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Capítulo 27

Mi vida es un poco alocada, pero también debo hacer cosas de persona normal: necesito comida. 

El supermercado de esta ciudad no es necesariamente grande en cuanto a espacio, pero lo cierto es que puedes encontrar de todo. Sea como fuere, no es el único supermercado, la gente de aquí prefiere el del centro, que es mucho mayor, pero yo prefiero el menos concurrido.

Las estanterías estaban llenas, de arriba a abajo, de un montón de marcas diferentes. Mi cesta ya estaba llena de comida y ahora necesitaba ir a por las compresas. Me llamó la atención la presencia de un hombre allí, que de hecho parecía bastante confundido.

—Perdona —llamó mi atención—, estoy algo perdido en esto de la… higiene femenina, ¿tú como mujer cuál me recomiendas? 

—Oh, bueno… —solté una risa ante el último comentario— depende, ¿qué te ha pedido tu novia?

—No es mi novia… es… una chica —mencionó con asco mal disimulado—. Digamos que le ha venido el periodo y me ha mandado por compresas, pero no entiendo nada con tantos paquetes y colores… —masculló molesto.

—¿Te dijo esa chica algo más? ¿Cuánto sangra?

—Espero que sangre mucho… Pero en cuanto al periodo no sé nada, me dijo que con alas, pero no sé a qué se refería, no creo que estas cosas vayan a volar… —solté una carcajada, no me desagradaba su humor.

—Deberías tomar estas —agarré un paquete morado—, son buenas, y si ella es de moverse mucho ni la notará —sonreí y él las miró analizándolas.

—No, moverse espero que no se mueva mucho… —me miró y pude notar una sonrisa a través de su bufanda gris, cosa que es extraña ya que aún no estábamos en invierno. Será una persona friolera sin más.

—Tienes un humor ácido, me agrada.

—Me lo pegó mi hermano —rio levemente de forma dulce y tomó cinco paquetes más del mismo, caminando a la caja. Yo le seguí después de haber tomado los míos, me dio paso y puse mi compra, mientras pagaba él pasó a la caja y nos miramos.

—Nos vemos —me guiñó un ojo y salió del establecimiento, no me desagradaría volver a encontrármelo, aunque se me hizo algo familiar…

Terminé de pagar y salí del supermercado. Camino al coche me puse a pensar en aquel chico.

«Castaño de ojos verdes, con bufanda que tapaba la mitad de su rostro… Mencionó algo de su hermano, en cuanto al humor grotesco de este… Se me hizo raro también que buscara compresas ahora para una chica, que por la cantidad que compró aseguraría que las necesita para no tener necesidad de volver en mucho tiempo, algo raro si no es su novia tal y como dice… ¿Tal vez sea la de su hermano? Pero en tal caso, ¿por qué no habría ido él o ella misma? Si ninguno pudo venir… ¿Por qué no le dieron al menos indicaciones? Casi parece que hubiera venido deprisa y corriendo, sin tener idea ni de las necesidades de la chica… Sé que tal vez esté exagerando y esté viendo cosas donde no las hay pero hay un nombre que no deja de venirme a la cabeza... Liu…»

[Unas horas antes]

Estaba tan cómodamente durmiendo al lado de Jeff, tapados por la manta cálida y el viento de la mañana sonando afuera, hasta que sentí un chanclazo en la cara.

Abrí mis ojos a punto de golpear al que me lo había tirado, pero al ver a Liu despeinado y semidesnudo mirándome fijamente me paralicé.

—Jeff —lo llamó sin apartarme la mirada, a lo que el moreno gimió sin apenas moverse—, Jeff… —alzó el tono, sin respuesta— ¡JEFF!

—¿¡QUÉ!? —exclamó en mi oído, haciendo que me sobresaltase.

—¿Qué hace esta aquí?

—Vimos una película… ¿Y a ti qué te importa? —murmuró medio dormido mientras se restregaba los ojos y bostezaba como perro.

—¿Y entonces el teatro de llevarla a la celda?

—Liu… No andes jodiendo… —se volvió a acurrucar en el sofá, yo aproveché aún con algo de sueño para ir al baño.

Solté un suspiro, no había sido una buena manera de despertarse, un chanclazo para empezar el día. Al terminar de hacer mis necesidades y pasar el papel higiénico para limpiarme, me di cuenta de que me había llegado el periodo, aunque creo que Liu se dio cuenta de ello antes que yo.

—¡¡EL SOFÁÁÁÁÁÁÁ!! —gritó a todo pulmón— ¡¡ENCIMA TENGO QUE LIMPIAR TUS PUTOS BOXERS Y PANTALONES PORQUE HA MANCHADO!! ¡¡AHORA VAS A LIMPIAR TÚ EL SOFÁ CON LA LENGUA, JEFF!!

—Encantado… —escuché murmurar a Jeff medio dormido aún.

Salí del baño no sin antes limpiar un poco la ropa interior de Jeff con papel higiénico y ponerme un poco para no seguir manchando.

—L-Liu… lo siento… —dije apenada caminando al sofá para ver cuánto había manchado, siendo poco pero notable.

—Una puta noche, una puta noche que mi hermano te deja salir de la mierda a donde perteneces y me manchas el puto sofá… Somos asesinos, desde hace años, ¿no hemos manchado una puta casa en la que hemos estado y vienes tú a manchar lo único que cuidamos? ¿Estás de puta broma? —soltó enojado y tomándose la sien con el dedo índice y el pulgar.

—¿Tú sabías que te vendría? —me dijo Jeff con tranquilidad mirándome ya un poco más despierto, a lo que negué con la cabeza.

