❄ Día 3 ❄
El día de hoy mis padres me han atrapado en la casa, me han puesto de niñero de mi hermanita. No me molesta, al contrario, me encanta pasar tiempo con ella. Es muy inteligente y divertida, además, habla bastante claro para tener solo cuatro años.
Ahora estamos viendo las caricaturas en la tele de mi habitación, ella pregunta mucho y casi no presta atención a lo que vemos.
—Dou —canturrea ella llamándome.
—Dime, Dana.
—Me agrada Gras.
Hundo mis cejas. —¿Qué?
—¿Ella es tu corazón?
Esa es la manera en la que Dana se refiere a parejas sentimentales, novios, esposos. Para ella, mi papá es el corazón de mi mamá y viceversa.
Sonrío un poco. —No, pero... pronto lo será.
Ella se calla un momento y se acuesta en mi pecho. Vemos tranquilos la televisión durante un buen rato hasta que ella se queda dormida. La llevo a su habitación y bajo a la cocina por un vaso de agua.
Cuando subo a mi habitación reviso en el cajón de mi mesita y saco mi libreta. La abro y tacho en ella los dos primeros días del mes de diciembre.
Muchos dirían que esto es cursi pero en serio la amo y quiero estar con ella. No somos mejores amigos. Somos amigos, siempre lo hemos sido. Hasta que un día empecé a verla de una manera diferente, empecé a notar en ella cosas en las que jamás me había fijado. Como lo brilloso que se ve su pelo bajo el sol, o cuán adorable se ve cuando sonríe, o en ese pequeño hoyuelo que sale sólo cuando ríe... Empecé a notar sus diferentes estados de ánimos en diferentes situaciones y en cuán feliz se pone cuando la visitan sus primas. Me dí cuenta del hermoso brillo que sale en sus ojos cuando habla de algo que le gusta y lo entusiasta que es apoyando sus deportes favoritos.
Me empecé a dar cuenta de ese sentimiento diferente que sentía cada vez que me sonreía. De ese aceleramiento cardiaco que me daba cada vez que se acercaba, y de ese nerviosismo que siento cada vez que voy a hablarle.
Me lo callé por mucho tiempo, fingía no sentir nada más que cariño. Pero ya me cansé, me cansé de ocultarme. Quiero que ella sepa que la amo, y me gustaría saber qué ella piensa sobre eso.
Mentiría si digo que no me aterra su respuesta. Pero estoy dispuesto a arriesgarme. Quiero que ella se entere. Es por eso que escribí un plan en mi libreta(no me gusta llamarlo diario).
Voy a conquistarla. Todo lo que no hice en todo el año lo haré en este mes. Ya tengo todo planeado... Solo espero que funcione.
***
Nos encontramos en el comedor tomando nuestra cena. Mi hermanita me sonríe y entrecierro mis ojos hacia ella. Ella se adelanta. —Dou dijo que Gras será su corazón.
Mi padre ríe y mi madre me mira divertida.
—¿Eso dijiste, Douglas? —me pregunta mi padre.
—Yo no dije eso... Exactamente.
—Entonces sí quisiste decir eso —dice ahora mi madre.
—No, bueno, sí. ¡Pero no de esa forma!
Mi padre ríe —No tienes porque mentirle a tus viejos, Douglas. Sabemos lo que está pasando.
—¿Qué? —Lo miro extrañado.
—Estás enamorado, hijo —dice sencillamente mi madre, mientras toma de su copa—. Se te nota a leguas, estás flechado.
Siento que mi cara se calienta y no digo nada.
—Oh, vamos hijo, ¿en serio te estás sonrojando? —ríe mi padre—, no es tan difícil notarlo, no dudes que ella ya sepa lo que traes entre manos.
Incluso yo te he atrapado mirándola desde nuestro patio...
—¡Deja de avergonzar a nuestro hijo! —reclama mi madre y me mira sonriente—. Tranquilo Douglas, estar enamorado es normal, no es algo de lo que debas avergonzarte, cariño. Ahora, ¿quisieras decir algo al respecto?
—Quiero conquistarla —suelto. Mi padre ríe, sí, se ríe de todo.
Mi madre lo golpea con el codo. —Bueno, escogiste una linda época para eso.
—¿Tu qué crees? —pregunto frunciendo los labios.
—Yo creo que Grace es una chica muy bonita...
—Es hermosa —la interrumpo. Creo que me sonrojo y me disculpo. Ella ríe.
—De acuerdo, Grace es una chica muy hermosa y una persona muy buena, y sus padres son unos buenos vecinos —Posa una mano en mi hombro y me sonríe—. Y tú eres mi bebé que conseguirá que esa chica se enamore de tí igual como ya lo estás tú de ella.
—¿Va a ser su corazón, papi? —le pregunta Dana y yo sonrío un poco.
—Sí, cariño. Gras será su corazón —Mi papá me guiña un ojo.
Espero que tenga razón en lo que dice...
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