Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 32

—Desnúdate —me exigió Hoodie por segunda vez. yo a regañadientes lo hice y me senté en el sofá de su casa, apretando los puños, ya que aunque hubiera aceptado este trato de mierda no significaba que me hiciera gracia tener que ser... violado por unos derechos que me fueron requisados.

Hoodie se quitó los pantalones y boxers, poniéndome su miembro en frente y lo miré con asco. Con mi mandíbula temblando comencé a meterla en mi boca.

—Vamos, ya sabes cómo hacerlo bien... —murmuró y tomó mi nuca, empujando con fuerza para que entrase mucho más de lo que podía soportar.

«Qué puto asco... En cuanto tenga la oportunidad voy a matar a este hijo de puta...»

—Venga, Carl... más rápido... —jadeaba mientras me obligaba a moverme con más velocidad. Trataba de ahogar sollozos mientras apretaba los puños con fuerza, pero las lágrimas no podía contenerlas.

—Oye... ¡Oye! —salió bruscamente de mi boca y yo escupí al suelo su semen que terminé vomitando— ¡CARL! ¿¡QUÉ MIERDA HACES!? —gritó y me tiró al suelo. Agarró su fierro y comenzó a golpearme las piernas, las rodillas y mi abdomen mientras soltaba quejidos altos.

—¡PARA, MIERDA! ¡PARA, MIERDA! —chillé y me golpeó más fuerte, vomitando aún más lo poco que había comido junto con saliva.

—¡A MÍ NO ME DICES QUE PARE, MALDITO CRÍO DE MIERDA! —me escupió en la cara— ¿¡SABES QUE NO ES NADA AGRADABLE QUERER SOLO UN POCO DE SEXO Y QUIEN TE LA ESTÁ CHUPANDO SOLO SABE LLORIQUEAR!? ¡NO QUIERO TUS ASQUEROSOS MOCOS Y LÁGRIMAS EN MÍ! —mi respiración era agitada, ¿quién sabe de lo que era capaz este cabrón? No podía ver mucho, ya que mi vista era borrosa al llanto incontrolable, se le escuchaba realmente enfadado. ¿Me matará de una vez o seguirá torturándome con uno de los fierros que tiene?

Se alejó de mí, y en lo que intentaba calmarme, solo pude escuchar un "ahora verás". Hoodie se acercó de nuevo, y en cuanto levanté la vista me tiró una olla de agua hirviendo...

—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!! —grité lo más alto que pude. Si cuando Hoodie me golpeaba forzaba mi garganta con mis gritos, esto directamente la perforó. Intenté moverme pero no podía, los fierrazos que me había dado habían hecho demasiado efecto, sobre todo en mis piernas, no podía moverlas del dolor que sentía, y los moretones en mis brazos se hacían presentes, pero ahora con las quemaduras del agua... ¿Cómo he de verme? A parte de asqueroso, mugriento, nauseabundo, débil y como la mismísima mierda... 

—Bien, ahora estarás más calmado... —dijo con tranquilidad, como si no hubiera pasado absolutamente nada. Me dio la vuelta y levantó mis caderas, entrando de una estocada y moviéndose sin parar. 

«¿Qué es mejor en estas situaciones? O peor, ¿dejar salir tu llanto o callarte? Si haces lo que él dice te golpeará menos, pero te dañarás internamente más por tener que seguir soportando el ni siquiera poder dejar salir sentimiento alguno, pero si lloras él te golpeará una y otra vez con la posibilidad de dejarte costillas rotas, la cara o freírte vivo».

Solo pude mirar el suelo de madera con los ojos entrecerrados, peleando por no desmayarme, ya que a saber lo que me haría estando inconsciente, ¿o sería peor verlo y recordarlo para el resto de mi vida? Pasaron minutos, tal vez una hora o dos, no lo sé, el tiempo aquí pasa realmente lento y no veo ningún reloj en el suelo que me ayude a saberlo, pero sentí que terminó en cuanto acabó Hoodie.

—Uff... —soltó un jadeo y salió de mí— ¿Ves que es mejor cuando no te quejas y estás callado? Tú me hiciste golpearte, si hubieras hecho lo que te dije estarías mejor, pero en fin, supongo que ya sé porqué tus amigos murieron... —Hoodie, después de haber dicho eso como lo menos importante que pudo haber pasado desde que estamos ahí encerrados, me jaló de los tobillos y me metió al baño— Siete minutos, Carl —cerró la puerta y me dejó solo, me arrastré como pude a la bañera y miré mi brazo y mi muslo derecho y algunas zonas de mi cuerpo de la parte izquierda, estaban horriblemente rojas.

Nunca me había quemado, ¿qué me pasará? ¿Se me caerá la piel? ¿Debería mojarme con agua fría esas zonas? ¿Qué mierda debería hacer...?

No debía perder tiempo, en cualquier caso debía ducharme, si me enfermo o me llega a hacer algún corte, lo menos que debo de tener es suciedad...

Me mojé lo más rápido que pude y lavé, sin parar de sentir dolor y dejar salir quejidos, hasta el punto de volver a sollozar mientras me duchaba. Cuando terminé, me arrastré a la puerta, Hoodie no había ido a por mí, así que me estiré como pude y logré abrir la puerta, saliendo del baño.

La casa estaba desierta, Hoodie se había ido... Busqué algo, algún arma con lo que defenderme, pero se había llevado su estúpido fierro. En ello, abren la puerta, y una niña con un montón de ropa en sus manos se acercaba a mí.

—Hola, Carl —saludó Sally. Me miraba de arriba abajo al estar desnudo, la miré seriamente sin responderle. Era una de ellos, ¿así que quién diría que no me haría daño?—. Hoodie se llevó tu ropa, ya que apestaba... Así que te traje algo, espero que te sirva —dijo con tono dubitativo, como si esperaba que yo la atacase o asaltase, pero como no soy como esos monstruos me quedé en el sitio sin responderle. Ella se quedó esperando para que le contestara, cosa que nunca pasó.

Dejó la ropa en el suelo, en frente de mí y se fue cerrando la puerta. En cuanto lo hizo, me vestí, era un pantalón largo holgado azul, boxers rojos y camisa corta blanca, me habría quedado algo pequeño esta talla si no hubiera sido que he estado malnutrido desde hace uno o dos meses, desde que llegamos aquí... ¿Cuánto habrá pasado?

Hoodie llegó poco después, sin decir nada. Me cargó y me llevó por el bosque, abrió la puerta y se paró en frente de la celda. Me bajó e intenté mantenerme en pie, pero al tocar el suelo temblaron mis piernas al ejercer fuerza y caí de bruces.

—Carl, Carl, Carl... Eres tan... patoso... —soltó un suspiro el violador. Abrió la puerta de la celda y me empujó de una patada al interior, para luego encerrarla con llave. Me quedé tumbado en el suelo sin mirar a nadie, escondiendo mi rostro entre mi pelo, el suelo y mi mano, sintiendo tres miradas fijas en mí.

—Ca-Carl... ¿Qué te ha hecho Hoo...? —la puerta de entrada volvió a abrirse, cortando la voz de Lana y dejándonos a todos expectantes, ¿acaso aún no había terminado Hoodie de torturar a Carl? 

—¿Qué significa esto? —dijo Tenny sorprendida casi susurrando. Eyeless Jack había sido el responsable del ruido que silenció a Lana, pero no venía solo.

Traía colgado de su espalda a un hombre con la boca tapada por una cinta, y parecía estar medio inconsciente. Sin tan siquiera dirigirnos la mirada, Jack colocó al señor en una celda mucho más pequeña enfrente de la nuestra y le retiró la cinta de la boca. Después, se quedó de cuclillas observándolo por unos segundos, hasta estar seguro de que se había despertado y de que estaba lo suficientemente horrorizado. 

Eyeless se levantó, y sin mirarnos siquiera salió de la habitación. 

El hombre misterioso nos observó a nosotros y a su alrededor con pánico, y luego se apresuró a decirnos algo.

—Decidme que lo estoy soñando, decidme que esto es una pesadilla —a mí me gustaría saber lo mismo—. No, no, no, no... —tras mirar nuestras caras con más detenimiento, se echó a llorar, desesperado— Yo os conozco... Os conoce todo el mundo, no debería haber venido solo a investigar por mi cuenta, se suponía que solo eran leyendas, que no había nada en el bosque. No, no, no, no.

Alto ahí, nos conocía, claro que sí, nuestra desaparición debió de hacerse conocida por la zona.

