Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 67

7:30. Aún no había entrado a la comisaría, pero ya se escuchaban gritos que venían de dentro. ¿Qué ha pasado ahora?

—¡¡MI MARIDO HA DESAPARECIDO!! ¡¡LO HAN ATRAPADO ESOS MONSTRUOS!! ¡¡ENTREN AHORA MISMO AL BOSQUE!!

Era el padre rubio de Brian y Fu, estaba gritándoles a unos policías de tráfico.

—¿Qué ha ocurrido? —dije acercándome con rapidez pero con tranquilidad a él.

—Es… es él… mi marido… lo han secuestrado… se… se lo han llevado —al pobre hombre le temblaba el pulso— mire, está en el bosque. Se lo han llevado con su reloj. Ambos tenemos el localizador allí desde… desde el secuestro… 

Agarré su móvil con la localización del reloj. Si seguía estando en su muñeca, el hombre debería estar más o menos por la entrada de la zona peligrosa. ¿Lo habrán dejado inconsciente allí? ¿Lo habrán asesinado? Espero por Dios que sea lo primero.

—¿Está… está seguro de que lo han secuestrado? —dije al darme cuenta de algo. El rubio me miró perplejo y enfadado.

—¡¿Está de broma inspectora?! Fu ha muerto, y van a por los padres de los caídos. ¡POR SUPUESTO QUE SE LO HAN LLEVADO! —a lo último se le rompió la voz, y sus ojos empezaron a soltar lágrimas.

—¿Podría acercarme a su casa? Solo quiero comprobar algo —dije tratando de mantener la calma para no alterarlo más. Él tomó aire antes de contestarme.

—Inspectora… no sé que tendrá en mente, pero haya ocurrido lo que haya ocurrido, mi marido muy probablemente está justo aquí —señaló el mapa del teléfono— y cuanto más tardemos en ir, más posibilidades hay de que… de que… —se le volvió a romper la voz.

—Tiene razón… ¡Necesito otro coche patrulla que me acompañe, y llevad un kit de primeros auxilios por si hay heridos! —grité mirando a varios subordinados míos— usted… mejor quédese aquí —dije mirándolo a él.

—¡¿Qué?! Ni de broma. Lo siento, inspectora, la respeto mucho pero yo voy con usted.

Lo miré a los ojos y me acerqué a él, como si fuera a contarle un secreto.

—No sabemos lo que podemos encontrarnos… ¿Es consciente de eso, verdad? 

El progenitor asintió con algo de duda, y tras otro intento fallido de convencerlo de quedarse aquí, acabé accediendo.

Las sirenas de policía sonaban por las calles de Precespyata que conducían al bosque. Dos coches patrulla que seguían la señal de un teléfono estaban alarmando a los vecinos, quienes salían a la calle como preguntándose «¿otro más?»

Al acercarnos a la famosa zona, bajamos del coche y comenzamos a andar. Esta vez sí conseguí que el padre rubio se quedara en el coche esperando.

—Lily, Naim —los llamé—, aunque sigamos la señal, estad atentos a los alrededores y preparad vuestra arma para disparar. No sabemos lo que podemos encontrarnos o… si es una trampa.

Ambos asintieron.

Llegado un punto la señal parecía estar a unos cinco metros de nosotros, pero no se veía nada. Nada salvo…

—Oh no… no me digáis que eso es… —dijo Lily apenada al ver ese gran montón de hojas secas.

Retiré algunas con cuidado con la mano. Sentí como el estómago se me daba la vuelta. Naim tragó saliva.

—Solicito a los forenses en la entrada oeste de la zona prohibida. En un momento daré las coordenadas —anuncié por el Walkie Talkie. 

—Brian… ¿estás bien? —Lana me preguntó con la mejor de las intenciones desde la celda de al lado, a través de la pared. Sin embargo, no pude evitar enfadarme.

—¡¿Cómo demonios voy a estar bien?! —contesté de mala gana mientras sollozaba. La nariz me moqueaba y me mojaba los labios. Daba mucho asco, agradezco que no pudieran verme.

—Per… perdona… tienes razón —me respondió en un hilo de voz.

—No… no es tu culpa. Perdóname, estoy —me llevé las manos al rostro— estoy que desearía morirme ahora mismo.

—No digas eso, Brian… —contestó con pena— soy consciente de que todo es una mierda, más para ti que para ninguna de nosotras pero… —escuché como suspiraba— saldremos de aquí, Brian. Saldremos, viviremos y lo superaremos. Carl los está ayudando, les ha dicho que seguimos vivos y estarán buscando una forma segura de entrar aquí.

Miré el suelo ensangrentado donde antes había estado el cuerpo sin vida de mi padre. Hacía unas horas que un proxy con chándal negro y mascarilla se lo había llevado.

—No… Lana. Mi padre está muerto. Mi hermano está muerto. Yo he matado a alguien… no hay salvación que valga para mí.

—¡Pero fue en defensa propia, no puedes martirizarte por eso! 

—¡No se trata de eso! —respiré para relajarme— Lana… no quiero vivir. No quiero seguir viviendo. No tendría sentido. Jamás voy a recuperarme de esto, ¡JAMÁS! —terminé exclamando pegándole una patada a los barrotes.

—Brian… aún tienes a tu otro padre. Aún queda una persona que también ha perdido a su marido y a un hijo, y su única salvación será encontrar al otro. No puedes morir, tienes que vivir. Aunque sea por tu padre… aunque sea por mí.

Empecé a llorar desconsoladamente de nuevo.

—Brian… —escuché la voz de Tenny, que desde la celda en la que la habían puesto a ella parecía casi un susurro— escúchame, no te martirices por lo de esa proxy, ella se lo merecía… te ha hecho daño, y estabas en todo tu derecho de hacérselo a ella.

Lana pareció preocuparse por lo que decía nuestra amiga y le contestó susurrando, como intentando que no la escuchara yo.

—Tenny, ¿cómo puedes decir eso? Estoy segura de que no era una buena persona, pero la forma de apoyarlo no es decirle que ha hecho bien en matar a alguien.

Tenny respondió con su tono normal. Bueno, normal solo para el secuestro, pues antes no hablaba de forma tan estática como ahora. 

—Lana, estar aquí me ha hecho darme cuenta de que es matar o morir. Quien sabe si esa chica no habría acabado con alguno de nosotros si Brian no la hubiera detenido. 

—Pero… 

—Aunque no me guste decirlo así —prosiguió Tenny hablando tras cortarle la palabra a Lana— eso es lo que ha hecho que Carl salga y nosotros no: la valía de enfrentarse a ellos. Y lo contrario fue lo que mató a Locke: la pasividad de quedarse esperando a que vengan a asesinarle. Por eso —ahora alzó un poco más la voz, para asegurarse de que yo la escuchaba— por eso Brian sigue vivo. Y no debería sentirse mal por ello.

Tras esto hubo unos segundos de silencio de nuevo. Segundos en los que me quedé mirando un punto fijo intentando sentirme mejor por lo que había hecho.

De repente, las paredes comenzaron a moverse y los barrotes de la nueva celda a curvarse. No pasó mucho tiempo cuando el suelo comenzó a tambalearse también y mi estómago a revolverse. 

Sin entender lo que ocurría, cerré los ojos para no ver.

Lana y Tenny empezaron a debatir sobre lo de matar o morir, pero yo no les estaba haciendo caso. Había otra voz en mi cabeza que me pedía que le prestara atención: una voz que hablaba como con un eco de otras cinco voces que creo que repetían a la principal en idiomas extraños.

—Brian… sientes un odio inmenso en tu cuerpo. Un odio y dolor inmenso, lo puedo sentir.

—¿Quién eres? —pensé.

El ambiente se tornó cálido. Mi frente comenzó a sudar. Pero no abrí los ojos.

—No te resistas a esas emociones, es inútil. Deja que esos sentimientos negativos llenen tu interior, y dejarás de sentir dolor. Dime, Brian, ¿cómo te sentiste al matar a esa joven proxy con toda una vida por delante?

—No… no. Sal de mi cabeza —susurré. Intenté abrir los ojos pero algo me lo impedía. Las voces de Lana y Tenny cesaron y se sustituyeron por golpes en las paredes. Él viene… él ya está aquí. Zalgo.

—Brian… únete a mí y todo esto cesará. Tendrás una nueva familia. Nadie volverá a hacerte daño, ni a ti ni a ellos. Te sentirás poderoso, como cuando mataste a esa proxy.

—No… no… ¡sal! —los ruidos se hicieron más, y más intensos. Me cubrí las orejas. Pero la voz de Zalgo seguía en mi cabeza.

—Estarás por encima de ellos, y de todos. Por encima de todos estos mortales, como siempre has sentido que estabas. Te rodearás de la élite, no de niños. Serás un experto.

Comencé a sollozar, los ruidos no cesaban, y notaba como me sangraban los oídos. Para pararlo, decidí seguirle un poco el juego.

—¿Qué… Para qué me quieres? No lo entiendo… No entiendo nada —pensé.

Los ruidos de las paredes cesaron. Ahora solo escuchaba a Zalgo. 

—Solo tendrías que seguir mis órdenes, como ya lo intentaste en otra vida. Hazlo, y vivirás. Serás libre de las normas de la sociedad.

—¿Por qué yo? ¿Por qué justamente yo? 

—Brian… sabes que destacas. Eres fuerte, inteligente, sabes reaccionar bien ante situaciones extremas, sabes cuando hablar y cuando no, no dejas que te pisoteen…

—Todo esto es por esa chica, ¿verdad? Buscas a alguien capaz de hacer lo que esos monstruos hacen, y crees que soy igual que ellos por matarla. 

—No… igual no. Mejor. Brian, únete a mí, júrame lealtad y harás mucho más que lo que hace un simple proxy de Slenderman, te lo aseguro.

Me quedé pensativo. Sin responderle realmente. Zalgo, me estaba proponiendo vivir, salvarme… no, no, eso no sería vida.

—Brian… si te unes a mí, tu padre seguirá con vida. Solo morirá si tú lo haces. Si te unes a mí, también vivirán Tenny… y Lana.

Sentí algo en mi pecho. Una extraña mezcla de esperanza, felicidad y dolor. Zalgo me había elegido. Había visto algo especial en mí y me estaba proponiendo salvar a la gente que me importaba. Pero, si aceptara, yo no podría volver a verlos nunca más.

—Volveré, Brian. Y espero que tengas una decisión tomada. Es matar… o morir. La locura o la muerte. Tú eliges.

En un segundo, el calor se desvaneció, las voces desaparecieron, y solo escuchaba a Lana llamándome.

—¡BRIAN! ¡BRIAN! 

—Lana… ¿qu-qué ocurre?

—¡Ah! ¡Gracias a Dios! ¡¿por qué no respondías, qué ha ocurrido?! 

—Yo… —no podía contárselo— me he quedado con la mente en blanco… ¿me estábais llamando?

—Sí… no importa. Me alegro de que estés bien.

Dios, como desearía abrazar a Lana ahora mismo. 

—Brian… —soltó ahora Tenny— ¿seguro que no ha ocurrido nada extraño? Te noto la voz… alterada.

—¡Oh, Tenny, por Dios, déjalo! ¡Está en su derecho de desconectar la mente un momento y de alterarse después! —respondió Lana con dulzura. Si aceptara la proposición de Zalgo, Lana y mi padre saldrían con vida… y bueno, Tenny también.

—Mm… sí, supongo que tienes razón —volvió a decir Tenny incrédula. 

Zalgo volverá, no sé cuándo pero lo hará, y tendré que tomar la decisión que determinará mi vida… o mi muerte.

Curiosidad n°67: El descubrimiento del cuerpo ha hecho que se ponga de inmediato una policía de guardia en los domicilios de todos los padres. Tras el funeral, no se ha vuelto a ver al padre rubio salir de casa. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro