Como el mismísimo amanecer de cada día, con la tenue y lenta aparición de cada rayo de sol, con cada color y cada rojez que se ilumina en el cielo.

Retorné con mi pasión, mi segundo oxigeno, mi segunda casa.

Volví a leer después de tanto tiempo, de tantas semanas y meses sin poder concentrarme en una hoja.

Encontré la fórmula: leer cosas que ya he visto y ya se que me desatan emociones.

Volver a donde uno fue amado.

Esa es la clave para volver a comenzar.

Volver a donde repetí veinte veces esa misma película dolorosa pero hermosa.

Emocionada por este descubrimiento lo comparto aquí con ustedes.

Siento que parte mía volvió a mi, a mi mano, a mi pecho.

Hola, soy yo. Soy yo nuevamente, o parte de lo que era volvió a mi.

Esta vez seré más cautelosa pero volveré a ser esa que se emocionaba y reía leyendo páginas blancas con letras negras.

Volveré a reír más fuerte que estos últimos meses, y volverá a faltarme el aire al compartir un momento impensado pero revolucionario para mis hormonas.

Siento como si hubiese estado en el congelador y mis dedos comenzaran a descongelarse. Si, con estos mismos dedos volveré a escribir historias para alguien más que para mi misma.

Lanzo esperanza al vacío, embolsada de una palabra que me tenía atormentada, esa que tenía atorada en mi garganta: perdida

Porque perderme fue realmente valioso para hoy saber que el tenerme es lo fundamental.

Tenerme es el todo.