Capítulo 56
¡No me jodas! ¡La puta amiguita de Hoodie! ¡A la que intenté convencer de que el maldito violador asesino era bueno conmigo! ¡¡Es policía!!
—Sé que tendrás muchas preguntas, y también muchas respuestas, pero de momento relájate, estás a salvo —decía con tono emocionado mientras conducía muy justa al límite de velocidad.
La verdad, estoy contento por haber salido al fin, ¡pero se suponía que lo haría sin ayuda! Aunque descubrir algo tan oscuro y traicionero de la amiga de Hoodie también me satisfacía.
—Esto… ¿Esto es real? ¿He conseguido salir de verdad? —decía yo con cara de corderito inocente en un hilo de voz.
—Así es… Pequeño. Has escapado de sus garras —no pude evitar sonreír al escucharla.
Llegamos a la comisaría pocos minutos de silencio en el coche después. Un hombre joven de piel bronceada y pelo negro se encontraba fuera, y en cuanto la mujer aparcó el coche vino hacia nosotros.
Halloween, Michael Myers se acercaba a su hermana a punto de apuñalarla, pero Laurie consigue esquivarlo una vez más mientras gritaba y lloraba desconsoladamente.
—¿Sabes cómo la mataría yo?
—Jeff, es una película… Si Michael simplemente corriera, le sujetara la cabeza y la apuñalara una y otra vez no habría película ni magia —respondí viendo atentamente la televisión.
—Sí pero… Siempre lo terminan atrapando y matando… Entiendo la tensión y magia del guión, pero como asesino experimentado he de decirte que cuando veo películas así me da mucha ansiedad porque hacen todo mal… —solté una risa ante ello.
—¿Después de esta nos dormimos? —pregunté con voz cansada, y él asintió.
Una hora después, terminó el filme y caminamos hasta el cuarto de Jeff, nos tumbamos en la cama y cada uno se acostó en su lado de esta.
Nos dormimos enseguida, ya que habíamos estado viendo películas y comiendo todo el día y era algo agotador visualmente.
No me di cuenta de cuánto tiempo dormimos, supuse que unas horas, ya que cuando nos despertamos por el ruido de unos disparos todavía estaba oscuro.
—¡¿J-Jeff!? —me sobresalté de la cama, Jeff se levantó enseguida.
—Quédate aquí, no te muevas —me ordenó con tono firme y serio y salió del cuarto. Yo miré a la ventana y volví a escuchar disparos. Salí también, ya que no quería estar sola.
Jeff se encontraba inmóvil. Me acerqué a él cuando llegué al salón y me puso el brazo delante, estaba mirando cuidadosamente las paredes, supongo que en busca de… Algo que nos explicara qué ocurría.
Tocaron la puerta frenéticamente, una y otra vez.
—¡¡JEFF!! ¡¡ABRE DE UNA VEZ!! —Jeff abrió la puerta enseguida y entró a tropezones Liu.
—¿Qué ha pasado? ¿Quién mierda está disparando a estas horas y cerca de las cabañas? —Liu estaba alterado y tomó de los hombros a su hermano.
—Jeff… Se ha escapado Carl… Ha disparado a Masky y le ha dado una paliza de muerte a Hoodie… —dijo extremadamente nervioso, estaba jadeando y sus manos temblaban— Estamos jodidos… Toby se ha quedado con ellos…
—Espera… ¿Qué? —preguntó Jeff confuso y tomó aire— ¿Me estás diciendo que uno de los que tenemos secuestrados hace unos meses acaba de escapar y ha herido a dos de nosotros? ¿Sabes lo surrealista que es eso?
—¡¡Míralo por ti mismo!! ¡Tenemos que ayudarles antes de que vaya a peor!
—Vamos —Jeff y Liu salieron por la puerta, yo los seguí en silencio, como si se hubieran olvidado de que seguía ahí.
Caminamos a toda prisa hacia la cabaña del proxy, cuando llegamos, Toby estaba sacando la bala del muslo a Masky.
