Capítulo 9: Especial
Una mañana tranquila donde el sol anunciaba la hora de despertar, la joven abría sus párpados dilucidando la habitación del mayor y a él, acostado a su lado y frente a ella, su cara tan serena estando en el mundo de los sueños le era tan agradable de apreciar mientras más le veía. Aisha se acomodó a quedar un poco más cerca de él observando sus facciones con detenimiento y una sonrisa en sus propios labios.
Miraba la calma con la que llenaba y sacaba el aire a sus pulmones, sus ojos que se movían con tenue ligereza haciendo notar que estaba soñando algo y que le hacía a la chica querer meterse en sus sueños por la curiosidad de saber que era lo que su mente le proyectaba, también miraba con detenimiento a sus labios, hasta ese punto su sonrisa se le borró y solo veía esa parte de su rostro con un sentimiento que no sabía explicar, se acercó aún más quedando casi a juntar sus frentes y subió su mano tocando con las yemas de los dedos su propia boca por unos instantes para luego guiar esa mano a milímetros de los labios Hunter.
Sentía algo en su pecho, algo que reconocía como un palpitar que inundaba sus tímpanos, ¿estaba nerviosa? ¿Por qué? ¿Qué le hacía tener esa reacción y por qué le hacía querer intentar tocar la boca del detective? Aisha pensaba y a la vez no lo hacía, tenía preguntas que en ese instante no buscaba respuesta, sólo quería tocar a Hunter, quería sentir su piel y su calor…
Una llamada le hizo llevar su mano al pecho y abrir sus ojos con pena, Hunter musitaba un quejido de irritación por despertar de su apetecible sueño y tener que levantar sus párpados, recibió una vista muy cerca del rostro sonrojado de Aisha.
–¿Sigo soñando? –preguntó por impulso haciendo a la joven contestar un «No» con la cabeza– Ah, buenos días entonces…
–¿Qué soñabas?
–Eh… Bueno, algo lindo…
–¿Y qué era? –el mayor abría su boca como si fuera a explicar algo, pero no lo hacía provocando en la contraria confusión– ¿Era una pesadilla?
–¡No! –mencionó haciendo a la contraria dar un pequeño salto– No, al contrario, era un muy maravilloso sueño… Pero me da pena… decirlo…
–Ya veo, está bien, al menos me alegra que puedas soñar cosas lindas.
–Aisha…
Hunter
No sé qué decirle, a pesar de que sonríe, sus ojos muestran tristeza dejando un punzón en mi pecho junto a un amargo sentimiento. Sólo pude sonreírle de vuelta con una leve curvatura de mis labios mirando a esos ojos azules oscuros y enigmáticos como si fueras a perderte en el mar de su interior, siendo tan majestuoso en una calmada tormenta que es capaz de arrastrarte a su profundidades…
El sonido de una llamada irrumpió el ambiente en el que me había hipnotizado por su mirada, tragué saliva sintiendo que en verdad iba a salirse en algún momento por haber quedado embobado y me paré con rapidez para darle la espalda y tomar mi celular notando el nombre de mi compañero en él.
–¿Qué hay, Freddy?
–Buenos días, Hunter. Al parecer tenemos algo en el caso de esa niña. –abrí mis ojos con sorpresa y volteé a ver a Aisha que estaba sentada mirándome fijamente.
–Muy bien, voy para allá. –colgué.
–¿Qué pasa?
–Han encontrado algo, vamos.
También se sorprendió, así que me levanté y alisté, preparé un poco de café para mí y salimos con prisa en mi auto llegando a la estación y dirigiéndome a la sección donde está el área forense con mi compañero y el médico esperándome. Me dio algo de sentimientos al ver cómo Aisha miraba con tristeza los huesos de Zoe en la mesa ancha de metal.
–¿Qué tenemos? –el médico forense pasó a explícame.
–Múltiples laceraciones en el área del abdomen que fueron hechas con fuerza y rapidez con la hoja del cuchillo en ángulo ascendente, pues alcanzó a hacer cortes en las últimas costillas. Su cuello fue roto al instante al igual que los demás.
–¿Y cuál es la novedad? –mi compañero me pasó una bolsa de plástico transparente con algo dentro.
–Encontremos esto entre los arbustos. –un collar se hallaba ahí, una campanilla plateada y algo oxidada amarrado a una tira de plástico transparente que ahora es amarillenta por el paso del tiempo y exposición al ambiente, que tiene dentro otra tira pero esta es negra y que pareciera ser terciopelada– Seguro se lo arrancó a su asesino.
–Perfecto, ¿tiene algún rastro de evidencias?
–No por el momento, encontramos una huella parcial que están comparándola con nuestra base de datos de agresores, si hay algo, nos avisarán.
–Eso es excelente. Esto nos da una nueva oportunidad, manden esa huella a los otros condados en los que han aparecido sus crímenes, quizás ellos tengan algo. –saqué mi celular.
–Por supuesto. ¿Qué haces?
–Necesito una foto de esto. Bien, mantenme informado de todo.
Di unos cuantos golpecitos a la mesa forense como si fuera un tambor y me retiré feliz a ir a la puerta de mi jefe, toqué con los nudillos la ventana y vi que él estaba en el teléfono, hizo una señal de que esperara en lo que terminaba de hablar, así que me quedé un rato esperando.
–¿Qué planeas hacer? –me preguntó Aisha parada a mi lado, volteé sonriente un momento a verla y volví a mirar al frente.
–Necesito pedir un permiso. –susurraba.
