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De vuelta a la aldea

Estábamos caminando hacia donde estaban los chicos inconscientes, cuando Naruto preguntó sobre la pelirroja que Kakashi cargaba en su espalda.

- Kakashi sensei, ¿Quien es esa en tu espalda? - le preguntó todavía afectado por el veneno paralizante.

- Ella es una de los camaradas de Sasuke - le informó, pero yo lo observe por unos momentos. ¿Todavía se le podía considerar su compañera cuando él intento matarla?

- Ya no lo soy - corrigió Karin sin ocultar su molestia, pero no podía culparla. Al menos ella no lloraba al recordar lo que el azabache le había hecho. Valoré aquel hecho.

A continuación, kakashi comenzó a decirles a los chicos que volvería a Konoha para interrogar a Karin, pero antes de eso teníamos que reunir a todo el equipo.

Estábamos en ello, cuando sentí el chakra de Yamato bajo los pies de Naruto. A los segundos, este se vio aprisionado por las ramas que creó el castaño.

- Me siento muy mal - exclamó el rubio con la tez pálida, a lo que el castaño lo observó fijamente.

- ¿Que haces aquí? - le preguntó inexpresivo - Se supone que volverías a la aldea conmigo - le dijo sin cambiar de expresión - ¡incluso hiciste un agujero en el suelo de la posada! - le dijo esta vez molesto. El resto no quise escucharlo, ya que no me serviría de nada la información.

- ¿Estás bien? - le pregunté al rubio desde abajo, a lo que este ni siquiera pudo articular palabra - no tienes remedio - dije suspirando antes de formar un sello para manipular el agua a mi alrededor. Con ella me elevé hasta quedar frente a él - al parecer el antídoto de Sakura necesita algunas mejoras - le dije llevando una de mis manos a mi bolsillo para retirar un pequeño recipiente con un liquido verde- bébelo - le dije antes de regresar al suelo.

Al minuto de haberse tomado el antídoto, la palidez de su rostro desapareció y tras unas palabras del enmascarado, Yamato liberó a Naruto y desapareció.

Continuamos caminando y llegamos al lugar en que los chicos estaban. Sai fue el primero en darse cuenta de nuestra llegada, pero aún no podían moverse.

- Yo me encargo - dije acercándome a ellos, para darles un antídoto que los ayudara a recuperarse más rápido.

Sakura los observaba arrepentida, pero ese ya no era mi problema, sino el de ella.  

Tras haberles dado la cura para su parálisis, me alejé de ellos y fui con la pelirroja.

- ¿Como estás? - le pregunté sentándome a su lado mientras los demás hablaban.

- ¿Como te parece que estoy? - me respondió ella desganada, pero al menos estaba en buenas condiciones de salud.

- pareces estar bastante bien - le mencioné recostándome en el árbol que estaba a mis espaldas - no cualquier persona estaría tan tranquila tras haber pasado por aquello - le dije recordando a la pelirosa - me caes bien. Lástima que seas una enemiga - revelé cerrando mis ojos para poder descansar todo lo posible. De verdad estaba agotada, pero demostrarlo sería un error de mi parte.

- Tú eres la hermana de Kagami, ¿verdad? - me preguntó de repente, a lo que la observé unos instantes para asentir.

- Lo soy - admití. En ese momento pensé en el interrogatorio que tendría al llegar a la aldea - ¿Podrías contarme de su relación con Sasuke? - le pregunté curiosa.

- No se mucho - admitió Karin - solo sé que ellos son como hermanos. Sasuke siempre lo protegió - me dijo con una leve sonrisa que desapareció a los segundos - ahora no sé que irá a pasar con ellos. El Sasuke de antes ya no está - concluyó.

- Comprendo - admití - pero dudo que le haga daño a mi hermano. Los Uchiha son un tema especial para ese tipo -comenté más para mi misma que para ella - por eso mismo mantuve oculto mi linaje. De haberlo sabido, quien sabe las locuras que habría hecho - murmuré lo último con el ceño fruncido.

- ¡Reiko chan! - me llamó Naruto de repente - ya nos vamos - me gritó acompañado de los demás. Kakashi volvió de donde se había ido y tras tomar a Karin en brazos, partimos rumbo a Konoha.

