Capítulo 2: De como se desarrolló su cita
No es del todo consciente acerca de cuando decidió seguir los consejos de ese chico y desnudarse para tomar una ligera ducha. Cuando se encontró a sí misma con la frente apoyada sobre los inmaculados azulejos se dio cuenta de las terribles ganas que tenía de golpearse la cabeza contra la pared hasta despertar de esa pesadilla.
Se consideraba una chica reservada, tímida, quizás hasta demasiado inocente para su edad. Y sin embargo, se encontraba tomando una ducha en la casa de un desconocido después de haber pasado la noche con él. Todo apuntaba a que había usado a ese azabache como vía de escape para descargar todo el estrés emocional que había arrastrado desde su repentina ruptura. Pero ¡no era todo culpa suya! Las cosas no terminan de semejante manera si dos no están por la labor, eso era lo que se repetía una y otra vez mientras dejaba que el agua caliente la adormilara de nuevo.
Ese chico, sin duda, se había terminado aprovechando de ella.
Volvió a deprimirse. No quería encontrarle. Solo quería desaparecer y dar marcha atrás al tiempo para evitar que el alcohol hablara por ella y terminara en semejante enredo.
Unos toques a la puerta la asustaron.
--¿Yuuki?
La chica se cubrió por instinto.
¿¡Será capaz de entrar!?
--T-Terminaré enseguida.
--Ah, puedes tomarte el tiempo que quieras. Dejaré aquí un cambio de ropa.
Los pasos alejándose despacio hicieron que su corazón volviera a relajarse. Se preguntó de qué debía avergonzarse a esas alturas, después de que, evidentemente, ya se hubiera exhibido esa noche.
Quiero morir.
Cerró el agua, se envolvió con una toalla y asomó ligeramente la cabeza fuera de la puerta para encontrar, perfectamente doblado, un cambio de ropa en el suelo, tal y como él le había comentado.
Al principio, se imaginó a sí misma vestida con prendas de hombre que le quedara tres tallas más grande, pero que, por falta de nada mejor, tendría que aceptar a regañadientes. Pero, en su lugar, encontró un conjunto indudablemente femenino que se asemejaba mucho a su estilo de vestimenta.
¿¡Ropa de su novia!? ¿¡De su ex!? ¿¡De alguna de las chicas que ha traído a casa!?
Tuvo una lucha interna acerca de si estaba a favor o no de vestir algo que podría tener tantas implicaciones, pero quería escapar lo antes posible así que no tardó en alistarse y salir del baño como si se dirigiera al matadero.
Kazuto Kirigaya revisaba su teléfono apoyado sobre la encimera de la cocina. Demasiado calmado, demasiado indiferente para ella. Se crispó, pero trató de ser lo más diplomática posible.
--Gracias por el cambio de ropa. ¿Puedes devolverme la mía? La lavaré personalmente. -- ni siquiera le miró a los ojos, hizo su mayor esfuerzo por apuntar con la mirada a cualquier cosa que no fuera él, lo que solo causó risa en su compañero. -- ¿Que?
--No voy a comerte, Asuna Yuuki. ¿Me ves tan despreciable como para querer hacerte algo después de haberte acogido en mi casa, lavado tu ropa repleta de vómito y haberte preparado el desayuno? -- se hizo a un lado para mostrar la mesa con desayuno para uno perfectamente colocado frente a la silla central. -- Oh dios, sueno como un santo, que horror. Pero si no confías en mi comida, la probaré primero frente a ti.
Asuna no supo que responder a eso. Se cruzó de brazos.
--No creo que uses la comida con la intención de aprovecharte de mí otra vez.
Kazuto sonrió burlonamente.
--¿Otra vez? -- caminó hacia la mesa y retiró un poco la silla, a modo de invitación para que se sentara. Asuna fue un tanto reluctante al principio, pero terminó cediendo cuando este se alejó un poco, con ambas manos en alto como si tratara de mostrarse inocente. -- Hablas como si te hubiera hecho algo malo, y te veo perfectamente.
Apretó los dientes, sintiéndose entre humillada y crispada.
--¡Tú sabes a que me refiero!¡Al final fuiste exactamente igual que ese chico del que tanto te jactabas de haberme salvado! -- atendiendo a como él se mantenía en la misma posición sin intenciones de cambiar, le miró con una ceja alzada. -- No pienso sentarme a comer. Dame mi ropa.
--Tienes un humor terrible por las mañanas. -- el chico bufó, exasperado, mientras caminaba hacia la silla en el otro extremo. -- ¿Acaso no puedes mostrarte siquiera un poco agradecida conmigo?
