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Capítulo 21

[Narrador omnisciente]

Los primeros rayos de sol iban apareciendo a través de la diminuta ventana de la celda. Estas eran probablemente las únicas horas del día en las que realmente todo estaba en paz.

—Putos críos, no puedo creer que tenga que estar limpiando su mierda… Soy un asesino, no una niñera —los susurros de aquel hombre nunca despertaban a los chicos, aunque en esta ocasión parecía que alguien sí le había escuchado.

Carl miraba con los ojos entrecerrados tratando de no dormirse cómo el hombre de la capucha naranja entraba con sumo cuidado a la celda, se agachaba, agarraba el cubo, salía sin cerrar la puerta con cerrojo, arrojaba todo fuera, lo limpiaba con la famosa manguera que Jeff usó para bañarlos y luego volvía para, esta vez, cerrar la puerta con candado e irse para no volver hasta la madrugada siguiente.

Carl esperó un día entero para que volviera a llegar aquel momento: Hoodie entró, quejándose, abrió la celda, y de repente la tan rutinaria mañana del asesino se rompió.

—Sé que ayer me estuviste observando, y sé que lo estás haciendo ahora también —normalmente Carl se habría quedado helado, pero por el contrario, esta era justamente la reacción que esperaba.

—Desde lo de Locke no he podido dormir bien… Las pesadillas me acechan… —Hoodie se dió la vuelta. 

—¿El manco de Laughing?

—No le llames así, por favor… Era mi amigo…

—Tranquilo, chico, no pretendía ofenderte, pero como comprenderás solo vengo aquí por la madrugada. No me sé vuestros nombres, a lo mucho conozco rumores sobre cada uno, y sobre Locke solo sé que Laughing le arrancó un brazo.

—Pensaba que todos conocían todo de nosotros…

—¿Como espías del FBI?

—Algo así —respondió el rubio acurrucado en la pared.

—Solo os limpio la mierda, no es como si fuerais lo más importante e interesante de nuestras vidas, chico. Hay algunos que ni siquiera os conocemos, tenemos otros asuntos más urgentes que vigilar a hormonados secuestrados.

—Tiene que ser surrealista ser un asesino y tener que limpiar heces de gente desconocida.

—Lo hacen los barrenderos y dueños de locales de bares, no lo es tanto si lo piensas —murmuró abatido el encapuchado, terminando de limpiar—. Adiós, niño.

—Adiós —contestó Carl viendo cómo se iba, mientras sonreía levemente.

Cuando la luz solar se hizo lo suficientemente fuerte para despertar a todos los demás, Carl aún se encontraba profundamente dormido.

—Ese chico es cada día más raro —pensó Brian en voz alta.

—¿Acabas de despertarte y ya estás enfadado con Carl? —contestó Lana aún con los ojos cerrados apoyada en el hombro del chico.

—Llevo unos cinco minutos despierto, y sé que Carl nunca ha dormido tanto, para mí que se ha quedado despierto toda la noche. Seguro que trama algo.

—Hace unas horas me pareció escuchar susurros, me despertaron pero conseguí volver a dormir rápido, realmente no presté atención. ¿Eras tú peleando con Carl? —Lana levantó su cabeza del hombro de Brian mientras se estiraba para despertarse por completo.

—No, no era yo… —el moreno se quedó mirando fijamente a Carl por unos segundos con desconfianza. 

—¿Cuándo crees que nos traerán el desayuno? Tengo mucha ham… —como siempre, todos parecían tener una manía por cortarle la oración a Lana, aunque en esta ocasión más que una voz lo que la cortó fue el sonido de la puerta y los pasos que se dirigían hacia ellos.

—No me fastidies… —dijo Tenny asombrada al ver que después de tanto tiempo, Eyeless Jack volvía a traerles comida.

Los tres se arrimaron más a la esquina en la que estaban, mientras que Carl, a pesar de estar pegado a las verjas, se mostró indiferente y siguió durmiendo plácidamente.

El enmascarado abrió la puerta de la celda con cuidado y dejó las bandejas con comida en el suelo. Al ver lo asustados que se mostraban (casi) todos decidió tranquilizarlos.

—No os preocupéis, esta vez solo os traigo comida, no tengo pensado conseguir comida para mí —aunque seguro que en su mente sonó hasta gracioso, a los chicos no les hizo más que quitarles el hambre al recordarles la escena de Josh. Sin embargo, algunos decidieron sonreír un poco con tal de no enfadarlo.

—Portaos bien, no vaya a ser que vuelva a morir otro… repentinamente —dijo soltando una risita y cerrando la puerta, yéndose del lugar.

—Hijo de perra… —susurró Tenny lo más bajo posible mientras recordaba al pelirrojo siendo destripado.

