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Capítulo 96

Estamos caminando por el bosque. Se escuchan nuestras pisadas, ya no tenemos que ser cautelosos al no haber nadie que nos vigile. Aún está oscuro, pero no tardará en amanecer.

Miro alrededor y respiro el aire fresco, algo que no pude hacer las veces que estuve por aquí por obvias razones.

—Es raro que… todo esté tan… tranquilo —murmuro, Jane me mira y suelta un suspiro.

—Te entiendo, cada vez que entraba aquí me sentía vigilada y observada. Pero ya no hay peligro, ni siquiera hay animales —me contesta.

Caminamos por un largo rato, el paseo es agradable, aunque no puedo dejar de lado ciertos… recuerdos. Jane gira a la derecha y, después de unos cuantos minutos, llegamos a un lago gris. Dos niñas se encuentran sentadas en un tronco caído, jugueteando con sus piernas. Una de esas niñas es Sally, la otra tiene un vestido rojo.

—Janna —saluda Sally. Su voz es apagada y su rostro aún más demacrado que antes. Sus ojos caídos y su espalda encorvada nos da la señal de su estado de ánimo, uno nada bueno.

—Sally —le devuelve el saludo—. Lazari —la niña solo la mira—. ¿Dónde hay una barca? —pregunta.

—¿Qué te hace pensar que hay una barca aquí? —contesta Sally borde.

—Jeff y Tenny han escapado. El bosque estaba rodeado por los policías. Así que… la única manera es que hayan huído por el lago.

—¿Y qué? ¿Acaso tu perfecto plan no contaba con ello?

—Contaba con que no fallaría la bala que le di a Liu y debió haber sido para Jeff —contesta seria y la miro sorprendido.

—¿Tú…?

—Luego te lo explico —me mira—. No tenemos mucho tiempo. ¿Dónde está la otra barca?

—Están rotas, ya les perdiste la pista —Sally se cruza de brazos.

—¿Por qué no vais por Zalgo? —habla Lazari— Mi padre es el culpable de todo, ¿por qué vais por Jeff y Tenny?

—Jeff se llevó a la persona que quiero y me debe venganza —contesto y Sally sonríe de forma torcida.

—Tú siempre te haces la víctima.

—Yo fui violado como tú —Sally se levanta abriendo bastante los ojos y sus puños—. ¿Por qué no castigas a Hoodie como lo hiciste con tu tío?

—¿¡CREES QUE NO LO HICE!? ¿¡CREES QUE APLAUDÍA LO QUE TE HACÍA HOODIE!? ¡LE EXPRESÉ MI DESCONTENTO!

—Sí, eso me sirvió de mucho… Lo encubriste, Sally. Nunca le mataste como haces supuestamente con cada violador, pedófilo o abusador que te encuentras. Eres igual a tu tío —me cruzo ahora de brazos y a Sally le empiezan a temblar las manos.

—¡NO COMPARES! —me grita y se acerca a mí, Jane no saca el arma, pero tiene la guardia alta— ¡YO ERA UNA NIÑA! ¡UNA MALDITA NIÑA DE OCHO AÑOS! ¡NUNCA PROVOQUÉ A MI TÍO!

—¿Dices que es mi culpa que Hoodie me violase porque le provocaba? —respondo con voz calmada mirándola atentamente.

—¡NO! ¡NO JUSTIFICO QUE HOODIE TE HAYA VIOLADO! ¡PERO NUESTROS CASOS NO SON EL MISMO! ¡TÚ PROVOCABAS TODO EL TIEMPO QUE TE DAÑASEN! ¡TE METISTE CON LOS PADRES DE JEFF Y LIU! ¡INSULTABAS Y PEGABAS A TUS AMIGOS EN LA CELDA! ¡INTENTASTE VIOLAR A TENNY Y AGRADECE QUE JEFF NUNCA SE ENTERÓ! ¡PORQUE CRÉEME, CARL, QUE SI TENNY O ALGUNO DE NOSOTROS LE HUBIERA DICHO QUE INTENTASTE VIOLAR A TENNY A JEFF NO ESTARÍAS FRENTE A MÍ DE UNA PIEZA! ¡MALDITO HIPÓCRITA Y VICTIMISTA! —su voz parece que podría desgarrarse en cualquier momento. Trago en seco y miro a Jane de reojo, quien parece anonadada y… decepción con todo lo que ha dicho Sally. Lazari mira todo con tranquilidad, sin inmutarse por lo que decimos.

—Sabes que solo lo hace para desmeritar lo que Hoodie me ha hecho. Tú lo has visto —miro a Jane y ella a Sally. La niña respira hondo y se seca las lágrimas de su sucio y ensangrentado rostro.

—Janna… 

—Llámame Jane, Sally —la interrumpe y la expresión de Sally cambia a una de pequeña sorpresa.

—¿Jane… Jane The Killer? —Jane asiente— Ya veo… ya entiendo algunas cosas… —murmura— Siento que Jeff haya asesinado a tus padres y te haya arruinado la vida. No te negaré tu venganza, es más, estás en tu derecho y lo reconozco. Pero… él me ha cuidado durante todos estos años y ha sido muy amable conmigo, me ha escuchado y se ha preocupado por mí así que… No trato de justificar lo que hizo, pero entiende que no te vaya a ayudar —la mira con expresión neutral.

—¿Nos prestáis el tronco? —pregunta Jane y ellas asienten, alejándose.

Jane agarra el tronco por un lado y yo por el otro, sin saber qué va a hacer.

Caminamos como patos hasta el lago y tiramos el tronco al agua, este flota.

Jane se sube al tronco y yo detrás de ella, ella gira su cabeza hacia Sally y Lazari.

—No tenéis culpa de todo lo que ha pasado. Sois las únicas Creepypastas que habría perdonado la vida si os hubiera encontrado en mi peor momento. ¡Gracias!

Sin nada más que decir, Jane mueve sus brazos usándolos como remos para ir hacia delante. Me doy la vuelta y hago el mismo movimiento pero al contrario, de hacia atrás hacia delante.

Afortunadamente llevaba pantalones largos, una camiseta corta y una chaqueta oscuros, pero no puedo decir lo mismo de Jane, que lleva solo un vestido y unas botas negros. Ella puede pescar un resfriado, pensándolo bien, esto no era una buena idea aunque fuese la única. Muevo los brazos más rápido y con más fuerza después de remangarme la chaqueta.

Escucho que Jane deja de remar con sus brazos y me detengo, viendo que ya habíamos llegado al otro lado. A un lado de nosotros, se encontraba una barca de madera encallada. Esa debe ser la que usaron Jeff y Tenny.

Caminamos por el bosque. Miro las piernas de Jane mojadas, solo espero que no se resfríe…

Seguimos recto hasta encontrar una cabaña, los rayos de sol ya traspasan las hojas y ramas de los árboles. Nos acercamos a la cabaña, está todo oscuro.

Jane mira en el interior en vano. Ella da la vuelta seguida por mí y abrimos la puerta trasera. Nada más entrar a la cabaña, sentimos un olor fétido que viene de la parte de arriba. Ambos nos tapamos la nariz. También huele a alcohol y veo una lata de cerveza tirada a un lado del sofá.

—Jeff ha estado aquí —dice Janna y subimos. Nos dirigimos y abrimos la puerta de donde venía el olor. Hay cadáveres de personas dentro, amontonados en una cama y cucarachas y moscas. Janna cierra inmediatamente y miramos en otra habitación. La cama estaba deshecha, ellos habían estado aquí como ella dijo.

—¿Y a dónde vamos? —pregunto y Jane sale de la cabaña conmigo.

—Vamos a donde empezó todo, él piensa que nadie lo buscará allí.

—¿Y cómo lo sabes?

—Mi instinto me dice eso, de todas formas no tenemos nada que perder, y han agarrado el vehículo que ellos tenían —miro al suelo, al lado de la cabaña y, efectivamente, hay huellas de un coche.

—No tenemos nada que perder —la miro y andamos para salir del bosque.

Despierto en la cama. Estiro mi brazo a mi derecha pero no siento a Jeff. Me levanto y me estiro. Bajo las escaleras y veo a Jeff con una cerveza en la mano.

—Buenos días —digo y él me responde con un gruñido.

Voy a la cocina y veo un sándwich mixto, lo llevo a mi boca y lo masticó mientras voy a la sala.

—Gracias por el sándwich, ¿has comido?

—Come deprisa, tenemos que irnos —me responde y frunzo el ceño.

—Aún está oscuro.

—Y es por eso que tenemos que aprovechar e irnos. Tenemos que alejarnos cuanto antes e ir a algún lugar en el que no sospechen en el que podemos estar.

—Iré por la bolsa, entonces.

Jeff mira al frente con la cerveza en la mano, serio y con la mirada perdida.

Busco la bolsa y, en cuanto la encuentro, me acerco a Jeff.

—¿Ya podemos irnos? —él asiente y tira la cerveza al suelo después de terminarla.

Jeff se levanta y vemos un coche negro aparcado al otro lado de la cabaña.

Entro de nuevo y encuentro las llaves en la entrada. Vuelvo al coche y se las doy a Jeff.

—¿Sabes conducir? —pregunto.

—Que no tenga carnet no significa que no sepa —abre las puertas y entramos.

Jeff saca de la bolsa una mascarilla y se la coloca tapando su boca y rostro, como hacen los asiáticos. Arranca y conduce en reversa hasta salir del bosque. Se da la vuelta y conduce recto hasta llegar a la autopista.

—Esto es demasiado arriesgado —murmura mirando a todos lados. Muchos conductores estaban esparcidos a nuestro alrededor, ensimismados en sí mismos, hablando con alguien o escuchando música a todo volumen.

—Habrá algún que otro que voltee, pero dudo que te tomen importancia —digo y Jeff me mira por unos segundos.

—Lo digo por ambos. Mi aspecto no es normal, y a ti te buscan por estar desaparecida… —suelta un suspiro y toquetea el volante con sus dedos.

—Pero hay millones de personas en el mundo.

—¿Y?

—No tienen porqué detenerse en mí, puedo decir que me parezco a Tenny Vlacada y la gente se lo creerá. Tú puedes decir que estás disfrazado de Jeff The Killer y colará.

—Sí… ¿y si quieren una foto? —arquea una ceja contestándome algo sarcástico.

—Les dices que cobras por foto. Habrá gente que acepte y así ganamos dinero, al igual que también habrá personas que les ofenda y te dejarán en paz.

—Sí… pero mucha casualidad que un cosplayer de Jeff The Killer y alguien que se parece demasiado a Tenny Vlacada estén juntos, ¿no? —me mira por unos segundos y me encojo de hombros.

—Casualidades de la vida, somos fans de los Creepypastas y del caso, hay personas que hacen eso —Jeff niega varias veces con la cabeza.

—Sigamos como estamos. Hay una mascarilla de repuesto, póntela —hago lo que dice y apoyo mi brazo en la ventanilla.

—¿Tienes idea de a dónde ir? —pregunto.

—Maryland —le miro—. Dudo que allí nos busquen, al menos por un tiempo…

—¿Qué hay allí? —Jeff se queda callado unos segundos.

—Tendremos que hacer varias paradas para comer y descansar, el viaje será largo.

—¿Qué tan largo?

—De ocho a once horas. Por eso te digo, si alguien nos sigue le costará buscarnos y encontrarnos.

—Espero que tengas razón, Jeff.

Jeff sigue por la autopista, nada cambiaba. Los coches pasaban rápido a nuestros lados sin detenerse un solo segundo en mirarnos, o al menos eso parecía.

Pasan varios minutos en completo silencio. 

—Jeff… —le digo y él solo me contesta con un sonido, sin mirarme— la mascarilla es algo asfixiante, y estamos conduciendo a 120 kilómetros por hora, no hay forma de que nos vean.

—Tenny —dice con voz dura, manteniendo la mirada al frente—, estamos conduciendo un coche robado después de haber matado a sus dueños, es cuestión de tiempo que comiencen a buscarnos. Tal vez hasta nos estén persiguiendo ya. Intento no llamar más la atención respetando el límite de velocidad y cubriéndome el rostro por si alguien nos ve aunque sea de reojo —me mira girando únicamente los ojos—. No lo hago por gusto, y has sido tú la que ha decidido venir conmigo.

—Mm… Ti-tienes razón. Perdona… —digo con incomodidad— ¿puedo poner música aunque sea? No es algo que nos vaya a delatar…

—Venga… 

Toqueteo la radio y busco por las cadenas que esos chicos tenían guardadas. Empiezan a sonar diferentes canciones de pop, country, reggaeton… Voy mirando a Jeff para según su expresión seguir cambiando o dejarla. Empieza a sonar Hey Brother de Avicii.

—¡NO! —grita con brutalidad, da un pequeño volantazo, pego un chillido del susto y Jeff apaga la radio. 

Lo miro detenidamente. Sus ojos se aguan.

—Po… ¿Por qué? —trato de decir calmada. 

—No más radio —dice en seco.

Se hace un silencio incómodo. Jeff traga saliva.

—Liu decía que esa canción le recordaba a nosotros —termina por decir. 

—Aún no me creo que se haya ido… 

—No se ha ido, Tenny —gira la cabeza para mirarme—, lo han asesinado.

—¿Te… te pudiste despedir de él?

—No —una lágrima le cae por la mejilla. Sin apartar la mirada al frente se la limpia con una mano—. Fue Janna. Su novia —en sus ojos se nota su rabia—, esa pedazo de puta maquiavélica… ¿Sabes quién era en realidad, Tenny? —Niego con la cabeza— Jane Arkensaw.

Abro los ojos de la sorpresa.

—¡¿Jane The Killer?! —alzo la voz.

Jeff afirma con un sonido.

—Lo sé —continúa Jeff con esos ojos llenos de rabia—, estarás pensando que es lo justo. Yo maté a sus seres queridos, y ella ahora ha matado a Liu después de haberle hecho pensar que lo quería. Piensas que me lo merezco —me mira. La pupila de sus ojos se hace más pequeña mientras que sus párpados están muy abiertos. Me da un escalofrío por todo el cuerpo—, ¿verdad?

—Pues no, Jeff —me recompongo. Jeff está afectado, y él no ha hecho nada malo. Siempre me ha tratado tan bien…—. Lo cierto es que no te lo mereces, para nada. Acababas de pasar por ese momento traumático y necesitabas soltar todo lo que sentías. Ella debería haber pasado página. ¡Sus padres iban a morir tarde o temprano! Pero Liu… ¡Dios, Liu no tenía la culpa de nada! —Jeff sonríe con la mirada, más relajado.

—Además, los padres de Jane me trataron horrible desde el momento en el que pisé esa ciudad. No eran almas inocentes… —Lo miro. Dios, Jeff ha pasado por tanto…— Tenny, no sabes lo que me alegra que te hayas venido conmigo. Me confirma que no te caía bien solo por ser el mejor de tus secuestradores…

—Jeff —me mira—, yo ya sabía desde hace tiempo que el aprecio que te tengo va mucho más allá del secuestro.

Ambos nos miramos, y no puedo evitar sonreír. El color de sus ojos es precioso…

Más minutos pasan. Trato de sacar distintas conversaciones con Jeff pero no se le nota con muchas ganas de hablar, así que acabo callándome. Miro por la ventana: Está empezando a amanecer. Los rayos del sol atraviesan de forma tímida el cielo nocturno. A principios de año nunca dan mucho calor. El camino está lleno de ciudades a lo lejos y árboles, un hermoso paisaje para una situación tan peliaguda. Mi estómago suena y segundos después el de Jeff, habíamos comido de madrugada y ya se estaba haciendo de mañana.

—¿Hay comida en la bolsa? —pregunto.

—Sí, pero no la agarres. Esa comida es para cuando no podamos comprarla.

—¿Adónde vamos entonces?

—Haremos una parada. ¿Te apetece hamburguesa o pizza?

—Hamburguesas —contesto y mi estómago ruge con más ganas.

Jeff se desvía a otro carril y a lo lejos veo el logo de McDonald's.

Entra en la fila del McAuto y me mira.

—¿Qué? —frunzo el ceño confundida y él rueda los ojos.

—Nada, es que me gusta estar parado frente al altavoz del McAuto como un idiota.

—Ah… ¡AH! ¡Sí! —reacciono y tomo mi mano acariciándola con el pulgar— Dos hamburguesas con solo queso y ketchup —Jeff me mira mal—. ¿Qué?

—Con esa mierda no comes —Jeff se acerca al altavoz y carraspea un poco—. ¿Hola?

—¡Hola! ¿Qué van a pedir? —saluda amablemente una cajera con voz robótica y con eco.

—Dos McPollo y una CBO.

—¿Quieren papas? —Jeff me mira por unos segundos, asiento y vuelve a mirar el altavoz.

—Sí, dos paquetes medianos.

—¿Quieren algo de beber?

—Una botella de agua y una cerveza.

—Vale, muchas gracias. Pasen a ventanilla para recoger su pedido.

Jeff conduce hasta la ventanilla y estira un poco el cuello de su sudadera, está nervioso.

La cajera abre la ventanilla, pero al ver a Jeff se perturba un poco, sobre todo por su sudadera manchada de sangre.

—Oh, eso —me adelanto—. Es una moda nueva, ¿no lo sabe?

—¿Una moda?

—¡Sí! ¡Conseguimos el color sirope, el que usan en las películas para simular la sangre y personalizamos la sudadera! ¿Le gusta? —la cajera mira con detenimiento la sudadera de Jeff, él me mira lentamente con los ojos bien abiertos y tenso.

—Pues… es un buen estilo, ¡jamás se me habría ocurrido! Espero que no os importe que os copie el estilo —ríe y le sigo la risa, Jeff se mantiene en silencio—. Aquí está —agarra las bolsas y se las pasa a Jeff una por una—. Son 25,59 dólares.

Jeff rebusca en la bolsa y agarra unos dólares algo arrugados, dándoselos a la cajera.

—Muchas gracias, ¡que tengan un buen día! —nos sonríe.

—¡Igualmente! —contesto con la misma amabilidad y Jeff solo lo murmura.

Pisa el acelerador y nos vamos de allí, volviendo a la autopista.

—Deberías haber actuado igual de amable —le digo rebuscando en la bolsa.

—No tengo porqué.

—Levantarás sospechas, Jeff… —le miro preocupada y él se encoge de hombros.

—No soy de hablar con desconocidos, Tenny. Soy más de… otro tipo de trato.

—Lo sé, pero no puedes masacrar un McDonald's sin llamar la atención… —agarro una McPollo, la abro, me bajo la mascarilla y le doy un mordisco— Dios… —suelto una lágrima y muerdo de nuevo tras masticarlo— está demasiado bueno… —Jeff me mira de reojo y sigue fijo en la carretera.

—Come tú, yo tengo que conducir —dice serio.

—¿Y si te doy de comer mientras conduces?

—No me voy a bajar la mascarilla.

—Pero tienes que comer… ¿Y si aparcas en algún lado? —Jeff resopla y aparca en el lado derecho fuera de la autopista.

—Dame —le doy su hamburguesa, se baja la mascarilla, la abre y come en silencio. Le doy sus papas y las coloca entre sus piernas.

—¿Está buena la tuya?

—Sí. Dame mi cerveza —la saco de la bolsa y se la doy.

—No deberías beber mientras conduces, ¿no?

—No estoy conduciendo —le da un gran sorbo a la cerveza y come su hamburguesa a bocados grandes. A pesar de que el tamaño de su hamburguesa es mayor que las mías, él ya casi termina mientras que por mi parte apenas empiezo por la segunda.

Jeff termina rápido sus papas y bebe poco a poco su cerveza mirando a todos lados.

Como mis papas después de terminarme mi hamburguesa a los dos minutos y doy un sorbo de agua.

—¿Has terminado? —asiento y Jeff guarda todo en la bolsa— Tenemos que seguir.

—Jeff, ¿has dormido? —me fijo en sus ojos, parecen cansados y con ojeras grises.

—No. Pero con más razón debemos seguir. El tanque de gasolina no está lleno.

—Habrá alguna gasolinera por el camino —contesto.

—Tenny, no. No podemos ir a una gasolinera.

—¿Por qué?

—Porque tienen cámaras —me mira serio.

—En el McDonald's seguramente tendrán cámaras y aún así fuimos.

—No es lo mismo, ahí no hemos salido del auto. En la gasolinera no sabemos si tendremos la suerte de que alguien nos rellene el tanque, y aunque así fuera tienen cámaras en el frontal, directo al parabrisas. No quiero arriesgarme. Nos da para llegar a Maryland, pero no debemos desviarnos demasiado ni tardar, ¿entiendes? —parpadeo varias veces mirándolo y hago una mueca para luego asentir.

Jeff arranca y volvemos a la autopista, nos quedaba la mitad o una cuarta parte del camino.

Suspiro un poco mirando por la ventana, mis ojos poco a poco se distorsionan, viendo borroso. Mis párpados pesan y apoyo mi cabeza en la ventana, quedándome dormida abrazando la bolsa.

Curiosidad n°96: Janna tardó menos que Jeff y Tenny en llegar a Maryland porque no hizo paradas y no se encontró con atascos ni contratiempos cuando fue a "investigar" el origen de Jeff.

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