T/n salió del gimnasio aún algo confundida. Acababa de conseguir la medalla de tipo hada pero no sé sacaba de la cabeza el beso que Roy le había dado.

—T/n, pareces distraída—le dijo Rotom mientras volvían a ciudad Artejo. Tenían que pasar por allí para ir por las rutas 7 y 8 para llegar a pueblo Auriga para conseguir la medalla hielo.

—No es nada...

—¿Segura?

—Bueno... Puede que sí sea algo.

Se detuvieron.

—¿Me lo vas a contar o te lo vas a volver a guardar? Somos amigos, puedes contarme de lo que sea.

—No paro de darle vueltas a lo que hizo Roy, al...

—¿Beso?

—Si...

—Vamos, t/n, no es para tanto.

—Pero...¿Por qué lo hizo?

—¡Y yo que se! Tal vez le gustas y quiere demostrarlo.

—¿Tú crees que sea eso? No quiero hacerme ilusiones.

—Piensa en grande mujer, no se me ocurre otra razón por la que te haya dado un beso.

—Hm... Ahora creo que no voy a ser capaz de mirarlo a la cara.

—¿Por qué no?—Rotom la miró y un ligero sonrojo cubrió las mejillas de ella—no me digas t/n... ¿¿¿Te gusta Roy???

—¡No! Bueno... ¡No lo se!—t/n apresuró el paso tratando de dejar atrás a Rotom, pero este flotaba rápido y la seguía.

—¡Ey, no me dejes atrás!

Varias horas de silencio más tarde llegaron a ciudad Artejo.
T/n decidió pasarse por su casa a saludar a su madre.
Llegaron a la puerta y tocaron el timbre.
La madre los recibió.

—¡T/n, Rotom, que agradable sorpresa! No os esperaba, venga pasad.

Entraron y se sentaron en el sillón de salón.

—¿No me vas a hablar?—preguntó Rotom a su compañera

—No te estoy haciendo el vacío, solo estoy pensando

—¿Habéis dicho algo?—preguntó la madre sentándose al lado de su hija.

—Nada mamá.

—¿Cuantas medallas de gimnasio llevas?

—Veamos... Creo que 5 de 8.

—¡Esa es mi chica! Seguro que esta vez llegas al título de campeona.

T/n miró al suelo algo desesperanzada.

—Por cierto mamá, antes de conseguir la medalla hada me encontré con Roy.

—Ah Roy, ¿Es ese chico que vino a casa el otro día?

—Sip y no te vas creer lo que pasó.

—¿Que pasó?

—¡Roy le dió un beso a t/n en la mejilla!—exclamó Rotom

—¡Callate Rotom!¡Se lo iba a decir yo!

—¡Que fuerte!—dijo la madre—¡Ya sabía yo que ocurriría algo entre el y tu!

—Pe-pero mamá... Sólo ha sido un beso de nada

—Con un pequeño beso empieza todo.

—Tambien es verdad.

—¿Quieres tomar algo t/n?

—No, gracias. Tenía pensado emprender ya mi viaje hacia pueblo Auriga.

—¿Vas ya a por la próxima medalla?

—Si, no quiero perder tiempo.

—T/n, deberías descansar. Llevas dos gimnasio en poco más de un día.

La menor miró a su madre y asintió.

—De acuerdo, hoy me quedaré aquí, pero mañana me voy.

—T/n, desde que comenzaste el recorrido insular—comenzó la madre acercándose a su hija—apenas estás en casa... Pensé que si nos mudábamos a la región que siempre habías soñado pasarías más tiempo conmigo...

—Mamá... Perdón, pero yo, yo quiero combatir. Ganar combates es lo que me llena.

—Lo se, siempre has tenido talento para las batallas pokémon y me encanta que persigas tu sueño de ser campeona

—No sé si mi sueño es ser campeona...

—¿No?

—No...

—T/n—dijo Rotom flotando a su lado—nl te vengas abajo, un par de derrotas no podrán contigo.

Ella cansada de mantener esa conversación se levantó y se fue a su cuarto a descansar.

.
.
.

T/n y Rotom llegaron a pueblo Auriga. Era un pueblo siempre nevado ya que estaba en las montañas. Había unas aguas termales en el centro de la ciudad, la principal atracción turística del lugar. También había un restaurante, el asador El Atracón.

—Oye t/n,—diji Rotom emocionado—tenemos que pasarnos por el restaurante antes de dejar el pueblo

—Pero Rotom, no necesitas comer, eres una pokedex.

—Ah pues tienes razón.

Ella rió levemente.

—Venga, vamos al gimnasio.

Los dos se dirigieron al su destino.
Y tras ganar el combate contra Mel fueron al Asador.
T/n se sentó en una mesa y Rotom flotó sobre el asiento, parecía emocionado.

—Oye t/n, ¿Sabes que sería casualidad?

—¿El que?

—¡Encontrarnos a Roxy o a Roy aquí!

—No se si querría encontrarme a Roy aquí.

—¿Por qué?

—Después de...

—¿Después de que?

—El beso—susurró ella a su compañero.

—¡Ah por eso! ¿Que importa?

—¿Como que "que importa"?—un camarero le dejó un plato de comida a la chica—Gracias

El camarero asintió y se fue.

—Pues eso t/n, no importa que te haya dado un beso.

—¿Pero por qué lo hizo?—ella metió un pedazo de comida a su boca—¿Para darme ilusiones?

—No hables con la boca llena, es de mala educación

—Ah, claro, ahora una máquina me da lecciones de educación

—¡Oye, no soy una máquina! Soy un pokémon

—Eres un Pokemon que posee una máquina, lo cual te hace técnicamente una máquina—metió otro pedazo de comida en su boca

—Hey... Hieres mis sentimientos..

—¡Lo siento!¿Vale?¡Ahora no estoy de humor!—gritó t/n. La gente del local los miraba

—¡Por lo menos deja de comer!—exclamó Rotom

T/n acabó fuera de sí, dejó encima de la mesa el dinero para pagar a la comida y se fue corriendo.
La gente del restaurante se quedaron mirando unos a Rotom y otros a la puerta por la que t/n se había ido.
Poco después cada uno volvió a lo suyo.

Rotom suspiró y la siguió flotando.

—¡Estoy harta de todo!—dijo ella alzando la voz en la calle cuando por fin estuvo sola. Se arrodilló en la calle y se llevó las manos a la cabeza y comenzó a llorar de rabia—¡No quiero seguir con esto!

—¿No quieres seguir con que?

T/n se sobresaltó al oír la voz de Rotom.

—¡No me sigas!¡Aléjate de mi!

—T/n, ¿Que te ha pasado? Antes eras muy alegre y sonriente, pero ahora estás decaída e irritable...

—¡Estoy cansada!¿De acuerdo?¡Harta de ganar siempre tan fácilmente, y cuando pierdo no soy capaz de superar a mi rival. Mira por ejemplo cada vez que combato con Roy, soy una entrenadora experimentada, debería poder contra Roy

—Pero, Roy es el segundo mejor antes que el campeón Lionel, es normal que no lo venzas.

Ella miró al suelo, pensando en que decir.

—Lo dejo, no voy a continuar el desafío de los gimnasios. Me vuelvo a casa.

—Pe-pero t/n...

La chica se levantó y pidió un taxi volador con destino a su casa.
Cuando llegaron t/n entró a la casa sorprendiendo a su madre.

—¡T/n! Cariño, ¿Que haces aquí?¿No ibas a por las medallas?

—Mami, lo he pensado mejor. Me retiro de los combates.

—Oh vaya ¿Por qué lo has reconsiderado?

—Estoy harta de ganar tan fácilmente y no saber cómo reaccionar cuando pierdo...

Unas pequeñas lágrimas asomaron en los ojos de la menor.

Rotom entró por la puerta.

—¡Rotom!¿Que le ha pasado a t/n?—pregutnó la madre

—Hemos discutido—el pokémon pokedex fue a descansar sobre la mesa de la cocina.

La madre sin saber muy bien como animar a su hija la abrazó.

—No te preocupes mi niña, todo estará bien.

Holaa al habla Hagatyta.

Llevo unos días bastante motivada así que os traigo este capítulo. Seguramente en unos días os traeré el octavo. Tened un poquito de paciencia.

No olvidéis comentar y votar ya que eso me anima a seguir escribiendo.

Sin más que decir hasta dentro de unos días.

Atte: Hagatyta