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10._Volante


La tarde del viernes volví un poco más temprano a casa. Pase a la tienda por algunas cosas, pues tenía pensado cocinar para la cena. Le pediría las cacerolas prestadas a Bills y sino a una vecina, pero antes tenía que trabajar un poco en ciertos asuntos. Cuando abrí la puerta, y vaya que me costo trabajo porque traía muchas cosas en las manos, encontré a mi compañero sentado en la alfombra, jugando un videojuego. Lo salude y respondió sin perder de vista mis compras. Yo pase directo a la cocina.

-¿Qué tienes ahí?- preguntó a mi espalda, justo después de que yo dejara las cosas en la mesa.

-¡¿Quieres dejar de hacer eso?!- exclame un poco molesta.

-¿Hacer, qué?

-Aparecer a mi espalda, así, como de la nada. Me asustas- le dije mientras tomaba algunas latas de frutas en conserva, para ponerlas en la alacena.

Lo miré de reojo asomándose a ver lo que había en las bolsas. Tomó una bolsa de galletas y se le quedó mirando con cierto interés, pero se la quité antes de que hiciera lo que estaba pensando.

-Son mías y no quiero que te las comas- le advertí.

-Yo no necesito robar tu comida.
Tengo la mía y es mucho mejor- señaló volviendo a meter la mano en la bolsa del supermercado.

-¿No? Yo tenía una lata de caramelos de miel en mi habitación y anoche la descubrí vacía. Supongo que tú no sabes nada respectos a eso ¿O sí, Bills?

-Por supuesto que no- dijo con toda la desfachatez de la que disponía.

-Bueno no importa- exclame y saque el candado que había comprado- Para evitar que ese ladrón glotón y aprovechado vuelva a entrar a mi habitación, compre esto.

Me miro y gruñó, pero no dijo algo al respecto. Volvió a la sala y yo me fui a instalar el candado en mi puerta. No tarde más que unos cuantos minutos. Después arme el ventilador que compre y lo encendí para refrescar la cocina, mientras hacia la cena. No veía porque fuera a negarse a prestarme unas cacerolas, si le convidaba parte de lo que preparaba. Pero...

-Olvídalo, tengo pensado cocinar en un rato- me respondió sin quitar los ojos de la pantalla del televisor.

Lo mire con extrañeza.No porque no lo creyera capaz de hacerlo, sino porque me resultaba curioso. Giró la cabeza para clavar sus ojos en mí, cuando notó que lo miraba y me cuestiono si acaso pensaba que no podía hacerlo.

-No...-murmure y no supe que más decir- Supongo que no hay problema en si las uso después de tí.

-Siempre y cuando las dejes limpias, puedes usarlas- me dijo.

-Ok...

Me fui a mi habitación para leer algunos apuntes. Pronto rendiría un examen y no me iba muy bien en esa materia. Me quede en la habitación hasta la noche, cuando un aroma a comida me hizo asomarme a la cocina. Lo mire desde la puerta. Ventana, que daba al balcón, como si quisiera pasar desapercibida, y lo ví disfrutando de un gran plato de pasta con una salsa y mariscos. Di un paso atrás para apoyarme en el barandal,a resguardo de la cortina, así poder disfrutar de ese olor. No puedo comer mariscos, soy alérgica, pero desde hace unos años su aroma, en las comidas, me viene gustando. En especial si les ponen vino blanco. Es raro, lo sé, pero me conduce a sensaciones cálidas y agradables, como el aroma del café.

-¿Qué estas haciendo ahí?- me preguntó sacándome de mi regocijo- Ni creas que compartiré esto contigo.

-¿Ni siquiera si lavo los platos?

-Si...

-Olvídalo- lo interrumpi- Tu comida me hace daño.

-¿Estas diciendo que cocino mal?

Me sonreí al oirlo ofendido por eso y así entre a la cocina. Le explique lo de mi alergia, pero no le dio importancia. Todo su interés estaba enfocado en disfrutar su comida. Le pregunté si podía usar las cacerolas y con su permiso, limpie las que necesitaba, porque dejo la cocina bastante sucia; pero supuse que limpiaria después. La casa nunca estaba en desorden y tengo que admitir que no era yo quien hacia la limpieza. También nunca se quejo de eso o me pidió me encargara de algo como limpiar el baño, por lo que asear la cocina no me molesto.

-¿Qué vas a preparar?- me preguntó.

-Estofado de res- le dije y como ya estaba todo impecable comencé a picar la carne en cubos- Te daré un poco, si aun tienes espacio...

-Yo siempre tengo espacio para algo delicioso- contesto- Y...¿Estarás ocupada mañana? Es que necesito que me devuelvas el favor del otro día.

-No, no tengo nada que hacer,así que... ¿Qué quieres que haga?

-¿Qué talla de vestido tienes?- me pregunto descansando su barbilla en la mano y mirándome con una expresión ladina.

A la mañana siguiente salimos rumbo a su tienda. Fue cuando descubrí tenía auto. Uno común y corriente que no parecía emplear mucho.

-No subas atrás, no soy tu chófer- me dijo.

Después, con fastidio, me explicó que sólo usaba esa cosa cuando era necesario. La verdad es que imaginar a Bills atrapado en el trafico del centro de la ciudad ,se me hizo semejante a ver un pozo pólvora sobre el que hacían malabares con antorchas. Lo más seguro era que lo usaba para ir y venir del trabajo nada más.

Una vez llegamos a la tienda,que ya estaba abierta, le pregunto al dependiente si había llegado lo que encargo y el chico, le dio un bolsa de papel que saco de debajo del mesón.

-Ponte esto- me dijo al pasarme la bolsa y unas llaves- Puedes cambiarte en la oficina.

Eso no me lo espere, pero bueno tampoco es que fuera algo tan terrible caracterizar aun personaje de video juego, que por suerte no llevaba un atuendo que no dejara algo a la imaginación. La peluca era un poco molesta, pero todo lo demás estaba bien. Cuando salí Bills levanto una ceja y no sé a qué vino eso. Me dio los volantes y se fue a la oficina diciendo que esperaba que lograra atraer a alguno clientes, pero dudaba de que eso fuera a suceder.

-De haber podido hubiera traído una promotora profesional, pero...

-¡Oye! ¡Te estoy haciendo un favor!- replique y toda la respuesta que obtuve fue un gesto de su mano que parecía decirme: ya ponte a trabajar.

-Con que repartas los volantes es suficiente- me dijo el chico de cabello azul- Hola soy Trunks.

-Mary-le dije al estrechar su mano.

-¿Tú y el señor Bills son amigos?

-Algo así...

-Bueno si necesitas algo estaré aquí- me dijo y volvió a su lectura.

Me pare fuera de la tienda y leí el volante. Pronto descubrí el motivo de todo eso. Hace poco una tienda de anime había abierto al frente y pues ahora mi patrón temporal tenía competencia y una muy buena por lo que pude apreciar. Era temprano y no andaba mucha gente en el bulevar, por lo que eche un vistazo al personaje del que me disfrace, en Internet. Lo había visto, pero no sabia nada de él. Una vez tuve sus características fue más fácil adentrarme en ella y poder actuar un poco como aquella chica,claro que con la gente apropiada. Los chicos amantes del anime se les distingue fácil y a ellos enfocaba mi actuación,
logrando su atención. Cerca de las once el flujo de personas comenzó a aumentar y para entonces tenía un pequeño grupo de, en su mayoría,
chicos a mi alrededor pidiéndome fotografías y cosas por el estilo. De buena gana recibían los volantes y muchos entraban a la tienda. Hacían compras pequeñas, pero todo suma. Cerca de las dos vi salir a Bills, me miro un instante y siguió su camino. Unos minutos después salio Trunks, para darme una botella de agua fría y apartarme un poco del grupo de personas.

-El señor Bills me dijo que debías hidratarte. No se hará responsable si te desmayas por el calor- me dijo con una sonrisa extraña.

-Que considerado- murmuré antes de beber. Tenia mucha sed.

-También dijo que podías descansar en su oficina hasta las cuatro. No hay mucho público entre las dos y las cuatro.

El calor era intenso y con el atuendo que llevaba más esa condenada peluca; estar a fuera se hacia una tarea difícil. Fui hasta la oficina y me pregunte que tanto podía estar haciendo ahí ese sujeto. Ahora el ordenador estaba encendido y podía ver las cámaras del lugar. Una apuntaba a la entrada y vi ingresar a Bills, con una bolsa en la mano. No crei que se molestara porque me tendí en el sofá,pero por las dudas me senté. Se quedo hablando con Trunks. Parecía de buen animo y cuando ingreso en la oficina, me dio la bolsa.

-Te traje algo para que almuerces- dijo y se sentó tras el escritorio.

-Gracias-le dije, pero pareció ignorarme por completo.

Fue casi una hora que estuve sentada ahí, con la mirada en algún punto en la pared. En silencio, preguntándome que tanto podía estar haciendo en ese ordenador. A ratos me miraba y yo a él, pero no surgia dialogo alguno y al menos a mí no me molestaba. Bien podía estar callada un día entero, mas en esa oportunidad era otro el motivo por el que me quede así,en contemplación.

-Has hecho un buen trabajo. No me molesta si quieres dormir la siesta- me dijo repentinamente.

-Estoy bien.

-¿Estas segura? Anoche te dormiste muy tarde- comentó mirandome a los ojos.

Me quede trabajando en un proyecto personal, pero no crei que se hubiera dado cuenta de eso. Después de comer Bills, se fue a su habitación y yo me quede en el escritorio. Bueno tampoco era relevante. Tome su palabra y me dormí recostada en ese sofá. Cuando desperté el reloj marcaba las siete y Bills, seguía en su lugar,
aparentemente, trabajando en el ordenador ¿Por qué no me despertó? Me pregunte mientras me miraba con calma y callado.

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