Capítulo 99
Abro lentamente los ojos. Miro al frente, observando el edificio. Solo hay pilares de cemento gris manteniendo la estructura. No hay ventanas ni puertas, está completamente abierto.
Suelto un suspiro y miro a Jeff, quien sigue dormido en mi hombro.
Dejo la bolsa en el suelo y comienzo a rebuscar en el interior.
«Ropa de cambio; champú y gel de baño, dinero, la botella vacía del agua bendita, cuchillos de repuesto, comida enlatada, la foto de Jeff con su familia, el botiquín de primeros auxilios, un poco más de comida y más dinero y… ¿cervezas? ¿Pero en qué momento…?»
Frunzo el ceño y saco las latas que hay, son cuatro. Escucho un gruñido a mi lado derecho, Jeff se está despertando.
—Hey —saludo y Jeff me mira con los ojos entreabiertos.
—Hey… —susurra y se restriega los ojos con las manos. Luego mira alrededor— Una puta alucinación, ¿eh? —empieza a reírse, pero no parece de buen humor— ¡JODER! —Da un fuerte golpe contra el suelo con una de sus piernas.
—¿E-estás herido? —pregunto mirándole con atención.
—A parte de por la sudadera y algún rasguño, no —dice apartando las manos de sus ojos. Me mira fijamente y sonríe de forma maliciosa, haciendo que su cicatriz se arrugue—. Unos ponis de mierda no van a poder conmigo. Está claro que ganar al mejor Creepypasta no es fácil.
—Pero… cuando nos los encontramos parecías preocupado —me cruzo de brazos y Jeff rueda los ojos y guarda silencio. Lo miro fijamente esperando alguna respuesta y a los pocos segundos suspira.
—No podía pelear contigo ahí. Me estaba arriesgando a que te tomaran como rehén o te despedazaran frente a mis ojos —tras decir esto, Jeff aparta la mirada de mí hacia la derecha y se cruza de brazos. No puedo evitar sonreír.
—¿Habrías muerto con tal de salvarme, Jeff? —Pregunto y él me mira de reojo. Noto como se sonroja un poco.
—Estaba claro que no iba a morir, Tenny —amplio mi sonrisa y me acerco a su rostro, mirándolo fijamente y poniéndolo algo nervioso. Él ríe levemente—. ¿No te quedó clara la respuesta cuando me lancé hacia dos ponis con un simple cuchillo, Tenny?
Creo que me acabo de sonrojar tanto como la sangre de esos ponis. Jeff intenta volver a su expresión fría de siempre, aunque se le escapa una leve sonrisa.
—Anda, acércame una de las cervezas de la bolsa —me dice disimulando.
Se la paso, la abre y echa un trago.
—¿Desde hace cuánto bebes tanto alcohol? —Le pregunto.
—Esto no es mucho alcohol, Tenny. Tendrías que haberme conocido antes de que Liu me encontrara cuando escapó del hospital… —echa otro trago.
—Entonces estás volviendo a ese hábito porque Liu ya no está, ¿verdad? —digo sin intentar causarle molestia, pero Jeff no me mira bien.
—¿Quieres? —pregunta pasándome la lata—. Ayuda a distraerse. Ambos hemos perdido lo que nos quedaba de familia, te vendrá bien…
—¡¿A qué te refieres?! —digo asustada. Jeff solo ríe.
—No me refería a eso… pero ya no podrás volver a verlos, así que para ellos es como si estuvieras muerta y para ti igual —pega otro trago de cerveza.
—Mi familia sabe que solo trato de protegerlos y que estoy bien. Les dejé una carta en tu caba…
Jeff escupe la cerveza y me mira fijamente. Sus pupilas se contraen. Me alejo inconscientemente de él.
—¡¿Cómo que les dejaste una carta?! ¡¿Cuándo te dio tiempo a escribirla?! —pregunta alterado pero sin alzarme la voz. Aparto mi mirada de él.
—Yo… cuando Toby dijo que era la policía sabía que iban a intentar rescatarme, pero que yo no podía volver con ellos así que me puse a escribir… —me tiembla el pulso, entonces recuerdo que estoy con Jeff. Lo miro a los ojos, a esos preciosos ojos azules de asesino. Jeff jamás me haría nada malo, solo está alterado por si nos descubren y nos separan… me calmo y le tomo de las manos— No les conté nada que nos pueda delatar, tranquilo —él también se calma—. Solo escribí que por su seguridad no podía volver con ellos, y que me iba voluntariamente. Les escribí que no tenían de qué preocuparse, que yo sería feliz. Muy feliz.
—Mm… Está bien. Perdona por ponerme así —Jeff tira la lata, se quita su sudadera y la pone como almohada en el suelo. Se tumba y me hace un ademán para que haga lo mismo.
Ambos nos quedamos mirando al techo.
—Jeff, ¿puedo preguntarte algo? —responde que sí con un ruidito— lo de ayer en tu casa, me ha venido el flashback de repente y… ¿Qué clase de entes eran? Quiero decir… no eran como Ben o Sally, pero a la vez sí…
—Mm… no me conozco todos los tipos de fantasmas que hay, ¿sabes? —giro la cabeza para mirarle, él hace lo mismo— Hay muchos tipos, y si no eres alguien que le interese investigarlos o conocerlos es difícil identificarlos. Hay almas en pena como Sally, mi… madre, tal vez Lucy, y otras almas que pueden llamarse… vengativas, como Ben, Eyeless, el imbécil que estaba en nuestra casa… Diría que depende de sus conductas —asiento—. Luego hay unos cuantos como espectros, poltergeists que son los que tiran objetos, banshees, jinn, revenants, yōkais… Depende de la mitología a la que estén sujeta, también —me quedo boquiabierta escuchándolo hablar—. Oh, luego hay algunos a los que le afectan distintas cosas, como el agua bendita, estas piedras que venden en tiendas raras o amuletos… Siempre he querido viajar por mera curiosidad a lugares donde ocurran sucesos paranormales, aunque en estos años he estado más que acostumbrado a… eso.
—¿Alguna vez has jugado a la Ouija? Por querer vivir esa experiencia paranormal antes de meterte en todo esto, claro… —digo y Jeff se queda pensativo. Vuelve a mirar al techo y cierra los ojos por unos segundos.
—Antes de venir a este pueblucho, en la casa antigua, sí. Liu era bastante popular allá donde fuera, ¿sabes? —sonríe levemente— En nuestro antiguo instituto tenía un grupo muy grande de amigos, y él era algo así como el líder de ellos. Un Halloween quisieron hacer una ouija mientras nuestros padres cenaban fuera, y a mí me pilló en casa así que me uní. Yo nunca he sido como Liu, nunca me ha resultado tan fácil… socializar, ya sabes, así que estaba algo incómodo.
—¿Y funcionó?
—En ese momento pensé que no. Uno por uno le fuimos haciendo preguntas, y nada se movía. Hasta que llegó mi turno. Fue decir yo «¿hay alguien ahí?» y el planchette empezó a moverse con lentitud hasta el «hola». Los… los amigos de Liu me pidieron que preguntara por qué solo me contestaba a mí, con miedo lo hice y… —Jeff hace una pausa para tomar aire— letra por letra fue formando el nombre de «Jeff The Killer».
Un escalofrío me recorre todo el cuerpo.
—¡¿Cómo es posible?!
—No lo sé, Tenny, no lo sé… en ese momento pensé que eran Liu y sus amigos tendiéndome una broma, así que me indigné y me fui. No le di más importancia a la historia hasta que los periódicos y el internet comenzaron a llamarme así…
—Jeff… crees… ¿crees que estabas destinado a vivir todo esto? ¿A volverte Jeff The Killer?
