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11._Dormido


Me limpié las huellas de mi saliva, con el dorso de la mano y estire las brazos al cielo para elongar. Bills me miró y dijo con calma:

-No puedo llevarte devuelta.

-Bien. Tomaré el subterráneo- le respondí y me fui a cambiar al pequeño baño que había en la tienda.

Le devolví el traje y me despedí. Un adiós con la mano fue todo lo que recibí de él. Supuse que tenía cosas que hacer. Asunto mío no era lo que hiciera, pero me daba curiosidad indagar un poco en su vida. Al principio no; pero desde hace un tiempo mucho de Bills llamaba mi atención y cuando yo me propongo averiguar algo, lo consigo. Aunque él no daba muchas pistas de nada y eso complicaba el asunto. Sin embargo, siempre hay una hebra de donde aferrarse y en esa tienda, en el bulevar, había alguien que podía ayudarme.

Trunks salia también y me acerque a preguntarle si iba a la estación, pero me dijo que pasarían a buscarlo a la parada de autobús. Hablamos un rato y así supe que era hijo de unos conocidos de Bills. Una familia acomodada que le pidió de favor a mi compañero de departamento lo empleara para que aprendiera un poco de lo que es trabajar y esas cosas.También me dijo tenía una novia, llamada Mai y otras cosas irrelevantes. Pero algo interesante fue saber que hace poco, Bills, había abierto una segunda tienda. Este ultimo detalle podía explicar ciertas cosas. Fue suficiente para mí y volví a casa, pero antes pase a una tienda por algunas cosas.

Cerca de las once, cuando ya estaba lista para dormir, alguien tocó a la puerta. Abrí y me encontré con la esposa del administrador del edificio que vestida con un largo camisón, me miró de pies a cabeza para, cerrándose la bata, decirme en un tono casi marcial:

-Su...compañero esta haciendo un escándalo en la recepción. Vaya por él ¿Quiere?

-Lo siento, pero no es ni mi marido, ni mi padre, ni tengo con él una relación que me obligue a responsabilizarme por sus actos- le dije e intente cerrar la puerta.

-¡Pero viven juntos! Y las reglas de convivencia...

Resumiendo baje la escalera para ir a ver que tanto estaba haciendo, Bills. Pronto oi sus reclamos a gritos. Por lo que entendí, todo empezó por el espacio del estacionamiento. Que paso exactamente no logré averiguarlo, pero si note que Bills había bebido y no poco por lo que aprecie. Tenia al pobre conserje sujeto por la solapa y otros dos tipos trataban de separarlos. Me le quede viendo nada más ¿Qué se suponía que tenía que hacer?

-¿Qué espera? Detengalo- me dijo la mujer.

La miré y supongo que mi expresiones facial habló por mí. Es que en serio ¿Qué querían que hiciera? Bills estaba furioso. Todo su cuerpo lo decía. Sin mencionar sus declaraciones que bien podían haberle costado una denuncia por amenazas. Definitivamente solo alguien muy valiente se hubiera atrevido a decirle algo al respecto. Lo mire un momento y a riesgo de ganarme varios gritos, me acerque y lo llamé, pero me ignoro. Lo llamé con voz más enérgica y me soltó un:

-¡No te metas!

De paso me lleno la cara de saliva. Fastidiada y molesta, respiré produndo para enunciar:

-Bills o paras este escándalo ridículo o esta noche no duermo contigo.

Con toda certeza no fue la mejor de mis ideas, sin embargo, funciono. Fue como si le hubieran inyectado un petrificante. Se quedo inmóvil, con el puño levantado apuntando a la cara del pobre conserje. Su cabeza se giro a mi como si lo hiciera sobre engranes oxidados y pude notar como su rostro sufrió un cambio de color.

-¡¿Pero qué tontería estas diciendo, mujer?! ¡Tú y yo..!

-No volveremos a dormir juntos sino paras con esto ahora- reitere.

Sin lugar a dudas fue la incomodidad de ser "expuesto" así lo que lo hizo dar el asunto por terminado. Pero claro no iba a dejarse hacer de menos
Me tomo por el brazo y diciendo que a él nadie le imponía nada me hizo subir la escalera. Una vez en el departamento me reclamo por lo que dije, dejándome acorralada entre él y la puerta. Que lo que dirán de él y de mí, pero sobretodo de él y que esto, que lo otro, que lo de más allá.

-Ya calmate- le pedí -Todo eso ya lo dicen y tú lo sabes.

En más de una ocasión oí los cuchicheos de unas vecinas. Suponía que él también había escuchado de esas cosas.

-La reputación es importante, mujer- me dijo con algo más de calma.

-Sí, pero un solo error y lo que construíaste hace años, puede volverse nada.

-Por eso tienes que cuidar muy bien lo que haces y dices, Mary.

-Prefiero que descubran que soy menos terrible de lo que parezco- le dije con una sonrisa.

Me quedó mirando y apoyó su mano sobre mi hombro, en la pared en una actitud que me hizo levantar una ceja.

-Así que eres menos terrible de lo que pareces- comentó en un tono algo sarcástico y mirándome de pies a cabeza- Puede ser, pero yo creo que puedes llegar a ser muy peligrosa- señalo poniendo su mano en mi barbilla.

-¿Peligrosa? claro- murmure e intente pasar por su lado, pero me sujeto por el brazo para devolverme a donde estaba.

-No vuelvas a hacer algo asi- me advirtio.

-¿O qué?

-O puedo volver tus alardes en tu contra, Mary- me dijo-y difícil no va a hacer.

Un escalofrío bajo por mi espalda y su mirada pareció desnudarme, pero para escudriñar en lo que ni yo misma veía en mí. Me quede ahí, por tanto tiempo como pude tolerar su mirada. Al fin pase bajo su brazo y fui hacia la cocina, pero otra vez no me dejó dar ni dos pasos.

-Me hiciste pasar por una situación muy desagradable y exijo una compensación-me dijo.

-¿Qué quieres?

Hizo un gesto de intriga y después me soltó.

-¿Qué ofreces? Tú no tienes gran cosa- señaló poniendo sus manos en sus caderas.

Sin duda su paciencia era poca. Movía la cola de lado a lado y tenia el ceño ligeramente fruncido.

-Ven...Te daré un masaje-le dije y lo tome por el brazo para llevarlo a la alfombra.

Encendí mi ventilador y lo hice sentar ahí, de espaldas a mi. Le dije que se quitara la chaqueta y con cierto recelo lo hizo. La arrojo al sillón.

-Tu espalda es una pared- le dije cuando puse mis manos en ella.

Me miró de reojo y volvió la vista al frente. Al principio parecía que mis manos contribuían a su tensión y el que estuviera azotando la cola contra el piso me hablaba de su inquietud.

-No te voy a ultrajar ni nada ¿Quieres relajarte un poco?

-Se supone que tú harás eso. Para eso es el masaje ¿no?

-Sí, pero ponle algo de voluntad. Piensa en algo agradable. Mmmm ¿Quieres que te cuente algo? Es algo en lo que unos amigos y yo, estamos trabajando- volvio a verme de reojo, pero sin interés- Es un cómic...

-¿Ah sí?

-Si y yo haré la historia y el guión. Se llama "La casa de las esculturas andantes."

-Suena bien, pero ¿No se te hace algo largo ese titulo?

-Jajaja Para nada...

Seguimos hablando y se relajo un poco, pero en varias ocasiones me recordo que seguía molesto conmigo. Mientras lo oía me perdí en su espalda y la pacífica situación, después de toda la tormenta en la recepción. Me subió el animo de alguna forma e iba a hacerle un comentario divertido cuando se recargo en mí. Estaba dormido,
profundamente dormido. Me le quede mirando mientras se acomodaba en mi regazo murmurando palabras sueltas e iba doblando las piernas hacia su pecho. Vaya postura incomoda en la que quedo, aunque él se veía a gusto usando mis piernas de almohada.

Lo miré y antes de darme cuenta le hice una caricia en el contorno del rostro. Se veía tan tranquilo,
desprovisto de su arrogancia y esa actitud pretenciosa que derrochaba todo el tiempo. Me quede ahí un rato, esperando que volviera a abrir los ojos, pero la verdad no quería que lo hiciera.

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