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Capítulo 28

Hacía tiempo que no me enfundaba en un vestido tan ceñido, pero la ocasión lo merecía: era la primera vez en mucho tiempo que quedaba con alguien de manera formal, y en caso de que mi "cita" fuera Homicidal Liu de verdad tendría que impresionarlo de alguna manera para que quisiera volver a quedar y así yo ir consiguiendo más información. Eso sí, debía tener más cuidado que nunca para no ser descubierta.

El reloj pasó de las 17:59 a las 18 justo cuando llegué a la puerta del establecimiento y vi a Louis fuera esperándome.

El día anterior había sido una locura, no solo me bajó la regla en casa de Jeff y Liu, sino que además tuve que quedarme limpiando su sofá hasta que Liu volvió del supermercado, y, sorprendentemente, volvió alegre, lo que hizo que me salvara de otra regañina por su parte.

Al menos ahora tenía una gran excusa para salir de la celda: Jeff había conseguido convencer a su hermano para que yo pudiera pasar más tiempo en la cabaña hasta que se me fuera el periodo, eso sí, a cambio de que cuando a Lana le viniera también se quedaría con ellos. Creo que Liu lo propuso con la intención de que Jeff se negara.

—Con lo fácil que sería que trabajaran juntos… —dije mirando la pantalla, estábamos viendo Saw 2.

—La gente solo sabe complicarlo todo —respondió Jeff—. Pueden escapar todos perfectamente cooperando, pero como siempre prefieren matarse unos a otros y discutir.

—Es lo más sensato —solté un suspiro acurrucándome al sofá, escuché unos pasos atrás que se acercaban con rapidez. Giré mi cabeza y vi a un Liu vestido con una camisa de cuadros rojos y negros, unos vaqueros y sus zapatos negros, sus cicatrices estaban cubiertas de maquillaje, haciendo que no fuesen tan notables.

—¿Te ligaste a alguien comprando compresas? —preguntó Jeff arqueando una ceja con una pequeña sonrisa.

—¿Por qué no? Me ayudó a que la mugrienta de tu invitada no manchase más nuestra casa de sangre asquerosa —frunció el ceño y abrió la puerta—. Dudo que tarde, en la nevera hay comida.

—Mira a ambos lados en la calle antes de cruzar y no hables con extraños —dijo Jeff burlesco, a lo que su hermano rodó los ojos y se fue cerrando la puerta a su paso.

—Puntual, me gusta —la sonrisa de Louis era radiante, pero lo que más me llamó la atención fue su rostro: no tenía cicatrices, al menos no visibles a esta distancia y con la luz tenue de la noche.

—No puedo decir lo mismo de ti, has debido venir como diez minutos antes, eso no es ser puntual —dije burlonamente.

—Pillado. Ahora supongo que te debo la cena —ambos sonreímos. Louis abrió la puerta y la sujetó hasta que yo pasé al local, una vez allí nos recibió un camarero y nos guió hasta una mesa libre.

—¿Mesa para dos?

—Sí, por favor —respondí y el chico nos llevó a una mesa alejada para que pudiéramos tener más intimidad. Ambos nos sentamos y vino otro camarero extendiéndonos la carta.

—¿Qué querrían beber?

—Vino tinto —contesté.

—Lo mismo —respondió Louis.

El camarero asintió, dejándonos nuestro tiempo para decidir qué íbamos a comer. Miré a Louis, si lograba emborracharlo podría sonsacarle algo en caso de que fuera el verdadero Homicidal Liu, pero si fuera cierto, no sería tan estúpido ni descuidado. He de andarme con ojo y hacer las cosas bien.

—¿Qué vas a pedir? —me preguntó, estaba tan ensimismada en descubrirle que había olvidado por un momento la carta.

—Ah… La verdad no lo sé, hay tantos platos que me gustan que no sé cuál elegir… —lo miré por encima de la carta, él se veía bastante tranquilo.