--Gracias por lavar mi ropa.
--¡No por eso!
--¡Bien, pues explícame por qué debo agradecerte!
Ambos alzaban la voz por encima del otro. Incluso el rostro tranquilo y burlón del azabache había mutado hasta dejar una mueca molesta y cansada que no pasó desapercibida para Asuna, quien apretaba los dientes para mostrarse lo más seria posible pese a su vergüenza.
Hasta que Kazuto hundió su rostro entre sus brazos sobre la mesa de la cocina.
Levantó un brazo y señaló una habitación que Asuna desconocía.
--Tu ropa está en la secadora de esa habitación. Tómala y márchate.
Rápida como un destello, Asuna cruzó la sala para entrar a la mencionada habitación, recoger de la secadora el conjunto que había usado la noche anterior y salir corriendo de nuevo.
--¡Disculpa pero me quedaré con tu ropa! -- y antes de que el pelinegro pudiera protestar, ella ya estaba fuera de la casa.
-
-
-
--¿¡Que hiciste qué!? -- Rika la tomaba de los hombros y la zarandeaba de un lado a otro, presa de la emoción más evidente. -- ¡Mierda!¡Esto es demasiado emocionante! ¿Plantaste a Yuuya para liarte con otro?¡Necesito todos los detalles!
Asuna se sujetó la cabeza, presa de una jaqueca retardada que no había tenido en cuenta cuando se despertó en la casa de ese desconocido. Tomaba el café que su buena amiga le había preparado en su casa, y tan pronto como la vio vestida con ropa distinta que la noche anterior y con la suya entre los brazos, fue abordada por un sinfín de preguntas que terminaron en Asuna confesándolo todo.
--Fue un accidente...¿acaso no escuchaste mi historia o te quedaste solo con los detalles morbosos? Ni siquiera le conozco.
--¡Pero sigue siendo alucinante!¡Con lo santa que parecías y terminaste con una noche 100 veces más apasionada que la mía! -- maldijo por lo bajo algo que Asuna no entendió y velozmente regresó su atención a la castaña. -- ¿Vas a volver a verle?
--Ni muerta.
--¿En serio no tienes ningún interés por él? Por ese...eh...¿su nombre?
Asuna lo pensó un momento.
--Kazuto Kirigaya.
--Kazuto Kiri...¡Oh mierda!¿En serio? -- ágilmente Rika le retiró el móvil de las manos y tecleó un par de cosas sobre la pantalla antes de colocarle frente a los ojos medio cerrados de su amiga. -- ¿¡Este!?
Asuna leyó con no poca estupefacción como el nombre del mencionado muchacho aparecía en primer plano sobre la brillante pantalla de su móvil, junto a una imagen del mismo chico con el que se había despertado esa mañana.
Efectivamente había tenido la misma sensación de familiaridad con ese nombre cuando se lo escuchó por primera vez. Y ahí estaba, en la misma página de contactos en la que Rika le había creado un perfil recientemente.
--Oh, demonios, ¿me atacó por qué me identificó de entre toda la gente de esta maldita página de citas? -- su humor no dejaba de empeorar conforme la mañana se desarrollaba. Echó un ojo a la ropa que Kazuto le había prestado, la cual había dejado sobre la cama una vez se hubo cambiado. -- Odio esto...mi primera vez de esta forma...
--Oh vamos, Asuna, no es para...¿cómo que primera? -- los ojos de Rika se abrieron como nunca antes, mientras Asuna se llevaba las manos a la boca al darse cuenta de la clase de comentario que había dejado escapar. -- Asuna, ¿Eiji y tú nunca...?
Se cubrió el rostro con ambas manos, muerta de vergüenza.
--Nunca dije que lo hubiéramos hecho...
--¡Pero eso no es algo que alguien tan recatadita como tú contaría por las buenas, así que lo asumí! ¿Cómo te sientes?
Lo pensó, durante los siguientes segundos hizo un esfuerzo titánico por ignorar el sentimiento de rabia y frustración para centrarse otra clase de sentimientos.
--Además de molesta....igual que siempre.
--¿No te duele...nada?¿No sientes molestias ni cosas así?
Con un segundo pensamiento, se dio cuenta de que fuera del dolor de cabeza provocado por la sobredosis de alcohol de la noche anterior, no sentía ninguna clase de incomodidad. Según había escuchado más de una vez, después de la primera vez notabas alguna clase de diferencia, o quizás no dejaba de ser un mito, pero era algo por lo que valía la pena pensar.
