Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15.

—Esta roto —digo firmemente, al notar que la sangre en los labios de Yoongi no deja de salir —Siéntate —mando, encaminándome hasta el botiquín de primeros auxilios que se encuentra detrás del sofá cama del despacho.

—¿Cómo sabes que está roto? —aborda, mirando con detenimientos todos y cada uno de mis movimientos, mientras que toca con dos de sus dedos la sangre que sale sin parar de sus labios.

—Porque la hemorragia no ha parado.

Tomando el paquete de primeros auxilios, sacó el desinfectante y colocó un poco por sobre la palma de una de mis manos, y comienzo a frotarlas entre sí.

—Tu mano —ordenó, depositando un poco de gel antibacterial sobre sus manos —Te va a doler —aseguro.

Con un algodón en mano, vacío la cantidad suficiente de alcohol y lo pongo rápidamente sobre el labio abierto de Min.

—¡Maldición! —gruñe el pelirrubio y ejerzo aún más presión con el algodón —¿Qué tal la pasaste con Taehyung? —indaga, aguantándose las ganas de quejarse aún más.

—Bien —pauso, tirando el algodón de entre mis dedos —¿Y tú, que tal la pasaste con mi hermano? —pregunto, untando alcohol sobre el nuevo pedazo de algodón —Aunque creó que la respuesta es obvia, por como esta su cuello —agregó, girando su rostro hacia la izquierda.

—Tiene un nuevo peluche —añade tan de repente, que no me doy cuenta enseguida que está evadiendo tanto mi pregunta, cómo mi mirar.

—Lo sé, es lindo —mis manos tiemblan ligeramente al admirar como los labios de Yoongi, se vuelven cada vez más gruesos y rojizos.

Tan besable, pienso.

—¿Estaré bien? —haciéndome volver a la realidad, contempló el hermoso color oscuro de sus ojos y por un momento quiero odiarlo lo más que pueda pero no tengo excusa alguna para hacerlo, por el contrario me es inevitable sentir que es él quién me odia.

Asintiendo, separo cada trozo de algodón con sangre usado, listo para irme.

—¿Estás bien? —alude, tomándome débilmente de la muñeca.

—¿Por qué motivo no lo estaría? —respondo con una sonrisa falsa sobre mi rostro algo cansado.

—No lo sé, simplemente te notó diferente —argumenta.

—No dormí bien —sincerándome tomo mi mano entre la suya y nos separo lo suficiente. No es bueno que estemos juntos —Es sólo eso.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —sintiendo un nudo enorme en la garganta me dispongo a jugar con Yoongi.

—Ya la hiciste —extasiado en el hermoso iris oscuro de sus ojos, mi manzana de adán sube y baja con demasiada dificultad.

Con entera satisfacción, una amplia y preciosa sonrisa se va formando en su rostro; sus pequeñas mejillas se abultan tiernamente hacía arriba, denotando con ello lo perfectamente blancos que están sus dientes.

A los costados de sus ojos, un par de líneas comienzan a delinearse, mostrando una apariencia por demás tierna.

Maldiciendo internamente, giró mi rostro e intento mentalizarme en algo más como por ejemplo; el botellón de veinte litros de agua que hay a un costado del escritorio de papá ya casi se encuentra vacío, debo recordar traer otro pronto.

—Me voy —anuncio, encaminándome al bote de basura que se haya en una de las esquinas de la biblioteca. 

—¿Serás novio de Taehyung? —pregunta inmediatamente después de que la transparente bolsa de plástico cae en el centro del bote de basura.

—¿Serás novio de mi hermano? —contraataco y lo siguiente que sé, es que no pienso quedarme a recibir una respuesta por lo que salgo de ahí sin pensarlo dos veces —Es un idiota —me recuerdo, subiendo con velocidad las escaleras, son sin antes atraer la atención de Hobi.

—¡Jin! —me llama, deteniendo mis pasos firmes y rápidos.

—¿Qué pasa? —respondo, poniendo los ojos en blanco, parando mi pasó justo a mitad de las escaleras.

—¿Podemos hablar? —evitando mirar sus ojos, asiento.

—¿De que Hobi?

Mi voz, está siendo demasiado cruda y severa con él, algo que por ahora me tiene sin cuidado alguno.

—En privado —subiendo de dos en dos las escaleras, veo su linda y pequeña figura pasar a mi lado, tan rápido y tan seguro de si, que un escalofrío se torna en la parte baja de mi espalda —Sígueme —ordena y sin ninguna otra opción me permitió seguirlo cuesta arriba.

—¿Tu habitación o...? —callado, lo sigo por el amplio pasillo que lleva a nuestras habitaciones —¿Qué pasa? —indago, antes de llegar a su cuarto.

—¿Te importa Yoongi? —pregunta sin miedo, ni rodeos.

Dudando un par de segundos, niego.

—Bien —canta —Pensé que si te importaba —añade, invadiendo mis sentimientos y culpas que llevo por dentro.

—Tranquilo, no es así —me apresuro a responder, volviendo a mirarlo detenidamente —Debes cubrir esas marcas en tu cuello —aconsejo, antes de salir.

—¿Por qué te cuesta admitirlo? —sin esperar un poco más, detengo mis pasos y centro mi rostro hacia el frente, son cinco metros a mi habitación —¿Por qué no admites que quieres a Yoongi?

Los bolsillos a los costados de mi pantalón de vestir negro mantienen mis manos a salvo, a salvo de cometer una tontería. Mis zapatos de vestir negros también, brillan de sobre manera. Mis pies inmóviles, comienzan a moverse, un pasó, dos pasos, tres pasos, hacía atrás.

No sé qué rayos estoy haciendo, pero sencillamente se que no es algo bueno. Todo en mi interior tiembla, tengo miedo.

—¿Estás bien, Jin?

Los ojitos deslumbrantes de mi hermano, me miran con suma atención y tan pronto lo miro a los ojos y tomo por los hombros con suavidad, me desvanezco entre sus brazos, haciendo a ambos caer al suelo frío.

Oyendo un sin fin de ruidos a su alrededor, sus ojos permanecen cerrados e inmóviles, tanto que el mayor de los Kim, se asusta. Aún con los ojos cerrados, siente como la debilidad se apodera de su cuerpo, impidiéndole poder mover un simple y triste dedo por más que quiere.

—Doctor, ¿cómo está? —pregunta sumamente angustiada una mujer por fuera de la habitación, quizá es su madre, o quizá es su nana.

—Mal —se sincera —Siempre he sido muy claro con ustedes, desde que nació Jin les he dicho que situaciones deben evitar con él... —calla, viendo como los ojos de la Señora Kim se llenan de lágrimas en un segundo.

—¿Se pondrá bien? —cubriendo a su esposa con sus brazos, por fin de atreve a preguntar el Señor Kim.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro