Capítulo 51
La luz del sol volvía a asomarse por la pequeña ventana, y eso significaba que los asesinos que nos retienen volvían a por Carl y Tenny.
Normalmente nos pasábamos el tiempo solos durmiendo o a lo mucho jugando a las palabras encadenadas, hasta que llegaba Sally.
—Hoy he conseguido traeros también algo de fruta para desayunar —dijo sonriente mientras nos pasaba los platos por el hueco de la comida.
—Gracias —agarramos cada uno una fruta y empezamos a comer, Sally nos miraba con una tierna sonrisa—, ¿no comes?
—Ya desayuné —se sentó en frente nuestra—. De todas formas, soy un fantasma, no tengo la necesidad de comer.
—Oh… —murmuró Lana—. Pero, entonces, ¿cómo es eso de que has desayunado si no lo necesitas?
—Veréis, los fantasmas como Ben y yo no necesitamos comer, beber, dormir ni oxígeno, ya que estamos muertos… Pero, desde que tenía ocho años, desayunaba, almorzaba y cenaba, y de vez en cuando merendaba. Es una de las cosas que echo de menos cuando estaba viva… Como por costumbre y nostalgia. Ben, en cambio, es más descuidado, solo come algo cuando le invitan o se trata de algo que le gustaba, no es tan arraigado a su vida pasada como yo, y es entendible.
Los dos nos quedamos callados observándola por unos segundos, procesando lo que acababa de decir.
—Sally, perdona la pregunta, ¿cuántos años tienes? —la miré a los ojos verdes—. Es que, tienes apariencia de una niña de ocho años, pero no hablas como una.
—Actualmente tendría diecinueve años, pero al morir en 2005 no pude… bueno, seguir viva, pero, a pesar de que me asesinaran, digamos que fui aprendiendo al estar con los chicos.
¿Sabéis? Es inevitable que no te sobreprotejan teniendo esta apariencia, incluso yo misma me comporto como cuando era pequeña inconscientemente a veces, pero he ido madurando con el tiempo… Es como estar atrapada entre lo que solías ser y lo que eres ahora.
—Vaya… —susurramos asombrados—. Entonces, la vida, digo... experiencia como fantasma, no es solo ir vagando por lugares y atormentar a personas, ¿no? —hablé solamente yo, Sally ladeó la cabeza mirándonos.
—No exactamente… Pero tampoco creáis que solo camino con ellos, aquí todo el mundo tiene sus asuntos. Los míos: tratar de acabar con los mayores pedófilos posibles.
—¡Eso es una bonita obra, Sally! —sonrió Lana terminando su pera—. Que hayan menos personas tan enfermas como ellas liberando a los niños de esas experiencias innecesarias es un gran gesto, ¿cómo haces que desaparezcan? —dijo emocionada, realmente era algo gracioso el verla de esa manera.
—Bueno… Primero les torturo psicológicamente, haciéndoles creer que soy una ilusión, y en cuanto se dan cuenta de que soy real, les mato. A veces tarda un poco ya que juego con ellos, ya sabes, despedazándolos y cosas así. Otras veces mueren de un triste infarto, como "causas naturales" —hizo comillas con los dedos en las dos últimas palabras, la emoción y sonrisa de Lana se desvanecieron por completo.
—Oh… Pensaba que… los encerrabas en la cárcel o…
—Para mí en el momento en el que se te ocurre mirar o siquiera pensar en hacer algo así con un niño… —la interrumpió la de ojos verdes— pierdes el derecho a la vida. Un niño solo tiene que divertirse, estudiar y aprender, no tiene que estar preocupado en si le van a secuestrar, golpear o… o violar… —la mandíbula de Sally se tensó y las lágrimas aparecieron en sus ojos—. Los niños necesitan una familia, que les proteja y les quiera, no que… abusen de ellos para luego… —sorbió por la nariz y suspiró hondo, luego se aclaró la garganta.
—¿Q-quién fue…? —dije en un hilo de voz.
—Mi tío… —dijo con una sonrisa amarga —Gracias a él estoy aquí, gracias a él perdí a mi familia, mi infancia… todo lo que tenía.
»Pero conseguí vengarme por suerte, luego, dos años después salió mi caso a la luz como una historia de terror y… aquí estoy, con una nueva familia a la que no le asusto.
Es gracioso cómo me di a conocer, maté a mi tío en su hogar y su cámara me grabó. Grabó absolutamente todo lo que hice, lo que decíamos, lo ocultaron y se filtró dándome a conocer como un Creepypasta… —murmuró melancólica.
—Y… ¿no puedes descansar en paz? Es decir, hiciste justicia con tu tío, ¿eso no te dio paz?
—No… ¿Conocéis ese dicho en el que "la venganza nunca trae nada bueno"? Nunca estuvo más acertada esa oración, porque tras matar a mi tío Johnny no sentí ninguna paz, es más, me sentí horrorizada… Se lo merecía, y no volvería a tocar a ningún otro niño indefenso, pero al menos a mí… no me trajo nada bueno.
—Entonces… ¿se puede decir que te sacrificas por otros? No matas pedófilos por placer, sino para salvar a otros niños —por el rostro de Lana resbalaban lágrimas, pero sonreía tenuemente.
—Podría decirse que sí… Al menos puedo aportar algo a este mundo aunque haya dejado de pertenecer a él, ¿no?
—Pero, Sally —hablé esta vez yo, ya que había caído en algo—. Jeff, Toby, Hoodie… Todos ellos matan por placer, ¿eso no los convierte en malas personas? En personas que no deberían… seguir viviendo.
—Brian —me regañó Lana, pero Sally hizo un ademán como que no importaba.
—Tienes parte de razón, pero como dije, ellos son mi familia. Sin embargo, no son pedófilos, no violan a niños, ellos pueden hacer sus salvajadas, pueden matar a gente, pero, desde la perspectiva como fantasma, espíritu, ente… es mejor morir que ser torturado vilmente, abusado y dejado en la calle como basura, todos a los que mencionas, tienen diferentes razones para matar. No voy a decir cuáles, pero tienen un pasado distinto, sentimientos y pensamientos diferentes… Jeff mata por placer y porque le gusta, Toby porque tiene que hacerlo, pero también le terminó agarrando el gusto al igual que Hoodie… —Sally bajó la mirada y luego nos miró subiendo un poco la cabeza, de forma que nos dio una vista bastante tétrica de ella haciendo que me diera un escalofrío—. Supongo que… también una vez que te acostumbras a matar… le agarras la gracia —dijo con voz ronca, nos callamos por unos segundos y Sally, al darse cuenta de nuestra perturbación, volvió a la normalidad, a la imagen de la niña dulce y agradable que nos traía comida—.Lo siento, divagué de más.
—No, no –dijimos a la vez y ella se levantó.
—Hacéis bien en no hacer escándalo, estáis sobreviviendo por eso, Tenny tiene a Jeff que la protege, al igual que Carl a Hoodie, pero muchos de nosotros tienen reales motivos para ver a vuestro amigo muerto. Vosotros al no contar con la ventaja de tener realmente a alguien de nuestro grupo con vosotros, os mantenéis callados y no os entrometéis en los asuntos de los chicos.
»Si seguís así, estoy segura de que sobreviviréis. ¡Hasta la hora del almuerzo!
Con una sonrisa radiante, se llevó el plato vacío y cerró la puerta del cuarto con llave, Lana y yo nos miramos unos instantes y volvimos al fondo de la celda.
Sally siempre se había mostrado amable con nosotros, cuando venía, hablábamos de temas sumamente irrelevantes, esta era la primera vez que nos contaba sobre ella, y lo que nos había dicho nos había dejado algo en shock.
Sabíamos de su historia, Tenny nos la había narrado, pero no es lo mismo que te lo cuente alguien ajeno a ello que la misma persona que lo sufrió.
—No puedo creer que esté haciendo esto... —dije mientras colocaba mi teléfono móvil en una bolsa para que no se le metiera el agua bendita en la que lo estaba sumergiendo.
Ayer, después de la aparición de Ben, decidí que tenía que evitar a toda costa que siguiera espiándome y apareciéndose, algo que hasta ahora había renunciado a hacer, pues sabía que tendría que limitar mucho mi día a día.
Finalmente, después de darle muchas vueltas, acabé guardando y tapando con una sábana mi televisión en una habitación donde apenas voy de mi casa.
Pero ahí no acababa todo, ¿qué iba a hacer con mi celular? No podía tirarlo, no podía guardarlo… Lo necesitaba para… todo. Por ello, y tras una larga vuelta por el fiable internet, acabé encontrando un método que tal vez podría funcionar.
—Con esta agua, limpio y protejo mi teléfono móvil de toda entidad maligna… —repetía intentando añadirle fuerza a la frase.
—Con este incienso, limpio y protejo mi móvil de toda entidad maligna —no me fiaba de un solo método, así que probé dos, esta vez con el teléfono por si solo, sin bolsa.
Esto tendría que hacerlo dos veces por semana el primer mes, y luego podría pasar a hacerlo una vez cada dos semanas solamente. La verdad es que era algo fastidioso, sobre todo porque no soporto el olor a incienso… pero mientras funcionara, me serviría.
De repente, mi teléfono empezó a vibrar y sonar: me estaban llamando. Dejé el incienso en una especie de tabla y descolgué.
—Janna, cuando vengas a comisaría, ve directamente a mi despacho… He encontrado algo interesante.
Curiosidad n°51: Como podemos apreciar, cada recluso cuenta con una ventaja distinta en circunstancias diferentes, Carl la protección de Hoodie a cambio del odio de todos, Tenny la vigilia de Jeff pero la exposición al peligro, y Brian y Lana no los protege nadie al mantener su perfil bajo.
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