Definitivamente podía y quería aferrarse a esa posibilidad.
--¿C-Crees que no ocurrió nada?
--Puede que no, pero no es una ciencia segura, ya lo sabes.
Asuna se levantó de la silla casi tan rápido que sintió un terrible marea para cuando terminó sentándose de nuevo. La sola idea de que nada de esa terrible pesadilla fuera real la ilusionó tanto que no podía contenerse, pero no era algo seguro.
--¿S-Será posible que un chico haya tenido en su casa toda la noche a una chica completamente ebria y no haya hecho nada? -- preguntó, esperanzada.
--Oye, oye, no metas a todos los hombres en el mismo saco. ¿Por qué no hablas con él? -- Asuna la miró como si estuviera loca. -- ¿Planeas de verdad quedarte con su ropa? Y suponiendo que de verdad hicierais algo, sabes bien que la culpa es de ambos. ¡No puedes simplemente ser una huraña, gritarle como si fuera un delincuente y salir corriendo!
No quería darle la razón, pero tampoco podía quitársela. Y no es como si le hubiera dado momentos para explicarse, porque tan pronto como se encontró a sí misma en una situación fuera de su control se sintió como si el mundo se le viniera encima y terminó escapando antes de darle tiempo a articular palabra.
Le había lavado la ropa, prestado su baño y un cambio de atuendo, sin mencionar el desayuno que estaba tan perfectamente preparado para ella.
Se sujetó la cabeza, molesta.
--Quiero morirme...
--¡Devuelta a la casilla de salida!
Tan pronto como cada una dirigió sus caminos de regreso a las sábanas para recuperar el sueño perdido, Asuna sintió la imperiosa necesidad de revisar su móvil. Deslizó sus dedos un par de veces y encontró el perfil de Kazuto Kirigaya frente a sus ojos por segunda vez.
--Kazuto Kirigaya, 18 años...¿es menor que yo? -- musitó para sí misma, tumbada de lado sobre su colchón mientras la luz del aparato le daba directamente en su adormilado rostro. -- Es muy guapo...más que Eiji, quizás. -- Se abofeteó mentalmente mientras apagaba la pantalla y lo lanzaba sobre la mesa para darse la vuelta. -- Quién seguramente estará con Yuna-san.
Después de haberse mostrado tan entera los días posteriores a su ruptura, ahora era comenzaba a notar el peso de la soledad y la traición. Porque se había visto a sí misma tan dolida que había terminado haciendo algo que nunca habría pensado.
Hasta que su móvil vibró de nuevo a sus espaldas.
Estiró perezosamente el brazo para cogerlo sin mayor interés, esperando alguna clase de reproche por parte de Rika, pero encontró algo mucho más inesperado.
Como un resorte, su cuerpo se sentó sobre la cama hasta formar un perfecto ángulo recto. A través de la terrorífica aplicación que tanto dolor de cabeza le estaba trayendo, la primera persona causante de su jaqueca se había puesto en contacto con ella.
No necesitabas llevarte mi ropa como excusa para volver a verme, me quedé con tu tarjeta universitaria. ¿Te encontrarás conmigo esta tarde? Esta vez sí te invitaré a café.
Soltó el grito más agudo que pensó que guardaría en su garganta.
--¡Sabía que era idiota!
-
-
-
Apenas pasadas 5 horas desde su último encuentro, Asuna se preguntó por qué no había optado por hacerse un carnet nuevo en vez de darle el gusto de encontrarla otra vez. Quizás era el mal de conciencia que estaba padeciendo, o quizás porque de verdad necesitaba que ese chico le aclarara un par de cosas.
Por eso se había cambiado de ropa, había lavado el atuendo prestado de la que estaba segura que era alguna de sus otras víctimas románticas, y había tomado el tren para alcanzarle en el local que ella misma había escogido, bastante lejos de su casa.
Mientras ella estaba entre nerviosa y molesta, Kazuto sonreía tranquilamente mientras la miraba acercarse. Lucía tan casual y refrescante como la noche anterior.
--Es un placer volver a verte, princesa fugitiva. -- la saludó con la mano, lo cual dio buenas expectativas a Asuna, quien ya se había colocado en posición defensiva. -- ¿Cómo estás?
Tomó aire y le extendió la bolsa con las prendas.
--Muchas gracias por esto. Lo he lavado debidamente.
Kazuto lo tomó con una sonrisa burlona.
--¿Te doy miedo?
--No.
--Uuh, respuesta automática. No tienes ninguna razón para estar inquieta, solo quería disculparme contigo. -- hizo ademán de comenzar a andar, pero Asuna no se movió de su posición.
