Capítulo 19
[Narrador omnisciente]
—En el fondo creo que Sally es la única que de verdad se preocupa por nosotros —exclamó Brian haciendo una pausa a la comida que la niña les había traído unos minutos antes.
—Sí, lo cierto es que es encantad...
—Vosotros hablando de comida y Tenny
allí, sola con un asesino serial —Carl apenas había probado bocado, su preocupación era demasiado grande. Todo el tiempo que Tenny había estado fuera, él solo se había limitado a contar los segundos que pasaban, agudizar el oído para intentar escuchar los pasos del exterior con la esperanza de que volviera pronto e... idear un plan para escapar con ella.
Por fin la puerta se abrió, y con ella, los pasos de dos personas.
—Adiós.
—Adiós...
Tenny entró en la celda sonriendo levemente. Se tomó unos segundos de pie al lado de la puerta para observarlos uno a uno.
—Parece que Sally ha traído comida de nuevo —dijo sonriendo de forma nerviosa dirigiendo su mirada a Brian y Lana, después, miró a Carl y a su cuenco medio lleno— no me creo que no tengas hambre. ¿Qué ocurre? —el rubio se incorporó para ponerse cara a cara con ella.
—Ocurre que te has ido con Jeff The Killer por... ¿cuánto? ¿Una hora? Y ahora vas y vuelves tan contenta. No has sonreído así desde que nos encerraron aquí. ¿Qué demonios te ha hecho ese psicópata? Sabes que la gente como él sabe perfectamente cómo seducir y cuando menos te lo esperas van y te meten una bala en... —Brian y Lana miraban anonadados la reacción de Carl ante Tenny. Jamás pensarían que se pondría así con ella, pero bueno, estaba preocupado al fin y al cabo.
—¡Para, Carl! Para tu información él no ha intentado seducirme. Solo me ha dado comida y me ha ayudado a despejarme por lo de... lo de... —la sonrisa de Tenny se desvaneció por completo en menos de un segundo al revivir la imagen del asesinato de Locke de nuevo. Tras su reacción vino la de Lana, quien dejó caer su plato al suelo y soltó algunas lágrimas más. Brian también dejó de comer.
—No podéis ni decir su nombre... —Carl agachó la cabeza y sonrió levemente.
—¿A dónde creéis que se lo ha llevado Laughing...? —soltó Lana con voz llorosa y sin apartar su mirada de un punto fijo.
[Mientras tanto, en un lugar del bosque...]
—Oye ha sido buena idea esto de pasar una tarde entera en la naturaleza —dijo la chica pelirroja de forma risueña.
—Es que a mí siempre se me ocurren las mejores ideas —contestó el alto chico de ojos verdes— por ejemplo, ahora se me ocurre que vayamos.... ¡por aquí!
Los jóvenes corrieron juntos unos cuantos metros hasta una zona cubierta por arbustos hasta que un bulto entre aquellas plantas llamó la atención de la chica.
—Espera... creo que hay alguien ahí... Parece un adolescente —ambos empezaron a apartar los arbustos que cubrían la mayor parte del cuerpo del chico.
—¡OH, DIOS MÍO!
[Unos minutos más tarde]
El antiguo silencio que solo rompía el cantar de los pájaros en aquella parte del bosque se vio interrumpido por las fuertes sirenas de los coches de policía y el motor del coche fúnebre.
—Inspectora, los forenses confirman que el chico llamado... Locke, murió anoche, hace tan solo unas horas. Como ve su brazo fue amputado y luego... cosido. Murió desangrado. Lo curioso es que no parece que se lo quitaran con un arma, sino más bien tirando con mucha fuerza de él. Normalmente pensaría que se hizo con algún tipo de máquina pero si se fija en las manos verá que tiene moretones que dibujan una especie de mano con garras, una mezcla entre algo humano y algo animal... no consigo descifrar lo que es.
—Ya van tres cuerpos en un periodo muy corto de tiempo, y este parece que murió hace poco... Es lo más extremo que han hecho nunca... —comentó la inspectora cruzada de brazos.
—¿Qué han hecho, quién? —preguntó el oficial Jarvis.
Janna estaba desconcertada, ella sabía perfectamente que esto era obra de Laughing Jack, también sabía que Josh murió por culpa de Eyeless y que a Lexy la mató un proxy. Tenía a todos los culpables y sin embargo, no podía decir nada. Aunque la creyeran, no tenía pruebas más que su propia experiencia con ellos, sin embargo, hasta su experiencia la contradecía. Ellos nunca habían atacado de forma tan conjunta, en tan poco tiempo, y en un lugar tan específico como este bosque. ¿Qué estaba ocurriendo?
—Janna, tenemos que hablar —la voz de su superior la sacó de sus pensamientos.
—Señor sé que esto es devastador y hasta yo estoy confundida pero le prometo que en poco tiempo conseguiré atrapa... —dijo tratando de calmar su situación pero fue interrumpida.
—Tú no vas a hacer nada, Janna. Ya van tres asesinatos hechos de tres formas diferentes pero todos en un mismo lugar. Está claro que estamos ante un asesino o incluso ante un grupo de asesinos seriales que probablemente maten por diversión o... para mandar un mensaje. Sea lo que sea, pasa a manos de casos especiales. Siento decírtelo así, pero quedas fuera del caso. No me malinterpretes, eres una inspectora brillante y has resuelto un montón de asesinatos pero esto está fuera de nuestros límites, solo un grupo de expertos podrá resolverlo. Te daré lo que queda de día de descanso y mañana tendrás un caso nuevo, no te preocupes.
—Sí, capitán... —Janna se quedó quieta por unos instantes mientras su superior se acercaba a hablar con los de casos especiales.
—Esto no va a quedar así —dijo para sí misma mientras se subía a su coche para ir camino a casa.
[Unas horas más tarde]
[Suena un portazo]
—¡Hola de nuevo adolescentes sin sentido del humor! —Jeff caminó rápido hasta la celda y centró su vista en Carl.
—Bueno, puede que este de aquí tenga algo de sentido del humor —Carl arqueó una ceja al oír eso— veamos quién más sigue vivo por aquí... ¡Mira, si es Lana! La última vez que te vi estabas muy triste y no pude invitarte a pasear, pero hoy, ¡es tu día de suerte! Aunque para ti sí que he traído correa, no me gustaría tener que
perseguirte mientras lloriqueas —Jeff sonreía de oreja a oreja pero Lana no podía evitar mirarlo con cara de asco... y de miedo, claro.
Jeff abrió el cerrojo y se dispuso a abrir la puerta cuando la voz de Tenny lo detuvo.
—La última vez estabas muy amable, pero eres Jeff The Killer, ¿qué garantía hay de que no decidas matar a alguien ahora y acabes con Lana? —Tenny no podía evitar pensar en el destino que corrieron Lexy y Locke por confiar en ellos, no podía ser tan ingenua ahora ella también.
—Deberías haber hecho esto mismo cuando Lexy o Locke salieron de la celda para irse con Masky y Laughing, me ofende que decidas contestarme solo a mí, ¿tan poco respeto me tienes solo porque te invité a un sándwich? Además, garantía no hay ninguna, pero una de dos, o mato a alguno aquí ahora mismo, o Lana se viene conmigo y tal vez, regrese con vida —contestó el asesino con voz seria y dura, mirando fijamente a la rubia.
Tenny no tuvo más remedio que retirare de su camino y dejar que Lana saliera de la puerta, pero las palabras de Jeff no la intimidaron. Hasta que Lana y él no salieron al bosque, la rubia no dejó de mirarlo fijamente con algo de desconfianza.
—Llevamos tres minutos y siete segundos caminando y no has dicho ni una sola palabra, ¿sabes lo aburrido que es eso? No me tomes tan en serio, no voy a matarte, y si lo hiciera, sería justamente por aburrirme.
—¿Tan aburrido estás que te has puesto a contar los segundos que llevamos andando? Pues para tu información llevamos dos minutos y doce
segundos —la voz de Lana era tranquila, pero seguía manteniendo su mirada en el suelo y sus brazos cruzados.
—No, te equivocas, no debes haber contado los segundos que tardamos hasta que Tenny terminó su discursito y conseguimos salir al bosque.
—Tal vez. Prefiero no llevarte la contraria —Lana se mantuvo callada un buen rato más, mirando solo de vez en cuando a su alrededor y moviendo levemente sus brazos para calentarse. El bosque era bastante frío a estas horas de la noche.
—Yyyyy... ¡Cinco minutos! Bien ha sido un placer tener esta agradable conversación contigo pero ya es hora de volver —lo cierto es que ese fue el único momento en el que Lana sonrió. Tal vez a veces se relajara demasiado, pero sabía cómo comportarse en situaciones más extremas y sin lugar a dudas no le convenía pasar mucho tiempo a solas con un asesino.
—¡Lana! ¡¿Estás bien?! ¡¿Te ha hecho algo ese monstru...?!
—Cuidado con tus palabras, Brian, que sigo delante y no me gustaría verme obligado a matarte. Me tacharían de
racista —Jeff soltó una carcajada— bien, creo que va siendo hora de que me vaya, Liu se preocupa si llego muy tarde, el bosque es peligroso por la noche, hay asesinos sueltos —el moreno siguió riéndose hasta salir por completo de la habitación, sin embargo, el silencio aún no reinaba la celda.
—¿Con que solo un sándwich, eh? Míralo, se ha ido con Lana para hacerse el interesante pero la ha devuelto en cinco minutos mientras que contigo se quedó una hora —Carl volvió a ponerse cara a cara con Tenny.
—Carl, entiendo tu preocupación pero soy más lista que eso. No caeré en sus trucos, no pretendo acabar igual que... ellos, engañada por un Creepypasta, creyendo que puedo amar a uno y que será un sentimiento recíproco...
—Me alegra oír eso... —la cara de Carl cambió de repente. El enojado y ansioso rostro que tenía hacía solo unos segundos se transformó en una agradable sonrisa— Lo siento por ponerme así... es solo que... no quiero que te pase nada, y ese... hombre, no hace más que llevarme al límite... Recuerda que a su lado estás en una amenaza constante. Hoy tú has intentado salvar a Lana, pero a la siguiente, prometo que intentaré salvarte a ti —Carl posó su mano sobre el hombro de Tenny de forma cariñosa.
—Gracias... Carl... pero de momento, sé cuidarme sola de él —Tenny hizo una expresión de desprecio ante el gesto de Carl mientras se inclinaba para atrás para quitar la mano de su hombro— parece tarde, deberíamos irnos a dormir ya, buenas noches, Carl.
El rubio vio como Tenny se alejaba hacia la esquina en la que estaban Brian y Lana y allí se recostó cerca de ellos. Él, sin embargo, prefirió quedarse cerca de los barrotes, en su mente un plan de huida se iba ideando y necesitaba saber a qué hora se abría todos los días la celda...
Curiosidad n°19: La Policía de Casos Especiales (PCE) estaba atenta al caso, pero decidió dejárselo a la policía de Precespyata hasta que descubrieron las extrañas marcas en el brazo de Locke.
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