Capítulo 16
Historia Original de KimMemoriesAndHopes
Gulf movió el cuerpo de su bebito cambiando su posición a una mas cómoda
sobre el pequeño moisés en
qué dormía. Los otros tres
estaban siendo atendidos por
tres Omegas bajo su atenta
mirada; no es de su agrado
que alguien ajeno coloque sus manos sobre los cachorros, pero él prácticamente no sabía como tratarlos y ellas le iban a enseñar.
Tan pequeños e inocentes,
libres de todo pecado mundano, pero en medio de
un enredo inevitable, quizá
no llegaron en el momento que Gulf deseara, pero estaban ahí y de todas las
cosas que le ocurrieron, sin
duda alguna ellos son lo
mejor.
Había estado pensando
insistente en Mew; Tara, Nunew y sus hermanos posiblemente lo odien, y justo lo tiene, pero ese no era el problema en sí. El lobo de Gulf estaba pidiendo ser reclamado, y eso llevaba al
azabache a una encrucijada,
por qué mientras su lobo lo
sentía y necesitaba, su lado
humano lo detestaba y a su
vez sentía tanta lastima por lo que estuviera viviendo.
Mew es una persona fácil de manipular, lo demostró cayendo ante las palabras y
acciones del líder Suppasit. Solo era una marioneta más enese juego de caza de ratones, por lo tanto, Gulf podía estar creyendo solo un poco, en qué Mew no es malo
y si le dieran la oportunidad,
terminarían juntos.
Mew y Gulf juntos.
El lado humano de Gulf amando al idiota de Mew.
¡Oh qué gran chiste!
—Pero te necesito –susurró
levemente. Regresó la mirada
al frente, sus hijos ahora
estaban vestidos con pijamas
blancas y dormidos cuál angelitos.
—¿Entendió? –una de las
Omegas hizo la pregunta. Gulf sin saber que decir negó despacio —¡Oh! ha estado viendo a la nada estos
minutos ¿Todo bien? Si gusta
puedo empezar de nuevo con
algún muñeco y-
—Si, déjalo así. En unas horas
marcharemos, será mejor que vayan por algo de comer y a darse una ducha, no deben tener un solo rastro de mi olor.
Las Omegas terminaron de recoger sus cosas y se
marcharon.
Gulf se encargó de revisar bien la maleta que había preparado con anterioridad, todo estaba prácticamente bien, al menos en lo que cabe. Aunque la verdad siempre era que su lobo estaba demasiado nervioso, tan revoltoso dentro suyo y lo hace sentir a él mismo inquieto, con la necesidad de saltar por ese balcón e ir en busca del idiota de Suppasit.
—Sangre –susurró. El mismo balcón por dónde había visto la muerte venir por su abuela, el mismo en que podía observar el día... De sus cortinas venía el aroma
mezclado. —sangre y tierra...
Sangre
Destino
Volteó a ambos lados, sin
encontrar a nadie, esa misma
voz que lo llevó el primer día a Mew, esa misma sensación de ir y protegerlo de si mismo, de tomarle las manos y amarrarlo a la cama para que no haga ninguna estupidez que involucre la
muerte inocente.
Destino Omega
Destino Omega
No era algo bueno, lo confirmó al sentir el aroma a sangre ocultar el bonito olor de sus bebitos, incluso el suyo se vió disminuido.
Corrió a cerrar las cortinas, y de paso las puertas del balcón, pero a veces el destino es demasiado rápido para un simple ser.
—Omega –Gulf casi cae al escuchar la voz ronca del hombre frente a él. Dió
algunos pasos hacia atrás en
un intento vago de escapar,
pero las cosas no estaban a su
favor. —no temas.. –pidió en súplica —están en peligro, Gulf.
En ese momento el Omega
observó de pies a cabeza a Mew. Parado sobre la madera del balcón, vestido de negro, con algo pesado sobre su cuerpo y armas en sus caderas, pudo verlas por el espacio que su chaqueta dejaba. En su revisión observó el cuerpo dañado de este, al parecer había tenido una fuerte pelea no hace mucho, la sangre seguía escurriendo de su frente y en su cuello habían rasguños y un corte largo que no llevaba de ser muy profundo.
—¿Qué haces aquí? mew
¿Acaso deseas matarme? –aún incrédulo lanzó las preguntas con un toque de
prepotencia en su voz. No se dejaría ver débil, no más, no con Mew —anda, inténtalo. Vas a salir echo pedazos de aquí.
—No quiero discutir, Gulf. Lo hago por ti, lo hago por ellos –la mirada de Gulf fue a parar a los niños que Mew miraba —si te quedas aquí nadie te va a proteger como yo.
—¿Cómo tú? Si por tu maldita culpa estoy metido en esto, Mew. ¿Lo olvidaste?
Me trataste como la mierda
–reclamó molesto. Para él la idea de Mew era demasiado nefasta —no iré ni a la esquina contigo.
—Es eso o morir, lamento si tú no quieres ir, pero ellos no tienen la culpa –señaló
nuevamente a los pequeños.
Gulf se sintió muy molesto con la actitud del mayor, tratarlo mal, negar a sus cachorros, morderlo con la
intención de matarlo.. Y venir
como si nada.
—Estás exigiendo un derecho
que no te corresponde. Fue
tu culpa que mi cachorro
haya muerto, ¿Lo recuerdas? Tampoco tenía la culpa, pero
no te importó, doy gracias a
la luna por qué me permitió
quedarme con ellos, sino te hubiera matado con mis
propias manos –Mew se
sorprendió. La determinación de Gulf al hablar le congeló la sangre corriente en su cuerpo, ese enojo en cada pupila, la rabia y el dolor escondidos lo hizo sentirse mal consigo mismo. Una mierda.
—No hay tiempo, Gulf, es ahora o nunca. –importandole poco verse como un idiota abusivo caminó a la cama, de esta tomó lo que supuso era el bolso con las cosas importantes y tomó a uno de los bebés. No sabe cómo, pero lo logró sin hacerle algún daño, sus pasos siempre eran abruptos, demasiadon bruscos.
Gulf estuvo a punto de renegar, sin embargo la puerta de la habitación fue abierta de un golpe.
Preecha, ese mismo tipo que
se atrevió a levantarle la voz fue quien irrumpió su próxima pelea con Mew.
Gulf tuvo miedo por la presencia del vampiro en su habitación, sin embargo este no estaba, miró a las esquinas y era como si nunca
había pisado ese lugar, pero el aroma se mantenía fuerte en el aire.
—¿A quien buscas? –preguntó el mayor.
—No le importa ¿Que hace en mi habitación? Creo que sus padres no le dijeron que
entrar sin tocar es de mala
educación, recuerdelo.
—Insolente. Vine por un solo
objetivo, voy a terminar con tú pobre existencia.
El cuerpo de Gulf se tensó, el mayor era mucho más fuerte que él y con la presencia de tress de sus bebés en la habitación se le hacía más complicado todo.
Preecha sujetó fuerte la daga
en su mano, con pasos lentos
fue al menor acorralandolo
entre la orilla de la cama y
su pesado cuerpo. Los ojos de Gulf se mantuvieron abiertos, observando con detalle las facciones del mayor, tan frustrado, tan
hambriento de poder, poco inteligente pero muy
habilidoso con las armas,
podría haber hecho mucho si
su soberbia no dominara.
—Tus padres te protegieron
mucho, pero tú mismo te
tiraste la soga al cuello. Siendo una completa zorra,
eso eres Gulf Kanawut, no
existe una maldición, no
existen los dioses ni los... –Las blasfemias en bocas
conocedoras de la palabra de los dioses eran castigadas
con una muerte estrictamente dolorosa —Ah...
Gulf asustado se dejó caer en la cama y corrió a tomar a los menores en sus brazos, solo eso necesitaba.
Preecha llevó sus manos a su corazón en dónde la daga con la que pretendía atacar a Gulf le había impactado.
Él mismo se había apuñalado, él mismo terminó con su vida.
O fueron los dioses O fue la maldición que estaba tomando forma.
Gulf no lo sabía, a estas alturas nada era para asustarse, todo era teóricamente cierto y posible.
—Maldito, mil veces maldito, Gulf Kanawut te maldigo –
Gulf tomó con fuerza el cuerpo de los bebés, los pegó a su pecho, no merecen escuchar las palabras sucias
de un maniático.
Y Preecha cayó, cayó de rodillas al piso, su rostro
quedó sobre el colchón de la
cama y sus manos apresadas
entre su cuerpo.
—... yo no fui –fue lo primero que dijo Gulf cuando Mew entró por el balcón —él..
quería matarte –completó el menor. No observó el cuerpo, más bien se dedicó a observar a Gulf. Siempre fue tan bonito? Por qué pareciera que era la primera vez que lo veía.
—Bien, vámonos.
—No he aceptado irme contigo y deja a mi hijo.
—Tu hijo está bien conmigo –
Gulf cayó en cuenta de lo que estaba sucediendo entre su bebé y el idiota.
El chiquito tenía sus ojitos
abiertos, muy abiertos y
observaba con admiración al mayor, no dejaba de reír y sus manitas tampoco estaban
quietas, le tenían apresado de la camisa, se veía cómodo en los brazos de Suppasit.
—Quieren matarte, Gulf, y si te mueres tú, el futuro de tus hijos se verá indeciso, es
mas, moriría.
Fuera de su morada las luces
de antorchas empezaron a
verse ir y venir y el sonido de las voces de los aldeanos
gritando y pidiendo ayuda
eran desgarradoras.
—No hay vuelta atrás, te
vienes conmigo.
Entendió que no era más que
la llegada del clan de vampiros a su territorio, no los esperaba tan pronto, sin embargo la manada estaba preparada para atacar en cualquier momento.
—Iré contigo, Mew. Porqué algo existe entre tú y mi lobo, no voy a bloquear mi destino. Pero tal como Preecha murió, lo harás tú si intentas algo en mi contra, ya sea entregarme si esto es una trampa o matarme si tú sed de sangre es más fuerte.. Piénsalo.
—Por supuesto que no te
mataré, no tengo el valor y no soy idiota, sé leer.
En la terraza Tara observó la huida del vampiro junto a Gulf, sus ojos no emitían lágrimas, pero su corazón
estaba doliendo mucho,
dejando ir una parte de este
sin saber cuándo volverá así
mismo.
—Si lo dioses lo dijeron, así se
hará.
El había guiado a Mew hasta el hogar Kanawut, dejó en sus manos la vida de la persona que ama, por qué no hace mucho había sido usado por los dioses para transmitir el mensaje.
"Llama a su destino, no habrá nadie mejor que él para cuidarlo"
—No lo arruines o te mato.
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