El camino fue bastante silencioso y tras unos días caminando llegamos a la aldea.

Naruto fue recibido rápidamente por Konohamaru y sus compañeros, los cuales se lo llevaron en un instante.

A Kakashi y a Karin los acompañé, ya que tenia curiosidad por lo que harían con la pelirroja. Como sospechaba, Ibiki llegó y con ello confirmaba que el interrogatorio sería bastante intensivo si Karin no hablaba.

Los siguientes días transcurrieron normalmente e iba a ver a Karin de vez en cuando. En cuanto al resto de mi tiempo, lo invertía entrenando, ayudando a la reconstrucción de las casas y visitando a Tsunade, la cual no había mostrado signos de mejoría por el momento.

Estaba caminando hacia un campo de entrenamiento, cuando sentí un chakra en específico aumentando. No lo dude mucho y corrí a toda velocidad hacia su origen.

- ¡Prima! - exclamé entrando velozmente en la tienda en la que descansaba. Con ella, estaba una Shizune llorando junto a dos doctores estupefactos.

- Reiko - soltó ella - quitame a Shizune de encima - me pidió, a lo que hice lo que me pidió con cuidado de no lastimar a la castaña.

- Te tardaste - le dije con una sonrisa en mi rostro - bienvenida de vuelta - le solté ignorando a la fuente de lágrimas que contenía en mis brazos.

- Cuéntame, ¿Que ha pasado? - me preguntó con seriedad.

- Pues...

(...)

- Ya veo, ¡Shizune, tráeme más comida! - ordenó mientras dejaba amontonado otro de los muchos platos que ya se había acabado -me he perdido de mucho - dijo para luego sonreír - me alegro de que Kagami este vivo - mencionó mientras Shizune le llevaba más comida.

- Que bueno verla bien - dijo Kakashi al ingresar a la tienda de campaña en la que mi prima descansaba - estuve peligrosamente cerca de convertirme en Hokage - dijo este con la misma actitud de siempre.

- Tengo algo que hacer, vendré más tarde - le dije a Tsunade antes de retirarme y dejarlos hablar.

Estuve caminando un rato buscando a alguien en especial, hasta que lo encontré.

- Yamato - lo llamé - necesito tu ayuda en algo - le mencioné. Hace un tiempo me había planteado pedirle ayuda, pero no fue hasta la muerte de Danzo en que pude decidirme.

- Claro, ¿Que necesitas? - me dijo algo sorprendido.

- Enséñame como contener al kyubi por favor - le pedí asegurándome de que hubiera poca gente pasando por allí.

- Pero para eso necesitas poseer el Mokuton - me aclaró contrariado.

- Has notado que hay más casas de las que construiste, ¿Verdad? - le dije esbozando una pequeña sonrisa traviesa - pues esas, las hice yo - le revelé.

Y el resultado de todo eso fue que Yamato se desmayó.

- Tendré que buscar una forma de no hacer desmayar a la gente - me dije a mi misma mientras observaba al castaño con resignación.

Si la guerra se avecinaba, tenía que aprender a sacarle el mayor provecho al elemento Madera.

Y el único que podía enseñarme a contener al kyubi con el mokuton, era él.

- <<Podrías controlarlo con el sharingan>> - le escuché decir a Madara desde mi interior, pero la idea no me gustaba.

- <<Sabes lo que opino de usar el sharingan>> - le dije a secas. La idea de quedar ciega no me era muy tentadora, y aunque tuviera el ojo de Shisui en mis manos, no lo usaría por respeto a su memoria - <<pero agradeceré tu ayuda en el tema de entrenar los genjutsus. no sabemos lo que puede pasar en la guerra>> - terminé añadiendo. 

Ese mismo día, Yamato comenzó a instruirme. Por lo que incluso mis entrenamientos iniciales se veían como nada en comparación a los avances que tenía con alguien que me enseñara.

Notas de la autora

Lamento la demora.

Los estudios me mantienen bastante ocupada junto a otros inconvenientes.

Intentaré actualizar semanalmente, lamento el inconveniente.

Gracias a los que leen esta historia, espero que les haya gustado el capitulo.


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