—Nos... ¿nos conoce? —dije con algo de temblor en la voz pero tratando de parecer seguro. Asintió con la cabeza— Eso he dicho... —respondió con miedo.

—¿Qué se cuenta de nosotros? ¿Cuánto tiempo llevamos desaparecidos, señor? —los demás me miraron a mí y después a él, aquí ya habíamos perdido la noción del tiempo.

El extraño hombre apoyó su cabeza a la pared de su celda y tras tomar aire contestó.

—Desaparecisteis el 23 de octubre y antes de yo perder el conocimiento era 7 de noviembre. Haced las cuentas vosotros solos —nuestra cara fue de shock. Se nos había hecho una eternidad y sin embargo apenas había pasado un mes. Cuatro muertos en... apenas un mes. ¿Quién nos iba a decir que nuestra vida iba a ser así hace unas pocas semanas? 

Antes de poder decir nada volvimos a escuchar la puerta de entrada. Eyeless Jack volvía con... ciertas herramientas, y venía acompañado por un chico al que no habíamos visto nunca.

—Painter... —dijo Tenny bajito, aunque el silencio del momento hizo que todos allí presentes nos enteráramos del nombre del nuevo. 

El joven nos miró por unos cuantos segundos y ahí lo pude ver mejor: parecía un chico bastante normal, con ropa bastante esperada de un pintor pero con la singularidad de una máscara blanca con una sonrisa pintada de rojo. 

Yo no sabía si estar más atento al chico, que seguía observándonos, o a Eyeless, que acababa de tapar la boca del hombre, quien apenas consiguió hacer resistencia antes de que el asesino le cortara el cuello. 

Un río de sangre salía de aquel misterioso hombre que apenas había sobrevivido aquí unos minutos, me parecía una muerte horrible pero apenas me estremecí, sentí pena pero había visto cosas peores... mucho peores... En comparación, esa había sido una muerte casi deseada. «No me creo que esté pensando así... ¿En qué me estoy convirtiendo?» 

Algo me sorprendió, en lugar de ir directo a por sus riñones, como nos había contado Tenny que el muerto viviente hacía con sus víctimas, lo primero que hizo fue recoger bastante sangre del cuello del señor en un frasco y entregárselo a Painter, quien lo miro por unos instantes para darle las gracias con un ligero movimiento de cabeza, y luego volvió a dirigir su vista hacia nosotros. Painter era el que tenía uno de los aspectos menos aterradores y sin embargo me estaba poniendo los pelos de punta. Agarré la mano de Lana para tranquilizarla, ella también parecía atemorizada.

Eyeless se colocó el cadáver en su espalda y se fue sin decir palabra. En cuanto la puerta se cerró, el joven se apartó la máscara de la cara, dejándonos ver su rostro: piel blanca, ojos azules, pelo oscuro y facciones suaves. Si lo hubiera visto en otra ocasión habría pensado que se trataba de alguien inocente incapaz de dañar a una mosca.

—Eso... no me lo esperaba —me susurró Lana al oído. Le temblaba la voz.

—Tranquila, no pasará nada... —dije mirándola y dejando que se resguardara tras de mí. No solo me sorprendía su cara, también lo hacía el hecho de que se hubiera quitado la máscara delante de nosotros. Ningún otro lo había hecho.

Painter sonrió levemente y abrió ligeramente los labios, como si fuera a decir algo. Todos nos quedamos expectantes, aunque de diferente manera: Lana y yo asustados, Tenny parecía más bien sorprendida y Carl... Apenas sé descifrar su rostro, pero no era miedo lo que sentía, eso seguro.

Painter no dijo nada. Simplemente sacó un cuaderno y un lápiz de uno de los bolsillos de su chaqueta azul y se puso a dibujar algo con entusiasmo, mirándonos por momentos a nosotros y por momentos a su obra. 

Tras un minuto y medio o así, contempló su dibujo. Parecía contento, su mirada lo expresaba. Sonrió, se acercó unos pasos a nosotros, a lo que Lana y yo respondimos inclinando el cuerpo para atrás y por fin articuló palabra.

—Es... hermoso. Os lo aseguro. N-No podéis ni imaginarlo —miraba toda nuestra celda como si se tratara de una obra maestra—. Cuando esté completo, os lo enseñaré. Nunca había visto nada igual —estaba muy emocionado, pero, ¿de qué estaba hablando exactamente?—. Solo... necesito que os quedéis quietos, un rato, solo, ¿podréis hacerlo durante... veinte minutos? Sí... veinte minutos —nos miramos entre nosotros y luego asentimos con la cabeza, no sabíamos de qué iba esto exactamente... 

—Tenny... ¿Qué está ocurriendo? —dije susurrando y adelantando mi cuerpo un poco hacia ella. Antes de que la rubia dijera algo, Painter se quedó mirándonos con un semblante algo más serio.

—Podéis hablar, pero os he dicho que os quedéis quietos —su voz era algo grave, pero tenía su matiz dulce. Painter volvió a sonreír y siguió hablando—. Mientras.... Mientras estéis quietos, no habrá problema. No quiero que destruyáis la escena, solo eso. Merecerá la pena, creedme. Pero... no seáis tímidos, hablad sin moveros, estoy concentrado en esto no... no voy a saber lo que decís.... —su sonrisa se desvaneció en un instante y siguió pintando. Observando su cuaderno, y a nosotros, a su cuaderno, y a nosotros...

—Es Bloody Painter —dijo Tenny lo suficientemente alto para que todos la escucháramos y con cuidado de no mover más que los labios—. No os hablé de él porque a este punto pensaba que él no era real. Y que si lo era no se nos presentaría. 

—¿Por qué Bloody? —contestó Lana sin dejar de mirar al dibujante. La pobre estaba sudando a chorros del miedo... 

—Porque queda guay para el nombre de un asesino, Love Painter habría sido raro —contestó Carl como enfadado y con aires de superioridad—. Además... —el rubio dirigió su cabeza hacia Lana.

Oímos como si algo se hubiera caído al suelo con fuerza. Bloody había tirado el lápiz con rabia.

—¡HE DICHO QUE NADA-DE-MOVERSE! —su voz tomó un tinte más oscuro. Carl volvió a ponerse en la posición de antes y Painter, tras inspirar y espirar tres veces seguidas para relajarse agarró el lápiz de nuevo, sonrió, y sacó el frasco con sangre que le había dado Eyeless, junto con un pincel que había sacado de su bolsillo cuando metió el lápiz ahí. 

—¿Qué... qué está...? —Lana no se movía por el miedo, pero sé que estaba al borde del llanto. Sentía no poder moverme para abrazarla más.

—Además... —siguió hablando Carl por donde se había quedado, aunque ahora sin movimientos de cabeza— ¿Para qué creíais que iba a querer la sangre? —Carl soltó algunas pequeñas risas con los labios cerrados. Lo odiaba, esto le estaba haciendo gracia, esto le gustaba, se sentía superior a nosotros por haber llegado a una conclusión básica. 

El psicópata seguía riéndose de esa forma tan extraña, Bloody seguía concentrado, y yo decidí pasar de Carl.

—Tenny, ¿algo que debamos saber de él? —pregunté sin moverme. Era la forma más rara de conversar que había tenido nunca, ni siquiera podía mirar a la persona que me hablaba.

—No sé qué decirte. Se suponía que no debería estar actuando así. Que no se quitaría la máscara, o al menos no tan rápido, y que no sería tan... alegre. Además, se me ha hecho raro que no recogiera la sangre él mismo, igual que también me pregunto porqué no ha venido antes —Tenny hablaba de forma muy seria, sabía que estábamos enfadados así que no esperaba menos, pero justamente por eso me sorprendió que contestara con tanto detalle. Tal vez estuviera diciendo sus pensamientos en voz alta y no lo hiciera para que los demás estuviéramos al tanto, sino porque ella misma tampoco acababa de entender la situación.

—Anda, alguien le ha roto los esquemas a Tenny. Y eso que ella sabe perfectamente cómo controlarlos. A ver si te das cuenta de que no puedes pred ecirlos, ni aunque pases horas con ellos —Carl ya no se reía pero hablaba con un tono muy burlón. Disfrutaba viendo que Tenny se comía sus propias palabras.

Noté como a la rubia se le hinchaba la vena. Estoy seguro de que querría haberlo golpeado en este momento y a mí ciertamente me habría encantado verlo. Pero por desgracia, ahora eso no era posible.

—Parad ya, si seguimos así vamos a acabar matándonos entre nosotros antes de que... de que él lo haga... —Lana seguía fijando su vista en Bloody. Su voz temblaba pero tenía razón. Si nos movíamos tal vez acabaríamos entre nosotros antes de que Bloody pudiera entrar a la celda. 

—Qué pena que no esté Jeff para salvarte... —alzó la voz Carl. En ese momento, Tenny apretó los puños y tensó su mandíbula, soltando una gran sonrisa, dirigió su mirada a Carl, que se encontraba en el suelo acostado mirando a la celda.

—Carl, ¿disfrutaste mucho con Hoodie? Te veo algo... inválido... —respondió en voz alta con la mirada fija en él sin quitar su sonrisa. Carl borró toda expresión de superioridad y se quedó más pálido de lo que estaba— Entonces, ¿es cierto que Hoodie es gay y te rompió el culo? —la sonrisa de ella mostraba sus dientes, que estaban descuidados y amarillos, Carl la miraba fijamente, pero ahora con odio, enfado y rabia.

—Me encanta... El odio, el miedo... —Bloody habló de la nada, pero seguía ensimismado en su dibujo. 

Se ve que todos recordamos de repente en qué situación nos encontrábamos, porque nos callamos de repente. 

Se ve que o bien estuvimos discutiendo más tiempo del que pensaba o bien Bloody tardó menos de lo que dijo, porque a los pocos minutos terminó su dibujo.

Et voilà! Debe ser de mis mejores obras... Si tan solo lo hiciera en un lienzo... Pero la inspiración no podía esperar.

—¿Podemos movernos ya? —preguntó Carl con... ¿aburrimiento? Cualquier cosa que no fuera discutir a este ser le parecía odiosa.

—S-sí, claro que sí —a Bloody le temblaba la voz mientras miraba su dibujo. Lo devoraba con los ojos—. ¿Cómo ibais a poder verlo si no os movierais? —Painter no apartaba la mirada de su dibujo mientras se acercaba a los barrotes de la celda. Una vez allí, miró fijamente a Lana, y le tendió el papel arrancado de su libreta con la mano. 

Lana, temblorosa lo tomó y horrorizada lo vió.

—Ya os dije que era precioso —el dibujante sonreía de la misma manera que un padre al ver a su hijo—. Oh, qué desconsiderado soy, no lo podréis ver bien todos así. Además, es una pena que no hayáis visto nada de arte en semanas. 

Bloody sacó de su bolsillo un pequeño rollo de cinta, como la que pondrías en un lienzo para evitar pintar algunas partes... O en la boca de alguien para evitar que grite. Para él ambas serían posibles.

Después, entró a la celda, hasta Carl decidió apartarse un poco de él. 

Con la cinta pegó el dibujo en la pared, una en la que la luz de la diminuta ventana iluminara lo suficiente el... cuadro. 

La verdad es que todos miramos la salida, Bloody no había cerrado la puerta de la celda, pero sabíamos que no tendríamos muchas posibilidades de escapar... ¿O sí? Yo por si acaso prefería no intentarlo aún: Lana estaba demasiado asustada, se resignaría a salir corriendo, y no iba a dejarla sola. 

Antes de que me diera cuenta, él ya estaba cerrando la puerta de la celda. 

—¿Y bien...? —nos preguntó ahora algo más serio, ¿preocupado por nuestra respuesta, tal vez?

—Está... increíble, Bloody —contestó Tenny por nosotros. Los demás afirmamos con la cabeza y una sonrisa.

—Pero si ni lo habéis mirado —dijo él con una sonrisa nerviosa. Todos, menos Carl, que simplemente giró su cabeza en esa dirección, nos acercamos a mirarlo: nos había dibujado a nosotros con la sangre de ese hombre. La celda del dibujo parecía más pequeña que la real, y estábamos todos más pegados. Lo cierto era que nuestros rostros se veían bastante realistas. En el de Lana y el mío mostraban terror, el de Tenny odio «seguramente esto lo captó en el momento en que discutieron» y el de Carl... El de Carl estaba vacío... 

—Es... impresionante Bloody —dije yo ahora.

Bloody sonrió ampliamente, su rostro se iluminó. Nos hizo una mini reverencia como la que los músicos le hacen al público al terminar su concierto, se puso la máscara y se marchó.

La celda se quedó en silencio.

Curiosidad n°32: Bloody no pudo dibujar el rostro de Carl porque no sabía lo que sentía.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro