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Capítulo 18

Historia  Original de KimMemoriesAndHopes




















—¡Ohm!

—¡Tay!

Las mismas voces se repetían
una y otra vez dentro de su cabeza, taladrando y golpeando sus sentidos.

Gulf no estaba preparado para eso, algo le decía que las cosas estaban mal, que no debió marcharse, pero otra parte agradecía tener a salvo a sus cachorros, aún si debía permanecer cerca de Mew.

—Llegamos –la voz del mayor hizo que regresara a su penosa realidad.

—Dame a mi bebé –pidió en
un intento de tono amable.

—No puedes con los cuatro.

—Si, si puedo. Los llevé suficiente tiempo dentro de mi para poder tenerlos en mis brazos.

Mew suspiró cansado.

—No le haré nada malo, Gulf.

—Mew.

—Entraremos a la cabaña y lo dejaré en seguida en la que será su habitación, no tendré que tenerlo más tiempo en mis brazos.

Si al principio Gulf desconfió de Mew, cuando tomó a su bebé lo hizo más, el aroma a Rattana estaba más fuerte por la cercanía en la que estaban y ya no solo desconfiaba, ahora quería
simplemente desaparecer o
desaparecerlos a ellos.

Respiró profundo, por lo menos el aroma de sus bebitos combinando con el aroma del bosque era algo totalmente relajante.

Gulf asintió y continuaron caminando.

La cabaña no era algo espectacular ni lujoso, exactamente una tercera parte de la casa con sus padres.

Al entrar lo primero que percibió fue la potente aura obscura, malas vibras, algo como frustración y envidia pero también odio. Mew no era, en la cabaña estarían ellos, nadie más; tendría que ser ella ¿No?

—¡Amor! –el sonido de la voz de Rattana molestó a Gulf su presencia sobre el cuerpo de Mew aprisionandolo con sus brazos y su vientre hinchado rozando el cuerpo de SU hijo. Esa mujer era una cínica, gruñó en modo de advertencia, ella no se acercaría más a sus cachorros.

—Oh cariño –Mew reaccionó primero, el bebito en sus brazos empezó a llorar en protesta por el aroma sobre si —él es uno de los cachorros de Gulf.

—Dame a mi hijo, Mew – exigió el menor.

—Deja, Gulf –extendió el cuerpo a brazos de Rattana para que esta lo tomara en brazos pasando por sobre la presencia de Gulf y su
autoridad como padre de los
cachorros —no le hará nada, no seas tonto.

—Te lo advierto, Suppasit.

—Querido, no te guardo ningún gramo de rencor por lo que me hiciste. No soy mala.

Gulf no conforme con parecer una estatua sin valor frente a la pareja, dió exactamente tres paso largos quedando así frente a frente con la mujer, ni el cuerpo de Mew fue tan rápido para evitar la cercanía entre los dos y esas miradas que parecían quemar.

—Es MI hijo, y solamente yo tengo autoridad sobre él. Te lo diré amablemente, NO lo toques, no lo mires, no respires cerca de él, suéltalo y prometo que no saldrás lastimada.

El instinto sobreprotector de Gulf empezaba a hacerse notar. Sus hijos ahora eran lo más importante y la presencia de Rattana era una amenaza como tal. Sus ojos tomaron un leve color rojo, su Omega estaba dejándose ver marcando una especie de territorio.

—¿Que mierda haces? La asustas.

El menor hizo caso omiso a las palabras de Mew llenas de insultos a su persona y como pudo tomó a su hijo, el mínimo contacto con la piel de la mujer le dió leves escalofríos.

Nada bueno podría salir de eso.

—Solo quería...-

—No, tu no querías nada Rattana –el menor le dió la espalda y como si fuera su casa empezó a subir las escaleras.

—Perdón cariño.

—Está bien, yo solo quiero llevarme bien con él.

—Hablaré con él –prometió dejando un beso en la frente de la chica.

Los pasillos de la cabaña eran pequeños, cortos y desgastados. Gulf tenía dar mal un paso y caer.

—Eres brusco y mal agradecido –Mew lo alcanzó sosteniendo su hombro para ejercer presión sobre este. Más el menor no se vió si quiera afectado.

—No te pedí nada Mew –explicó cansando —regrésame a mi casa, y sé feliz con ella, se ve tienen mucho cariño.

—Lo tenemos. Solo te pido respeto.

Aún con la mano sobre el hombro del menor lo guió a la que era la habitación que usaría.

—No cumpliste tu palabra, no puedo hacer algo que no me han dado. Pedí respeto, pero ambos pasaron por sobre mi.

—¿Te escuchas si quiera?

La cama fue el primer lugar al que Gulf se dirigió. Dejó el cuerpo de los cachorros muy juntos, esa era una manera para que su vínculo creciera y se fortalezca.

—Tienen que aprender a convivir.

—No, fin.

—A veces te detesto, la magia de tu rostro se acaba cuando abres la boca.

Ambos se miraron directamente por algunos segundos, ninguno se reconocía totalmente, el lobo
de Gulf estaba feliz de tener al vampiro cerca, pero la parte humana necesitaba alejarlo y evitar ser dañado.

Mientras tanto Mew no tenía la mínima intención de dañarlos, Gulf tranquilo era la persona más tierna, además de que sus propios instintos le obligaban a querer tener algo de él cerca.

—Deja de decir incoherencias, Mew.

—¿Por qué odias tanto a Rattans?

—No la odio, ella me odia a mi sin razón. Bueno, no la odiaba, no antes. Ahora ya se metió con mis cachorros, no puedo verla, ni olerla.

—Es la madre de mi hijo.

—Oh, pobre Mew. Solo vas a sufrir.

—¿Por qué lo dices?

—Si yo sufro, no lo haré solo. Hay una maldición, Mew. Pero eres muy estúpido para notarlo.

🌑🌑🌑

Por la noche todos estaban en
sus respectivas habitaciones, la cena la hicieron de la misma manera, no debían si quiera cruzar por el camino del otro, menos si Gulf o Rattana estaban cerca.

Algo en Gulf iba mal, sentía una molestia en su corazón, algo punzante queriendo atravesar su piel, quemando y maltratando su pecho.

Abrió sus ojos, la imagen de
Rattana con una daga sobre su piel le fue de sorpresa.

Quiso mover sus manos y sus
piernas pero estas estaban
sujetas por cuerdas a la cama.

—No grites –exigió con el ceño fruncido —te vas a morir, Gulf, debí acabar contigo en un principio, me evitaría esto. Pero el tiempo es algo que no está a mi favor, querido.

El arma estaba lastimando cada vez más su piel, no la traspasa gracias a ser un cambiaformas, lastimarlo no era tan fácil, sin embargo Rattana seguía insistiendo.

—¿Por qué no te mueres? –la parte filosa de la daga fue en dirección a su vientre, esa parte era algo más sensible, apoyó con fuerza el arma lo que provocó que la piel se fuera abriendo de a poco. —oh, este es...

—Déjame, déjame Rattana, suéltame y pelea conmigo, no
seas cobarde.

La sangre brotó por el espacio lastimado, eso no sería completamente mortal, pero si dejaba que se desangrara y... No, ellos tenían habilidades curativas, él no tardaría mucho en sanar y posiblemente su plan fallaría a gran escala.

Sujetó más fuerte la daga levantó un poco la mano con la que sostenía y antes de que fuera a la piel de Gulf sus propios instintos la llevaron a su corazón. Al corazón de Rattana.

—¡No! –Gulf intentó de todas las manera posibles detenerla, pero las cosas ya habían sucedido y su cuerpo cayó al frío piso en un sonido tortuoso. —No.. Rattana, no.

Por qué a pesar de todo sentía lástima por la mujer, cegada por el odio cometió el peor de los delitos: exponer la vida de su propio hijo.

—¡Gulf!

—Mew, yo no hice nada.

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