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Capítulo 80

—Veo, veo —dije.

—¿Qué ves? —respondió Lana con un tono tenue.

—Tiene óxido.

—¿Los barrotes de nuevo?

—¡Correcto para la señorita de la celda tres! 

Reímos, Lana estaba sentada en mi regazo mientras rodeaba su cuerpo con mis brazos. Creo que tranquilamente podría ser nuestra postura favorita.

—Ahora yo… veo, veo.

—¿Qué ves? —pregunté.

—Es… de color negro.

—¿Yo? —al decir eso, Lana estalló en carcajadas y me sumé.

—¡No, tonto! ¡Tú no!

—Mmmmm… ¿la oscuridad?

—¡Bingo! —celebramos como si hubiéramos ganado el mejor premio de un concurso de la televisión.

—Ahora yo —dijo ella— veo, veo… algo blanco.

—Los dibujos de Bloody.

—¡Sí!

Echamos la cabeza hacia atrás viendo la pared llena de papeles pegados en las paredes. Dibujos hechos por Bloody sobre nosotros y nuestros amigos de formas grotescas, sobre todo porque siempre se encontraba el color característico que utilizaba el pintor, el rojo. Pero no cualquier rojo, el rojo que extraía de la sangre de sus víctimas o lo que le traían otros Creepypastas.

—Creo que gracias a Bloody ya hemos dicho todos los colores estos días… —murmuró Lana observando los dibujos.

—Sí, aunque con la oscuridad no se ven muy bien que digamos… ¿cómo demonios hace Bloody para dibujar y pintar si apenas hay luz aquí dentro?

—¿Quién sabe? Tal vez esté tan acostumbrado a ver en la oscuridad que ha desarrollado visión nocturna.

Nos reímos ante la broma de Lana hasta que escuchamos que la puerta se abría.

—Ha de ser Bloody para traernos la comida y dibujar —le dije y ella asintió.

Comenzamos a escuchar pasos, pero, para nuestra sorpresa, no eran los de Bloody, que sonaban delicados y tranquilos. Eran pasos fuertes y apresurados, pero nos resultaban familiares.

Lana y yo nos miramos, empezamos a temer de que se tratase de algún Creepypasta no muy amigable.

Los pasos se detuvieron por unos segundos y volvieron a sonar, acercándose finalmente a nosotros, descubriendo su identidad.

—¿Jeff? —habló Lana— Hace mucho que no te vemos, ¿qué haces aquí?

—Hoy es vuestro día de suerte —sonrió ampliamente con un tono alegre, Lana y yo nos miramos confusos—. Os tengo una sorpresa.

—¿Una sorpresa? —preguntamos al unísono. No sabíamos si era algo bueno o malo viniendo de Jeff, si bien él nunca nos había hecho nada sin razón, puede estar pasándole por la mente cualquier cosa.

—Sí, una sorpresa para vosotr… —mientras Jeff hablaba se dio media vuelta y se calló, se acercó a la celda que había en frente y miró en las otras dos rápidamente. Luego, volvió a donde estábamos Lana y yo— ¿Dónde está? —preguntó con tono serio, casi que desesperado.

—Eh… ¿te refieres a Tenny? —contestó Lana.

—Me dijeron que la celda principal estaba rota, que por eso os separaron en pequeñas celdas, pero juntos. Y ahora, veo que estáis haciendo manitas, una celda pequeña rota y Tenny no está… —nos miró fijamente a los ojos, pasando su mirada de Lana a mí lentamente, esperando una respuesta— ¿¡Dónde está!? —exclamó algo desesperado.

—Eh… —fue lo único que pude decir.

—¡¡Nada de "eh"!! ¿¡Dónde mierda está Tenny!? 

—Está en una de las primeras celdas, donde la puerta.

Jeff miró hacia la puerta unos segundos.

—¿Deberíamos decirle? —susurré lo más bajo que pude y Lana me miró sin saber.

—¿Por qué Tenny está ahí y no con vosotros? ¿Quién la puso ahí?