—¡PUTA MIERDA! —gritó Jeff y se acercó a Hoodie, quien estaba siendo atendido por Nurse Ann, vaya, ella también es… Real…
—También me alegro de verte —dijo ella con voz fría mientras examinaba a Hoodie— sigue vivo por suerte, solo lo dejó inconsciente con múltiples fracturas, pero se repondrá… Esto pasa por tener adolescentes hormonados secuestrados… Todo por dejarles salir de la puta celda —levantó la cabeza y me miró fijamente, me congelé en ese momento.
—E-espera… Y-yo no… Yo no intentaría escaparme, ¡no soy como Carl! Es decir, yo jamás le haría eso a Jeff, yo…
—¡CÁLLATE! —gritó Liu furioso, Jeff estaba de espaldas mirando al suelo sin inmutarse, su hermano se acercó peligrosamente a mí, me agarró con mucha fuerza del antebrazo, al punto que sentía que dentro de poco no correría más sangre por la fuerza del castaño y me arrastró por todo el bosque.
—L-Liu, ¡espera!
—¡YA FUE SUFICIENTE! ¡ME TENÉIS CANSADO! Y SI ESE HIJO DE PERRA FUE CAPAZ DE HACER TODO ESO EN UN MOMENTO, ¿DE QUÉ MIERDA LO SERÍAS TÚ TENIENDO A MI HERMANO DORMIDO?
—YO HE DORMIDO CON JEFF EN SU MISMA CAMA Y NO LE HE TOCADO NI UN MALDITO PELO, YO LE TENGO APRECIO A JEFF, NO LE HARÍA NADA, ¡ÉL NUNCA ME HA HECHO DAÑO NI ME HA TRATADO MAL, ESA ES LA DIFERENCIA ENTRE LA SITUACIÓN ENTRE HOODIE Y CARL Y JEFF Y YO! —mi tono de voz se elevó, estaba cansada de que estuvieran continuamente dudando de mí pero yo tuviera que confiar a ciegas en que algún maldito asesino no me fuera a tocar un pelo.
Liu abrió la puerta con fuerza, me arrastró por el pasillo y abrió la celda, me tiró con fuerza al centro del suelo de esta y la cerró.
—Disfruta tu puto sitio, ya abusaste suficiente, maldita niñata mimada y engreída, da gracias de que no estás en una bolsa policial porque así Zalgo lo quiere —dicho esto, se largó, cerrando todo y dejándonos en el lugar.
—Tenny… —habló Lana con voz temblorosa— ¿Qué…?
—Carl se ha escapado— la corté sentándome y mirando al suelo, solté un suspiro y comencé a sollozar.
—¿Cómo que se ha escapado? ¿Cómo lo ha hecho? Si está todo lleno de proxys...— preguntó Brian desconcertado.
—Los disparos eran de Carl… Creo que Hoodie tiene una pistola… Se la habrá robado y… Bueno… Hoodie no está muerto, le golpeó con el fierro por lo que vi… Y-y… —mis sollozos se convirtieron en un llanto— Y-ya no puedo salir de la celda… J-Jeff ya no volverá por mí… Liu me ha llevado a rastras por culpa de esa… Puta enfermera de mierda… De la nada hizo recaer la atención en mí y en Jeff y puso a todos en mi contra y-y… —me llevé las manos a mi rostro, hacía tiempo que no lloraba tanto… Por culpa de Nurse Ann me habían quitado la poca libertad que me habían dado, y lo más importante, el poder estar con Jeff.
Lana y Brian solo me miraban, notaba sus ojos fijos en mí, seguramente estaban confusos por lo que escucharon, no les culpo, nunca han podido salir de la celda.
—Pero, ¿cómo ha podido escapar? El puto bosque está lleno de proxys y criaturas… ¿Cómo Carl con una sola pistola ha logrado irse…? —lanzó Brian la pregunta al aire, yo continúe en mi profundo y sonoro llanto.
—¿Janna qué es tan urgen…? —Damian se quedó paralizado cuando bajé la ventanilla del copiloto del coche y dejé que viera a Carl.
—Dios santo… ¡¿Pero qué está haciendo en la comisaría?! Hay que llevarlo al hospital, ¡ahora! —se subió con rapidez al asiento trasero, sin dejarme responder, y nos fuimos al hospital más cercano inmediatamente.
—¡¿Pensabas interrogarlo directamente?! ¡Solo míralo, está destrozado!
—Mierda… ¡Perdona! He reaccionado instintivamente, lo principal era salir de ahí… —iba conduciendo a toda velocidad. Esta vez era una emergencia médica, se me permitía saltarme el límite.
—Tengo que llamar a sus padres… Deben ser los primeros en saberlo.
Damian empezó a buscar con rapidez el número de teléfono de los progenitores de Carl.
—Puedo… ¿Podría hablar con ellos yo? Por favor… —dijo él mientras se escuchaban los primeros toques de la llamada. Damian le cedió el teléfono.
—¿Comisario Dimills? —el volumen estaba alto y podía escucharlo desde aquí. Había contestado la madre de Carl— ¿Qué ocurre? ¿Ya han encontrado el cadáver de Carl? —la frialdad con la que la mujer había pronunciado esas palabras me desconcertaba.
—Mamá… Soy yo —unos segundos de silencio por parte de la mujer tensaron el ambiente— he conseguido escapar… Yo solo, de esos monstruos. Una policía ha conseguido rescatarme después.
—Oh… Hijo eso es… —entonces se escucharon como unas voces hablándole de fondo— ¡¿Con quién hablas?! ¡¿Ya han hecho algo esos putos policías y han encontrado alguna pista de nuestro hijo o estás hablando con el bastardo de algún amante?! —la voz parecía de su padre. En el primer interrogatorio me dieron mala espina, y ahora iba entendiendo por qué.
—Cariño… Nos están escuchando… Es Carl —contestó la madre con un falso tono de calma, que realmente sonaba a enfado. Se escuchó como el hombre tomó entonces el teléfono— Oh… ¿Qué tal cariño? Estábamos muy preocupados por ti, pero sabríamos que todo iría bien, la inspectora sabe hacer su trabajo… —no pude evitar poner los ojos en blanco.
—Papá… ¿No vais a preguntarme dónde estoy? —dijo entonces Carl. Lo cierto es que sus palabras me rompieron un poco por dentro, y pude notar como se le aguaban los ojos.
—Oh… Em… imagino que en el hospital de la ciudad, ¿no? —Carl no respondió— Bien… Iremos a verte en cuanto podamos. No te preocupes por eso —y entonces se cortó la llamada.
El tono casi estático y la frialdad de sus padres me desconcertaba bastante. El ambiente en el que se debe haber criado… El secuestro… Los golpes que vi que le pegaban sus amigos por lo que me contó Hoodie… No pude evitar sentir una gran responsabilidad porque se sintiera a gusto y a salvo conmigo.
—Carl… Quiero que sepas que estamos muy contentos de tenerte aquí. Eres un chico muy fuerte y valiente —él me miró como si no se lo creyera y sonrió ampliamente.
—Los atraparemos a todos, y sufrirán por lo que os han hecho… Te lo aseguro —dijo entonces Damian acercando su pecho al asiento de Carl.
Al llegar al hospital todo fue un completo jaleo. Una multitud de gente se empezó a apelotonar en cuanto vieron a Carl, haciéndole a él y a nosotros toda clase de preguntas que se quedaron sin respuesta. Luego, a los pocos minutos de asignarle su habitación correspondiente a Carl y empezar a sanarlo, llegaron periodistas de todas las cadenas de televisión, preparados en el exterior del hospital para actualizar detalles sobre la aparición de uno de Los Elegidos. Damian y yo nos encontrábamos en la sala de espera.
—Dios santo, ¡¿es que no van a aparecer los padres de este chico?! —dije echando la cabeza hacia atrás y mirando mi reloj.
—Sí… La verdad es que están tardando bastante… —respondió Damian levantándose con calma de la silla y disponiéndose a mirar por la ventana— ¿Pero qué…?
—¿Qué ocurre?
No podía creerlo: los padres de Carl habían venido, pero se habían parado a hablar con los periodistas.
—Comisario… Inspectora… Ya pueden pasar a verlo —nos dijo una doctora— pero no lo atosiguen a preguntas… Ahora mismo lo que necesita es un poco de calma.
Curiosidad n°56: Si Carl hubiera golpeado directamente en la cabeza a Hoodie, es decir, en línea recta, habría significado la muerte del encapuchado. Sin embargo, al darle en el lado de la cabeza, solo lo ha dejado inconsciente.
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