Capítulo 44
Estar aislado al principio no era tan malo, pero ahora se hace insufrible, especialmente cuando solo estamos Lana y yo en la celda y aún así no me dirige ni la mirada.
Al fin y al cabo, lo que dije tampoco era para tanto, ¿no? Aunque así sea, me arrepiento de haberlo dicho en voz alta con tanta naturalidad.
—¿De verdad Hoodie te está curando? —Lana no para de preguntarle a Carl y a Tenny qué tal va todo. No sé si porque de verdad solo se preocupa o a este punto también quiere saber qué sucede más allá de estas aburridas paredes.
—¿Cuántas veces vas a seguir preguntándomelo? —contestó Carl aburrido y poniendo los ojos en blanco. Lana se quedó callada por unos segundos, y luego volvió a hablar.
—Ayer cuando volviste le dijiste algo raro a Sally… ¿Puedo preguntar qu…?
—No, no puedes —no me puedo creer que a este antipático le traten con cariño y a mí me dejen en una mugrienta esquina. Tal vez debería dejar que algún Creepypasta me golpee también para que sientan algo de pena por mí.
Lana, tras soltar un suspiro de cansancio, dirigió su mirada a Tenny.
—Tú también volviste rara… Y no has hablado con nosotros… —Tenny, que aún tenía los ojos algo hinchados por haber llorado, ni miró a Lana.
—Me he… enterado de ciertas cosas —eso no suena nada bien.
—¿Qué ha…? —antes de que Lana terminara la oración, Tenny comenzó a sollozar de nuevo, y luego empezó a inspirar y espirar para tranquilizarse. Parecía que no estaba segura de decir lo que iba a decir.
—Cuando estaba con Jeff, un esbirro de Zalgo vino y… —volvió a tomar aire— Le ordenó asesinar a los padres de los que ya han muerto.
Sentía que se me había parado el corazón y la sangre se me había congelado. No tenían bastante con nosotros, también querían llevarse a nuestras familias, y Jeff, el amiguito de Tenny, iba a ser su verdugo.
Todos, incluso Carl, nos quedamos mirando fijamente a Tenny, con una expresión fría, como culpándola.
—Creedme que he intentado convencerlo de que no lo hiciera pero…
—Pero luego has recordado que tu amigo es otro mugriento asesino sin sentimientos —Carl sonrió con frialdad al decirlo. Sin embargo, su expresión no mostraba felicidad ninguna por la noticia, solo un arrogante “te lo dije”.
—N… no, no pueden… S-si… Si yo muero entonces… —Lana estaba a punto de echar a llorar, y creo que lo único que la detenía era la tensión y el impacto del momento. Quería acercarme a ella, pero antes caí en la cuenta de algo.
—Tenny —dije, y todos me miraron impactados, como si de repente recordaran que también estaba presente—, mi hermano… Fu está… —no me atrevía a terminar la oración, y sabiendo que se entendía lo que quería decir, evité la palabra que me faltaba y continué— Pero yo no… ¿Qué les pasará...?
—No lo sé… Lo siento pero no tengo ni idea… —me quedé callado, pensando en mis padres y en todas las posibilidades. Si no tenían ya bastante sufrimiento con sus dos hijos desaparecidos, no me quería imaginar si además Jeff decidiera acabar solo con uno porque yo sigo con vida. Aunque, si acabara con ambos, se acabaría su sufrimiento, pero yo, sin familia ninguna, ya no tendría motivo para vivir.
No era justo, aunque acaben con los otros padres; ni Carl, ni Tenny, ni Lana habrán perdido a su propia familia si salen de esta, y yo; sin embargo, me quedaría sin amigos, sin hermano, sin padres… Y en ese momento, preferiría quedarme también sin vida.
—B… Brian… —la voz de Lana se estaba rompiendo, y entonces comenzó a llorar. Salí corriendo a abrazarla, en este momento lo que menos quería era estar enfadado— No… no sé ni cómo pedirte perdón… T-te estás llevando la peor parte… Y nosotros en vez de… en vez de apoyarte es… estamos… —dijo tartamudeando en mi pecho mientras lloraba.
—Patético… —dijo Carl incrédulo negando con la cabeza.
No dije nada, simplemente la abracé en shock por la situación, omitiendo el comentario del imbécil de Carl.
Tenny se escondió en una esquina, abrazándose a sí misma sin mirar a nadie.
—Tenny —la llamó Carl y se acercó a ella, acorralándola en la pared—, ¿sabes? Realmente no te culpo por ello, tú no has mandado a matar a nuestros padres, ni lo quieres así, ¿cierto? —Tenny negó con la cabeza, mirando a Carl alerta— No es tu culpa entonces, pero, tienes que entender, que el tipo con el que te paseas libremente por el bosque, ilesa y sana, sin que te toque extrañamente un pelo, no solo no dudará en asesinarlos, sino que disfrutará al hacerlo. Sabes que tiene esa doble cara, igual que sabes que jamás la cambiará por ti, ni se lo pensará aunque te esté haciendo daño.
—Carl, ¿siquiera te has molestado en conocerlo? —masculló molesta, esto es de chiste, ¿conocer al tipo que casi nos mata a Carl y a mí?
—Si te soy sincero, pensaba en invitarlo a una taza de café después de darme una paliza de muerte, insultarme, dejarme semidesnudo durante unas horas, amenazar con matar a mis padres, tirarme un chorro de agua congelada…
—Tú mismo has causado todo eso —no me cae bien Carl, pero al menos habla con más lógica que Tenny. ¿De verdad está haciendo de todo por defender al homicida que pretende matar a nuestros padres?
Carl, al escuchar eso, dejó escapar una sonrisa, que en segundos se convirtió en una pequeña risa, hasta que se fue haciendo más sonora.
—Oh, Tenny… —dijo entre risas, parecía un puto loco.
Carl tomó del cuello a Tenny con la mano derecha, levantándola un poco y se apegó completamente a ella. La cara de Tenny pasó de molesta a asustada. Yo seguía abrazando a Lana con fuerza, ambos nos estábamos quedando helados. ¿De verdad sería Jeff The Killer más seguro para Tenny que Carl?
—¡C-Carl…!
—¿Qué? ¿Ahora me llamas? ¿Ahora me prestas atención? —Carl se acercó al cuello de Tenny y… lo lamió, literalmente lo lamió, ¿qué mierda estoy viendo?
—¡A-apártate! —Tenny hacía movimientos de apartarlo, pero Carl se aferraba más a ella.
—Tenny… ¿Lo sientes? —soltó un jadeo.
—¡CARL, BASTA! —chilló y reaccioné, tiré de Carl hacia atrás, él me miró y me golpeó en la cara con el puño.
Me tiró al suelo y me pegó varios puñetazos en la cara, escuché la voz de Lana y dejó de pegarme, ahora estaba encima de Lana.
—¡CARL, BASTA! —gritó Lana mientras se cubría como podía. Tenny lo empujó entonces y Carl tiró de Tenny haciendo que cayera con él.
Me levanté como pude, atontado y vi el cubo. Sin pensarlo lo agarré, toqué el hombro de Carl y Tenny le dio un codazo, librándose de él. Entonces, le di con el cubo a Carl en la cara, manchándolo de pis y heces.
—PERO —gritó Carl levantándose asqueado y escupiendo mientras se movía a todos lados—, ¡HIJO DE PERRA! ¡ESTÁS MAL DE LA PUTA CABEZA!
—¡ME INTENTASTE VIOLAR! —gritó Tenny con la cara roja y húmeda.
—¡PERO NO TE TIRÉ ESTA MIERDA EN LA CARA! ¡YO TE AMO! ¡TRATABA DE QUE ESTUVIÉRAMOS JUNTOS!
—¡TÚ NO ME AMAS, SOLO ESTÁS MAL DE LA PUTA CABEZA, CARL! ¡DEBERÍAS HABERTE MUERTO TÚ EN VEZ DE LEXY, FU, JOSH Y LOCKE! ¡JEFF DEBERÍA HABER ACABADO CONTIGO!
Carl la miró con ojos llorosos, sin saber qué hacer, nos miró a Lana y a mí, quiénes estábamos detrás de Tenny mirándolo estupefactos.
—Tenny… Y-yo… Yo pensaba que… no… no sabía que te estabas sintiendo incómoda es solo que… como te relacionas tanto con una persona tan sádica pensaba que eso te gustaba… —¿qué mierda de disculpa y de justificación era esa?
Tenny se quedó quieta, mirándolo con frialdad, sin contestar por varios segundos que parecieron minutos.
—Carl, no vuelvas a tocarme. Jamás. —dijo finalmente.
La celda se volvió a quedar en silencio por otros segundos que pasaron lentos, hasta que Carl, aún con los ojos llorosos, esbozó una pequeña sonrisa.
—Entonces, ¿he de suponer qué ha llegado mi turno de aislarme en una esquina, no? —no le contestamos, solo nos quedamos mirándolo fijamente. Él asintió con la cabeza y se sentó en el rincón al lado de la puerta de la celda, solo y maloliente. Qué rápido habían cambiado los roles.
—Lo siento p…pero ahora mismo creo que… me apetece estar sola… —Lana nos miró y con tristeza en la mirada se alejó a otra esquina de la celda, justo en la diagonal a la de Carl.
Luego, y sin decir nada, Tenny se marchó a otro espacio, la otra esquina al lado de la puerta de la celda, con sus rodillas dobladas, sus brazos rodeándolas y la cabeza metida entre ellos, evitando así vernos a cualquiera de nosotros.
Yo, entonces, me fui al rincón que faltaba, justo en frente de Carl. Él me miraba con una sonrisa diabólica, y finalmente decidí mirar al techo e intentar relajarme así.
[Empieza la grabación]
Aquí la inspectora jefe Janna Weskare. Hoy es 11 de noviembre de 2016, tras los acontecimientos que han ocurrido anteriormente, tanto que he sido despedida de la policía, he vuelto a mi relación de amistad con Hoodie y mi contacto con el hermano de mi destructor se ha estrechado. La situación no parece mejorar para los adolescentes. Para desgracia mía, me he quedado sin recursos y he sido amenazada por Ben Drowned, por lo que no podré acercarme a los chicos en una operación de rescate.
Los traumas de aquel año, han vuelto, tras relatar en la cinta de ayer mi pasado, antes de convertirme en lo que soy, creo que debería narrar lo sucedido después de eso.
Al despertar en el hospital, los doctores dijeron que había sido un milagro que una niña tan pequeña sobreviviera. Pasé meses tratando de recuperarme de las quemaduras y el dolor físico, porque el emocional… Incluso ni con una década después se ha sanado. Solo el odio ha mantenido mi voluntad de vivir y seguir, el deseo desde que tenía once años de acabar con el chico que destruyó todo lo que tenía…
A lo largo de mi vida reconsideré varias veces el suicidio, sobre todo al principio, pero el recuerdo de mis padres, lo que habrían hecho ellos si la asesinada hubiese sido yo y no ellos… Me llenaba de determinación.
Costase lo que costase, debía aniquilarlo, sin importar a quién o qué debía torturar que fuese como él para obtener una mínima pista…
Echo de menos a mis padres, cuando vi a los chicos del caso "Los Elegidos" los vi tan reflejados en mamá y papá… No puedo abandonarlos, mínimo debo salvar a uno, mínimo debe llegar alguien a su hogar con vida.
Por mamá y papá cumpliré mi objetivo, aunque tenga que matar la única humanidad que queda dentro de mí.
[Fin de la grabación]
—He solicitado el pedido de drones argumentando que sería de gran ayuda para las operaciones de rescate —Damian había venido hacía un cuarto de hora a mi casa para actualizarme sobre nuestra investigación no oficial. Terminé la grabación a tiempo.
—Y es cierto que lo serían. ¿Qué te han dicho? —mientras formulaba la pregunta, Damian bebía de la taza de café que le había ofrecido cuando llegó.
—Que lo tendrán en cuenta para el futuro —su semblante era serio, y sus ojos azules me miraban fijamente.
—Vamos, que ni se lo han planteado.
—Demasiado dinero que podrían utilizar mejor para snacks y bollería de la máquina de la comisaría —sonrió al decirlo, pero su mirada demostraba que estaba decepcionado de no haber podido conseguir nada.
—Tendremos que dar el primer paso nosotros, entonces —contesté sin desanimarme.
—¿Qué se te ocurre?
—Tengo… dinero ahorrado, podemos comprar un dron con una cámara de muy buena calidad nosotros mismos, encontrar las pruebas y una vez las tengamos, mostrarles las evidencias. Una vez hecho eso, tendrán que ayudarnos. Y no nos pueden reprochar el haber seguido con el caso por nuestra cuenta porque solo habremos tomado fotos en una zona en la que no está prohibido hacerlo —mi compañero me sonrió ampliamente, con esperanza otra vez en sus ojos.
—Me parece una gran idea. Aunque, por favor, déjame pagar el dron a mí.
—No, no… De verdad que puedo pagarlo yo, no hay problema.
—Venga, tú ya has tenido la idea, déjame aportar algo a mí.
—Si insistes… —sonreí complacida por su comentario. Él rio y después miró su reloj.
—He de irme, tengo que ir a la comisaría —se levantó y lo acompañé a la salida, abrió la puerta y se quedó parado—. Janna —su voz sonaba repentinamente firme y dura—, tienes visita.
Asomé la cabeza, extrañada, para ver quién era. Damian mientras tanto ya se había metido en el coche y empezaba a arrancar.
—¿Llego en mal momento? —sus ojos verdes me miraban con frialdad.
—Liu… ¿Qué estás haciendo aquí? —dije disimulando mi nerviosismo. Me sentía tan rara y emocionada a su lado, pero a la vez odiaba que estuviera aquí, justo ahora, confundiéndome de nuevo.
—Te llamé pero… —Liu soltó un suspiro, y repentinamente me acorraló contra la pared, colocando ambos brazos a mis lados— Dudo mucho que me bloquearas sin querer… ¿Te ha molestado algo que he dicho o hecho? Porque te aseguro que de ser así no era mi intención…
—Liu… Para —evité su mirada y traté de apartarlo. Él lo hizo sin oponer resistencia. Le di la espalda y me puse a pensar bien lo que debía decir o hacer. Si actuara con la cabeza, entraría en casa, le diría que no quiero volver a verle y cerraría la puerta.
Me giré, me giré para mirarlo y decírselo a la cara, para que entendiera que era cierto, para que entendiera que no debía acercarse a mí…
—Liu no quiero volver a… —me detuve. Me detuve al ver su rostro, al recordar cómo había sido capaz de hacerme sentir feliz y comprendida en tan poco tiempo, como había aceptado mis dos facetas sin problema, y como yo me había, extrañamente, sentido tan cómoda al mostrárselas.
—Janna, yo… No sé qué está pasando pero… —noté preocupación y algo de tristeza en su rostro, y no pude evitar ponerme nerviosa.
—No quiero volver a… —alejé mi mirada de él, tenía que decirlo, debía decirlo…— No… no puedo… no quiero volver… —el corazón me latía deprisa. Se me formaba un nudo en la garganta cada vez que intentaba terminar aquella frase. La voz me temblaba cuando quería llegar a las últimas palabras— No qui… no quiero…
—Janna… ¿Qué intentas decirme?
Me quedé en silencio, mirando a todas partes y a ningún sitio concreto a la vez, pero evitando mirarle a él.
—¿Qué no quieres volver a hacer?
—¡NO QUIERO VOLVER A VERTE PORQUE ME DA MIEDO SENTIR LO QUE SIENTO POR TI!
Lo dije, lo había dicho, había dicho lo primero que se me vino a la cabeza… Creo que… había dicho lo que de verdad sentía.
Liu me miró, y en menos de un segundo, noté el calor de sus labios en los míos. Y lejos de apartarme, me dejé llevar.
Traté de seguirle el beso como pude torpemente, hasta que entramos a la casa. Sin pensarlo, cerré la puerta detrás nuestra, y Liu bajó sus besos a mi cuello.
—Liu, espera… —se separó y me miró jadeante.
—¿Q-qué pasa…? —rodeaba mi cintura con sus manos apegando su cuerpo al mío.
—Y-yo… N-no…
—P-perdona… Yo… h-he ido muy rápido… —se separó de mí, pero tomé su chaqueta y lo volví a acercar.
—N-nunca lo he hecho… solo… solo eso…
—Espera, ¿qué? —me miró atónito— ¿No lo has hecho con el tipo de antes?
—¿Qué? ¿Es que acaso te piensas que cualquier persona que traiga a mi casa es para eso? —me aparté ligeramente de él.
—Pensaba que te habías acostado con él alguna vez porque se puso celoso cuando me vio… Ya sabes… me miró con atención y utilizó un tono de voz cortante… —murmuró frunciendo el ceño.
—¿Celoso? —dije extrañada, pero luego, al pensar bien lo que acababa de decir no pude evitar reír a carcajadas. Liu me miraba atónito, riendo levemente sin entender muy bien qué me pasaba— Tu lógica es aplastante… Como ha cambiado el tono de voz al ver a un desconocido ya nos hemos acostado… No me quiero imaginar qué pensarás si un chico me entregase una pizza… Seguro que me querría pedir matrimonio.
—Entonces… ¿Eres virgen? —preguntó mirándome a los ojos, a lo que asentí poniendo una mueca de molestia— No me estoy burlando… —rio levemente—Solo me sorprende que no hayas hecho nada, ¿estuviste esperando a tu príncipe azul? —se empezó a reír más, por lo que, le pegué con la rodilla en el muslo, haciéndole soltar un quejido entre risas y me aparté de él con una sonrisa boba.
—¿Qué decías, Liu?
—Janna, ¿es verdad? —su mirada era seria y atenta en mí.
—¿A qué te refieres?
—¿Me bloqueaste y no querías verme porque tenías miedo de sentir lo que… sientes por mí? —tragó en seco y empezó a jugar con su bufanda, solté un suspiro y me senté en el sofá, había sido muy impulsiva diciendo eso.
Realmente siento algo por Liu, pero, su hermano… he de matarlo, y eso es lo que impide que pueda amar a Liu o dar algún paso, ¿qué debería de hacer? ¿Matar a su hermano y que parezca un accidente? ¿Matar a los dos? Jeff debe de morir, él fue el causante de que toda mi vida se fuese por la borda, Liu no, pero… Santo Dios…
—Yo… —no sabía qué decir, no le puedo mentir, pero tampoco debo contarle la verdad— Sí, Liu… De hecho nunca he tenido una relación, así que… digamos que nunca… nunca he tenido experiencia en esto…
El castaño se acercó a mí y me abrazó, olió mi cuello y se quedó unos segundos ahí, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Correspondí a su abrazo, apegándolo a mí.
En cuanto menos me lo esperé, me agarró de los muslos, subiéndome a él haciendo que rodease sus caderas con mis piernas.
—No sé tú, pero yo no tengo miedo a lo que siento por ti —sonrió como un niño pequeño—. No nos conocemos hace precisamente meses, pero he de decirte que me gustas, y mucho Janna, el tiempo que he pasado contigo… Puede parecer extraño, pero siento que es como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo… —ingenioso, Woods, ingenioso— ¿Querrías… intentarlo conmigo? —punto muerto. Quiero intentarlo con Liu, realmente me gusta, también podría conseguir información de los chicos y acercarme lo suficiente para matar a Jeff, todo lo que he estado intentando durante estos años… Se cumplirá al fin, pero Liu… Liu, ¿por qué tuviste que ser el hermano del asesino de mis padres y de mi vida?
Antes de que me diera cuenta, estaba besando a Liu, solté un jadeo, esto me estaba gustando más de lo que debería. Aún tomándome, caminó hacia mi cuarto y cerró la puerta. No todo el mundo cuenta maravillas de su primera relación sexual, pero creo que tendré suerte esta vez, ¿no?
Curiosidad n°44: Janna, debido al estilo de vida que adoptó y vivió, no tuvo la oportunidad de disfrutar ciertos pequeños placeres de la vida que a su edad la gran mayoría ya ha experimentado, como su primera vez, su primer beso, su primer noviazgo…
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