—Jeff… a ver… esto… Tenny… y nosotros… —Lana tropezó con sus palabras y Jeff la miró con impaciencia, apretando sus puños.

—¿Sabes quién es Tails Doll? —dije sin más y Jeff abrió lo más que pudo los ojos— Nos atacó. Iba a matar a un conejo que entró aquí, entonces nos vio y Tenny nos protegió, pero Tails Doll fue por ella —Jeff se acercó lo más que pudo a los barrotes, mi voz comenzó a temblar tanto que no pude seguir.

—Tenny está bien, hemos estado hablando con ella y le han dado comida, y le han tratado —siguió Lana y se levantó, quedando cara a cara con Jeff—. Ve a verla, la encontrarás de una pieza.

Jeff la miró por unos segundos, la diferencia de tamaño entre Lana y Jeff era considerablemente notoria, le sacaba como cuatro cabezas y, aún así, Lana era capaz de plantarle cara. ¿Cómo es posible que no esté muerta de miedo?

Jeff sin decir nada se alejó y caminó rápidamente hacia donde le habíamos dicho, escuchamos el sonido de una llave y una reja abriéndose, seguido de unos murmullos.

Tardaron unos segundos en aparecer delante de nosotros Tenny y Jeff.

—Vamos, vamos por… la sorpresa —dijo Jeff serio abriendo nuestra puerta, Lana y yo nos quedamos estupefactos—. Arriba, no tengo todo el día.

Me levanté y caminé junto con Lana hacia afuera de la celda pequeña, caminamos un poco y Jeff abrió la puerta de rejas de la celda principal.

—Entrad.

—Pero… los barrotes están… rotos —dijo Lana y Jeff la miró.

—Lo sé, pero no vais a pasar por los barrotes pudiendo cortaros, ¿no?

Los tres nos miramos y entramos por la puerta, Jeff la cerró sin llave al estar los tres dentro.

—Tenny, ¿cómo te encuentras? —pregunté, Tenny lucía cansada y con más ojeras de lo normal, al igual que más delgada que la última vez que la vimos.

—Bien… —dijo en bajo y tosió un poco— pero creo que habéis estado mejor que yo —sonrió y Lana y yo bajamos levemente la cabeza, en cierta forma me sentía culpable por lo que le pasó a Tenny.

—Bien —alzó la voz Jeff y respiró hondo, volvió a sonreír levemente—. Tengo buenas y malas noticias, ¿cuál queréis escuchar primero?

—La mala —dijimos a la vez y Jeff se cruzó de brazos.

—Vamos, chicos, ¡hay que ver lo pesimistas que sois! Pensadlo, habéis pasado por un secuestro bastante duro; han habido días en los que no habéis comido ni bebido nada, habéis visto morir a vuestros amigos, os han humillado, golpeado, asustado, estaréis con estrés postraumático… ¡Necesitáis algo de optimismo! —dijo mientras gesticulaba con las manos, nosotros nos miramos entre sí sin decir nada, me encogí de hombros.

—D-dinos la buena entonces —dijo Tenny, quien se encontraba sentada a la izquierda de Lana y yo a la derecha.

—¡Gracias, Tenny! Sé que siempre puedo contar contigo —Jeff sonrió y Tenny frunció el ceño.

—La buena noticia es que… ¡Os he conseguido la libertad!

—¿¡Qué!? —exclamaron Lana y Brian.

—¡Lo que habéis oído! —Jeff se cruzó de brazos.

—Espera —habló Brian entrecerrando los ojos—. ¿Cuál es la mala noticia?

—La mala noticia es que solo uno podrá salir.

Me crucé de brazos, sabía que no podía ser tan bueno.

—E-espera… —dijo Lana— ¿entonces, solo uno de nosotros puede escapar?

—¿No serías tú la más lista de la clase, no? —dijo Jeff con sarcasmo.

—Pero, a ver… —Brian hizo un ademán de organizar sus ideas— ¿Cómo y por qué? ¿Cómo lo has conseguido y por qué, después de todo, solo uno va a escapar? ¿Tantas molestias para evitar que lográramos salir y ahora, de la nada, se nos concede eso?