—Ojalá poder matarlos a todos —habló Brian en alto apretando los puños de rabia—. Son unos hijos de puta, solo se han estado divirtiendo con nosotros sin importar si nos matan o no…

—Sigo preguntándome qué sacan con todo esto... —contestó Lana apenada.

—Simple, son unos asesinos, como dice Brian solo quieren divertirse… —respondió Tenny con desgana.

—Ya pero… sigue siendo raro. En tus historias muchos actuaban solos, y… Por ejemplo, de Jeff nos contaste que disfrutaba viendo sufrir a gente que no se lo esperaba. ¿Por qué encerrarnos aquí, alimentarnos, venir a hablarnos, matarnos uno por uno…? No tiene mucho sentido… —la expresión de la rubia cambió al escuchar las palabras de Lana. Tenía razón en lo que decía, no tenía sentido que gastaran tanto tiempo en ellos. También recordó el sueño de Lana, ese en el que parecía que Zalgo les hubiera llamado… ¿Y si todo esto era algo más que un simple secuestro? 

—Necesito respuestas…

—¿Y cómo piensas conseguirlas? — preguntó Lana mirando a Tenny mientras ella parecía estar hablando para sí misma.

—Tengo que conseguir hablar con Jeff, no sé si me dirá algo pero por intentarlo… No, es una idea pésima. Pero es la única forma… ¿Y qué conseguiría sabiendo qué quieren de todo esto? Tal vez la curiosidad mate al gato pero si tengo que morir igualmente, que sea intentando descubrirlo… —los ojos azules de Tenny se iluminaron por primera vez en mucho tiempo. Su pesimismo ante toda la situación no había cambiado, seguía sin creer que pudiera escapar pero al menos tenía un propósito por el que pasar el resto de sus días allí. 

Las horas pasaron, y Tenny rezó porque Jeff les trajera la comida hoy o les hiciera una de sus típicas visitas, aunque por desgracia en esta ocasión fue el turno de Sally, algo que, en el fondo, no era tan malo.

—Pollo y ensalada, espero que os guste —dijo la niña con una gran sonrisa de oreja a oreja, los chicos se acercaron y tomaron los platos, comenzando a comer, menos Carl, que seguía dormido en silencio—. ¿No durmió bien anoche? —preguntó la castaña mirando al rubio.

—Ni idea… —contestó Brian mientras comenzaba a comer.

—Sally —llamó la rubia a la chica, llamando la atención de ella—, ¿sabes dónde está Jeff?

—Fue a matar a la ciudad solo, no sé si vuelva esta noche, ¿por qué? —ladeó la cabeza confusa—. Pensé que no os agradaba.

—Oh, solo es curiosidad… Es raro no verle por aquí, se me hizo costumbre y… es extraño no verle rondando por aquí.

—Ya veo… —murmuró Sally mirando a Tenny, pensando en lo que había dicho—. ¿Quieres que le diga que venga cuando vuelva?

—¡Sí! —asintió mientras Brian y Lana gritaron al unísono que no. Sally soltó una pequeña risa y antes de marcharse les dio una respuesta.

—Le diré que venga, pero que solo Tenny tiene ganas de verle, así no os molestará a los demás —la niña se fue entre inocentes risillas mientras la rubia miraba con los ojos totalmente abiertos a Lana y Brian.

—¿Tenny? —la llamó Lana.

—¿Sí…?

—¿Qué fue eso? —preguntó Brian desconcertado. La castaña y el negro tenían la misma reacción, no entendían qué acababa de pasar.

—Así que… te gusta el asesino —habló Carl mirando fijamente a Tenny sin expresión alguna.

—¿Qué? —dijo Tenny sin entender lo que acababa de escuchar.

—¿Hace cuánto que estás despierto? —interrogó Brian a Carl.

—Acabo de despertar, y lo primero que escucho es a Tenny decir que quiere ver a Jeff, a ese asesino de mierda.

—¿Por qué le tienes tanto odio? —cuestionó la rubia.

—¿Por qué no debería? —contraatacó el rubio.

—¡No digo que deba caerte bien! ¡Pero parece que le odias más que a Eyeless Jack que mató a Josh, a Ticci Toby que le aplastó la cabeza a Fu, a Masky que traicionó y disparó a Lexy frente a nosotros y a Laughing, que literalmente le arrancó el brazo a Locke!

—¡Eso es lo que piensas! ¡Son todos asesinos y nos han secuestrado! ¡Todos!

—¡Algunos han matado a nuestros amigos! ¡Jeff no lo ha hecho! ¡Nos ha tratado mejor que los demás!

—¡Querrás decir a ti! ¡Jeff ha sido el que ha tenido preferencia contigo! ¡Como Masky con Lexy o Laughing con Locke! 

—A este paso solo vamos a quedar tú y yo, Lana… —murmuró Brian cerca del rostro de la castaña, quien veía apenada la escena recordando la pelea entre Lexy y Tenny.

—¡Carl, no es lo mismo! ¡No confío en Jeff, ni me gusta, ni estoy enamorada ni nada! ¡Estás confundiendo situaciones!

—¿¡Y entonces por qué mierda quieres verle!? —alzó un poco más la voz el rubio, comenzando a desesperarse.

—¡PARA SABER POR QUÉ MIERDA ESTAMOS SECUESTRADOS Y NO MUERTOS! ¡PARA SABER POR QUÉ MIERDA NOS ALIMENTAN Y NOS DAN UN TECHO EN VEZ DE HABERNOS MATADO COMO A OTRAS VÍCTIMAS! ¡SÉ SUS PUTAS HISTORIAS Y NO TIENE SENTIDO CON LO QUE NOSOTROS ESTAMOS VIVIENDO!

—¿¡Y DE QUÉ MIERDA NOS VA A SERVIR SABER POR QUÉ ESTAMOS AQUÍ!? ¿¡EH!? ¿¡MÁGICAMENTE VAMOS A APARECER EN NUESTRAS CASAS Y FU, JOSH, LEXY Y LOCKE VAN A ESTAR COMO SI NADA HUBIERA PASADO!?

—¡TAL VEZ PODAMOS HACER ALGO! ¡NO LO SÉ! ¡PERO AL MENOS INTENTO HACER ALGO! ¡TÚ TE LA HAS PASADO DURMIENDO EN EL PUTO SUELO!

—¿¡NO TE DAS CUENTA DE QUE TE EXPONES DEMASIADO!? ¡PUEDE CORTARTE LA GARGANTA COMO SI NADA Y SE ACABÓ PARA TI!

—TE PREOCUPAS DEMASIADO CUANDO NO TENEMOS NADA QUE HACER, Y MENOS SI NO HACEMOS NADA MÁS QUE SENTARNOS.

—¿ENTONCES TU PUTA VIDA LA VAS A DESPERDICIAR POR ABURRIMIENTO?

—¿Y QUÉ TE IMPORTA CARL? ¿Y QUÉ TE IMPORTA?

—ME IMPORTA LO SUFICIENTE PARA YO QUERER PROTEGERTE, PORQUE YO… PORQUE… porque…

Un nudo se formó en su garganta y comenzó a latir su corazón con fuerza, casi como si estuviera a punto de salir de su pecho. Carl en ese momento golpeó con fuerza la pared con su puño cerrado, comenzando a pasar la carne de blanco pálido a rojo y nudillos amarillos, su mandíbula comenzó a temblar junto con su mano y sus ojos se aguaron, tragó en seco y se sentó en la esquina abrazando sus rodillas más alejada de Tenny, sin voltear a ver a ella o a Lana y Brian.

Sentía tal impotencia al no poder decirle sus sentimientos ni aunque fuese impulsivo y en esta situación en la que podría perderla en cualquier momento.

—Carl… —lo llamó Tenny, se acercó a él y se puso de cuclillas quedando a su altura, al tomar su hombro notó su ataque de ansiedad. Tragó en seco y miró los ojos azules del rubio, quien tenía la vista clavada en sus rodillas. Al sentir el tacto de ella se puso más nervioso y comenzó a sudar—. Carl, lo siento… Agradezco que te preocupes por mí, pero es mejor que lo hagas por ti. Si consigues escapar tú solo, no vuelvas por nadie, ni siquiera por mí, es muy tierno que pienses en si voy a estar bien, pero también tienes que centrarte en ti, si no acabarás bastante mal por sobreponer tanto a una persona que no seas tú.

Me gustas, me gustas, me gustas, me gustas —repitió varias veces en su mente el rubio, tratando de animarse a decírselo finalmente. Había estado tratando de decírselo desde que la conoció, pero siempre fue tan tímido que nunca se atrevió.

—Tenny —levantó la mirada, mirándola a los ojos decidido y seguro, erguido y con la garganta clara—, tú… tú me…

—¡Lo va a hacer…! —exclamó Lana en bajo emocionada, agarrando con fuerza la mano de Brian. Había estado esperando este momento desde que Carl le dijo que la rubia le gustaba.

El sonido de la puerta abriéndose atrajo la atención de todos, unos pasos se aproximaban a la celda.

—¿Entonces? —preguntó el moreno a la rubia a través de las rejas.

Curiosidad n°21: Carl ha estado enamorado de Tenny desde el primer día de instituto (desde los 12 años), gracias a que Lana los juntó en el mismo grupo tres semanas después pudo estar más cerca de ella.

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