundo que su hermano y Madara querían crear, era el mismo.
Madara no volvió a soltar ni una sola palabra en lo que restó de la noche, siguiendo el mismo actuar en los siguientes 3 días. Yuki comenzaba a preocuparse, pero en la 4ta noche, Madara había vuelto a sondearle y a hablarle como antes, logrando apaciguar la preocupación que le robaba el sueño las últimas noches.
Pero cuando despertó en la siguiente mañana, justo en el día antes de su boda con Madara, encontró una carta que al leerla le generó un temblor en las manos.
"No es lo que quería"
Exactamente al mes después de que Madara desertara de la aldea y se volviera un enemigo, Yuki recibió la noticia menos esperada.
Estaba embarazada
Aquel extraño mareo había empeorado hasta el punto de necesitar de otra persona que la revisara, la cual no fue ni más ni menos que su cuñada.
Y debido al descubrimiento que Mito hizo, le contó todo con la esperanza de que no le dijera a nadie sobre su embarazo.
Con Madara había tenido ese tipo de contacto unos meses antes de que su compromiso fuera revelado. A ambos no pareció importarles en ese momento y en los que lo siguieron tampoco, generando en su cuerpo la creación de aquella diminuta forma de vida.
A causa de eso, Yuki acabó encerrándose en aquella vivienda que compartía con Madara, recibiendo ayuda de las únicas dos personas que sabían la situación en la que se encontraba.
Mito y Akihiko.
A Mito fue difícil convencerla debido a su personalidad recta, pero la situación de Yuki y sus suplicas desesperadas habían acabado por hacerla ceder.
En cuanto al segundo, era el niño que ella había criado y protegido de su propio clan. Él actualmente vivía en el barrio designado a los Uchiha por elección propia, lo cual a ella le facilitaba la compra de las cosas.
Aquellos dos habían sido de mucha ayuda, sobre todo Mito que les había dicho a sus hermanos que le dieran tiempo, ya que ella no quería verlos debido a la sensibilidad sensorial que ella estaba experimentando. Mito iba con la excusa perfecta de que con sus sellos podía ayudarla un poco, pero ambas sabían que cuando el bebe naciera, tendrían que decir la verdad.
Yuki estaba preparada para eso. Lo había pensado por muchos días y al final decidió que lo mejor sería concentrarse en cuidar a la pequeña vida que se estaba desarrollando dentro de su útero.
Aun así, no podía evitar recordar a Madara cada noche que pasaba. Pensaba en el calor que ya no sentía bajo las telas del futón que mantenían a su cuerpo caliente pero que no podían calentar su corazón.
Esa noche no pudo dormir.
Realizó su rutina diaria con cuidado, pensando en la extraña sensación de peligro que no la quería abandonar.
estaba guardando un vaso que había usado cuando todo comenzó a temblar.
Escuchó claramente el crujido de la madera y los estruendos que parecían originarse a lo lejos.
Solo un paso alcanzó a dar cuando un nuevo temblor sacudió el suelo, obligándola a apoyarse en una de las pareces de la casa con cuidado de no pasar a llevar al bebe de 7 meses que seguía desarrollándose, pero fue al 3er temblor que Yuki lo sintió.
Algo líquido le estaba corriendo por las piernas.
La labor de parto comenzó a los minutos después, en medio de aquellos temblores que parecían que derrumbarían la casa en cualquier momento.
Akihiko fue el primero en llegar, auxiliándola rápidamente con lo que Mito y ella misma le habían dicho sobre los primeros pasos que debía tomar si algo así ocurría.
Mito llegó algunos minutos después, encontrándose con la escena que menos quería ver. La sangre estaba manchando el piso y Yuki apenas mantenía la consciencia.
Pero ella aún tenía fuerzas, no se daría por vencida todavía. Podía sentir el dolor que debió haber sentido su madre varias veces con el nacimiento de sus hermanos y el suyo, por lo que sabía que ese dolor se detendría en algún momento.
Aunque sí que dolía
Los esfuerzos de los 3 acabaron dando frutos, pero un nuevo problema surgió.
El bebé no respiraba
Y nunca lo hizo
Mito abandono la casa dejando aquel bebe al lado de su madre con un sabor amargo en la boca. Tenía que apurarse y buscar ayuda para atender las heridas internas de Yuki, pero lo que pasó dentro de aquella casa, nadie lo esperó.
Una nueva contracción le hizo soltar un quejido a Yuki, la cual abrió los ojos de golpe para ver que solo Akihiko estaba en la habitación.
Aún recordaba la expresión que Mito le dio al ver que su bebé había nacido sin vida, pero las contracciones que ahora estaba sintiendo solo le indicaban una cosa.
Eran dos
Su cuñada ya no estaba para ayudarla, por lo que acabó mirando al único que podía hacer la diferencia. Estaba sintiendo sus piernas temblar debido a todo el esfuerzo que había hecho para dar a luz al primer bebe, pero ella sabía que no podía bajar ninguna hasta que el segundo hubiera salido.
Fue el llanto de una niña lo que le dio fin al dolor intenso que Yuki sentía. Estaba feliz, pero sabía que algo faltaba. Su mirada de inmediato viajó hasta el pequeño cuerpecito envuelto que estaba a su lado. Con tristeza, observó a la pequeña vida que no se desarrolló correctamente. Aun así, lo tomó en sus brazos mientras Akihiko limpiaba la sangre de la otra.
No todos pueden vivir
Y por eso la vida misma era valiosa
Madara estaba peleando por motivos equivocados
se había perdido el inicio de una vida y el no comienzo de otra.
Akihiko estaba por irse a buscar la ayuda que Mito aún no traía, pero Yuki con ambos bebés en brazos habló.
el bebé que había llorado dándole la bienvenida al mundo y el que nunca abrió los ojos.
—Solo tuve una hija —Soltó, viendo como el joven de 17 años se detenía de golpe —Y nació muerta...
Akihiko se fue
Yuki con cuidado depositó al bebé que dormiría eternamente en la parte limpia de la manta y con dificultad salió de aquel lugar.
—No dejaré que nadie te use —Le decía a la niña que llevaba tanto su sangre como la de Madara —No sé qué me pase, pero vive una vida tranquila incluso si no estoy a tu lado. Tú sangre no es una cadena y tampoco determina en quien te convertirás —Dijo deteniéndose frente a una de las casas en donde podía sentir el chakra de dos personas refugiadas, mordiéndose el labio ante lo que iba a hacer —y recuerda... Tú mamá siempre te amará —Soltó lo último viendo a la pequeña moviéndose incomoda por las gotas saladas que le cayeron encima.
Con cuidado, puso aquella tela blanca en la entrada de la puerta y recostó a la niña allí.
Solo dio un paso hacia atrás y la bebe comenzó a sollozar, llamando la atención de quienes estaban dentro de aquella vivienda y haciendo que Yuki aún herida, se apresurara en ir hacia donde aquellos chakras familiares chocaban.
Tenía la pequeña esperanza de poder detener la batalla que aquellos dos libraban
Pero fue el mismo Madara quien acabó matándola sin conocer la verdad.
Mito llegó tarde por haber ayudado a socorrer a los heridos
Akihiko nunca mencionó nada sobre el segundo nacimiento
Y tal como dijo Yuki antes de dejarla allí, su hija creció feliz, a manos de padres de los que nunca dudó. Vivió como una civil toda su vida, se casó, tuvo hijos y falleció naturalmente a los 60 años.
Nunca sufrió
Lo que había pasado durante el tiempo en que vivió esas experiencias, fue mucho.
Lo que la recibió al despertar, fue la completa oscuridad; pero a pesar de que su cuerpo se encontraba apresado por algo que desconocía, podía sentir la pelea que seguía desarrollándose.
Instintivamente liberó las llamas del fénix por su cuerpo, pero esta vez su ropa no sufrió daños. Lo que identificó como ramas, fue lo que la estaba manteniendo apresada antes, logrando liberarse de aquellas cosas para caer de pie en el frío piso que le dio la bienvenida.
Lo que observó al levantar la mirada, fue el árbol de antes con una clara diferencia.
Casi todos sus compañeros estaban colgando en las mismas ramas en las que antes ella estaba.
Además, para cuando Naruto y los demás se dieron cuenta de su regreso, ya era demasiado tarde para advertirle.
Ella ya estaba mirando fijamente la luna que tenía aquel kekkei genkai reflejado, pero...
Nada le pasó.
Y cuando observó a sus aliados aún protegidos por el susanoo de Sasuke, solo el nombrado pudo ver a través de su habilidad el celeste intenso que se presentaba en las pupilas de Reiko.
Solo que él aún no sabía que quien tenía enfrente, ya no era la misma persona de antes.
Reiko ya no sabía con certeza, quien era ella.
Notas de la autora:
5336 palabras xD jajajajaja
Espero que les haya gustado(?)
El personaje secreto es... ¡Neji Hyuga!
Reiko lo salvó en el último momento con ayuda de las llamas del fénix, pero él apenas sigue vivo y actualmente esta en la misma situación que los demás atrapados por el genjutsu.
Si el capitulo no les gustó o algo, me gustaría que me lo hicieran saber para mejorar.
Lamento la espera xD
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