--¿Puedes darme mi carnet? Quiero irme a casa.
De nuevo, el chico sonrió divertido mientras se cruzaba de brazos.
--¿Por qué estás resentida conmigo?
--No lo estoy. Solo no tengo razones para irme de cita contigo, no te conozco.
--Puedo dejarte conocerme.
--No me interesa. Si no me das mi carnet simplemente me haré uno nuevo. -- hizo una ligera inclinación de cabeza a modo de despedida y dio una vuelta sobre sí misma para marcharse antes de perder todavía más paciencia que había descubierto que no tenía. Especialmente cuando a sus espaldas escuchaba la risita de Kazuto, quien parecía estar lejos de molestarse como ella. Se detuvo y no pudo evitar voltearse. -- ¿¡Qué es tan gracioso!?
Ante el súbito grito de la chica, él solo se acercó de nuevo y le tendió el tan ansiado objeto justo sobre la palma de su mano.
--Ten, por favor no te vayas tan molesta. Realmente quiero saber qué hice para que me odies tanto.
Asuna le arrebató casi de un manotazo el carnet y lo guardó velozmente en el bolsillo de su chaqueta. Casi por inercia, le miró de la cabeza a los pies, como si fuera la primera vez que lo veía.
A simple vista, tenía la apariencia de cualquier chico de su edad, pero debía admitir que mostraba un lado varonil que le llamaba la atención, pero no le daba demasiada importancia, pues entendía que sería los pensamientos propios de una mujer cuando ve a un chico apuesto. Por mucho que le molestara su actitud, la realidad objetiva era otra historia y no podía negar que ese chico era muy atractivo.
Aunque por supuesto eso no era excusa para lo que había ocurrido.
--Mira, Kirigaya, no sé que clase de imagen tienes de mí pero esta es la que tengo yo de ti: eres un niñato presumido que se hace el caballeroso frente a las chicas para llevárselas a la cama porque tienes demasiado tiempo libre o porque eres un simple aprovechado. -- cuando Kazuto pareció querer aportar algo, rápidamente le quitó la oportunidad reanudando su discurso. -- Pero yo estoy lejos de congeniar con esa clase de personalidad, por eso es mejor que obviemos lo ocurrido ayer y sigamos como si no nos conociéramos.
Los siguientes segundos parecían los más largos de su vida. La expresión del chico era completamente indescifrable, lo que le hizo pensar si no se había ido demasiado de la lengua presa de la rabia, pero no podía arrepentirse por ser sincera.
Pero entonces, cuando creyó que vendría algún comentario burlón o sarcástico que la sacara de sus casillas una vez más, lo que encontró fue una expresión sorprendida y hasta avergonzada mientras se cubría parte de la boca con el dorso de su mano.
--Con lo ocurrido anoche...¿qué tanto recuerdas? -- iba a responder, pero él fue más rápido. -- Lo siento, pero creo que te tomaste demasiado en serio alguna de mis palabras y lo has malentendido. Tú y yo no...
Asuna le miró con cara de no entender ese repentino cambio de actitud. Dio un paso al frente y siguió hablando con un tono firme y serio.
--¿Qué te ocurre ahora?
--No hicimos nada de lo que estás pensando. Solo te traje a mi casa porque no podía dejarte sola en mitad de la noche con lo ebria que ibas.
Ese fue el momento de la castaña de parpadear perpleja. Por primera vez desde que se reencontró con él, la máscara de chica fría y severa se había borrado como por arte de magia para mostrar en primer plano su estupefacción. Sus expresiones faciales hablaban por ella misma, porque no era capaz de esconder sus sentimientos.
--P-Pero tú...tú pudiste...
--Agil me dijo que te enviara a casa, pero no estabas lo bastante consciente como para poder volver por ti misma en un taxi, y no me parecía correcto ir a tu casa sin tu consentimiento aunque pudiera ver la dirección en tu tarjeta de estudiante...
--¿Y-Y tu mejor idea fue llevarme a tu casa y hacerme creer que...?
--¡Hey!¡Yo no te hice creer nada!¡Es cierto que te ayudé a cambiarte de ropa, pero tú dormiste en la cama y yo en el futón! Puse una alarma para despertarme antes que tú y que no te asustaras...¡pero te levantaste hecha una fiera!
Se quería morir. Esta vez en serio. Después de haber sido insoportable y desagradecida y haber dejado que ese chico desconocido se hiciera cargo de su yo completamente ebria sin ninguna obligación mientras le tachaba de mujeriego y depravado le hacía darse cuenta de lo rápida que era para sacar conclusiones precipitadas.
Pero tampoco como si pudiera dejarse intimidar de un momento a otro por muy avergonzada que se sintiera.
--B-Bueno...¡pues me alegro! -- colocó ambas manos sobre su cintura y desvió sus ojos lejos de él. -- Gracias por tu amabilidad, ¿lo dejamos aquí?
Él pareció relajarse con su cambio de actitud. Desde el punto de vista del Kirigaya, la chica ante sus ojos no dejaba de sorprenderle con una repentina transformación, desde actuar fría e indiferente como si fuera una adulta completamente fuera de su alcance hasta verse como una chica sin salida que se aferraba lastimosamente a una imagen repleta de orgullo.
Pero el rostro completamente colorado de la pelirroja no dejaba dudas a como se sentía.
--La verdad es que has tenido una personalidad muy desagradable conmigo pese a que no he dejado de ayudarte. -- el impacto de sus palabras fue evidente sobre la chica, así que siguió hablando. -- Lo mínimo que merezco es un poco de tu tiempo, ¿no es así?
Asuna reflexionó arduamente sobre qué tanto podría compensar eso su mala actitud, pero no estaba dispuesta a dejarle ver su lado vulnerable más que eso.
--¿En qué te beneficia eso?
-- ¿Tienes que estar tan a la defensiva conmigo? Eres mayor que yo, podrías verme hasta con los ojos con los que una sempai mira a su kouhai. -- paró de hablar unos segundos y luego prosiguió con un tono completamente diferente. -- Mierda, por favor no lo hagas. Olvida lo que acabo de decir. ¿¡Que manera es esa de restarme masculinidad!?
Ella no pudo decir si era idiota o si se lo estaba haciendo, pero no podía seguir negando que le llamaba poderosamente la atención. No era mentirle a él, si no intentar mentirse a sí misma, y no era como si tuviera que salir con él o algo similar.
Una cita informal, el lugar de pasar la tarde en su casa reflexionando sobre los errores de su vida no sonaba tan mal.
--Tu forma de ligar es muy curiosa. -- él estuvo a punto de reclamarle algo, pero no tuvo tiempo suficiente. -- Sería muy inmaduro de mi parte dejarme avergonzar por alguien menor que yo, así que déjame agradecerte tus cuidados con un zumo, kouhai-kun.
--Aah...supongo que es lo máximo que voy a obtener de ti por ahora. -- se encogió de hombros y le ofreció su mano. -- Déjame empezar de nuevo, soy Kazuto Kirigaya, último año de preparatoria. Es un placer.
Tomó su mano en un suave y amistoso apretón.
--Soy Asuna Yuuki, primer año de universidad. Supongo que...también es un placer.
Con todavía algo de reticencia, Asuna aceptó seguir a Kazuto a una cafetería cercana que, según él, había buscado especialmente para su encuentro. Aunque le costaba creer las palabras de alguien con quien había tenido tantas dudas en reunirse, decidió no decir nada y agradecerle el detalle mientras se sentaba frente a él y ordenaba bajo su invitación.
--No te ves nerviosa.
Asuna apoyó su barbilla sobre su mano, mirándole con aire de suficiencia.
--¿Por qué?¿Crees que debería estar con el corazón desbocado solo por tomar un café con un chico algo lindo? Eres muy presumido.
--Solo quería saber si solo yo estaba impactado por esta situación.
--Fuiste tú quien nos forzó a llegar aquí. ¿O después de mostrarme ese aire de chico altanero ahora eres tímido?
Pese a que el rostro y la actitud del azabache no permitía cambiar la imagen que Asuna tenía de él, bien era cierto que eran dos personas de distinto sexo que estaban encontrándose después de pasar la noche juntos. Asuna no podía negar que la situación estaba fuera de lo que había imaginado, especialmente porque no contaba con pensar en chicos con su reciente ruptura todavía atormentándola.
Pero no podía culpar de eso a Kazuto, quién había aparecido en la misma página de citas en la que ella había terminado por errores del destino. Incluso así, no se atrevía a clarificar la situación, el hecho de que habían podido comunicarse gracias a que su mejor amiga la había colocado ahí.
Por otro lado, Kazuto podía tener otros motivos más obvios para estar en esa página.
--No soy de hielo, permíteme sentirme un poco orgulloso de esto. -- la camarera sirvió frente a ellos las comandas y desapareció. Kazuto acercó sus labios al café que había ordenado y prosiguió. -- Siento obligarte a quedarte.
--No lo haces. -- Asuna le imitó y tomó su bebida. -- He sido muy grosera contigo, y resulta que eres un caballero...o algo así.
--No me creo que me digas eso cuando hasta hace 20 minutos creías que me había aprovechado de ti. -- le dio un sorbo sin dejar de mirarla. -- ¿Esas no son cosas que las chicas notan?
La sangre se le subió a la cabeza, y Kazuto entendió la clase de pregunta que había hecho. Se apresuró a disculparse, en pánico, para cuando Asuna ya estaba apretando los dientes como si estuviera, desesperadamente, tratando de aguantarse las ganas de cruzarle la cara.
Se mordió el labio mientras acercaba su mano hasta su rostro y le apretaba con fuerza la nariz, hasta que los lloriqueos y quejas de Kazuto la hicieron parar.
--No eres tan caballeroso como creía...que poco tacto. -- miró hacia otro lado, avergonzada, pero más que por la pregunta sentía que era por verse tan afectada por tonterías como esa. -- Lo siento, no estoy acostumbrada a quedar con chicos y esas cosas...
--No, lo siento yo... -- Kazuto bajó la vista a su regazo y velozmente volvió hacia ella. -- ¿No tienes experiencia?
--LLevo mucho tiempo fuera del mercado, por así decirlo. -- el mal humor comenzaba a hacer mella en ella a medida que la imagen de su exnovio comenzaba a flotar en su mente. Mordió con rabia la pajita de su café helado y se maldijo a sí misma por darle más importancia de la que se había propuesto.
La personalidad de Eiji y su cambio de actitud en los últimos tiempos no le habían dejado margen de duda, pero entendía que, en alguna parte de su mente y de su corazón, deseaba que sus presagios estuvieran equivocados y que todo fuera tan maravilloso como en sus comienzos.
Sin embargo, no podía culparle por enamorarse de otra persona. Ella entendía lo difícil que era controlar los sentimientos, y por ese mismo motivo estaba tan dolida en ese momento. Porque se había dejado llevar más que él.
--Ah... -- Kazuto pareció entender de un momento a otro. -- ¿Por eso estás en la página de citas? Por...¿despecho? ¿rabia? ¿soledad?
Decidió obviar su pregunta con otra.
--¿Por qué estás tú?
--¿No es obvio? Supongo que ya es tiempo de conocer a alguien.
--¿Y ese alguien soy yo? -- lo miró, divertida.
Kazuto sonrió traviesamente antes de levantar las cejas suavemente.
--Todo depende de ti, pero no voy a negarte que me interesas, aunque eso no debe ser ninguna sorpresa cuando casi te he obligado a quedar conmigo.
Asuna le dio un punto. Pese a los reproches respecto a su actitud ella no dejaba de ser una chica con un perfil en una página de citas, por lo que no tenía derecho a enfadarse con él por tener intenciones de ese tipo con ella. Sin embargo, ser franca desde el comienza era la mejor forma de zanjar ese espinoso asunto.
Agradecía a Rika la preocupación, pero Asuna era, a fin de cuentas, una chica con el corazón roto, demasiado fresco como para plantearse alguna clase de relación de esa índole.
--Disculpa que ser tan directa, pero no voy a salir contigo ni a mantener alguna relación...íntima de ese estilo. -- quiso tener la mayor delicadeza posible, pese a que ella misma se avergonzaba de lo que su mente pensaba. Ambos eran adultos, no tenía que mostrarse acobardada por algo que no resultaría para nada escandaloso si se diera.
Kazuto la miró con expresión analítica.
--No quiero que pienses que soy entrometido, ¿pero hay algún motivo específico?
--¿Te interesan las historias personales de desconocidas? -- le dio un sorbo a su bebida, escuchando a Kazuto chasquear la lengua. Se preguntó si había sonado demasiado ruda, pero tampoco tenía confianza como para contarle sus intimidades.
Mucho menos para hablarle de como su novio la había dejado tirada, rompiendo cada una de sus ilusiones de una forma tan tranquila como cruel. Incluso con el paso de los días se preguntaba qué había hecho tan mal como para que el chico que tanto quería hubiera tenido que escoger a otra sobre la confianza y el respeto que siempre había caracterizado su relación.
Asuna rio para sí misma. Ya no podía hablar de confianza, puesto que ella había sido traicionada sin motivo aparente.
Kazuto la veía en silencio, mientras esta se sumergía en sus pensamientos. De nuevo, al azabache le entró una genuina curiosidad con respecto al por qué de esa personalidad tan cambiante, de ser una chica fiera y decidida a parecer que estaba por quebrarse para siempre.
Nunca fue muy perspicaz, pero hasta él era capaz de entender, al menos de forma superficial, cual venía a ser el problema.
--No soy quién para inmiscuirme en un corazón roto.
Asuna se mordió el labio. No quería darle la razón, realmente no quería.
--Definitivamente no tienes ni una pizca de sensibilidad. -- pero tampoco podía quitársela cuando había podido ver tan claramente a través de ella. Cuando Kazuto iba a responder, Asuna fue más rápida. -- No quiero tu compasión, así que por favor no intentes animarme.
Kazuto se cruzó de brazos. Ahí estaba de nuevo, tan arisca como la conoció. En ese momento se preguntó si de verdad hubiera necesitado de su ayuda la noche anterior, de si de verdad estuve en su papel el intervenir por ella, pero no era algo de lo que pudiera arrepentirse cualquier persona, ya que actuó como consideró más correcto.
Asuna, en cambio, mostraba una actitud que costaba ser digerida, así que tomó su bebida antes de responderle tranquilamente.
--No soy experto, así que no sabría consolarte. Prefiero decirte que sería genial si pudieras reírte tan alegremente como ayer, onee-san.
--No entiendo.
Kazuto sonrió antes de burlarse de ella nuevamente, a pesar de las continuas quejas malhumoradas de la pelirroja.
La tarde transcurrió mucho más tranquila de lo que ninguno de los dos pudo esperar al comienzo, especialmente Asuna, quien contaba con verle lo justo y necesario para recuperar lo que le pertenecía y salir por patas antes de que los eventos recientes la siguieran avergonzando.
Kazuto se ofreció a llevarla a casa, pero su propuesta fue velozmente rechazada.
--Te lo he dicho, no quiero nada contigo.
--El querer acompañarte no tiene nada que ver, solo intento ser considerado.
--Te lo agradezco, pero no es necesario. Cogeré un taxi a...
La expresión de Asuna se congeló frente a los ojos de Kazuto, quien se apresuró a guiar sus ojos en la misma dirección que los de ella. A pesar de que existía una gran aglomeración de gente, fue capaz de identificar con bastante facilidad a la pareja que su compañera estaba observando casi como si buscara atravesarlos con la mirada.
Por su parte, la pelirroja apretó los puños, extremadamente molesta. Su exnovio caminaba alegremente de la mano de una chica de corto cabello castaño con una inocente y pequeña trenza a un lado de su rostro. Quien la viera, nadie diría que era una muchacha con la malicia suficiente como para arrebatarle lo que por derecho fue suyo una vez, pero estaba equivocada culpándola a ella cuando el verdadero objetivo de su...¿odio? era el chico que sonreía de una forma mucho más brillante que cuando estaba con ella.
Kazuto miraba como la chica a su lado apretaba los puños y se mordía los labios con ahínco desmedido. La golpeó suavemente en la mejilla con su dedo y ella le devolvió la mirada, molesta.
--¿¡Que haces!? -- espetó, poniendo un pie de distancia entre ellos.
--Me da pena que te estés haciendo puré los labios, ¿entiendes? -- Asuna levantó una ceja, a punto de cuestionarle, hasta que sintió un leve sabor a sangre en su boca. Pasó la lengua por su labio inferior, cubriéndose ligeramente para que Kazuto no viera el gesto, pese a que lo hizo de forma muy indiscreta y el chico fue capaz de apreciar sus movimientos. -- Sea lo que sea que estés pensando, no merece que te lastimes.
Tuvo el deseo de increparle, pero no sabía como hacerlo, y tampoco tuvo tiempo.
--¿Asuna-san?
Una voz suave y delicada como la de una niña la obligó a ella y a Kazuto a voltear de nuevo, encontrándose a la pareja a escasos pasos de ambos. El corazón de Asuna dio un vuelco cuando sus ojos se encontraron con los de Eiji, quien esperaba un paso por detrás de su novia. Esta última era quien se había acercado en primer lugar, con una expresión que ninguno pudo calificar. Estaba claro que intentaba mostrarse segura, pero no lo hacía todo lo bien que debería.
--Asuna-san, discúlpame por molestarte pero necesito que me ofrezcas unos minutos de tu tiempo.
Ella no daba crédito. ¿Qué esperaba que hiciera?
--Disculpa, pero no sé quien eres. -- miró para otro lado, más concretamente para el lado contrario a Kazuto, quien permanecía callado y atento a cada detalle de la situación. -- Y estoy algo ocupada.
--Solo será un momento. Disculpa mi tardía presentación, soy Yuna Shigemura. Es un placer. -- hizo una ligera reverencia y miró un momento a Kazuto antes de regresar sus ojos a Asuna. -- Perdona, pero me gustaría hablar con Asuna-san a solas, eh...
Kazuto mostró una sonrisa de lado mientras daba un paso al frente, tomando el hombro de Asuna.
--Soy Kazuto Kirigaya, es un placer. -- imitó la acción de la chica sin dejar de sonreír. -- Lo siento, Shigemura, pero hoy estoy acompañando a Asuna así que no me iré a menos que ella me lo pida.
Tanto la morena como la pelirroja se miraron. Fue un silencio incómodo que duró apenas unos segundos en los que Asuna tuvo un fugaz debate mental acerca de las consecuencias de lo que planeaba y, al final, decidió hacer.
Enredó su brazo en el de Kazuto y se acercó a él cuanto pudo, siempre manteniendo cierta precaución pero mostrando una enorme sonrisa que arrancó de lo más profundo de sus entrañas.
--Lo siento, Shigemura. Estoy en mitad de una cita. Si nos disculpáis... -- con un pequeño gesto de despedida, Asuna tiró del muchacho mientras se alejaban de la escena y se perdían entre la multitud, escuchando como, en la distancia, Yuna gritaba el nombre de Asuna pese a los incansables intentos de su novio de pedirle que se detuviera.
Asuna pensó que nunca le había visto menos varonil. Poner a su novia frente a él a modo de escudo, como si fuera a enfrentarse a un perro de caza. Él, quien había tenido el valor de engañarla y dejarla, en ese momento carecía de la capacidad de aceptar las consecuencias y mirarla a la cara sin parecer un niño asustado.
No dijo nada. Solo tiró de Kazuto, y él solo se dejó llevar sin oponer resistencia. Una sonrisa pícara surgía en su rostro con el paso de los minutos, pero Asuna estaba demasiado enfrascada en poner tierra entre ellos y la pareja que no tuvo un momento para girar su rostro hacia él.
--Tu ex-novio no parece tanta cosa. -- soltó, casualmente, sin esperar una verdadera respuesta, por lo que no dudó en seguir hablando. -- Y ella es linda, pero pienso que tú lo eres más.
Como esperaba, ella no respondió. Solo tiró de él una última vez antes de frenar en seco frente a la misma plaza en la que se habían encontrado. Kazuto no se había dado cuenta de que habían dado la vuelta a su recorrido, pues estaba demasiado centrado en analizar a la temperamental criatura que en ese momento le mostraba una acuarela de rojos tan intensos que podría apostar que en cualquier momento le saldría humo de la cabeza.
Sin darle tiempo a nada más, se inclinó hacia él en una profunda reverencia.
--¿Yuuki?
--¡Siento mucho haberte metido en esa situación tan extraña!¡Y haber tirado de ti como...como si fueras de mi propiedad! -- se disculpó tan rápido que las palabras salían atropelladamente de su boca. Kazuto apenas pudo entenderla correctamente, pero no creía muy difícil suponer que intentaba decir.
Esa chica no dejaba de impresionarlo. Tan pronto era una bestia imposible de domar como era un conejillo tímido e inocente que no mordería a nadie. Planteaba un sinfín de situación de lo más interesantes, eso era lo que había presentido en ella desde la noche anterior.
Soltó una suave risita que molestó a Asuna.
--¿Disculpa?
--¡Lo siento, lo siento! -- levantó ambas manos en señal de rendición. -- No tienes que preocuparte, no has dicho ninguna mentira. Estamos en una cita después de todo.
De nuevo, el rojo intenso de su rostro delató lo afectada que se sentía por sus palabras.
--N-no es ninguna cita...
--¿No? ¿Tengo que ir a aclarar este malentendido a Shigemura y el niño cobarde que estaba detrás? -- hizo ademán de darse la vuelta, pero fue intervenido casi de inmediato por un par de brazos delgados que se aferraron a su brazo derecho. -- Entonces, ¿puedo obtener tu número de teléfono, A-su-na?
-
-
-
Me ha venido un subidón de "¿y por qué carajos no subo tanto borrador ahora que me he vuelto a enganchar a este y/u otros fics?". Mientras me mantenga y tenga tiempo libre voy a ser una bala subiendo cosas.
(También diré que este fic me motiva porque no sé por qué les he dado unas personalidades tan retorcidas a mis bebés y aun así me encantan. Al final la retorcida soy yo (?))
¡Saludos para todxs!
Isa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro