Capítulo 84
«El sol calienta mi piel. La humedad del ambiente encrespa mi pelo y hace que mi rostro sude, pero no me molesta».
—Es como caminar por la playa —dijo Lana.
El suelo se volvió frío al igual que la temperatura.
—Sí, solo que por una playa de arena con rocas muy duras, sin agua y sin castillos de arena —respondí.
Estábamos haciendo nuestro paseo matutino por dentro y fuera de la celda, imaginándonos estar en una playa, bajo el sol y viento tocando nuestra piel y vellos de los brazos y agitando nuestro cabello.
Escuchamos la puerta abrirse, estábamos frente a ella y vimos a Jeff.
—¿Qué hacéis? —preguntó desde la entrada.
—Dando un paseo —contesté. Estábamos agarradas del brazo de la otra.
—¿No les gustaría a las señoras darse una ducha?
—¿Ahora somos señoras por querer dar un paseo? —los tres reímos por el comentario de Lana.
Jeff trajo la manguera, dos toallas, jabón y ropa nueva, al menos estaba limpia.
Nos quitamos la ropa mientras Jeff miraba a la pared de en frente, dándonos la espalda. Lana y yo nos "duchamos" y nos vestimos con la ropa que había traído Jeff, aunque tenían un olor extraño, como si fuese de otra persona, aunque lo que más importaba es que era de nuestra talla y nos cubría del frío que pudiese hacer en la celda por las noches.
—¿Puedo darme la vuelta? —preguntó Jeff carraspeando
—Sí, ya estamos vestidas —contesté y se dio la vuelta lentamente.
—¿Habéis comido?
Nosotras negamos, Jeff cerró la puerta tras cruzarla.
—Es muy amable —comentó Lana siguiéndolo con la mirada—. Ya entiendo porqué os llevasteis tan bien.
—¿De verdad? —respondí con algo de duda en mi voz.
—Sí, diría que quitando el hecho de que es un… asesino y secuestrador, ha sido buena persona, al menos con nosotros tres —tragué en seco—. Entiendo que os acercárais y os entendáis bien.
—Supongo… —murmuré— Su hermano también es amable, tiene su carácter, pero solo protege a Jeff.
—Oh, cierto… ¿Cómo se llamaba?
—Liu, se llama Liu.
—Creo que lo he visto antes… —dijo Lana en bajo— ¡Ah! Sí, Liu entró una vez a la celda, no recuerdo para qué, pero humilló verbalmente a Carl.
—¿Cómo que lo humilló? —pregunté sorprendida— ¿A qué te refieres?
—Pues… creo que tiene que ver con que Carl le dijo de todo a Jeff.
—A eso sí le veo sentido —negué con la cabeza soltando un suspiro.
—Y, dime. ¿Jeff te ha contado algo sobre él?
—¿A qué te refieres? —nos sentamos en el centro de la celda.
—Sobre su vida, si se ha abierto contigo.
—Me ha contado su historia, al menos lo que le pasó con sus padres —Lana abrió los ojos bastante de la impresión, pero a los segundos se le formó una pequeña sonrisa.
—Eso es que te aprecia y confía en ti.
—¿Cómo lo sabes?
—Tenny, cuando un chico, o una persona, se abre contigo y sobre todo Jeff que parece ser una persona muy reservada por lo que me has contado y lo que he podido notar, significa que eres algo en su vida.
No pude evitar emocionarme al escuchar eso. Lo que Lana dice es cierto, Jeff seguramente no le cuenta a cualquiera su historia verdadera, como mucho lo sabrán sus amigos y hermano. ¿De verdad significaré tanto para alguien? ¿De verdad significaré tanto para él?
Una sonrisa boba se me dibujó en el rostro y mis manos estaban inquietas acariciándose mutuamente.
Volvimos a escuchar la puerta abrirse y no pude evitar ponerme en pie y caminar a la salida para recibirle.
Jeff llevaba una bandeja con comida y una pequeña bolsa, al verlo cargado extendí mis brazos para ayudarlos.
—Aah no, Tenny. Ni se te ocurra, tienes que recuperar ese brazo —me miró frunciendo el ceño.
—¡Déjame ayudarte! ¡Estoy bien! —rechisté intentando agarrar la bandeja.
—No es no —caminó levantando un poco las bandejas para que yo no las pudiese agarrar, abusando de mi baja estatura.
Jeff entró en la celda y puso las bandejas en el suelo para luego sentarse con Lana, yo me senté al lado de Jeff y en frente mi amiga.
—¡Está muy rico, Jeff! —dijo Lana agarrando con un tenedor parte de la ensalada.
—Cortesía de Liu —contestó Jeff y empecé a comer agarrando otro tenedor—. ¿Cómo está tu brazo?
—Normal, supongo, si no lo muevo no duele.
Jeff me hizo un ademán con la cabeza y la mano para que le mostrara. Acerqué un poco el brazo haciendo una mueca de dolor involuntaria y destapó las vendas poco a poco.