–¿De qué?
–Para… ir a hablar con tus padres. Tengo que informar a mi jefe.
Los ojos de Aisha se abrieron con asombro y algo más que no puedo dilucidar de qué se trata, puede que sea miedo o nerviosismo, quizás algo de tristeza. Bajó la mirada y su cabeza, su cabello castaño oscuro cayó por enfrente ocultando su rostro a la vez que llevó una mano a apretar su sudadera roja por el centro de su pecho. Miré al frente y mi jefe me decía con la mano que ya podía pasar, eso hice sintiéndome un poco mal por no poder decirle algo a Aisha, quien sólo me siguió dentro de la oficina.
–¿Qué se pasa?
–Vengo a informar que voy a ir a la prisión para hablar con Jason Forest, también quiero intentar hacerlo con Victoria Forest.
–¿Hablar con los padres de esa chica desaparecida? –asentí y él hizo una exhalación larga por la nariz recargando sus brazos en la mesa viéndome a los ojos– Sabes, tu padre era un muy buen detective y disfruté mucho el trabajar a su lado, me alegra que tú como su hijo también trabajes conmigo. Tienes ese mismo potencial y sobretodo, pasión, por lo que haces. Pero no deberías tratar de ser él tampoco.
–No lo hago.
–¿Entonces por qué tratas de resolver este caso también?
Aisha
«¿Entonces por qué tratas de resolver este caso también?» Preguntó ese hombre con arrugas, cabello canoso con un tupé bajo y vestido de camisa blanca de mangas largas teniendo el cuello desabotonado con un saco gris oscuro, mirando serio a Hunter mientras él le sonreía sentado en la silla frente al sujeto.
–Si quieres llegar a ser como él…
–No es eso. –le interrumpió sin dejar de sonreír.
–¿Entonces qué es? Desde que murió y tú y tu hermano se distanciaron, has estado muy centrado en este caso. –la sonrisa de Hunter se desvaneció y me miró de reojo por unos momentos.
–Sí, él… me contó sobre este caso y bueno, creo que es bueno intentar averiguar qué pasó. –está nervioso.
–Es más que eso. Casi siempre acompañabas a tu padre aquí en la estación, eran muy unidos y sabías cuánto él estaba interesado por resolverlo. ¿Lo quieres hacer por él ya que te sientes culpable por…?
–¡No! –alzó un poco la voz frotando sus manos arriba de las rodillas– Lo siento… No es eso, es algo personal, sí, pero no por lo que crees.
–Entonces explícame.
–¿Me vas a dejar ir a hablar con sus padres? –evita responderle y el contrario relajó su semblante habiéndolo más empático y aceptó.
–Haré unas llamadas y tendrás el permiso.
–Gracias.
Se levantó y salió de ahí mientras yo lo seguía viéndolo más decaído. No hubo nada más allá de unas miradas y sonrisas de compañía entre nosotros. Su jefe pasó a avisarle que a partir de mañana tenía permiso para ir a ver a mis padres.
Luego de eso regresamos a casa sin decir palabra alguna, no quiso ni siquiera comer algo cuando se fue a su habitación cerrando la puerta. Llegó la madrugada y yo estaba sentada en la ventana como siempre mirando la luna que me bañaba con su luz, todo estaba silencioso, ni siquiera se escuchaban los grillos o el susurro del viento, todo era como si estuviera vacío de cualquier ruido, y eso daba la oportunidad de que al primero que se hiciese, pidiera ser captado sin problema, eso pasó… Mis ojos se abrieron mirando a la puerta de la habitación de Hunter arriba de las escaleras, lo oía… y me lastimaba…
Me levanté y caminé hasta ahí quedándome en la puerta escuchando con facilidad el sollozar que tanto se esfuerza por ahogar… «Lo siento» repetía una y otra vez… Miré por la hendidura de la cerradura y lo vi ahí, de lado con los ojos fuertemente cerrados y con sus lágrimas corriendo… Está sufriendo y no sé porqué… Es triste cuando alguien te necesita y no puedes tocarlo…
Hunter
Culpa… eso es lo que tengo en parte dentro de mí y por lo que quiero resolver el caso de Aisha… Lo que le pasó a mi padre y por lo que le perdí no hace otra cosa que torturar mi mente cada noche y todo se agrava con el odio que me gané de mi hermano…
Pasé el dorso de mi mano por mis ojos para limpiar un poco mis lágrimas que volvían a inundar mi vista, y fue entonces que al abrirla, ella estaba ahí… arrodillada frente a mí recostada con sus manos a la orilla de la cama, mirándome con esos ojos de mar profundo que fácilmente te llevan a su profundidad… pero… había algo que acompañaba a esas órbitas… su mar se estaba desbordando…
–A-Aisha… ¿Estás… llorando?
–No sé. –su voz se escuchó entrecortada, yo me levanté a sentarme en la cama y ella trataba de limpiar su rostro.
–Ven –me hice más atrás y ella se levantó para luego acomodarse en el espacio que hice en mi cama, ambos nos acostamos frente a frente, los dos con lágrimas corriendo–. Gracias por tu presencia.
Aisha es demasiada blanca… Ella es como ninguna otra alma que haya visto o conocido, es la primera que no ha sido arrastrada al abismo incluso después de que un maligno la tocara, y también es el primer espíritu que veo llorar.
Aisha, eres especial, no sólo por lo que he logrado ver de ti, sino que para mí eres especial… sobretodo, por aquello que tanto he atesorado de ti.
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