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03!

— Que asco— expresa mi vecino con una mueca— Se me ha revuelto el estómago.

Casi llegando al otro poblado el auto se detuvo y los chicos se bajaron a ver qué le pasaba. Yo me había quedado adentro, asomada por la ventanilla.

— ¿Que sucede?— quise saber, al ver las expresiones asqueadas de los tres chicos.

— Nada interesante, sólo... hay un brazo y pedazos de carne incrustados en el parachoques— me respondió Taehyung, llevando su mano a la boca.

Alzaron la cajuela del coche y mucho humo salió de ésta. Al parecer se ha quemado el motor.

— Ahora si estamos jodidos— da un golpe Jimin en el techo del auto.

— Por lo menos estamos lejos de los lungets, cariño— trataba de tranquilizarlo.

— Pues nadie nos asegura que aquí no hayan— habla el de dientes exagerados.

— Debemos llegar al pueblo caminando, de seguro allí podemos conseguir otro auto— comentó Jimin— Ya casi anochece, si vamos en silencio no nos pasará nada.

— Pues vámonos— dice Jungkook cargando con sus dos mochilas y su arma.

Emprendimos el viaje a la ciudad de Gimcheon que estaba como a cinco kilómetros. Voy tomada de la pequeña mano de mi novio, para no sentir más miedo del que siento. No podía dejar de pensar en los lungets, está la posibilidad de que aparezcan en cualquier momento y ahora si que no vamos a poder sobrevivir. Por eso estábamos tratando de hacer el menor ruido posible, con excepción del dependiente de la tienda que no ha parado de susurrar.

— Ya estoy agotado— vi a Jimin rodar los ojos, parecía ya estar aburrido del de pelos dorados— ¿Falta mucho? No hago ejercicio, por eso estoy algo débil.

— Mira, mejor lleva esto— Jungkook le avienta una de sus mochilas — A ver si te mantienes callado, te debe de doler la lengua.

— Es que no puedo, es algo que no está en mi, no se como ustedes pueden soportar tanto tiempo sin hablar.

— Por eso estás cansado, no has parado de mover la boca— está vez le regaña Jimin.— Es necesario que te controles, si no quieres que aparezcan los monstruos.

— Oh— exclamo al leer las noticias en mi móvil— Ya hay lungets en Seúl— todos me observaron atentamente.— Aquí dice que ya está por casi todo el país, con excepción de Ulsan, Chuncheon e Incheon.

— ¿Y entonces que hacemos?— pregunta Jungkook con un tono de preocupación— Ulsan nos quedaba más cerca, pero nos alejamos.

— Primero debemos conseguir un auto, luego decidimos a donde ir.— retomamos el camino.

A la distancia se escucha el sonido de un auto. Y al mirar hacia atrás vimos dos pequeñas luces que se acercaban.

— Intentemos detenerlos, a ver si nos dan un adelanto.— seguimos a Taehyung, que ya estaba llegando al centro de la carretera y cuando lo alcanzamos, agitamos nuestros brazos.

El auto comenzó a sonar la bocina, y maldecimos al sentir tanto ruido. Eso iba a provocar que aparecieran lungets.

— Si no se detiene y nos recoge, aquí terminamos— dijo Taehyung.

Pero el auto se detuvo, para nuestra suerte.

— ¡Que coño hacen aquí a mitad de la nada y metidos en mi camino!¡Quítense si no quieren que los atropelle!— gritó un chico por la ventanilla del auto.

— Por favor, denos un aventón— dijo Taehyung con desesperación.

— ¡Claro que no! Háganse a un lado ahora mismo— vuelve a tocar el claxon del auto.

Y vimos movimiento entre los árboles, sabíamos que ya estaban aquí.

— Le suplico que nos deje entrar— fui hasta él— Se están acercando los lungets, no queremos morir.— del desespero y la angustia comenzaron a brotar lágrimas de mis ojos— ¡Ayudanos por favor!

— Yoongi cariño, déjalos entrar, hay suficiente espacio— sentí la dulce voz de una chica— Ponte en su lugar.

— No sabemos quiénes son SuRi ¿y si son asaltantes o delincuentes? Nos jodemos por buena gente.— éste chico seguía sin aceptar y ya teníamos los monstruos arriba.

— ¡¿Nos ves cara de delincuentes?! Sólo queremos sobrevivir, ayúdanos sólo por esta vez, se lo suplicamos.— suplicó Jimin.

— Quedará en tu conciencia Yoongi si les sucede algo, acaba de quitar los seguros a las puertas, no quiero verlos sufrir más.— abogó la amable chica.

— ¿Para qué hablas? Siempre me convences— regaña a la chica— Dense prisa, no tengo todo el tiempo.

Justo cuando comenzaban a salir los lungets, el chicos nos permitió entrar a su van. Entramos con el amén en nuestra bocas. Vimos que además de la chica que habló a nuestro favor, había otra que llevaba unos grandes auriculares, pero al notarnos, nos observó un poco sorprendida, fijando su mirada en Jungkook, el cual se había sentado a su lado.

— Muchas gracias— agradecí con mi voz entrecortada— Les debemos la vida.

— ¿Hasta donde van?— miré a Jimin, para que él respondiera.

— Queremos ir a Incheon o Chuncheon, allí es donde único no ha llegado la infección pero no tenemos medio de transporte— el que conducía ríe.

— No les pregunté a donde querían ir, no soy de ninguna agencia de Taxis, pregunté ¿hasta donde van? No tengo intención de llevarlos con nosotros.— la chica lo mira mal y el le hace una seña para que se mantenga callada.

— Oppa, nosotros vamos a Incheon— habló la chica de auriculares— ¿Qué te cuesta llevarlos?

— ¿Tenías que hablar ahora? Has estado callada todo el maldito viaje Min ChungNim.— ese chico parecía muy grosero.

— ¿No te parece que estás siendo muy insensible?— cuestionó la mayor de las dos chicas— ¿Como estarías tu si estuvieras en sus lugares?

— Oppa, mamá nos enseñó a ayudar siempre a los demás, ella estaría muy decepcionada de ti.

— Si pero, estos no son tiempos de ser amable, no se debe confiar en nadie, así que cuando lleguemos a Cheungju se me bajan .— nunca en mi vida me había sentido tan angustiada como ahora, ese maldito imbécil, desconsiderado.

— Está bien, no queremos ser molestia para nadie, igual les estamos muy agradecidos por el adelanto.— Jimin tan amable como siempre.

— Maldito insolente, se merece que un lungets...— cubrí la boca de Taehyung.

— No digas nada, capaz que nos baje aquí mismo.

— Cierto.

— No se preocupen, su novia de seguro lo hace cambiar de idea— susurró la pelinegra— Él la quiere mucho, y siempre hace lo que le pide.

— Ojalá.

Dormimos un poco, nos sentimos protegidos en aquel lujoso auto, pero la preocupación de que ya casi llegábamos a Cheungju no nos dejaba descansar del todo. Había amanecido cuando abrí mis ojos, di un recorrido visual y casi todos dormían menos el que conducía y yo que acaba de despertar.

— ¿Y ahora que carajos pasa?— sentí murmurar al chico, y cuando ví hacia adelante, me encontré con unas vallas que bloqueaban el paso.

—¡Bajen del auto!— sentimos un fuerte grito, que despertó a los que dormían.

— ¿Quién te crees que eres para mandarme a bajar de mi auto?— ese chico es muy respondón.

— Seguridad nacional de Cheungju— enseña una placa.— Les ordeno que bajen ahora mismo.

Espero que les haya gustado!!

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