—Prefiero no pensarlo… —Jeff ríe con rabia y con una mano se retira el pelo de las orejas, se le nota tenso— pero viendo la que nos ha jugado Zalgo y el tiempo con el que lo tenía pensado… no me extrañaría nada.
—De hecho… ¿tienes alguna idea de cómo saltaste realmente al internet? Porque que yo sepa no se sabe nada sobre el origen de tu famosa foto, y no se parece en nada a ti…
—Obviamente salí en los periódicos y noticiarios de mi zona, pero así tal cual al internet, esa foto… no, jamás he sabido de dónde viene.
—¿Y alguna vez has ido a una invocación? —sigo mirándole. Pongo una mano en la sudadera acariciándola.
—¿Tú qué crees? —mantiene su vista en el techo pero me mira de reojo.
—Eres humano, pero para asistir a una invocación debes de ser un… fantasma, es decir, estar… muerto, ¿no?
—Puedes ser mitad ente y humano… Hay algunos que lo son. Y no, la respuesta es no. Nunca he ido a una, de eso se encargan los tulpas.
—Entonces…
—Y… los tulpas muchas veces cambian nuestro aspecto constantemente, por eso nadie ha dado con una descripción exacta de mí. Eso ocurre con las invocaciones de humanos, en otras como las de Ben, Sally, Eyeless, entre otros, ellos mismos sí pueden acudir a ellas, pero solo si quieren.
—Porque ellos ya no son humanos, sino entes o… están en forma espectral —Jeff asiente con una sonrisa mirándome.
—Entiendes rápido —Jeff se levanta y camina hacia el borde, hace un movimiento en su pantalón y se yergue. Me siento y le miro confundida sin entender qué hace. Él gira su cabeza y me echa una mirada—. ¿Qué?
—¿Qué haces? —frunzo el ceño y mis labios forman una U.
—Eh… ¿meando? —aparto la vista rápidamente avergonzada. ¿Cómo no me di cuenta antes?
—P-perdona… —se da la vuelta con el pantalón ya subido.
—Aquí hay buenas vistas, por si quieres cambiarte de sitio —asiento sin mirarle y llevo la sudadera rota y la bolsa.
Jeff apoya su espalda de pie en un pilar de cemento, mirando el paisaje. Yo me siento en el borde, dejando mis piernas colgadas al vacío. Miro hacia bajo, viendo solamente tierra y alrededor muchos árboles frondosos, diferentes a los de Precespyata.
El sol se está ocultando, pronto anochecería.
—Dame otra lata, ¿quieres? —agarro una lata y se la doy— Deberíamos cenar algo, tenemos los horarios de sueño y comida en la mierda de tanto huir… Y solo han pasado… casi dos días…
—Y pensar que estábamos tranquilos en una cabaña con comida, cama, luz y agua… —Jeff me mira de reojo— Perdón… es solo que… es raro, ¿sabes? Es como si… no lo sé, hubieran estado esperando a que todo explotase para… actuar en contra de las reglas que teníais —Jeff suelta un suspiro y da un sorbo.
—Éramos un grupo grande, pero no a todos les gustaban las reglas. Como a Laughing, por ejemplo. Sé que si no hubiera sido por las normas ya Laughing habría acabado con muchísimos proxys y con los que no estábamos esclavizados por Slender, eso lo tengo claro.
—¿Y Pinkme y Dashie?
—No estaban ni con Zalgo ni con Slender, algunos van por libre. Pero sabían que si tocaban a uno de nosotros Zalgo tranquilamente podría haber bajado y… no sé, hacerles cosas de demonios y eso —Jeff se termina la cerveza y la tira por el bosque—. Dame otra —se la doy.
—No sé qué tan bueno sea que bebas tanto…
—Tenny, ya te lo dije, esto no es nada en comparación a lo que hacía cuando tenía trece años.
—¿Y qué hacías? —abro dos latas y le doy una.
—Fumaba y me emborrachaba… —coge un poco de atún— Acababa de matar al que se supone que era mi padre quien a su vez mató a mi madre y a Liu, o eso creía. Llamé a la ambulancia y me fui corriendo, me iban a echar la culpa los vecinos y no sabía si Liu seguiría con vida.
—¿Pero por qué te odiaban tanto los vecinos? —pregunto comiendo calamares de la lata.
—Si te soy sincero, no lo sé. A todos les agradaba Liu, un chico sociable, popular, con muchos amigos, educado, amable, buenas notas… Luego estaba yo que… solo era yo —se encoge de hombros—. Era más callado y reservado que Liu. No tenía amigos y los del instituto pensaron que sería buena idea meterse conmigo siempre y cuando Liu no mirase.
—Pero Liu te defendía, ¿no? —Jeff suelta una sonrisa amarga y da otro sorbo.
—No lo sabía —abro bastante los ojos—. En ese momento no quería "chivarme" a mi hermano mayor —hace comillas con los dedos—. Me amenazaban con que si se lo contaba a Liu me iría mucho peor, a parte de que me parecía de ser débil el ir a pedir ayuda —sigue comiendo atún—. Y ya teníamos suficientes problemas los dos. El imbécil de Peter ya nos hacía la vida imposible en casa lo suficiente como para darle más problemas a Liu.
—¿Te pegaba también?
—Sí, y me quemaba con cigarrillos —se mira sus brazos descubiertos—. Ya no están las marcas, pero recuerdo los lugares en los que los solía hacer.
—Me alegra de que esté muerto, o… más muerto —Jeff me mira y sonríe levemente.
—Se puede decir que nos vengaste —suelta una risa nasal y sigo comiendo—. Si Liu hubiese podido verlo creo que hasta te habría levantado por los aires… —baja la mirada.
—En el tiempo que estuve secuestrada Liu siempre se mostró como el mejor hermano mayor que pude haber visto. Se notaba que te quería muchísimo —Jeff mira al paisaje y se restriega los ojos con el dorso de la mano.
—Sí, irónicamente todo lo que nos pasó nos unió más…
—Y… Jeff —atraigo su atención—, ¿siempre fuiste así? —arquea una ceja— Es decir, físicamente.
—No, antes era más enano —bromea y río un poco—. Bueno… mi pelo se fue oscureciendo cada vez más. Mis ojos siempre fueron azules y mi piel… siempre fui… pálido, aunque lo de no salir mucho de casa ni exponerme al sol ayudó bastante. Y genes.
—¿Entonces nunca te prendieron fuego?
—Con lo único que me quemaron con trece años fueron los cigarrillos. Nunca me prendieron fuego con lejía ni alcohol, lo único real de la historia es la sonrisa —la miro detenidamente.
—¿Te dolió hacértela? —pregunto— ¿O la adrenalina te ayudó?
—Un poco de ambas —se encoge de hombros y se termina la lata de atún y la tira al vacío—. Me dolía el pecho por lo que acababa de pasar, sentía como… una bola, aquí —señala su esternón—. Me metí el cuchillo en la boca y… deslicé a un lado y luego al otro. Me ganó el impulso, tenía adrenalina, pero hasta lloré del dolor desde que me lo hice hasta que salí de Maryland —ríe sin ganas, sus ojos vuelven a aguarse. Me levanto, habiendo terminado mi lata y lo tomo del brazo—. A los meses me encontró Liu, en esos meses había fumado y bebido todo lo que había querido para olvidar toda esa mierda, pero nunca dejé de matar gente. Supongo que así me encontró… Pensé que me odiaba por haberlo dejado tirado pero… solo me abrazó en cuanto me vio. Y de ahí no volvimos a separarnos hasta… —suelta un suspiro y termina su lata y la tira también— Dame otra.
—Solo queda una…
—No importa. Olvidé comprar cigarrillos. Dame la última lata.
Cierro los ojos apoyándome en el tronco del árbol. Abro los ojos y me asomo disimuladamente, viéndola. Hace tanto tiempo que no la veía de frente… Lo único malo es que está con ese cabrón. Pelea bien, se mueve bien, pero sigue siendo una mierda.
Jane y yo les seguimos anoche después de que peleasen contra esos ponis y los matasen hasta llegar a una construcción abandonada y nos estamos escondiendo en los árboles a una distancia prudente. No hemos descansado como es debido hace un tiempo, tampoco hemos tenido oportunidad para comer, así que enfrentarlos ahora es un suicidio.
Jane abre y rebusca en su mochila, sacando sándwiches. Agarro uno, pero ella no me mira.
—Has estado muy callada —digo, ella sigue mirando el suelo, teniendo una rodilla inclinada y su brazo apoyado en ella.
—No es momento de hablar, están en la parte de afuera y podrían escucharnos.
—Digo desde ayer…
—Estuvimos dormidos.
—Pero…
—Carl, ahora no —su tono es cortante, es la primera vez que lo usa conmigo.
—¿He hecho algo mal? —ella me mira bastante seria.
—Me has mentido y me has ocultado la verdad.
—Tú también lo has hecho —frunzo el ceño.
—No es lo mismo, no voy diciendo mi verdadera identidad por doquier, y los asesinatos que he hecho…
—Maté a mis padres porque me maltrataban siempre, tú y Damian lo habéis visto. A parte, logré echarle la culpa a Jeff y el pueblo nos alentó y animó a acabar con ellos. Si mis padres no hubiesen muerto no habría habido alguna gota que colmase el vaso, Jane.
—¿El intento de violar a Tenny también fue parte de tu plan para que Precespyata estuviera contra los Creepypastas? —contraataca y ruedo los ojos.
—Eso es diferente. No estoy orgulloso de lo que hice en la celda ni en cómo traté a mis amigos. Me arrepiento de todo lo que pasó ahí, pero estaba contra todos, Jane. ¡No podía pedir ayuda a mis propios amigos porque o no podían o había algunos que incluso se ponían de su lado! Confié en Tenny y ella se fue con Jeff, y entonces no sé porqué… ¡hice eso! Hoodie me violaba, cada vez que estaba con él lo hacía, y no sé porqué se me ocurrió intentar lo mismo con Tenny… —suelto un suspiro y restriego mis ojos con mis manos— Lo único que me salvó de Hoodie, irónicamente, fue la paliza que me dio el enfermo que está ahí arriba —señalo con el dedo a Jeff.
—Carl… —Jane suelta un suspiro y agarra su tabique con los dedos índice y pulgar.
—Y… no fui a mi casa a matar a mis padres… Ya que me estoy sincerando, lo haré hasta el final —trago en seco—. Cuando… cuando el cadáver de Lana… apareció en el bosque… lo que me sorprendió no fue que estuviera muerta, sino en cómo la dejaron… Yo ya sabía que… ya sabes, ya no estaba… viva —veo como el rostro de Jane se vuelve de sorpresa absoluta.
—Carl… —Jane se lleva una mano al pelo, retirándoselo— ¿mataste también a Lana?
Ahora soy yo el que pone la cara de sorpresa. ¡¿De verdad Jane es capaz de pensar que yo haría algo así?!
Respiro hondo para tranquilizarme, como siempre hacía Damian antes de hablar.
—Jane, yo no… yo no sería capaz de… —pienso de qué manera contarle todo, pero mientras lo voy recordando se me va haciendo un nudo en la garganta que apenas me deja hablar— Esa noche sabes que me escapé de casa de Damian, pero fue con la intención de… de… —me llegan flashbacks de bajar las escaleras hacia la cocina de Damian, recuerdo cómo elegí el cuchillo, cómo desactivé la alarma, el frío que hacía…
—Carl… ¿por qué regresaste al bosque? —Casi se me había olvidado que Jane llevaba bastantes años como inspectora de policía.
—Pensé que… que podría rescatarlas, que…
Me llega el recuerdo de rebuscar entre todos los árboles para orientarme por el bosque. Recuerdo la cabaña de Hoodie, recuerdo acercarme y escuchar voces dentro, la voz de Hoodie… Recuerdo llegar al almacén y ver a Jeff salir de allí, recuerdo llegar corriendo dentro, recuerdo la cara de desprecio de Tenny al verme… y la de ilusión y a la vez miedo de Lana.
—Yo… Jane, yo… no pensaba que algo así ocurriría, yo… —empiezo a mover con brusquedad los brazos. No sé si taparme el rostro, si moverme el pelo, si tomar de las manos a Jane, si…
—¡Carl! —"grita" susurrando— No podemos hablar tanto. Quiero escucharte, pero tendrás que ir más al grano… —me toma de los hombros y me mira fijamente—. Fuiste al bosque, de alguna manera conseguiste entrar sin que los proxys te hicieran nada, llegaste al almacén e intentaste rescatar a Tenny y Lana, ¿verdad? —afirmo con la cabeza— ¿Qué ocurrió? ¿Os pilló algún Creepypasta y mataron a Lana? —niego con la cabeza. Noto cómo me empieza a sudar la frente aún y con el frío que hacía— Vale… ¿puedes decirme qué sucedió, entonces?
Trago saliva e intento agarrar las fuerzas para hablar.
—Jane, yo… iba armado por si ocurría algo y… y ocurrió. Jeff entró y saqué el cuchillo para defenderme… Tenny, Tenny no quería venir conmigo, me puse nervioso… El cuchillo de Jeff, Lana…
—Carl, no estás haciendo frases coherentes… —me dice Jane con algo de tristeza. Por lo menos comprende que me cuesta hablar de esto.
—Tenny mató a Lana —suelto de golpe. La cara de Jane es todo un poema. Me parece increíble que me viera capaz de matar a Lana y no lo pensara de Tenny, que se había escapado con el maldito Jeff The Killer.
—¿Tenny a… Lana?
—Jeff le dio su cuchillo a Tenny para que me matara, me defendí agarrando el cuchillo hasta que me corté, entonces lo solté y… Tenny perdió el equilibrio y… el… el cuello de Lana… Lana…
Jane me limpia unas lágrimas del rostro. Me abraza.
—¿Cómo escapaste de ahí, Carl?
—Jeff vino corriendo a apuñalarme, pero no insistió ya que prefería quedarse con Tenny para apoyarla y manipularla más…
Empiezo a recordar cómo salí del almacén con el cuchillo en el costado. Hoodie en su cabaña, sentado tranquilamente… los proxys rodeándome. La estática. Slenderman.
—¿Y cómo pudiste salir del bosque en ese estado? —pregunta aún abrazada a mí.
—Slenderman me dejó salir. Pensé que iba a matarme pero… me dejó salir.
—¡¿Qué?! —Jane se quita rápido del abrazo para mirarme fijamente. Sigue susurrando pero ha subido más el volumen— Slenderman no hace nada gratis ni sin un sentido, Carl…
—Lo sé, me-me lo dejó claro en cuanto escapé de su zona… no me dijo que quería exactamente de mí. Pero mi intención no es ayudarlo, Jane…
—Tranquilo, él encontrará la forma de que lo hagas… —termina por decirme en un tono que no consigo descifrar.
Nos quedamos en silencio de nuevo. Miro a Tenny y a Jeff, ahí colgando las piernas por el hueco del edificio, hablando.
—Esa paz les durará poco, tú tranquilo… —me dice Jane mirando a Jeff fijamente.
Curiosidad n°99: A Tenny le "gusta" Jeff.
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