Los tres miramos a Jeff con recelo, había algo más.

—Bueno, entiendo vuestra preocupación, pero no soy yo el que da las órdenes aquí —se encogió de hombros.

—Pero, acabas de decir hace un momento que lo habías conseguido —replicó Brian.

—Sí, y lo hice. Luché para que pudieseis salir los tres ya que esto estaba dejando de tener sentido, ¿dejando a tres adolescentes en celdas, dándoles de nuestra comida y espacio solo para que se mueran lentamente? Mejor los soltamos. Esa fue mi idea, dejaros libres porque ya no tiene sentido seguir haciendo esto, pero, aprobaron mi idea a medias, dejando que solo uno pueda salir con vida aquí.

—¿Y qué hay de Carl? —habló Lana.

—Carl fue culpa de Hoodie por confiarse, entonces, parece que Zalgo le concedió el dejarlo marchar por haber sabido sobrevivir. Yo le habría matado después de torturarlo, pero como dije antes, yo no decido aquí.

Nos miramos entre sí, sin saber qué decir o hacer.

—¿Y quién lo decidió? —preguntó Brian.

—El congreso de los Estados Unidos, ¿siguiente pregunta del interrogatorio, agente?

—Jeff, solo… —iba a decir Lana, pero Jeff la cortó.

—Escuchadme bien… —soltó un suspiro algo cansado— si os quisiera matar, ya estaríais muertos. Os habría agarrado a cada uno y degollado o macheteado, y eso desde el principio. Habría acabado con vosotros de mil formas sin pestañear y una molestia menos. ¿Pero qué he hecho en lugar de acabar con vuestra pobre vida? Os he dado de comer, os he bañado, os he hecho compañía, he aguantado vuestras tonterías, intenté salvar a Locke, he cuidado de Tenny, he sacado a pasear a Lana y mirad ahora. ¡Os estoy diciendo todo esto en la celda que vosotros mismos habéis roto! ¿Quién de nosotros ha hecho eso antes? ¿Masky? Mató a Lexy. ¿Hoodie? Le hizo la vida imposible a Carl. ¿Laughing? Mató a Locke delante de vosotros y casi mata a Tenny. ¿Toby? Mató a Fu, a tu hermano, Brian.

Brian apretó los puños y se le aguaron los ojos, tragando en seco.

—Soy de los pocos que ha estado aquí y no os ha tocado un solo pelo, quitando lo de Brian por Sally, claro. Pero, dejando eso a un lado, no tenéis motivos para desconfiar de mí, al menos… no mucho. Y Tenny lo sabe, ¿verdad, Tenny?

Jeff me miró directamente y Lana y Brian hicieron lo mismo, era el centro de atención, por Dios, qué incómodo.

—Siempre me has cuidado, me has salvado la vida dos veces. Me has presentado a tu hermano y me has dejado comer, dormir y bañarme en vuestra cabaña. Me has curado las heridas y me has hecho pasar buenos momentos. Eso no lo niego ni lo olvido —dije seriamente mirándole, él sonrió levemente y bajó un poco la mirada.

—Entonces… ¿podemos… confiar… en ti? —dijo Lana no muy convencida.

—Os estoy diciendo lo que va a pasar, ahora, tenéis que elegir quién de vosotros será el que escape con vida.

Lana y Brian se miraron entre sí dudosos, la habitación estuvo en silencio unos segundos hasta que hablé.

—Yo.

—¿Qué? —dijeron Brian y Lana, noté sorpresa y tal vez un poco de enfado en su tono, mientras que Jeff se le borró la sonrisa de sus labios.

—Me iré yo —entrecerré los ojos mirándole y Jeff se puso nervioso, su nuez bajaba y subía.

—¡No! —sonrió y recobró la calma— No puedes ser tú, Tenny. Porque serás la persona que elija quién escapará, y los jueces no pueden votarse a sí mismos, ¡sería trampa! —levantó el dedo índice como un profesor que explica.

Lo sabía, no es un simple gesto de amabilidad, hay algo más.