—Creo que pediré algún pescado, se me antoja —murmuró mientras seguía leyendo.

—Creo que pediré ensalada y entrecot —comenté cerrando la carta y poniéndola en la mesa.

—Dos pescados y papas fritas —tras decir esto, la cerró también y esperamos unos minutos, el mismo chico nos tomó nota y recogió nuestras cartas.

—Y… bueno, ¿de dónde eres? —pregunté tratando de romper el hielo.

—De todos sitios y de ninguno, me gusta moverme e ir por ahí —contestó con una sonrisa juntando ambas manos en la mesa.

—¿Con tu hermano?

—Sí.

—¿No es un poco complicada una vida nómada? Es decir, no tendréis tantos gastos, pero imagino que tendrá sus importunios —miré sus ojos verdes, Louis trataba de mantener la calma. 

—Es cierto, pero tiene su parte divertida, como conocer lugares.

—¿Y en qué sitios habéis estado? Ha de ser toda una aventura.

—Hemos recorrido bastante el país… 

—Y Louis, hay algo que siempre me he preguntado acerca de las personas que viven este estilo de vida, ¿cómo os sustentáis?

—Ahorros, tanto de vida como de trabajos a medio tiempo.

—¿Y cómo es eso de tener un hermano? Nunca he tenido uno —solté una sonrisita.

—Bueno, al ser el mayor debes proteger al pequeño, siempre, pase lo que pase —sonrió haciendo una mueca mirándome fijamente.

—¿Cómo se llama tu hermano? —pregunté con intriga.

—Esto parece un interrogatorio —rio levemente mientras carraspeaba un poco.

—Perdona, tengo mucha curiosidad en ti —le imité—. Como te dije, me llamaste la atención.

—¿Y por qué?

—No sabría decirte, tal vez tu aspecto o tu actitud «vamos, suelta más…».

—Podría decir lo mismo de ti, ¿y tú? ¿Cómo te ganas la vida? ¿Qué hay de ti? «mierda».

—No mucho, me mudé hace poco porque quería cambiar de ambiente, también me gusta la aventura y conocer lugares, trabajaba a medio tiempo en tiendas de ropa y hacía de niñera —improvisé lo mejor que pude, no podía decirle directamente: "hey, ¿sabes que te pareces a uno de los asesinos que llevo persiguiendo hace tiempo y fui inspectora jefe en vuestros casos?", santo Dios, sería un completo suicidio.

—Parece que tenemos bastante en común —sonrió angelicalmente, cada vez estaba más segura de que se trataba de él. Voy a sacar esta carta, es peligrosa y capaz dicte mi sentencia de muerte, pero necesito ver su reacción.

—Louis —le llamé—, ¿y qué hay de tu familia?

En ese momento su sonrisa desapareció de golpe y su mirada se volvió sombría, como si fuera bipolar, tragó en seco y enseguida se puso nervioso.

—Por desgracia fallecieron en un robo a mano armada, nunca se encontró al sospechoso, mi hermano y yo quedamos huérfanos y nos hemos estado buscando la vida como hemos podido.

—Cuánto lo siento… —ni de broma eso era cierto, una extraña sensación me lo decía, no podía confiar en él— Espero que sufra una muerte horrible ese desgraciado —dije con tono de pena fingido.

—¿Y de los tuyos? —tragué en seco.

—Fallecieron en un accidente de automóvil cuando iban a recogerme al colegio, pude quedarme con un familiar, terminé mis estudios y aquí estoy, recorriendo el mundo —solté una sonrisa amarga mientras apretaba los puños, tenía que mentir por mi bien.

—Joffrey y yo nunca pudimos acabarlos, por desgracia.

En ese momento le miré a los ojos fijamente, mis manos comenzaron a temblar.

—Joffrey… ¿Ese es tu hermano, no?

—Sí, es mi hermano menor —dijo con una gran sonrisa en el rostro, como si estuviera satisfecho con lo que acababa de decir.

Bien, supongo que estamos en una encrucijada, creo que ambos acabamos de descubrir algo que queríamos saber del otro. Él realmente estaba mintiendo y no se llamaba Louis como decía, ni estábamos de turismo y lo que hemos contado en esta cita es totalmente falso.

Tan pronto como terminamos de hablar llegó el camarero con la comida.

—Dos pescados con papas fritas para el señor y una ensalada y un entrecot para la señorita —el camarero miró nuestras copas intactas extrañado—. Disculpen, ¿le ocurre algo al vino? ¿Les traemos otro?

—Oh, no, no se preocupe. Solo que entre charla y charla se nos ha olvidado beber —le dije para tranquilizarlo, a lo que él algo menos preocupado asintió y nos deseó buen provecho para luego alejarse y atender a otros clientes.

En ese entonces, Louis y yo comenzamos a comer en silencio, estuve analizando la conversación una y otra vez por si se me había escapado algún otro detalle, pero no, no había nada que fuese real. Solo fui cayendo a una trampa, al igual que él, ambos caímos en la trampa del otro, aunque he de reconocer que improvisa bien.

Aún así no me sirve de mucho, no me llevará hasta donde viven ni donde se encuentran los adolescentes vivos restantes que deben ser rescatados.

—¿Ha estado un poco intensa la charla para ser una primera cita, no?

—Un poco —bebí de mi copa de vino y comencé a comer, Louis hizo lo mismo—, pero supongo que hemos congeniado, ¿o no? —ladeé mi cabeza.

—Eso creo, unas vidas algo… extrañas, ¿no te parece? Demasiado en común —rio levemente y siguió comiendo de su pescado.

—Sí… La verdad es que sí, tal vez nos conozcamos de antes, ¿no? Como esas almas gemelas de las que habla todo el mundo —Louis soltó una estruendosa carcajada y yo le seguí. Al terminar nuestra comida, pagamos a medias y nos fuimos caminando por la calle hasta que escuchamos un llanto de un niño.

—¿Escuchas eso? Parece un niño… —comenté mirando a un callejón.

—Deberíamos ir a ver… —dijo Louis, nos acercamos para averiguar de dónde provenía aquel sonido, cuando más nos adentrábamos más oscuro estaba. Escuchamos unos pasos detrás nuestra y nos volteamos rápidamente.

—¡Arriba las manos! —era un chico castaño de ojos marrones y piel muy clara, su rostro estaba cubierto de ojeras, nos estaba amenazando con una pistola.

Miré detrás de mí, Louis estaba paralizado, con los ojos abiertos y sin mover un solo músculo. Mierda, ¿qué pretende? ¿Por qué no se mueve?

—¿¡Estáis sordos!? ¡Levantad las putas manos, ahora! —apuntó a mi cabeza y yo le miré con el ceño fruncido.

—Esa pistola es falsa, parece una STRYKE, pero solo es una mera imitación.

—¿Cómo estás tan segura? —preguntó tragando en seco.

—Mi padre era militar, así que, o la sueltas y te vas por las buenas o llamo a la policía ahora mismo —dije totalmente seria.

El sujeto miró su pistola por un momento, a lo que aproveché para acercarme rápidamente y golpearle la cara con un puñetazo. Jalé su pierna izquierda tirándolo al suelo y lo inmovilicé dándole la vuelta apresando sus brazos.

—¡Louis! ¡Llama a la policía! —exclamé mirándolo mientras sostenía al chico, pero nunca se movió, seguía en shock—Mierda… —de un momento a otro, el castaño de ojos marrones recobró bastante fuerza de la nada y logró zafarse un brazo, me dio un codazo en la boca y me pateó la pierna, haciendo que cayese al suelo, tan pronto como pudo salió corriendo adentrándose más en el callejón.

—¡J-Janna…! —Louis salió del shock y fue a ayudarme— L-lo siento… e-es que… —se le veía afligido mientras temblaba— D-de verdad que lo siento… 

—Está bien… No es nada, me han dado palizas peores —me limpié la sangre de la boca y vi el raspón de mi rodilla, soltando un suspiro.

—Te acompañaré a casa… 

—No, no hace falta, he venido en coche, no te preocupes por mí, ¿te acerco a la tuya?

—No, no, he venido caminando, puedo ir por mi cuenta —asentí y salimos de ese asqueroso callejón. El llanto del niño paró en cuanto el atracador intentó robarnos, ya lo encontraría y le cortaría el cuello en cuanto lo volviese a ver.

Abrí la puerta del coche y vi a Louis despedirse con su mano a unos pocos metros de mí, imité su gesto y cada uno siguió su camino a su hogar.

[Ese mismo día en otro lugar]

Han pasado dos días desde que Tenny dejó la celda… ¿La habrá matado Jeff? ¿Habrá logrado escapar?

En cualquier caso, seguramente estará mejor que nosotros, Carl se ha mantenido en su esquina callado. No ha querido hablar con nosotros, Brian se ha alejado a otra esquina arrastrándome con él. No quería que me acercase a Carl, ya que según él era un potencial asesino psicópata peligroso, entre otras cosas.

Realmente me siento asqueada, los tres olemos mal. Llevamos demasiado tiempo sin ducharnos ni comer algo decente, no dormimos ni descansamos bien, esto es inhumano…

—Lana… —murmuró Brian y cayó en mis brazos, aunque hayamos bajado de peso sigue pesando más que yo, haciendo que cayese al suelo aplastándome.

—Brian, Brian… —dije como pude tratando de que se quitase de encima, me estaba aplastando y quedando sin oxígeno.

Carl se levantó y lo empujó bruscamente a la pared, haciendo que chocase su cabeza contra ella y quedase ahí.

—G-gracias… 

—De nada —dijo cortantemente y volvió a su lugar, mirando al frente.

—¿Aún esperas a Tenny?

—Sí, y como me entere de qué mierda le ha hecho ese malnacido le voy a meter su estúpido cuchillo del chino por el culo.

—Carl, apenas tenemos fuerzas… Debes dejar esa idea de lado de siquiera poder tocarle un pelo a Jeff.

—¡DOS PUTOS DÍAS, LANA! ¡DOS PUTOS DÍAS LLEVA TENNY FUERA DE ESTA ESTÚPIDA CELDA CON ESE HIJO DE PUTA! ¡SOLO IBAN A SER UNAS HORAS! ¡UNAS HORAS! —gritó a todo pulmón, se acercó a la celda y empezó a patear los barrotes con fuerza, rompiendo uno de ellos, Carl se quedó quieto mirándolo y luego se giró a mí, con el mismo rostro que yo, estábamos demasiado sorprendidos— ¿Cómo mierda nunca se nos ocurrió antes…?

—¡Porque tenemos asesinos por todas partes! ¡Vamos a acabar como Fu! —exclamé histérica y me acerqué rápido para tomar el barrote y tratar de ponerlo en su sitio, siendo esto inútil.

—Dámelo.

—¿Qué? —le miré desconcertada, su mano estaba extendida— ¿Qué planeas hacer con eso?

—Dámelo —repitió, a lo que le di el barrote mientras lo miraba expectante. Carl miró la punta con detenimiento y se sentó en su esquina—, Lana, siéntate con Brian, pronto será la hora de la comida… —dijo con voz dura, con bastante intriga, hice lo que había dicho.

Pasaron unos minutos, tal vez una media hora. Carl tenía el barrote escondido en su espalda de manera que no se notase, se mostraba bastante tranquilo pero seguro de lo que tenía pensado hacer. Tal y como dijo, abrieron la puerta, era Sally que nos traía el almuerzo.

—Buenos días, esto es pollo y papas fritas… —vio que faltaba un barrote y nos miró extrañada.

—Se rompió… Tuvieron una pelea Carl y Brian y chocaron ahí —me apresuré a decir, a lo que Sally asintió y dejó los platos y cerró la puerta de la celda.

Por fin… Ahora ella vendrá a mí… 

En cuanto esa niña se alejó, tomé el barrote con la punta más afilada comencé a rajar mi brazo derecho, solté gruñidos de dolor mientras apretaba los dientes.

—¡¡CARL!! —gritó a todo pulmón Lana, los pasitos de Sally se acercaron rápidamente a donde estábamos. Vi como su rostro asombrado pasaba a uno de preocupación y corrió afuera a toda prisa, solté el barrote mientras respiraba con dificultad y Lana estaba a mi lado asustada y desconcertada.

—¡¿Esto era tu estúpida idea?! —escupió mientras soltaba lágrimas enfadada.

—Para que ella volviese, Lana…

—Carl, eres un puto enfermo mental, ¿eres consciente de lo que acabas de hacer solo para que aparezca una puta persona? —jadeaba de los nervios mientras sus manos temblaban.

—Serías buena asesina serial —dijo Jeff mirando el sofá—. Sabes ocultar pruebas.

—Limpiar cuero no es nada, o eso o le prendo fuego con gasolina —le miré mientras me encogía de hombros, soltando otro quejido por la herida—. ¿A ti no te duele?

—Me han hecho heridas peores —caminó hasta la cocina y abrió la nevera buscando qué hacer para almorzar.

—Puedo prepararlo yo esta vez si quieres —me acerqué para ver qué había dentro, estando la nevera llena.

Jeff me dio paso y empecé a sacar pollo y carne con su ayuda. Sería una buena comida para que Liu no se enfadase tanto conmigo, Jeff puso la carne en la sartén después de que yo echase aceite. 

Saqué papas y las freí en otra sartén.

—¿Crees que Liu deje de enfadarse tanto conmigo si le empiezo a hacer la comida?

—Yo creo que diría: "no, mugrienta, al menos haces algo útil en esta casa" —dijo imitando a Liu con voz más grave, a lo que reí estruendosamente.

Terminamos de cocinar la comida y la pusimos en la mesa, pero alguien tocó la puerta apresuradamente.

—¡¡JEFF!! ¡ABRE LA PUERTA! —gritó Sally a todo pulmón, Jeff corrió a la puerta y la abrió lo más rápido que pudo— ¡¡CARL SE CORTÓ LAS VENAS!! —al escuchar esto corrí a la puerta mirando a Sally.

—¿Pero qué mierda le pasa a ese imbécil? —masculló molesto, a lo que corrí al baño buscando el botiquín.

—Tenny, ¡no tenemos mucho tiempo! Por cierto, ¿qué hace ella aquí? —preguntó Sally mientras salía con el botiquín en mano.

—Solo… nos estábamos divirtiendo —dijo Jeff algo incómodo y salí de la cabaña, con el moreno y la castaña detrás de mí.

Llegamos a la celda y vi a Brian abatido, Lana enfadada abrazándolo y Carl en la otra esquina sentado, me acerqué al rubio y miré su brazo sangrando.

—Carl… ¿Qué mierda has hecho? —pregunté seriamente mientras sacaba alcohol y una venda.

—¿Y ese cambio de ropa? ¿Es de él? ¿Por qué hueles bien?

—¿¡Qué mierda has hecho!? ¡Puedes infectarte de tétanos! 

—No puedo más, Tenny… Esta situación no sé si la podré soportar más tiempo…

—¿¡Y crees que lo mejor es suicidarte!? —tomé un algodón y eché bastante alcohol, comencé a pasarlo por la herida mientras Carl soltaba gemidos de dolor y temblaba.

—Mentiroso de mierda… —murmuró Lana escuchándose por toda la habitación.

—Cállate… —susurró Carl.

—¿Lana…?

—Sois… sois… ¡SOIS UNOS MIERDAS! —gritó de repente— ¡TODOS, SOIS UNOS MIERDAS! ¿SABES POR QUÉ CARL SE CORTÓ LAS VENAS DE VERDAD? ¡PARA QUE APARECIERAS DE UNA MALDITA VEZ YA QUE SE HA OBSESIONADO TANTO CONTIGO QUE ES INCAPAZ DE QUE TE VAYAS DE SU LADO! ¡Y TÚ! ¡TANTO NOS DECÍAS A TODOS NOSOTROS QUE NO NOS ACERCÁRAMOS A NINGUNO DE ELLOS Y TE HAS PASADO DOS MALDITOS DÍAS! ¡DOS MALDITOS DÍAS CON UN ASESINO! ¡ERES UNA MIERDA! ¡ERES UNA HIPÓCRITA! ¡ERES COMO ELLOS, TENNY! ¡VETE A LA MIERDA, VLACADA! —Lana comenzó a estallar en llanto. Acababa de explotar, agarré la manga de la camiseta y la subí para que viera la herida con puntos.

—Me la hizo Laughing Jack, el payaso que mató a Locke, y Jeff me salvó.

—¿Y eso a mí qué mierdas qué? —preguntó con desprecio y afligida.

—¿Sabes acaso por qué he estado dos días con ese asesino? Porque parece mentira, PERO ES LA ÚNICA PUTA PERSONA DE AQUÍ QUE NO ME HA TRATADO COMO UNA PUTA MIERDA NI ME HA INTENTADO GOLPEAR POR MUY SURREALISTA QUE SUENE. ¡TÚ ME TUVISTE MIEDO Y DESCONFIASTE DE MÍ! ¡BRIAN INTENTÓ GOLPEARME VARIAS VECES! ¡JOSH CASI ME AHORCA! ¡LEXY NUNCA ME HACÍA CASO Y ME ECHABA LA CULPA DE LA MUERTE DE FU Y JOSH! ¡Y PARA COLMO… NO SÉ QUÉ MIERDA HACER CONTIGO, CARL! —miré a Carl nerviosa, quien me miraba con lágrimas en los ojos mientras se terminaba de echar alcohol y se vendaba el brazo.

—¡PERDONA POR PREFERIR A MIS AMIGOS ANTES QUE ASESINOS! —contraatacó Lana.

—¡PERDONA POR SER LA ÚNICA PERSONA QUE INTENTÓ HACER QUE NO MURIÉRAMOS PARA QUE LUEGO CADA UNO HICIESE LO QUE LE SALIÓ DE LAS NARICES!

—¡HABERNOS DICHO QUE ERAN ASESINOS! —saltó Brian que se había despertado.

—¡TE LO DIJE, PEDAZO DE MIERDA CON PIERNAS! ¡Y AÚN ASÍ JOSH SE LO PASÓ POR EL FORRO DEL CULO Y FU CORRIÓ COMO CONEJO POR EL PRADO! 

—¡ESCÚCHAME, ZORRA DE MIERDA! ¡NO VUELVAS A HABLAR ASÍ DE MI PUTO HERMANO, MALDITA MIERDA ANÉMICA! —Brian se levantó y me tomó del cuello de la camiseta elevándome, entonces, escuchamos un disparo.

Jeff tenía una pistola y había disparado al suelo, haciendo que todos quedáramos en silencio. Jeff me miraba serio y cerró la puerta de la celda, caminando lentamente con Sally a la salida.

—J-Jeff… espera… ¡Jeff! ¿A dónde vas? —me aferré a los barrotes de la celda mirándolo. Él se detuvo por un momento, como si quisiese decir o hacer algo, pero siguió su camino y cerró la puerta con fuerza, dejándome totalmente confundida.

—Ya no tienes a tu príncipe azul para salvarte, Tenny —dijo Brian desde el fondo.

Curiosidad n°28: Mientras Tenny se encontraba fuera de la celda, Carl planeaba fríamente cómo poder atraerla y que se quedara con él de nuevo, tardó en premeditarlo dos días, supongo que ya sabéis el resultado de su plan, ¿no es así?

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