Capítulo 64
—Te llamo a ti, diablo del caos y de la destrucción… Invoco tu nombre y suplico tu ayuda. Reconocimiento por mi trabajo y mis descubrimientos es todo lo que pido, acepta este trato conmigo y te traeré la fuerza que me pidas medida en almas y terror… Te llamo a ti, diablo del caos y de la destrucción, invoco tu nombre y suplico tu ayuda… Ven ya, sal de la pared y acude a mi llamada… Zalgo. Zalgo. Zalgo. Zalgo. Zalgo. Zalgo. Zalgo.
—¡¡AAAAAAH!!
Me desperté sudando, agitado y con dificultad para respirar. Ese sueño había sido horrible, y se sentía tan real… Era yo, era yo en frente de un altar. Mi rostro, mi piel, mi cuerpo y mi voz eran diferentes, pero a ciencia cierta era yo. Y estaba llamando a Zalgo.
—Brian… ¿tú también? —me dijo una voz de forma relajada desde la esquina. Era Tenny, y abrazaba a Lana mientras esta lloraba. Me acerqué lo más rápido que pude a ella.
—¡¿Cómo que si yo también?! ¡¿Qué le ha ocurrido a Lana?! —dije mientras la apoyaba en mi pecho, dejando que siguiera con su llanto mientras me abrazaba con fuerza.
—Lana se ha despertado igual que tú, de un grito y agitada… hace apenas unos segundos, me sorprende que no la escucharas. No ha podido decir mucho antes de empezar a llorar pero… ha mencionado un sueño con Zalgo, y ella llamándolo…
Abrí los ojos sorprendido. ¿Zalgo nos estaba atacando en sueños de nuevo? ¿Por qué? Y… ¿Acaso el sueño simbolizaba algo?
—Pues tú estás demasiado tranquila, Tenny… ¿no has soñado con él? —pregunté extrañado. Lana mientras se iba calmando, había empezado a acariciarle el pelo.
—No. Tendrá que ver con eso que dijo Lana hace tiempo… Yo nunca he aparecido en sus sueños con Zalgo. Tal vez no le interese dejarme peor de lo que estoy —contestó despreocupada con una pequeña sonrisa al final.
—Definitivamente no necesita hacerte soñar para volverte loca… —dije intentando hacer el asunto menos serio, para calmarme yo también. Tenny rió levemente y puso los ojos en blanco.
—Chicos yo… —comenzó a decir Lana mientras se secaba los ojos— he soñado algo horrible… Za-Za-Zalgo… —volvió a temblarle la voz, como anunciando otro llanto. Agarré sus manos para tranquilizarla, y continuó unos segundos después —Yo… yo leía libros sobre demonios y Zalgo, y los huérfanos, y los bebés y… y…
—Lana, tranquila… no hace falta que lo cuentes si no quieres… —dije con delicadeza.
—No, debería contárnoslo. Puede ser importante, mensajes que nos envía… Lana, relájate y trata de describirnos lo que has visto antes de que se te vayan olvidando detalles —contestó Tenny de forma fría. Lana se quedó cortada, no sabía muy bien cómo comenzar.
—Tenny, ¿por qué eres así? ¿No ves que le afecta? Además, no creo que Zalgo quiera decirnos nada que nos vaya a ayudar.
—Brian, tal vez no nos quiera decir algo para escapar pero… puede que a él le sirva que nos llevemos bien con los Creepypastas, ya sabes… para inspirarlos de nuevo… No lo sé, pero tal vez quiera mostrarnos cómo convivir mejor con todo est…
—Para el carro, a ti solo te importa que Zalgo quiera meterse para mejorar tu relación con Jeff, ¿verdad? —reproché.
—Ya está bien… Quiero contarlo. Tenny tiene razón, puede que sea un mensaje o… No lo sé, pero quiero contarlo —contestó Lana más relajada antes de que Tenny y yo nos pusiéramos a discutir. Ambos prestamos atención a lo que tenía que decir—. Bien… en… en el sueño estaba en un orfanato, creo que trabajaba allí o… no lo sé, pero estaba preocupada por el estado de los niños y… y busqué soluciones rápidas para ello… en el sueño leía libros en los que aparecían demonios, y en una página vi la imagen de Zalgo.
Comencé a llamarlo, adentrándome en una especie de secta con un grupo de gente, y al orfanato le comenzaron a llegar más y más donaciones y a cambio solo… tenía que entregarle niños, bebés más bien, a un hombre de la secta… El jefe, creo. Tengo el sueño algo difuso. Lo-lo siento… no recuerdo muy bien cómo, pero me-me negaba a hacer algo, y Zalgo se enfadó y una bomba cayó en el orfanato… Era… —sus ojos se aguaron de nuevo— era horrible y macabro, lo-los niños gritando, el fuego, la sangre…
Lana iba a abrir la boca de nuevo, pero la paró una voz masculina pero muy juvenil, una voz que ya habíamos escuchado antes. Mierda. Esperaba no volver a verlo.
Mi piel se erizó, y Lana se quedó patidifusa mirándolo. Tenny se limitó a mejorar su postura y erguirse.
—Vaya, vaya, vaya... Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos… —Ben se acercó a los barrotes y nos sonrió de forma macabra. Las cuencas vacías de sus ojos dan aún más mal rollo de lo que recordaba.
—Ben… La última vez que te vi fue en el lago… con Jeff, ¿recuerdas? —Tenny se acercó a los barrotes, a la cara de Ben. Él la miró con extrañeza, pero sin sorpresa —Dijiste… dijiste que seguías órdenes de Zalgo, me acuerdo bien… ¿Acaso te ha mandado para que nos metas miedo y no volvamos a intentar escaparnos? ¿Tanto le ha fastidiado Carl?
Ben rio levemente, con aire de superioridad. Creo que la conclusión de Tenny le parecía absurda. Creo que todos le parecíamos absurdos en realidad.
—No intentes hacerte la lista conmigo, Tenny. Ya lo intentó Locke, y más temprano que tarde acabó muerto.
—Pero ni tú ni Zalgo tuvisteis que ver con su muerte —Dios, Tenny, ¡¿qué mierda estás intentando?!
Ben frunció sus cejas con molestia y atravesó los barrotes como si no existieran. Su apariencia se vio borrosa por esos instantes, pero luego volvió a ser de carne y hueso. Los tres retrocedimos hacia la pared.
—Escúchame bien, Tenny —Ben agarró a Tenny del cuello y la levantó con fuerza—. Somos un conjunto, ¿lo entiendes? Todo lo que ocurre, es por un bien mayor. Todo, absolutamente todo, está bajo la aprobación de Zalgo —el rostro de Tenny estaba cambiando de color, y con sus manos intentaba soltarse del agarre. Lana estaba sollozando a mi lado, tapándose los ojos—. Y si he venido hoy aquí, es para asegurarme de que comprendéis que todo es culpa vuestra, y que se lo debéis a Zalgo por fallar en vuestra vida pasada.
Ben apretaba más y más el cuello de Tenny. A Lana le iba a dar algo si moría otro más. Sin pensarlo mucho, me levanté y le propicié un golpe a Ben en el estómago, “¡SUÉLTALA!” grité. El ente soltó a Tenny, pero me miró fijamente a mí. Creo que no ha sido buena idea.
Ahora tomó mi cuello. Empezaba a faltarme el aire. Este cabrón es demasiado fuerte.
—Vidas… pasadas… —pronunció Tenny mientras recobraba el aliento. Ben me miró y sonrió.
—Por suerte para ti, hoy no deberías morir —dijo y me soltó. Ben sonrió ampliamente, dejando ver unos dientes afilados que no había notado antes.
—Ben… —habló Tenny con voz un poco ronca— Entonces… ¿Estás queriendo decir que Carl escapó de aquí porque Zalgo… así lo quiso…?
Ben se acercó a Tenny, manteniendo esa sonrisa de dientes afilados.
—Es para un plan mayor, ¿recuerdas?
—¿Y qué plan es ese? —preguntó arqueando una ceja.
—Pregunta a tus amigos sobre sus sueños —soltó una risita molesta, Lana y yo nos miramos entre sí y Ben se fue alejando de nosotros lentamente, volviéndose más y más difuso hasta desaparecer.
—¿Qué… qué acaba de pasar? —dijo Lana tocándose los ojos.
—Vidas pasadas… —Tenny amplió sus ojos aún más, como si se le acabara de iluminar la bombilla— Brian, ¡¿aún recuerdas tu sueño?! —dijo acercándose a mí y cogiéndome de los hombros con impaciencia por que contestara.
—Eh… —traté de recordarlo. No era como un sueño normal, era cierto. Normalmente, apenas recordaría detalles, pero aunque había partes borrosas, este sueño sí era capaz de recordarlo con más exactitud… como… como si fuera un recuerdo— No… no tenía el físico que tengo ahora, para nada, pero sé que era yo, lo veía todo en primera persona.
—Ahora que lo dices, en mi sueño era igual… —comentó Lana.
—Era un científico, creo. Tenía un laboratorio relativamente grande pero descuidado… Miraba en mi caja fuerte buscando dinero, y no había nada. Miraba en los periódicos, y no veía mi nombre por ninguna parte… Estaba desesperado por conseguir reconocimiento por mi trabajo, que me amaran y respetaran por él… Yo… —mi piel se fue erizando mientras recordaba— Entré en un grupo, y me puse a llamar a Zalgo para conseguir lo que quería, igual que Lana…
—Lana tenía que entregarle bebés… ¿Y tú?
—Cuerpos… diez cuerpos… —me helé al decirlo— Yo tenía que… matar en su nombre, y dejar pistas en los asesinatos que lo condujeran a él... a Zalgo…
—Lana —prosiguió diciendo Tenny con impaciencia, mientras yo intentaba procesarlo todo—, ¿tienes alguna idea de para qué te pedían bebés? ¿Lo recuerdas?
—Yo… Ahora que lo dices, yo jamás entregaría bebés porque sí a nadie, y menos para conseguir a cambio protección para unos niños, no tendría sentido… Creo, creo que… —Lana fue acelerando su respiración mientras recordaba más detalles— los daba al jefe del grupo que adoraba a Zalgo a cambio de que él les consiguiera un hogar. Zalgo me los pedía para educar a esos niños creyendo en él… para expandir su… su fama, el terror que causaba, no lo tengo claro… Pero quería que esos niños crecieran sabiendo que Zalgo existía, respetándolo y temiéndolo a partes iguales…
—Lana, tu sueño. El que lo empezó todo… —dije yo. Me estaba empezando a cuadrar todo— Era un recuerdo. Un recuerdo difuso, de nosotros pidiéndole a Zalgo lo que deseábamos y él concediéndolo… Puede que Zalgo te lo mandara en sueños, pero con el aspecto actual de todos, para que repitiéramos lo que hicimos en otra vida…
Tenny me miró con algo de desprecio.
—Sí, pero eso a este punto ya es obvio. Brian, la pregunta es, ¿por qué estoy aquí si yo no hice nada relacionado con Zalgo en una vida pasada?
—Un daño colateral, tal vez… —respondió Lana algo incómoda. Tenny siempre centrándose en lo que ella quiere centrarse…
—En realidad, creo que la verdadera pregunta es, ¿para qué nos quiere en esta vida? ¿Y por qué nos está haciendo tanto daño? —dije mirando a Lana y olvidándome de Tenny.
—Si yo no estaba en sus planes… —siguió diciendo Tenny hablando consigo misma, sin prestarnos atención a ninguno de los dos— significa que no tiene pensado que muera… tal vez quiera otra cosa de mí… tal vez… tal vez por eso me haya hecho así… tal vez quiera que los acompañe —de repente sonrió macabramente—. Jeff… —y empezó a soltar mini risitas de alegría.
—Brian —me llamó Lana acercándose a mí y pasando de Tenny—, en mi sueño todo lo que Zalgo me había dado se destruía, cuando… cuando me negaba a darle más… ¿En el tuyo pasaba algo similar?
—Ahora que lo dices… —me empezaron a llegar más flashbacks del sueño— en un asesinato… Una linterna me iluminaba…
—¡MANOS ARRIBA, AHORA!
—Agente… No es lo que pare…
—¡HE DICHO MANOS ARRIBA!
—Brian, ¿estás bien...? —Lana tocó mi rostro, haciendo que volviera al presente.
—Me arrestaban… Salía en todos los periódicos, pero no me amaban… Me odiaban, me repudiaban, me llamaban monstruo, y otros científicos se aprovechaban de todos mis descubrimientos mientras yo me pudría en prisión… Solo… solo llegué a entregarle cuatro cuerpos a Zalgo, no diez… Oh, Dios mío… —empecé a encogerme como una bolita, sabiendo lo que esto significaba.
—Le fallamos… le fallamos a Zalgo… No cumplimos con nuestra parte de la promesa… —comentó Lana también estupefacta.
—Pero… ¡¿Por qué hacernos pagar ahora, y por qué así?! ¡Y más cuando ya se encargó de hacernos sufrir en la vida pasada! —dije algo exaltado. Lana tocaba mi rodilla para que me calmara.
—Porque… porque no le dimos lo que quería… a ambos, y seguramente a los demás también, nos pidió… nos pidió que le diéramos fama, que la gente lo temiera… —Lana tragó saliva— y eso no lo consiguió destruyendo mi orfanato o tu prestigio… pero ahora… con el secuestro… el hombre que trajeron un día a la celda de en frente dijo que… dijo…
—Sí… no merece la pena darle más vueltas… —los ojos se me empezaron a aguar, y una lágrima solitaria recorrió mi mejilla— Nos odia, y le somos útiles… No vamos a conseguir salir de aquí. Jamás. No lo permitirá… Ya ha dejado que Carl saliera para expandir la leyenda, y con uno es más que suficiente…
Lana me miró con tristeza, y me abrazó. De fondo se escuchaban aún las risitas de Tenny fantaseando con unirse a la panda de asesinos y de vivir feliz con Jeff. Me estaba poniendo de los nervios.
—¡NO ES JUSTO! ¡ESTO NO ES JUSTO! —grité desesperado mientras abrazaba con fuerza a Lana. Me puse a llorar mientras gritaba.
—Lo sé… lo sé… Nada lo es… —me decía ella mientras me acariciaba la espalda. El sonido de su nariz y el tembleque de su voz me indicaban que ella también estaba llorando.
—¿Y por qué nos manda ahora este sueño? ¿Qué pretende…? Solo volvernos locos y quitarnos la esperanza… solo eso… —decía yo soltando preguntas sin respuesta al aire.
Giré el volante hacia la derecha, aparqué en el parquímetro y salí del auto junto con el rubio.
Caminamos hacia la entrada del funesto lugar, Carl me había pedido que si podía despedirse de sus amigos sabiendo que iba a decirles adiós, sin que fuera tan repentino como lo que les ocurrió en vida.
Al entrar, recorrimos una larga fila de tumbas, tanto de pared como de suelo, algunos mausoleos de familias enteras estaban presentes tras las difuntas paredes.
Primero visitamos la de Lexy, ahí yacía junto a su padre y madre.
Carl se acercó a su tumba y se agachó, una lápida de piedra donde rezaba:
"Alexandra Prasadiad
17 de abril 1998 - 28 de octubre 2016
amada hija y amiga"
—Lexy… —murmuró Carl soltando un suspiro— Gracias por entenderme e incluirme en el grupo a pesar de no hablar y haber sido tímido… Gracias por tus consejos sobre cómo acercarme a Tenny… —dijo con una voz levemente quebrada— Siento lo de tu padre, al menos los tres podéis descansar en paz —soltó una amarga sonrisa y tragó en seco tras relamerse los labios—. Disparé a ese hijo de puta por ti, al menos no podrá caminar en unos días… —respiró hondo y se secó algunas lágrimas que se le habían salido.
Cuando Carl se levantó le puse la mano en el hombro, él me miró y sonrió como un ángel. Asintió con la cabeza, haciéndome entender que podíamos seguir.
Seguimos en silencio hasta llegar a la de Josh y sus padres, Carl miró fijamente el mausoleo familiar, con una mueca de tristeza.
"Josh Driesatdpo
21 de diciembre de 1998 - ¿? octubre de 2016
Tus padres te amaremos siempre"
—Todavía recuerdo cómo murió cada uno… es… raro… ¿Sabes?
—¿Qué es raro, Carl? —miraba el nombre de Josh junto al adolescente sobreviviente.
—Es que… nos conocemos todos desde hace cinco años, algunos incluso nos conocíamos de antes, en el colegio… Cuando empezamos el instituto, yo estaba solo, no sabía dónde pasar el recreo. Estuve días así, tal vez unas pocas semanas, no lo recuerdo bien…
Pero un día, estaba en clases, atrás del todo como de costumbre, Lana se me acercó preguntando si quería que fuésemos amigos, al principio me resistí, y he de admitir que Lana era bastante… persistente.
—¿Cómo te convenció? —pregunté dirigiendo mi mirada hacia él.
—No lo sé, supongo que… no vi maldad en ella, al contrario, Lana es demasiado inocente e ingenua. No era como los otros que solo se burlaban de mí o me pegaban, o los que solo se quedaban mirando… —desvió la mirada hacia la izquierda— Era la primera vez que tenía amigos… Joder… ¡Joder!
