Capítulo 74
Suspiré hondo. Miraba mis brazos cada vez más delgados, el estómago me rugía al igual que a Lana. Desde que Sally dejó de venir, no hemos podido comer apenas.
¿Realmente saldremos de aquí? ¿De verdad que Carl haya sido liberado nos está ayudando? Hasta ahora, solo hemos conseguido que maten a mi padre delante de mis ojos y Zalgo haya intentado pactar conmigo.
Si algo aprendí, es que Zalgo bajo ningún concepto es de fiar, los pactos con él nunca salen bien.
Lana se encontraba delante de mí, a pesar de su piel pálida, cabello sucio y enredado, facciones cada vez más flacas y ropa desgastada seguía viéndose preciosa para mí.
Desde que se había "mudado" a mi celda, nos habíamos vuelto más cercanos. Nos abrazábamos todo el tiempo, tanto lo poco que hablábamos como en los momentos de silencio.
Desearía haber podido estar con ella así, pero no en estas condiciones.
—Mmmm… —murmuró Lana acurrucándose en mi regazo, yo la sostenía entre mis brazos.
—Buenos días —susurré acariciando sus brazos, ella abrió los ojos y me miró con una débil sonrisa.
—Buenos días —soltó un bostezo, fijó sus ojos en los míos y luego en mi rostro— te está saliendo algo de barba.
Rei ante su comentario y pasé mi mano por mi cara, notando la pelusilla de mi barba.
—Tampoco es tanto, es apenas barba, Lana.
—Pero no te queda mal —cerró los ojos para volver a acurrucarse en mí. Nuestros ojos se centraron en el frente, donde estaban los barrotes.
—¿Crees que salgamos? —pregunté, pero más para mí mismo que para ella.
—No.
La miré, ella subió su cabeza para encontrarse con mis ojos de nuevo.
—Brian… llevamos dos meses aquí… No vamos a salir, solo nos queda ver cómo moriremos. Solo quedamos tres, y no creo que la policía venga por nosotros, nuestros padres ya deben darnos por muertos.
La seriedad y pesimismo de Lana me preocupaba, ella siempre había sido una chica alegre y optimista. Sin importar qué ocurriese ella siempre buscaba la mejor de las ideas para salir de las situaciones más difíciles, al menos para nuestra vida cotidiana.
—Lana, saldremos. Tarde o temprano lo haremos —su expresión era seria, sin demostrar una pizca de felicidad.
—Brian, no vamos a salir. Me cansé de las falsas ilusiones y de ver a seres queridos morir. En cuanto yo muera, mis padres lo harán, y todo porque no pude resistir más este calvario, todo porque no pude resistir el hambre, frío y tortura tanto física como psicológica que hemos sufrido durante dos meses enteros. Ya no más golpes, no más peleas, no más muertes crueles, violentas o sangrientas. Parecen que nos dejarán morir de hambre, morir poco a poco, ni siquiera creo que Zalgo quiera seguir manteniéndonos con vida.
Abracé a Lana con fuerza y besé su cabeza.
—No creo, Lana. Si no nos quisieran vivos ya nos habrían matado, ¿no crees? Es un desperdicio tener a personas aquí para nada.
—No lo sé, Brian. Simplemente cada vez le veo menos sentido a todo esto… Y todo por mi culpa.
—Lana… —abrí los ojos considerablemente ante lo que escuché.
—Le echábamos la culpa a Tenny, Lexy, Locke, Josh… hasta a Fu, y a Carl, y a ti. Nos echábamos la culpa entre todos por cosas que dijimos e hicimos, pero nunca castigamos al verdadero culpable. A mí.
—No digas eso, Lana…
Se alejó de mí y se sentó justo delante, quedándonos frente a frente.
—Brian, por mi culpa tu hermano y tu padre están muertos. Por mi culpa nuestros amigos también. Por mi culpa Josh fue destripado, Fu asesinado, Lexy disparada, a Locke lo dejaron manco, a Tenny le arrancaron un pedazo de brazo y a Carl le han dado palizas de muerte y violado…
—Lana, sabes tanto tú como yo que Carl se ha buscado eso solo —puse mi mano en su hombro—. Lo de mi hermano fue… fue… —cerré los ojos con fuerza y momento y apreté la mandíbula— fue su culpa… él no debió salir sin nosotros…
—Brian…
—Lo de Locke —continué— fue una estupidez, creyó que como a Lexy le funcionaba él no se quedaría atrás, cada uno de ellos escogió su propio camino para sobrevivir y eso les pasó. Lo de Josh fue por ser imbécil, insultando a alguien o algo que desconoce. Lo de Tenny fue… genuino. No creo que se lo pensase mucho, lo hizo porque somos sus amigos, tú habrías hecho lo mismo por ella. Así que, deja de echarte la culpa por todo, todos nosotros cometimos errores y pagamos por ellos, no cargues con lo nuestro.
Lana se quedó callada soltando lágrimas que caían por sus mejillas y tragó en seco.
Estiré mis brazos a los lados, invitándola a un abrazo, a lo que correspondió con rapidez.
Miramos al frente al escuchar que se abría la puerta y pasos se acercaban, seguido de sonidos metálicos y un característico arrastre de madera.
Bloody había vuelto.
—Hola.
—Hola, Bloody —devolvimos el saludo, su tono de voz y semblante se mostraban tan calmados como siempre.
—He venido a traeros algo de comida y a dibujar. La hambruna es de las muertes más crueles que hay.
Tras decir eso, nos tendió un plato de piezas de pollo empanadas y papas fritas.
Sin dudarlo, Lana y yo nos abalanzamos al plato, devorando todo en cuestión de segundos mientras se nos escapaban lágrimas por nuestro rostro.
—Estáis bastante más delgados que la primera vez que os vi… —murmuró observándonos.
Colocó su caballete y comenzó a dibujar bocetos de nosotros, al menos es lo que intuí por el sonido de su lápiz en la hoja.
—Siento haberme dejado la puerta abierta la otra vez, no pensé que ocurriría nada —dijo de la nada, Lana y yo intercambiamos miradas de sorpresa.
Bloody parecía ser diferente a los otros, exceptuando de que pinta con la sangre de sus víctimas, como hizo con el cuerpo del hombre que capturaron hace unas semanas o mes atrás.
Sin embargo, nunca nos ha demostrado tener malas intenciones con nosotros, por ahora…
—Nosotros solo… nos asustamos —respondió Lana—. Ha sido más bien Tenny la perjudicada.
—Sí, pero si ella no hubiera hecho lo que sea que hizo, estaríais muertos los tres, o al menos vosotros dos.
—¿No hay forma de que esté más cerca de nosotros?
Bloody asomó su cabeza a un lado del caballete, mirándonos a través de su blanca máscara decorada con una larga sonrisa pintada de rojo.
—Creedme que ya es mucho que estéis en una misma celda.
Asentimos sin decir nada y alejamos el plato vacío para que lo recogiera.
Bloody continuó en silencio moviendo su lápiz y borrando de vez en cuando, en sus suspiros podíamos notar su frustración cuando algo que dibujaba no le salía bien.
Después de realizar el boceto, comenzó a volver a dibujarlo con bolígrafo, realizando el lineart, eso era lo que me había explicado Carl cuando él hacía ilustraciones de Tenny y él.
Luego, agarró un pincel, mojándolo en un bote rojo algo oscuro y siguió pintando.
Tras un largo rato, tal vez treinta minutos o una hora, dejó el pincel a un lado y nos mostró el dibujo.
Era una ilustración de mi hermano, Fu.
Él nos miraba fijamente, con una sonrisa larga de color rojo, se encontraba de pie mientras de su cuerpo salían sus entrañas formando un charco de sangre.
—¿Os gusta? Quise combinar a Josh y a Fu en uno solo. Tiene el físico de Fu, pero, aquí está la muerte de Josh, representando la fatídica noche en la que ambos fallecieron.
—Asesinados… —corregí de mala gana— fueron asesinados…
—Bueno, es lo mismo. La cuestión es que ambos están muertos. En fin, pensé en recrear la cabeza aplastada de tu hermano, pero por desgracia nunca vi cómo quedó, por lo que tendría que yo mismo moldear la cabeza de alguien y ver cómo es el resultado. Pero dudo que quede igual, así que preferí recrear la muerte de Josh que es algo más sencilla y gracias a Eyeless he logrado recrear a la perfección.
Su tono era apasionado, como si estuviese hablando de la mismísima Mona Lisa en vez de del puto asesinato de mi propio hermano y uno de mis amigos.
Supongo que ahora entiendo por qué Bloody está en este grupo, tal vez no disfrute hacer sufrir, al menos a nosotros, pero está jodidamente mal de la cabeza.
—Oh, tomad cinta adhesiva, ¡quiero que lo peguéis en la pared para que lo admiréis!
Lana y yo nos miramos, por la cara de Lana sé que mi enfado, molestia y rechazo era más que notorio en mi expresión, estábamos hablando de mi familia y amigo, por Dios.
Ella se levantó y tomó la hoja, pegándola en un lado de la pared con el rollo de cinta que Bloody le había tendido.
Recogió el plato y se despidió con la mano. Solo le faltaba dar saltitos de alegría por su dibujo de mierda.
—Brian, sabes que si no lo…
—¡Sí! ¡Lo sé! ¡Si no pegas el dibujo de mi hermano y Josh somos los siguientes! ¡Ya lo sé, Lana! —exclamé cruzándome de brazos y mirando a los barrotes, dando la espalda a esa broma en formato papel de mal gusto.
—Psss, Tenny. Tenny, ¡Tenny! ¡Tenny, despierta!
Abrí los ojos lentamente, estaba tumbada en el suelo de la celda.
Solté un débil bostezo y me senté observando a mi alrededor hasta que vi a Bloody e inconscientemente me alejé del susto.
—¡Ven! No te voy a hacer nada, solo quiero hablar.
Fruncí levemente el ceño y me fui acercando a los barrotes recelosamente. Ya no se quién me puede atacar y quién no, por lo que es mejor no confiar en nadie tan rápido, o directamente no hacerlo.
—¿Te encuentras mejor? Liu me ha contado que te vendó después de lo de Tails Doll… —bajó un poco la cabeza mirando mi brazo con detalle.
—Un poco, supongo… aunque me duele aún.
—Es normal, te han arrancado carne directamente.
Asentí, no tardó en formarse un silencio incómodo en el que solo nos mirábamos. Sentí la mirada de Bloody por todo mi cuerpo, como si me analizara, mientras que yo estaba atenta a cualquiera de sus movimientos.
—¿Eres asocial? —preguntó de repente, por lo que mi mirada de recelo se convirtió en una de desconcierto.
—¿Cómo? —fue lo único que pude decir.
—Que si eres asocial, que si normalmente no te relacionas con otras personas a parte de tus amigos.
—Eh… no… no lo hago.
—Ya veo —murmuró— ¿Y qué música escuchas?
—¿Qué? —arqueé una ceja.
—Que qué música escuchas. ¿Me vas a hacer repetir todo lo que digo?
—Rock… rock, metal y… canciones tristes.
—Bien… ¿y la música que escucháis hoy en día? ¿Cómo se llamaba…?
—¿Reggaetón? No, por Dios. Es horrible. Prefiero escuchar Skillet, Linkin Park o Three Days Grace.
—¿Y AC/DC?
—Sí, por qué no…
—Ajá…
Me quedé pasmada viendo cómo Bloody acariciaba el borde de su máscara con sus dedos dubitativo. ¿Qué clase de interrogatorio era este?
—¿Y ves películas románticas o de esas que suelen gustar a las personas normales? Ya sabes, esas clichés que son siempre lo mismo.
—No, solo películas de terror.
—Espera, ¿me estás diciendo que ves ese tipo de género y que a pesar de que todos los protagonistas cometen errores estúpidos los has cometido de todas maneras?
Mi rostro debía ser un poema, era una mezcla entre confusión, desconcierto, extrañeza y… confusión.
¿Me hace un interrogatorio sobre mis gustos y ahora me reclama si fui estúpida o no con lo que hice hace dos meses? Es decir, sí, lo fui, todos lo fuimos, pero, ¿qué tiene que ver eso ahora?
—Supongo que la juventud ya no es lo que era antes… ¡Última pregunta! Si tuvieses que morir de alguna forma, ¿cuál sería?
—Ah… eh… ah… —mentalmente estaba tratando de procesar la última pregunta. Cada una era más que extraña que la anterior, pero esta era demasiado… extraña. ¿Bloody querrá matarme o simplemente le ha apetecido hacer preguntas raras?— De forma instantánea, supongo. No lo sé, ¿de un disparo en la cabeza? ¿Aplastada en un ascensor? ¿Cayendo desde un piso número mil y morir antes de tocar el suelo?
—Bueno, es racional… ¿Y si tuvieras que matar a alguien? ¿De qué forma lo harías?
—D-dijiste que era la última pregunt…
—Responde —me cortó con tono serio, así que tomé un codo con un brazo pensativa.
—Supongo que depende de quién se trate… Si es alguien que ha hecho algo horrible o sea alguien que odie usaría una tortura de la Edad Media… Como el toro de bronce, el pináculo de Judas o alguna crucificción, pero no la típica de Jesús.
—Ya veo, así que eres sádica pero no te gusta sufrir… —miró hacia arriba, como si estuviera tratando de encajar algo.
—Am… supongo que es lo más lógico… ¿no?
—Sí, es… lógico como dices.
Bloody bajó la mirada hacia mi rostro, llevó su mano derecha hacia su chaqueta y sacó algo envuelto en platina para después tendérmelo.
Lo agarré dudosamente y sacó un papel y cinta adhesiva pasándolo por los barrotes.
—Pégalo en la celda, te gustará.
—G-gracias.
Bloody, sin parecer saber qué más decir, salió por la puerta y la cerró, quedando todo en silencio.
Me senté en el suelo y agarré el papel con la cinta adhesiva, lo fui abriendo y una sonrisa se dibujó instantáneamente en mi rostro.
Era un dibujo de Jeff sentado en el sofá mirando al suelo serio.
En la mesa de la sala, había un envoltorio igual al que estaba en mi regazo.
Rápidamente lo abrí y se trataba de un perrito caliente con ketchup, tenía un papel pegado con una letra que reconocí al leerla.
"Para ti, espero que no estés muriendo demasiado de hambre. –Jeff"
Solté varias lágrimas soltando risas en bajo. No entiendo a qué venía Bloody con toda esa clase de preguntas, pero lo que me trajo sin duda valió la pena.
Curiosidad n°74: Bloody puede ser de los Creepypastas que más normales parecen debido a su historia, pero la verdad es que es de los más incomprendidos y extraños que hay.
Gracias a su historia y la supuesta personalidad que se ha expandido sobre él, le cuesta hablar con otras personas por los prejuicios que tienen sobre él.
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