—Liu… ¿Puedo ir a una tienda…?

—Tienes que estar de broma —dijo frustrado—. No saldrás de aquí nunca, y si intentas escapar créeme que iré yo mismo a donde estés y con tu piel y huesos me fabrico un sofá de cuero nuevo.

—Iré yo a la tienda. Seguro que Lana también necesitará pronto —contestó Jeff incorporándose.

—¿Estás loco, Jeff? Cualquiera te reconocería, sabes que tú no puedes andar por ahí como si nada.

—Oh, venga. Déjame tu bufanda para taparme el rostro y listo. O si te da miedo que tu hermanito que para nada sabe defenderse solo salga allí, entonces ve tú mismo. Por muy mal que te caigan no podemos dejarlas ahí sangrando por doquier. 

Jeff estaba… ¿Llevándole la contraria tan a la cara a su hermano? 

Liu se quedó mirando fijamente a Jeff, luego al sofá y por último a mí.

—Bien, iré yo, pero a cambio tú te encargas de limpiar todo este desastre y no me vuelves a traer a la niñata esta a casa —antes de que Jeff pudiera contestar, Liu se fue enfadado dando un portazo.

—J… Jeff, ¿Liu se acaba de ir afuera en boxers? —ambos nos echamos a reír, pero paramos en el momento que volvió Liu cabreado. Se limitó a entrar sin mirarnos a su habitación, pegó un portazo, se cambió rápido y por fin salió de la cabaña.

—Lo peor es que no es la primera vez que lo hace —ambos nos echamos a reír al instante.

Me paré en seco cuando ese nombre se me vino a la cabeza. Puede que esté exagerando, ¿pero y si no? Ante la duda, decidí actuar.

Coloqué la compra rápido en el maletero y cogí mi máscara, que siempre trato de llevar cerca pero escondida para momentos así. Si de verdad era Liu, dudo mucho que hubiera venido hasta aquí en coche, ya que a parte de ni siquiera tenerlo, no sería prudente. 

No, no, Liu habría venido andando, por lo que aún podría encontrarlo. Y si lo veía por la calle, me sería más fácil explicar que lo seguía si iba tal y como me había visto en el supermercado.

Así, decidida pero con algo de miedo, me puse a buscarlo sin ocultar mi rostro ni mi ropa. Supuse que Liu, el real, no caminaría por calles principales, así que me puse a buscar por los callejones, no había pasado mucho tiempo así que no podía haber ido muy lejos.

Al fin y al cabo, seguía siendo humano.

—Siento entrometerme, pero me ha parecido que buscabas a alguien y me preguntaba si podría ayudarte. Al fin y al cabo, no hay mucha gente por aquí y cuatro ojos son mejores que dos —el supuesto Liu me miraba de forma coqueta, aunque en el tono de su voz notaba algo amenazador. 

—S-sí, bueno, estaba buscando a… —solté una risita tonta e inocente— Ay, vale, me da vergüenza admitirlo… Te estaba buscando a… a ti —pude notar como me sonrojaba y como él a través de su bufanda sonreía. Ahora su mirada parecía tan inocente que me planteaba si de verdad se trataba de Homicidal Liu.

—Oh, entonces me es más que fácil encontrar a esa persona. Montgomery, Louis Montgomery. Encantado —soltó otra risita inocente mientras me hacía una pequeña reverencia con la cabeza. 

—Janna, Janna Weskare —sonreí dulcemente, espero no estar perdiendo tiempo con esto y que realmente me lleve a algún lado.

—Y… ¿Por qué me buscabas exactamente? ¿Se me ha caído alguna caja de compresas en la tienda sin darme cuenta? —no paraba de mirarme fijamente con esos ojos verdes, pero algo así no iba a intimidarme ni ponerme nerviosa, puesto que ya tenía en mi cabeza la historia perfecta.

—No… bueno, habría sido una buena excusa, pero lo cierto es que… quería saber si estabas libre mañana a las 18, ya sabes, para tomar algo, cenar… —pude notar como su cuerpo se relajaba, por un momento alejó su vista de mí pensativo hasta que por fin formuló una respuesta.

—Bueno, libre como tal no estoy, he quedado con la chica que tengo delante justo mañana y a esa hora en Delmis —contestó levantando una ceja.

Delmis es un restaurante a las afueras de la ciudad, nunca he ido pero dicen que es bastante acogedor y la comida deliciosa. La gente que hay sé que suele venir de fuera, tal vez me esté emparanoiando pero, ¿no querrá evitar que lo reconozcan? Quiero decir, la gente de fuera que vaya solo una vez no se va a parar a fijarse en los demás… Bueno, solo hay una manera de saber si es Homicidal Liu o no, y es conociéndolo mejor, tal vez incluso se le escape algo relevante... Además, incluso si no lo fuera, es un chico agradable. Venga, Janna, todo sea por la investigación.

 —Me parece una idea fantástica —dije sonriendo de oreja a oreja.

—Entonces a las 18 —seguí sonriendo mientras lo miraba, a lo que él asintió y cada uno fue por su lado.

Si resulta ser Liu… Todo mis esfuerzos durante estos años están comenzando a dar fruto, tanto tiempo de desesperación, angustia y sufrimiento podré sanarlos, al igual que liberar toda la tensión, rabia y odio que he estado acumulando desde hace tanto.

Curiosidad n°27: No es la primera vez que Liu tiene una cita aún y siendo ya Creepypasta, aunque siempre va con cuidado… Demasiado cuidado. 

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