—¿Y si no quiero elegir? ¿Y si quiero salir yo?

—No, te acabo de decir que no puedes votarte a ti misma, debes escoger a Brian o a Lana salir.

—¿Y por qué no puedo ser yo? ¿Por qué no puedo conseguir la libertad si yo también he sido secuestrada como ellos?

—Tenny… —Jeff se cruzó de brazos mirándome.

—Tenny, escoge a Lana —habló de pronto Brian y lo miré frunciendo el ceño—. No me odies, tú también has sufrido, y te agradeceré por siempre el que te hayas sacrificado por nosotros, pero… si alguien debe salir de aquí, prefiero que sea Lana.

—¡N-no! Brian tiene que salir de aquí, ¡él ya ha perdido a su familia y tiene a su padre esperándole! Brian, tú mereces más que yo salir, yo esperaré a que nos rescaten o… o… 

Lana y Brian empezaron a discutir como dos enamorados sobre quién tenía que salir. Miré a Jeff, aprovechando que no estaban mirando y él negó con la cabeza mirándome serio. Tragué en seco y le di una mirada suplicante, él volvió a negar y apartó la mirada.

Entonces los miré a ambos, que no se habían dado cuenta. Aparté la mirada y quité todas las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos, tragué en seco y apreté los puños lo más que pude adoptando una postura firme.

—Jeff —alcé la voz y él me miró, imitando mi acción de tomar una postura firme—. Escojo a Brian.

—¡¿Qué?! Tenny, ¡tienes que estar de broma! ¡Puedo aguantar aquí, Lana es la que debe salir!

—Lana es más fuerte de lo que crees, Brian —lo miré a los ojos tratando de mantener un rostro inexpresivo—. Tú ya has tenido bastante, tu padre y tu hermano están muertos. Lana tiene razón, debes salir por tu otro padre, tienes que salir. Has perdido mucho más que nosotras, no hay discusión.

—¡Pero…!

Lana se levantó en el momento en el que Brian lo hizo. Lana tomó sus manos y le besó en los labios.

—Te quiero, Brian. Debes salir de aquí vivo, por mí. Cuando salgas, quiero que abraces a tu padre y te encuentres con Carl. Estoy segura de que juntos podréis sacarnos de aquí, justo como me estuviste diciendo estos días, ¿recuerdas?

Brian acarició la mejilla de Lana, se me aguaron los ojos y aparté la mirada para quitarme las lágrimas de nuevo.

—Te prometo que te sacaré de aquí, Lana. Te lo prometo, te lo prometo, te lo prometo. Lo juro por mi vida, que te sacaré de aquí sana y salva y estaré a tu lado en cuanto volvamos a estar juntos fuera de estas celdas.

Brian tomó las manos descuidadas de Lana y les plantó un beso mientras la miraba a los ojos.

—Oh, Brian… te prometo que el tiempo que esté aquí no decaeré, estaré esperándote para volver a encontrarme contigo. Te esperaré cada mañana y cada noche hasta que vengas por mí. Te juro por mi vida que sobreviviré hasta tu llegada.

Apreté aún más mis puños, miré a Jeff quién había bajado la mirada y jugaba con su pie y sus manos.

Brian y Lana se separaron entre lágrimas.

Brian caminó hasta la celda y Jeff la abrió, Brian se dio la vuelta para mirarla una última vez y sonreír como nunca antes lo había hecho pero con tristeza, Lana se la devolvió.

En cuanto Brian salió, Jeff cerró la puerta y se fueron por la principal, cerrando con llave.

Jeff y yo salimos a la intemperie. Era la primera vez que veía el exterior después de dos meses. Todo olía bien, olía fresco. Ojalá pudiese Lana estar aquí, disfrutando del exterior junto a mí.

Jeff caminó y yo le seguí, el corazón me latía con fuerza, estaba realmente feliz. Había pasado los días junto a la chica de mis sueños, después de perder a lo poco de familia que me quedaba, Lana había sido mi confort.

—Oye, Brian —después de un rato, Jeff se detuvo y yo con él.

—¿Sí?

—Siento mucho la muerte de tu padre.

—Gracias… ¿Sabes? No eres tan mal tipo, tal vez Tenny tenga razón y de verdad seas una buena persona después de todo, claro, quitando el tema de… asesinar, pero, gracias por dejarme escapar, Jeff. Y gracias por haber considerado a Lana para ello y… por todo.

Jeff se quedó callado, dándome la espalda. Levantó su brazo y me señaló una dirección.

—Ve por allí, no hay proxys. Solo ve corriendo recto, no hay pérdida.

—¡Gracias! Espero que… la policía no os atrapen a ti y a tu hermano, creo… En fin, ¡adiós y cuida de Lana, por favor!

Fui corriendo en la dirección que me indicó Jeff lo más rápido que pude.

Mientras corría, sentía una mezcla de emociones, entre felicidad por Lana, angustia porque ella siguiese ahí, miedo por perderla y el estar corriendo por un bosque a punto de oscurecer.

Solo es seguir recto, nada va a pasar.

De pronto, siento que algo se abalanza sobre mi espalda, tirándome al suelo.

—¡¡EEEEH!! ¡¡EEEEH!!

Logré darme la vuelta para paralizarme del miedo.

Era una criatura desnuda de piel grisácea, sin pelo, ojos vacíos blancos y sonrisa de dientes afilados. Tenía en sus manos unas garras extremadamente grandes, capaces de cortarme en dos como si se tratase de un carnicero con un pollito.

Con sus garras fue a por mi brazo izquierdo y las clavó, rajando en vertical.

—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!! —grité lo más alto que pude, al punto que escuché pájaros salir volando de árboles cercanos.

La criatura empezó a devorar mi brazo, empezando por mi hombro. Con su sola mordida, despegó mi brazo del resto del cuerpo, pero, por alguna razón, seguía sintiendo mi extremidad, como si la pudiese seguir moviendo.

Después de separar mi brazo izquierdo, fue a por el derecho. Esta vez lo arrancó de cuajo con sus dientes y comenzó a comerlo, masticando como si de un sabroso filete se tratase y a meterlo en su boca como un fideo.

Miraba al cielo en silencio, alrededor y al monstruo que me comía vivo. No gritaba, no sentía dolor. Aún podía mover los brazos, sentía mover mis dedos a pesar de ya no tenerlos unidos a mi cuerpo.

—Vaya, así que el genio terminó siendo devorado —dijo una voz en mi cabeza que enseguida la reconocí.

—Esto es cosa tuya, ¿verdad? —pregunté con pocas fuerzas.

—Esto es para demostrarte que no eres invencible, Brian.

—Felicidades, me has matado. ¿Ahora qué? ¿Iré al infierno y te llevarás mi alma condenada? —mi vista empezaba a ser borrosa, ya no escuchaba los crujidos de la criatura comiéndome, ni siquiera cuando arrancaba trozos de mi cuerpo.

—Eso lo decides tú. Dime, ¿qué quieres que pase ahora? ¿Quieres que The Rake, la criatura que tienes ahora mismo delante, te termine comiendo mientras estás consciente? ¿O quieres unirte a mí, sobreviviendo?

—Como… si tú… cumplieses tus promesas…

—Brian, en nuestro último acuerdo no fui yo el que faltó, si no tú. Te atrapó la policía en tu último asesinato. Fallaste, pero no porque así lo quisiste. Estoy considerando volver a tratar contigo a pesar de haberme fallado. Esta es tu última oportunidad, Brian. ¿Aceptas el trato? ¿O morirás como los demás?

Solté un suspiro, cerré los ojos, viéndose todo negro y perdiendo el control de mí mismo lentamente.

Curiosidad n°80: Las celdas no están completamente oscuras. La mayoría tienen una mini ventana con rejas en la parte superior de una de las paredes. Sin embargo, Bloody suele portar una linterna pequeña que da luz a su lienzo/cuaderno para ver mejor lo que dibuja, detalle que ha pasado desapercibido por los adolescentes.

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