—No está infectada, Liu te trató bien —dijo y sacó una botella de alcohol y algodón de la pequeña bolsa—. Déjame desinfectante ahora.
Asentí y Jeff comenzó a pasar suavemente el algodón por la herida con una mano, mientras que con la otra me tomaba el lado contrario donde estaba la herida del antebrazo. Cada vez que lo hacía sentía que me picaba más y más, teniendo unas ganas de rascarme casi inaguantables.
—Mejor come, así te distraes —dijo en voz baja y seguí comiendo, tratando de no pensar en lo que hacía.
Subí la mirada y Lana seguía comiendo la ensalada con una mirada de aprobación hacia nosotros, me sonrió feliz y le devolví la sonrisa, mientras la amargura y angustia me comía por dentro. Ella estaba feliz por mí, por Jeff, por nosotros. Pero yo no puedo estar feliz por ella, por Brian, por ellos. Supongo que este es mi castigo por sacrificar una vida para salvar otra, el remordimiento que me comerá día tras día y el tener que guardar el secreto hasta que lo termine sabiendo por sus propios métodos.
—Ya está —dijo Jeff colocando vendas nuevas en mi antebrazo y colocando la cinta para que no se despegasen.
—Gracias —murmuré y él sonrió levemente, no tardó en contagiármela y miré al suelo.
Nos quedamos unos largos segundos en silencio, hasta que Lana lo rompió, seguramente porque ninguno sabíamos qué decir.
—Y… Jeff, dime, ¿cómo es tu hermano Liu? —Jeff levantó la vista hacia Lana, adoptando una expresión un poquito más seria.
—Es muy buen cocinero, él es más sociable pero suele tener mal carácter a veces.
—Algo así me dijo Tenny —Jeff me miró por un segundo—. De hecho, me da curiosidad, ¿cuál es el mejor plato que cocina?
—Pues… —se cruzó de brazos pensando— tal vez el estofado de carne.
—¿Y repostería sabe? —preguntó Lana con cierta emoción, yo rei en bajo, ya que una de las cosas que más le gustaban a Lana en la vida era la repostería.
—Más o menos, ha hecho alguna que otra tarta de manzana, pero le gusta más la cocina en sí.
—Ya veo… ¿Sabes? Podría probar a hacer bolas de coco con chocolate. Son fáciles de preparar y están muy ricas. Solo necesitas coco rallado y masa de chocolate.
—Le pasaré el dato entonces —sonrieron con complicidad y yo comía en silencio. Me agrada la idea de que se lleven bien, noté un cosquilleo en mi estómago que no había sentido hace mucho tiempo.
Nos pasamos la mañana hablando. Al mediodía, Jeff volvió y nos trajo más comida, esta vez pasta con salsa de tomate.
Se nos pasaron las horas volando entre charla y charla, Lana conseguía que nunca invadiera el silencio en la celda, sabía cómo hacernos hablar y tirar del hilo.
Realmente ella fue una gran ayuda, gracias a ella pude saber más sobre Jeff.
Al parecer, él tampoco sabía qué hacer con su vida cuando era más joven, no tenía nada pensado más que salir de ese ambiente, y con toda razón.
En cambio, Liu, le gustaba la cocina y decía que quería estudiar gastronomía.
Era británico, nunca fue muy social y le gustaba el rock. Teníamos mucho más en común de lo que pensaba.
A veces me paro a pensar cómo serían sus vidas si nunca les hubiera pasado lo que les pasó, qué tan diferentes serían.
—¿No pasais frío aquí? —preguntó viendo que comenzaba a oscurecer y nosotras negamos.
—No mucho, aparte, ya nos hemos acostumbrado a estar aquí —contestó Lana.
Jeff se quedó unos momentos pensativos y luego se encogió de hombros.
—Si vosotras lo decís —él se levantó y salió de la celda—. Buenas noches, chicas.
—Buenas noches, Jeff —dijimos al unísono y Jeff me sonrió, para luego irse por la puerta.
—Le gustas —dijo Lana de pronto y la miré con algo de vergüenza—. Se le nota, os gustáis mutuamente —me abrazó alegremente sin tocar mi brazo.
Asentí levemente devolviéndole el abrazo. Lana y yo nos acostamos en una esquina de la celda y tratamos de dormir.
«Lana siempre fue una muy buena amiga, desde que nos conocimos. Lástima que ahora es cuando empiezo a valorarla realmente».
Tras ese pensamiento, cerré mis ojos tranquilamente, durmiendo frente a ella y con la decisión de ser más amable con Lana y protegerla cueste lo que cueste.
Curiosidad n°84: Si bien Lana y Tenny son amigas desde hace años, no hablaban en profundidad una con la otra hasta que les tocó estar a solas y en una situación de peligro.
Tenny solía estar con Carl y Locke, mientras que Lana con Fu y Brian.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro