Capítulo 20
[Justo después de que la saquen del caso]
Es ridículo, es estúpido, es incoherente, ¡es un sin sentido! Soy la única de esa puñetera comisaría que ha tenido un mínimo de interés en los chicos, en los asesinos, que ha descubierto cuerpos, se ha molestado en investigar y ha hablado y consolado a los padres, ¡incluso asistí a sus funerales! Mientras ellos estaban en la oficina comiendo sin descanso, ¡malditos incompetentes! No me extraña que no los hayan capturado y sigan matando a sus anchas, ¡con policías de ese calibre no atraparían ni a un estúpido adolescente de trece años hormonado en plena matanza de su propio barrio!
Si ellos son incapaces de mover un solo dedo y preocuparse por las víctimas y las consecuencias que esto conlleva...
—Malditos imbéciles de mierda... —no sé que fue más fuerte, si el portazo que di al entrar en mi casa o el grito que pegué al mismo tiempo mientras me acerqué a mi escritorio. La rabia me hizo pegar un puñetazo sobre la mesa, haciendo que un montón de fotos e imágenes sobre el caso cayeran al frío suelo.
—Esto no va a quedar así —subí al coche de nuevo, malhumorada, no estaba dispuesta a dejar la investigación en un punto tan crucial. Laughing no es cuidadoso con sus cuerpos, seguro que hay más de alguna pista en él, tendré algo de fé y esperaré que me dejen inspeccionarlo aunque sea solo una vez...
El sol brilla y la comisaría está más llena que nunca antes. Mi superior y el equipo especial de policía están hablando juntos, supongo que sobre el caso.
—¡Janna! ¿Qué haces aquí? ¡Te he dado el día libre! —se mostraba demasiado sonriente, como si no me acabara de sacar en un segundo del caso del que me he estado ocupando sola por varias semanas.
—Disculpe, ¿podemos hablar a solas un momento? —el capitán se levantó y se acercó a hablar conmigo en un rincón menos alborotado.
»Verá, este asesinato, el de Locke, me recuerda a uno muy similar que tuve hace unos años y me preguntaba si podría ver el cadaver de nuevo por unos minutos, estoy segura de que podré encontrar algo —el señor tocó su barbilla y se pensó unos segundos su respuesta.
—Me encantaría, pero no puedo, ahora no soy yo el que manda sobre... ese chico. Es un caso de la policía especial y solo ellos pueden buscar pruebas.
—Entiendo —sonreí amablemente y esperé a que el capitán regresara con el resto de hombres, y, cuando me aseguré de que nadie me veía, entré por mi cuenta a la morgue de la comisaría.
—Bien, descubramos qué te ha hecho Laughing... —abrí el cajón donde estaba metido el cuerpo. La expresión del chico era de terror puro, se le notaba algo desnutrido.
—¡JANNA! ¡¿QUÉ SE SUPONE QUE ESTÁS HACIENDO?! —mierda. Es mi superior.
—Puedo explicarlo...
—Oh, no hace falta que lo expliques, sé muy bien lo que estás haciendo, y, sintiéndolo mucho, no puedo permitir que me desobedezcas de esta manera, ¡estás despedida! —el mundo se me ha hecho pequeño de repente, mi mundo, más bien. Desde que soy una adolescente he soñado con atraparlos, esta es la vez que más cerca he estado, lo he hecho todo bien, he ido del lado de la ley... Pero parece que eso no ha sido suficiente. No pienso dejar esto así, los encontraré, a todos...
[Unas horas después]
La luna ya ha salido, he estado esperando horas para este momento. Estoy decidida a ver ese cuerpo, sé que ahí hay algo, y si ya no estoy autorizada para hacerlo legalmente, entonces que le den a la ley.
Agarré una máscara para tapar mi rostro en caso de ser vista, me puse ropa negra para llamar menos la atención y fui rumbo a la comisaría. Hay algunos guardias vigilando pero los conozco de sobra: Jim, Laura y Damian. Jim siempre se queda dormido, Laura se pasa más tiempo en la máquina de café y de snacks que vigilando y Damian... ese sí se toma su trabajo más en serio, pero nada de lo que deba preocuparme en exceso.
He aparcado la caravana robada cerca de la morgue, solo tengo que pasar por el conducto de ventilación, llegar a los baños, bajar una escalera, y listo. Nadie vigila ese sitio así que no habrá problema. Robo el cuerpo, y me voy. Fácil, sencillo, y para toda la familia.
Bien... es hora de hacerlo. El conducto está asqueroso, parece ser que nadie lo limpia, por suerte el baño está algo más limpio, comparado solo con el conducto de ventilación, claro. Ahora escaleras abajo.
—¡Eh, eh, te he visto! ¡Manos arriba! —¿Laura, en serio? Trabaja por una vez en su vida y tiene que ser hoy. Qué digo, ella seguramente iba tranquilamente al baño y me ha visto por fortuna. Lo siento mucho, pero no puedo dejar que llame a los demás.
—Espera, ¿qué estás...? —hacía mucho que no hacía esto, agarré su muñeca y la atraje hacia mí, haciendo que ella se acercara, golpeé con mi rodilla derecha su estómago, cayendo la pistola de su mano izquierda, agarré el arma y golpeé su cabeza tres veces con fuerza con la culata de la pistola, dejándola inconsciente y con una gran conmoción, después la encerré en el baño, que está en la otra punta de donde están los demás. ¿Qué? No voy a matar a una compañera, al menos no de momento.
Una vez despejado, caminé a la puerta de la morgue, tomé el manillar, estaba cerrada, mierda, las llaves estaban donde se encontraba Jim, por suerte no se daría cuenta, puede ser bastante amable, pero también es despistado. Di media vuelta para encontrarme con Damian, quien me miraba con el ceño fruncido y de brazos cruzados, él era más fuerte y rápido que Laura, no iba a ser tan fácil.
—Janna... —habló con voz dura sin apartar su mirada de mí.
—Damian... puedo explicarlo.
—Has dejado inconsciente a Laura con una gran probabilidad de que llegue a tomar una pequeña baja, infiltrado en el establecimiento cuando se te especificó que se te tenía prohibido el acceso, sin mencionar que ya no perteneces al cuerpo de policía. Sin embargo, has hecho todo esto por un cadáver y eres la única que se ha encargado del caso, ¿cuáles son tus motivos reales para hacer todo esto? —preguntó mirándome a los ojos a través de la máscara, su mirada era penetrante, casi parecía que podía ver tu alma con esos ojos azules.
—Quiero justicia —respondí.
—¿Realmente te preocupan solo ellos o es un tema más personal?
—He estado siguiendo a estos asesinos desde hace bastante tiempo, en este caso es lo más cerca que he estado de atraparlos —Damian bajó la mirada pensativo unos segundos para luego volver a mirarme— espera aquí cinco segundos —tras decir esto se dio la vuelta y caminó por el pasillo, tardó aproximadamente un minuto en volver, pero esta vez escuchaba el tintineo de unas llaves, se acercó a la puerta y la abrió con éstas.
—Damian... —murmuré mirándole inédita.
—Cuando era niño quería ser policía, quería proteger a la gente y hacer bien mi trabajo, ahora que tengo treinta años he comprendido que nadie hace el bien por gusto, solo se mueve el interés de por medio. No sé qué te han hecho esos asesinos para que estés detrás de ellos tanto ni cuánto tiempo has estado haciéndolo, pero realmente quieres hacer lo correcto, y te apoyo en ello.
—Gracias... —susurré conmovida, por un momento sentí que alguien por fin me entendía y que no me encontraba sola en esta situación, sin perder más tiempo me acerqué al cuerpo y lo agarré de los brazos, él me ayudó a tomar a Locke por las piernas.
—Weskare, ¿de verdad pensabas arrastrarlo por toda la comisaría desnudo?
—Pensaba estrellar la caravana contra la comisaría y robarlo de una si te soy sincera.
Llegamos al vehículo, una vez que lo acosté en una cama de la caravana todo el peso que sentía por la tensión se esfumó en un suspiro.
—Mucha suerte.
—Espero que no te atrapen por mi culpa... —le dije, él bajó y me miró.
—No te preocupes por eso.
—Gracias —él asintió y entró dentro de la comisaría, sin perder más tiempo arranqué y conduje la caravana hasta mi hogar, cuando llegué acosté el cuerpo de Locke en una camilla de metal que tenía preparada, era la hora.
Observé el brazo mal cosido, mostraba signos de putrefacción leve, eso significa que había muerto hace poco, y los moretones eran visibles, lo único que tenía claro es que fue Laughing Jack el que lo mató por su fuerza, él fue el que le arrancó el brazo de cuajo, estaba igual que antes.
—¡MIERDA! —grité de frustración y tiré la máscara al suelo, caminé por la habitación, pensando en alguna pista que me llevase a ellos, solo sabía que estaban en el bosque, pero no tenía idea de en qué parte, era demasiado grande y peligroso para investigar por mi cuenta, sería un suicidio ir a ciegas y más sin saber dónde estaban ellos, me encontraba en un callejón sin salida.
—Necesito algo... una maldita pista de qué hacer, no he llegado aquí, tan lejos para rendirme... —murmuré a punto de llorar, entonces escuché el timbre, limpié las lágrimas de mis ojos y me dispuse a abrir la puerta, encontrándome con la madre de Tenny, se veía preocupada.
—Hola, inspectora Weskare...
—Señora Vlacada, llámeme Janna, ¿qué ocurre?
—Perdone por venir de madrugada sin avisar, no podía dormir pensando en... bueno, ya sabe, querría preguntarle cómo iba con el caso —sonrió muy levemente.
—Lamento decirle esto, pero me han destituido del caso de sus hijos, incluso me han despedido... —dije apenada por la situación.
—Así que es cierto... —comentó mientras su rostro se entristecía— Hoy fui a preguntar por usted, pero me habían dicho que ya no se encontraba en la comisaría, ¿qué ocurrió?
—Solo intenté ver el cuerpo de Locke, y por desobedecer me despidieron, el caso está a cargo de la policía especial.
—¿Locke? Oh, santo Dios... ¿Su madre lo sabe? —negué con la cabeza y ella tapó su boca con su mano— Es demasiado extraño tanto misticismo, es como si no les importaran las vidas de nuestros hijos... Por eso confiamos en usted —habló con seguridad en lo que decía, cosa que me hizo recordar lo que me había dicho Damian.
—He intentado investigar algo por mi cuenta, pero no tengo pista alguna, estoy estancada y no sé por dónde buscar... Todos los asesinatos han sido en el bosque, sus hijos están ahí, pero es demasiado extenso y peligroso para que alguien vague por ahí, y más sin saber a dónde va, puede terminar como los fallecidos si se descuida...
—Hay una zona en especial por la que nadie va, está atravesando unas vallas que prohíben el paso, esa zona se dice que es peligrosa porque se han encontrado casos de personas que han fallecido por supuestos ataques de animales, o eso dicen las noticias, tal vez ellos la hayan cruzado por algún motivo... —la señora Vlacada acababa de darme la pista que faltaba.
—¡Claro! Lo había olvidado...
—Es algo que es bastante popular aquí, pocos no saben acerca de eso.
—Señora Vlacada, gracias, ya tengo una pista para continuar gracias a usted, traeré a Tenny, Brian, Fu, Carl y Lana con vida, lo prometo —hablé decidida.
—Janna, espero que así sea, pero tal y como está la situación... Dudo que alguno de nosotros... —tomó aire mientras desbordaba las lágrimas que había estado conteniendo— Volvamos a ver a alguno de nuestros pequeños... No sé qué hicimos mal o qué pasó, solo queremos a nuestros hijos de vuelta, y sientes un ardor en el pecho que no puedes desaparecer por mucho que lo intentes, esa sensación de saber que no volverás a ver a lo que más amas de un día para otro... Y... Ni siquiera saber... Qué le pas... —la mujer rubia no aguantó más y se derrumbó en frente de mí llorando, sin titubear la abracé por instinto y recordé a mi madre, los brazos que me rodeaban y me transmitían ese calor que solo ella me podía dar, por un momento los sentí y comencé a unirme al llanto con la mujer.
Pasó un rato hasta que las dos podíamos hablar, necesitábamos desahogarnos y quitarnos el peso que cargábamos.
—Tus padres han de estar orgullosos de ti... Eres una buena persona Janna —dijo mientras se calmaba, a lo que se me formó un nudo en la garganta.
—Mis... mis padres fallecieron hace unos años —al decir esto la mujer se alejó de mí para mirarme el rostro con pena— fueron asesinados cuando tenía once años.
—Créeme que están orgullosos de lo que te has convertido, nunca cambies, y si lo haces que siempre sea a mejor —respondió más calmada.
—Gracias...
—Gracias a ti, Janna —la mujer miró al cielo, concretamente a la luna, la cual reflejaba la oscuridad que nos inundaba, apenas las farolas estaban encendiéndose— es hora de irme ya, mi esposo ha de estar ocupado, ven cuando quieras a comer, y sobre la señora Namoc yo le diré —asentí y la mujer se fue en su automóvil de color blanco con estampado de flores negras, solté un suspiro y miré a la luna como lo había hecho ella anteriormente.
Estaba decidida, voy a cazar a esos hijos de puta.
Curiosidad n°20: La madre de Locke al enterarse del fallecimiento de su hijo cayó en una profunda depresión, actualmente es medicada con antidepresivos Xanax, los cuales son los más potentes.
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