Desayuno nacional
Constantino utilizó la Cruz y otros utilizan la Biblia en imperios con decadencia y ficciones de política. Con el pasado presidente del familiar país sucedieron cosas muy peculiares. Hizo su jugada, luego de anunciar la militarización de las calles para frenar la persistencia social, con una amiga en mano y una mirada soberbia, posó para las cámaras en las afueras de la histórica Iglesia protestante episcopaliana, frente a la Casa Rosada, en la capital, y dijo: “Tenemos el mejor país del mundo”.
Al día siguiente, se trasladó al Santuario Nacional, al noreste de un símbolo, donde colocó un arreglo floral y se fotografió con la imponente estatua de Juan Pablo II, el Papa católico que “derrotó el comunismo” y “aniquiló” a las teologías de la liberación y a sus comunidades en el sur. ¿Por qué el Emperador utilizaría simbolismos cristianos en un momento en que las ciudades del Imperio arden en purgas sociales?
El magnate líder, no solo estaba en campaña política reeleccionista para las próximas elecciones presidenciales, sino, en alguna medida, comprendía que su poderío e emporio se encontraba en una persistente crisis pensativa y inteligente dentro o fuera de las fronteras. Sabía que el mundo unipolar se difuminaba anunciando un mundo multicéntrico. En este contexto, y aprovechándose de la fe neopentecostal de sus seguidores religiosos, recurrió al elemento más cohesionador de la unidad mundial: la religión.
En este caso, manipuló la ideología eclesiástica para intentar “salvar la supremacía moral, intelectual y espiritual del control norte”. Él intuía que en un mundo de pecadores, la piedad es la mejor herramienta de legitimación política, y preservación de la unificación nacional alrededor de la fe. Recurrió a la simbología evangélica y católica porque intentaba mostrarse como el Mesías cristiano, por encima de las divisiones eclesiales, garante de la forma y del bienestar para todos los hipócritas ciudadanos.
Los registros indican que nada menos que tres próceres, en diferentes momentos, estuvieron en la Iglesia Sn. John’s y por tanto es una Iglesia cualificada en el imaginario de las buenas ofrendas. Circunstancialmente, dicho hogar fue incendiada por los “izquierdistas radicales negros” durante las últimas reclamaciones a raíz del asesinato policial. En este sentido también sería un monumento del martirio victorioso.
Eh aquí porqué el Emperador “Mesías” escogió a una vivienda sufriente que se mantiene victoriosa ante la furia creativa. “Así como vencí esta semana pasada, así venceremos conmigo si creen y votan por mí”, parecía ser el mensaje. Eligió la estatua de Juan Pablo II, porque, como ya es de conocimiento creciente, fue el Papa, que en su momento, con su Encíclica Centesimus Annus, y otras enseñanzas, “derrotó al socialismo” en Europa, y a la expresión popular cristiana del comunismo en toda patria.
Al ofrecer flores y fotografiarse con dicho monumento, lo que expresó fue su gratitud y confianza que con la ayuda del Santo anticomunista liberaría a los oprimidos y al mundo de las “asechanzas del comunismo contemporáneo” chino y ruso. Cobró entonces matices espectaculares esa manipulación en un contexto donde las y los descendientes de las históricas víctimas del colonialismo, los olvidados, allí, sacudían al Imperio desde las calles exigiendo justicia.
En aquellos tiempos, muchos éramos cada vez más conscientes que sin la histórica legitimación doctrinal de rezar los oscuros quizás no hubiesen sido convertidos en esclavos. Mucho menos serían la raza o el color subalterno y reprimido si el Díos y los santos no fuesen pintados de color blanco durante muchos años, encima con mínimas excepciones. El racismo de ayer y hoy también tiene un soporte constitutivo en la gloria del señor. Allí vimos otras de las razones grandes del porqué el Emperador, al sentir la furia de la revuelta pidió ayuda en la creencia oficial para intentar legitimarse, también inyectar certidumbre en sus seguidores cristianos, evangélicos o católicos.
El Imperio Romano, al inicio del siglo IV, subsistía en un acelerado proceso de desintegración político territorial producto del colapso de sus gobernantes. Fue en ese entonces, el gobernador Constantito, para vencer u someter a sus enemigos políticos y militares, que decide “convertirse” a la secta religiosa más repudiada por Roma, el cristianismo. Los historiadores indican que Constantito venció a Majencio (General reformista de Roma), en la batalla del Puente Milvio gracias a las cruces que había mandado pintar en los escudos de sus soldados. Años después, Constantino se bautiza en la fe cristiana buscando evitar la división y el colapso del Imperio.
Constantino, gracias al uso político y militar de la Cruz cristiana, logró vencer una batalla, pero no pudo evitar la división de Roma, ni su colapso total. Eso sí, el cristianismo dejó de ser un movimiento socioreligioso de liberación para los sectores subalternos de ese entonces, así se convirtió en la religión oficial y herramienta de dominación del Imperio romano, además del resto de los imperios occidentales. Con ello se trata de exponer cómo es la organización informal de seguidores de Cristo que, desde hace décadas y en las sombras, se encarga de brindar apoyo político y espiritual a los líderes de las naciones más fuerte del mundo en zonas de influencia.
Con un ritmo un tanto lento y recursos para el género clasista, se puede adentrar en la trastienda de la organización La Fundación de Compañerismo, un organismo integrado por hombres elegidos por Díos para ser líderes. Únicamente hombres. Porque la estructura de esta agrupación oculta es estrictamente patriarcal desde su creador Abraham Vereide. Tal como uno de los principales referentes de la organización que fue Doug Coe, hombre sigiloso al que puede verse en muchas imágenes junto con los angelitos más conocidos del mapa, encargado de adoctrinar a sus fieles tomando como ejemplo las técnicas del nazismo, aunque solo su costado "bueno", ya que destacaba del movimiento mentado por Hitler el compromiso invisible y silencioso que hermanaba a sus seguidores.
Dentro de la estructura de La familia, los miembros jóvenes están en el eslabón más pequeño de la cadena y funcionan como soldados destinados a la lectura de una Biblia en versión simplificada que contiene las partes referidas a Jesús, la limpieza de las casas de los influyentes y el rezo grupal. Pero sin templos ni sacerdotes, La familia se maneja con susurros y reuniones secretas con gobernantes y personalidades de gran poder –todos de riguroso saco y corbata– que en privado ponen a Jesús por delante, alejándose de rituales propios del cristianismo.
"Nuestra misión es hacer la obra de Cristo en el patio trasero del Diablo", resume uno mismo para explicar que el objetivo de la orden es atraer a la mayor cantidad de gente posible. La hermandad se fundó en 1935 en Estados Unidos y tiene entre sus miembros a personas que van desde en ascenso (gobernadores y congresales) hasta fabricantes de armas, narcotraficantes y presidentes de varias naciones del mundillo incluida, claro, EE.UU. Bajo el pretexto de que una alianza es mucho más fuerte e interesante cuanto menos visible se presenta, la fundación es la encargada de organizar el evento anual Desayuno de Oración Nacional en Norteamérica y el planeta entero, en el que participan personas de todas las banderas.
El ala cristiana más fuerte permanece en las sombras, opera sin dejar papeles por escrito y se vale de las charlas de sus integrantes para ejercer un poder cuyo verdadero alcance no está del todo claro. Sus personajes son varones blancos carismáticos, de "buenas familias", e incluso cuando meten la pata (como bien cuentan los casos en que sus contribuyentes tuvieron escándalos amorosos extramatrimoniales, por ejemplo) los demás miembros están al pie del cañón para contener y acomodar las cosas.
En este sentido, el adulterio voraz como desliz perdonable y la intolerancia a las orientaciones sexuales no hegemónicas como precepto son algunas de las pinceladas superficiales de la institución, que también se maridan con la exención impositiva de sus integrantes y sus sedes (hay una especie de templo llamado "Calle A" sobre tierra que está bajo la lupa) para desnudar un panorama de tráfico de sabiduría con sonrisas publicitarias avaladas por Jesús, cuyos verdaderos fines y consecuencias desconocemos los ciudadanos inferiores.
Aunque pueda ser un tanto reiterativo en su formato (y por momentos hasta pesado de digerir por la cantidad de información), La familia es un trabajo de gran importancia si se pretende entender cómo funcionan las democracias del primer mundo y cómo es que los rebotes de las decisiones tomadas allá lejos con otros ámbitos pueden afectarnos a todos. Algo tan macabro y morboso de como un hombre popular, que puede remitir tanto a lo que los investigadores consideran "la célula base de la sociedad espumosa" como a la jerga mafiosa.
Fin
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