Sueño.
La tranquilidad de mi habitación es perfecta, tenía mucho tiempo sin esta paz y aunque me asusta que sea la calma antes de la tormenta, decido disfrutarla.
Después de la experiencia con la supuesta médium, la cual sigo creyendo que es una vil estafadora, que lanza cosas al azar, bastante amplias y uno influenciado por su deseo de creer, las asocia con algo de su propia vida, por eso jamás dicen cosas específicas.
Pero lo que vi y sentí durante el trance, fue real. Y desde entonces la curiosidad por ese nuevo mundo que me presenta Kim es más fuerte que yo. El tema que consideré una locura ahora toma relevancia para mí.
Por ese motivo he decidido que, al verla, colocaré todo el esfuerzo posible para hablar con ella.
Para mi mala suerte, pase el resto de la semana sin coincidir ni con Kim, ni con Peter. Por lo cual me vi en la obligación de concentrarme solo en mis estudios.
—¿Qué te pasa?, estás demasiado callada.
La voz de Rosa me saca de mi ensimismamiento.
—¿Disculpa qué?
—Te estoy preguntando, sí, ¿estás bien?
—Sí, sí. Por supuesto
—Debo decir que la consulta es tuya y si deseas pasarla en silencio, lo respeto, pero tú no eres así.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Supongo que te refieres a una diferente, a esa.
—Qué graciosa eres —le digo con cinismo.
Ella se ríe sutilmente.
—Adelante, sabes que puedes preguntarme lo que desees.
—¿Qué opinas sobre la idea de las vidas pasadas?
—Vaya. Eso no es algo que esperara, la verdad.
—¿Por qué no?
—Bueno, soy psicóloga clínica. Mi trabajo es ayudar a las personas a lidiar con los problemas de su vida actual. No soy experta en lo de las vidas pasadas.
—Lo entiendo. Pero es algo en lo que he estado pensando mucho últimamente.
—¿Qué te ha llevado a pensar en eso?
—Una compañera, me ha preguntado por sueños, en lugares que no reconozco, o en cuerpos que no son míos, cosas así.
—Creo que ese tipo de sueños son bastante frecuentes.
—¡Lo sé!, eso mismo supuse —dije apoyándome en el respaldar la silla.
—¿Y entonces?
—Sería una explicación...
—¿Para?
«Para salvarme de la categoría de loca»
—Para esos sueños.
—Pero también podríamos decir que los sueños son simplemente una forma de nuestro subconsciente para procesar pensamientos o sentamientos.
—Es posible. Pero de verdad siento que hay algo más. Es como si tuviera que recordar algo real.
—Bien. Si consideras que es importante, entonces deberías investigar más sobre el tema. Hay muchos libros y artículos sobre vidas pasadas.
—Lo haré —le aseguré.
—Pero ¿crees que lo que debes recordar es de una vida pasada o algo de tu vida actual?
—No estoy segura, de hecho, no había considerado esa posibilidad.
Estaba a punto de desarrollar esa idea, cuando la puerta sonó, interrumpiéndonos.
—Lo siento Rosa, pero debemos interrumpir las sesiones de hoy —le informa una chica rubia.
—¿Puedo saber por qué?
—La profesora nos espera en el salón de reuniones para eso.
—Entiendo, dame un minuto, por favor.
—Claro —dijo cerrando la puerta.
—Diana lo siento mucho.
—No te preocupes —digo levantándome de la silla y sujetando mi bolso—, está claro que no es tu culpa.
—Te lo compensaré, lo prometo.
—No te preocupes, sin duda me ayudaste mucho —miento al salir, despidiéndome con un gesto de mano.
Estaba caminando por uno de los pasillos de la universidad, cuando me parece escuchar que me llaman, volteo para ubicar a la persona, pero a pesar de que hay muchísima gente a mi alrededor, ninguno se me hace conocido. En vista de eso, continuo mi camino.
«Tal vez escuché mal o llamaron a otra Diana», pensé, es bastante posible porque es un nombre un poco común. Volví a escuchar que me llamaban, una vez más me detuve y mi giré, pero nada.
Decidí avanzar más rápido para regresar a mi facultad e ignorarlo por completo, porque claramente sea lo que sea, no es conmigo, sin embargo, la sensación de que algo me mira y me sigue no desaparece.
Por un segundo dudo si correr o no, pero con tantas personas alrededor, en plena tarde, se me hace muy difícil de imaginar que un fantasma o espectro vaya a atacarme, precisamente a mí.
Escucho como me llaman de nuevo, ya estoy muy cerca de la facultad, incluso puedo ver el edificio. Otra vez, pero ahora está mucho más cerca, sin pensar me giró rápidamente, pero no veo a nadie. Ni siquiera a las personas que me rodeaban hace a penas unos segundos.
—¿Quién eres? —grito.
No hay respuesta.
«Es mejor decir: aquí corrió, que aquí murió»
Empiezo a correr. No sé a dónde voy, solo quiero alejarme de allí. Corro y corro, hasta que me encuentro la planta baja de la facultad. Me dirijo hacia los ascensores, toco el botón demasiadas veces seguidas, como si eso lo fuera hacer llegar antes, pero no llega, me apoyo contra la pared, jadeando y cerrando los ojos con fuerza.
Escucho: Diana, Diana, Diana. Oigo una y otra vez.
—¿Diana? —escucho esta vez mucho más claro.
Abro los ojos, levanto la cabeza y lo veo parado frente a mí.
—Peter —susurro, aliviada de que es algo real —¿Qué haces aquí?
—De hecho, te buscaba cuando te escuché gritar.
«Qué vergüenza»
Lo miro con los ojos llenos de lágrimas contenidas.
—Sentí que me estaban siguiendo —confieso.
—¿Cómo? —dice volteando para mirar a todas partes—, ¿estás bien?
—Sí, ha debido ser mi imaginación —concluyo, intentando restarle importancia.
—Ven conmigo.
Peter sujeta mi mano y me lleva fuera de la facultad, hacia el aire fresco. Cuando comienzo a tranquilizarme, me abraza, es un gesto sorpresivo que me agarra fuera de base.
—Estás bien, ya estás a salvo.
Tengo muchas ganas de llorar, pero me controlo, estoy asustada y aliviada al mismo tiempo.
—¿Dónde está Kim? —pregunto alejándome de él.
—Está cerca del comedor, con Lucia.
—¿Podemos ir?, es que necesito hablar con ella.
—Por supuesto —dice comenzando a caminar—. Y ¿sobre qué necesitas hablar con ella?
—Es que el otro día me estuvo comentando algo acerca de las vidas pasadas.
—¿Ah sí? —dice sorprendido.
—Sí, y fui muy grosera con ella, considerando que era una locura.
—¿Ya no crees que lo es?
—La verdad es que no estoy segura, pero creo que lo correcto sería escucharla y darle una oportunidad.
—Claro, es un tema complejo, no todo el mundo está preparado para conocer ese lado de la vida. La idea de repetir una y otra vez el tormento que es la vida en sí misma.
«Tormento, qué palabra tan curiosa, para definir la vida. Porque es exactamente lo que es la mía»
—Tal vez —susurro.
Para cuando llegamos con las muchachas, ellas parecen inmersas en el mejor chiste del mundo porque no paran de reírse.
—¿De qué nos perdimos?
—Lucy hizo uno de sus gestos y un chico le gritó que ese bombón, ósea ella, esta como para pasarle lengüetazos por todas partes hasta que se deshaga en su boca —comenta casi doblada de la risa.
«No entiendo, ¿eso les da risa?, porque en realidad es bastante ofensivo»
Al parecer Peter opina igual que yo, ya que tampoco parece causarle risa el comentario y al ver su seriedad.
—Tendrías que haber visto el gesto, para comprenderlo amor.
—Seguramente —responde notoriamente cabreado.
Al ver que el ambiente se coloca bastante incómodo, decido cambiar de tema.
—Kim —digo atrayendo su atención—, solo quería disculparme por mi actitud la última vez que conversamos.
—No te preocupes hermanita.
«Puede que quiera tratar de ser su amiga ahora, pero sigo odiando ese apodo de porquería», sin embargo, me limito a solo sonreír.
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