Abracé a Carl mientras sollozaba en mi hombro, no pude evitar derramar unas cuantas lágrimas al verle así.
No podía imaginarme lo que era el perder amigos, ya que nunca los tuve, y la única amistad que llegué a conseguir resultó ser un maldito violador mentiroso…
«Dios Hoodie… ¿Me mentiste por tantos años o te corrompiste…?»
Pensé mientras el llanto de Carl sonaba al de un niño pequeño que necesitaba consuelo de su madre.
Después de unos minutos, cuando Carl se calmó, fuimos a visitar la última tumba que nos quedaba, Locke.
—Janna… —me llamó aún sorbiendo su nariz.
—¿Sí, querido?
—¿Le… le has… ya has hablado con los padres de Fu y Brian sobre lo de Fu? —dijo con voz entrecortada, sus ojos azules estaban rojos e hinchados igual que su nariz y mejillas.
—No… Ni siquiera he tenido tiempo para hablar con los padres, cariño. Apenas has llegado y nos has contado todo lo que has vivido, quiénes siguen vivos y quiénes ya no… Pero debo de hacerlo, y mandar protección a cada familia —le respondí con rostro serio pero endulcé mi tono de voz para tranquilizarlo.
—Solo espero que Brian salga… Si ya el haber perdido a Fu les va a doler no me quiero imaginar si llegan a ser los…
—Carl —lo interrumpí—, haré lo que esté en mi mano para sacarlos. Créeme, si fuera por mí iría al bosque y lo quemaría entero para encontrar a todos tus amigos, pero tanto tú como yo sabemos que en ese bosque no hay solo humanos…
—Sí… Monstruos…
—Exacto —pasé mi brazo por su espalda y la acaricié suavemente—, considérate afortunado, tuviste mucha suerte de salir allí con vida y de una pieza, al igual que yo tuve suerte de encontrarte a tiempo.
Carl sonrió y agachó la cabeza, a pesar de ser unos centímetros más alto que yo, se veía como un niño desprotegido.
Al llegar a la lápida de mármol de Locke, leímos lo siguiente:
"Locke Namoc
14 de febrero de 1999 - 31 de octubre de 2016
Amado hijo"
Carl al ver la tumba de Locke no mostró expresión alguna, estaba completamente serio e hizo una mueca de incomodidad.
—¿Inspectora Weskare? —al escuchar mi apellido me di la vuelta inmediatamente, la voz de la señora Vlacada, estaba junto a su marido, los padres de Tenny. Carl se dio la vuelta también y los miró extrañado— Oh, tú debes de ser Carl…
—Sí… Soy yo —respondió extrañado.
—Somos los padres de Tenny —habló esta vez el hombre, Carl rápidamente cambió su expresión de extrañeza a uno de avergonzado y tímido.
—D-disculpe, n-no lo sabía.
—No te preocupes hijo, nos alegra mucho de que hayas podido salir con vida, eso nos da esperanzas —sonrió cálidamente la mujer.
—¿Qué les trae por aquí? —pregunté, ellos me miraron con una sonrisa amarga.
—Veníamos a traerles flores a los chicos, no está mal que de vez en cuando tengan su adorno, ya que sus familias ya no… pueden… —devolví la sonrisa.
—Y… Carl, sé que puede sonar algo repentino pero… cuando te fuiste… o mejor dicho, cuando lograste escapar… —trató de preguntar el hombre rubio de mediana edad entrecortadamente.
—Tenny está viva —sonrió levemente Carl—, está sana y salva, hice lo que pude para que ella estuviera bien…
El rostro de los padres de la rubia se iluminaron como si fuera un faro en medio de una tormenta nebulosa.
—Siento no… no haberla podido llevar conmigo cuando… escapé… —Carl bajó la mirada y soltó lágrimas tratando de contener el llanto.
—Carl, no es tu culpa —murmuré abrazándolo con un brazo, los padres se unieron a darle aprecio.
—Yo estuve enamorado de su hija… Lo sigo estando… Siento no haberla podido sacar de allí… No pude…
—Lo importante es que sigue viva Carl… Tenny, Lana, Fu y Brian saldrán con vida…
Solté aún más lágrimas, casi llegando al sollozo al ver a dos familias destruidas por esto, sin contar las que ya no pueden llorar…
Curiosidad n°64: La madre de Locke no se ha atrevido a ir al cementerio desde que enterraron a su hijo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro