26._Secuestro
No conocía demasiado a Black, pero si lo suficiente para saber que no oiría razones. De Bills ni hablar. Algunos curiosos se acercaron a ver el espectáculo que constó de un breve intercambio de golpes, aunque bastante fuerte, que terminó cuando algunos preferieron intervenir. Claro que contener a esos dos no fue una tarea sencilla. La cosa empeoró cuando Black se soltó y aprovechando que tenían sujeto a Bills le dio un puñetazo bestial en el abdomen. Incluso golpeo al tipo que trato de tomarlo por el brazo, para volver a tomar ventaja de que su adversario era retenido.
De no haber visto a Bills imposibilitado de defenderse, no hubiera interferido. Trate de sujetar a Black por el brazo. Fue un enorme error de mi parte, pues este en la excitación del momento, se giro hacia mi y me dio un puñetazo que apenas pude bloquear con mi antebrazo, pero eso no evitó el impacto realmente. Terminé en el suelo con la boca sangrando. No lo hizo a propósito, lo vi en su cara. Mas esto desato la furia del exacerbado grupo que terminó por soltar a Bills, para arrojarse contra Black.
Todo paso muy rápido y algo aturdida logre oír una sirena, como de policía, al tiempo que alguien me ponía de pie. Todos empezaron a huir alarmados y pronto quede ante Black que estaba bastante maltrecho. Me miro furioso, se subió a su motocicleta y no volví a saber de él.
-Te libraste de un problema- me dijo una voz a mi espalda.
Gire la cabeza y me encontré con Bills, cuyo rostro fue iluminado por la luz de la baliza de la ambulancia que paso rápido por la calle.
-Me voy a casa- le dije y no sé porque. Era lo opuesto a lo que quería hacer.
Me limpie la sangre con la mano y supongo que todo lo que logre fue ensuciarme más el rostro, pero no tenia con que quitarme eso de encima. La cabeza me daba vueltas, por más de una razón. Terminé sentandome en mi motocicleta y fue en el lente de esta que vi mi faz. También lo vi a él parado justo atrás.
-¿Estás bien?- le pregunté volteando a verle.
Me resistí a hacerle esa pregunta, pero al final terminó escapando de mi boca. Clavo sus ojos en los míos sin responder. Separo los brazos de su pecho y caminó hacia mí.
-Llevame a casa-me dijo y sin preguntarme se monto en la motocicleta, detrás de mí.
Sus brazos rodearon mi cintura y su cuerpo se recargo contra mi espalda, provocandome un fuerte estremecimiento.
-No esta lejos- me dijo casi en el oído.
No, no estaba lejos. A cinco minutos en vehículo. No pude ponerme el casco. La boca y el mentón me dolia mucho y él no iba a ponerse uno por su fisonomía y orejas. Alguna vez me dijo que por eso compró un auto y no uno de esos vehículos que le gustaban.
Pude llegar rápido a destino, pero no. En lugar de eso me fui por calles que alargaban el trayecto, con la escusa de que la policía nos podía multar por ir sin casco. Era estúpido mentir así en especial porque Bills sabia que mentía. Nos mentiamos constantemente. No es algo saludable, supongo.
El calor de su cuerpo me abrigaba de forma abrasadora, mientras que el viento helado me golpeaba de frente. Un contraste equilibrado si acaso ese concepto existe, la verdad no lo sabia, mas fue lo primero que pude, más o menos, poner en palabras en mi pensamiento. Es que mis sentidos estaban puestos en otra parte. De no ir conduciendo esa motocicleta, hubiera cerrado los ojos para entregarme a esa bonita y confortante sensación que combatía la angustia de esas últimas semanas por no tenerle.
Un murmullo en mi oído me quito la concentración, por un instante. Bills tarareaba una canción. A veces hacia eso. Cuando estaba disfrutando de algo. Tuve la impresión de que tenía los ojos cerrados o, de lo contrario, mi cabello en su rostro le hubiera causado varias molestias. Su susurro se lo llevaba el viento y sus brazos, sobre mi abdomen, a ratos hacian un poco más de presión de la debida. Un par de veces me sujetos asi. Cuando ambos quisimos sentarnos en la silla del balcón.
Era todavía temprano. Las calles estaban casi vacías y si hubiera podido detener el tiempo, en ese instante, lo hubiera hecho. Una carretera infinita sin posibilidades de paradas. Un sendero uniforme en el que...en el que no parecíamos avanzar. Cómodo, pero monótono. El edificio que Bills me señalo, estaba a menos de dos calles cuando me di cuenta de algo. Yo tenia el control de lo que pasara esa noche. Podía detenerme en ese edificio para que él bajara y todo volvería a estar como antes, pero también podía seguir y eso hice.
-¡Oye te pasaste!- me grito para que pudiera oirlo.
-Salta entonces- le dije y acelere hacia la avenida, para dejar la ciudad.
La única respuesta que obtuve, fue que sus brazos subieron un poco más. Casi media hora después nos detuvimos en una bencinera a cargar combustible. Estábamos en una zona bastante rural. La carretera era rodeada por campos y una ocasional asienda. Junto a la bencinera había un motel y mirando ese edificio, es que Bills dijo:
-Si querías pasar la noche conmigo podríamos haber ido a mi departamento.
-¡Cierra la boca!- le dije- Tú estas secuestrado y no vas a volver a la ciudad hasta que yo quiera.
-¿Y como pretendes retenerme?- me cuestionó con animo de inquisidor.
Cuando se peleo con Black no lo noto se le cayó la billetera y yo la levante. Se la enseñe entonces.
-Eres mio ahora y no volverás hasta que aclaremos esta situación, Bills. Quiero que decidas.
-¿Decidir qué?- me preguntó con un animo mordaz.
-Quiero estar a tu lado Bills. Quiero todas y cada una de tus noches solo para mí ¿Me las das si o no?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro