Hoy es uno de esos días en los que me toca cuidar a mi hermanita, aunque ahora también está Blake en la casa. Mi mamá y la tía Marie han salido no sé a donde y mi papá fue a trabajar.

Ahora estoy en la sala de estar, cuidando que los niños no se corten con las tijeras mientras hacen tarjetas navideñas.

—¡Dou! —me llama Dana—, ¿no vas a hacer tarjetas?

—Mira, Dou —dice ahora Blake, levantando una tarjeta hacia mí—, ¿crees que a Marie le guste?

Arrugo mis cejas hacia ellos. —No voy a ensuciarme las manos con pegamento como ustedes... Y tú —Miro a Blake—, ¿por qué me llamas 'Dou' cuando bien puedes decir mi nombre completo?

Él solo ríe seguido de Dana. —Suena más divertido decirte Dou, Dou.

Volteo los ojos, este tipo ya no tiene remedio. Me levanto con rumbo a la cocina.

—¿Desean que les traiga algo?

Ambos niegan con la cabeza mientras siguen jugando con hojas y pegamento. Voy a continuar mi camino a la cocina cuando el timbre empieza a sonar.

—Blake, ve a abrir la puerta —le digo, él le hace una seña extraña a Dana y ambos van correteando a abrir la puerta. En serio ¿dónde encontró mi tía este tipo? Niego con la cabeza y sigo a la cocina.

Mientras tomo un vaso de jugo de naranja escucho risitas cada vez más cerca.

—¡Llegó tu corazón! —grita Dana y casi escupo el jugo cuando veo a una Grace confundida caminar hacia mí.

—Eh...Hola, Douglas.

Trago el jugo y le regalo una pequeña sonrisa. —Hola, ¿cómo te va?

—Bien, sí —Se queda mirando a Blake, que ahora está cargando a Dana, por unos segundos y luego dirige la mirada hacia mí.

—Oh, claro, perdón. Él es Blake, novio de mi tía Marie.

—Mucho gusto.

—El gusto es todo mío —Desvía la mirada hacia Dana—. ¿Qué tal si seguimos en lo que estábamos?

Mi hermanita asiente frenéticamente haciéndome soltar una carcajada. Blake me guiña un ojo antes de salir de la cocina.

Grace mira hacia la puerta de la cocina y luego me mira a mí, haciendo una mueca adorable/graciosa.

—Bien... ¿Estás listo?

Arrugo mis cejas. —¿Para qué?

Grace ríe como si hubiese dicho algo gracioso. Y ahí está ese adorable hoyuelo, sonrío inconscientemente mirándola.

Me da una ojeada y se acerca tomando mi mano.

—Te ves bien, vamos.

No pregunto a donde vamos, solo la sigo pero justo cuando iba a cerrar la puerta me acordé de algo y me detengo.

—¡Ah! Se supone que me dejaron cuidando a Dana —le digo a Grace. Ella iba a decir algo pero el claxon de un vehículo la interrumpe. El auto de abre y mi papá sale.

—Buenas tardes, Grace —la saluda, sonriente.

—Buenas tardes, Señor Walters. Me pregunto si puede prestarme a su hijo por un rato —le dice Grace poniendo su carita adorable.

Mi papá me mira por unos segundos antes de reir y asentir. —Por supuesto que sí, Grace. Solo procura traerlo antes de la hora de la cena.

—Es un hecho —Grace le sonríe y termina de bajar los escalones. Mi papá sube y me da unos golpecitos en el hombro.

—Luego quiero que me cuentes —susurra.

—De acuerdo, Pá.

***

Grace me trajo a un parque. Estamos ahora en un parque con pocas personas, sentados en una banca.

Ella está concentrada observando los niños jugar. Tomo ese momento para observarla mejor, más de cerca. Me gusta como está vestida, lleva un abrigo color negro y pantalón azul oscuro, también unos botines negros. Luce preciosa. Observo su pelo, totalmente rubio, cayendo por su espalda y parte de rostro, y sus ojos... Sus ojos son tan espléndidos, su mirada es tan tierna y a la vez segura y firme.

—Douglas, ¿estás escuchándome? —Su voz me saca de mis pensamientos. Ella aún tiene la vista al frente.

—No, lo siento —lo digo muy bajito. Grace voltea y me mira.

—Te pregunté algo —me recuerda, y sonríe—. ¿Qué quiso decir tu hermanita con eso de 'llegó tu corazón'?

—Ella, pues —carraspeo—, ella cree que tú eres mi corazón. Así le dice ella a las parejas.

Ella sonríe haciendo que se le achinen un poco los ojos. —Que linda forma de expresarse, es muy tierna.

—Sí, bueno.

Nos callamos por unos minutos hasta que Grace se levanta con una sonrisa y me extiende su mano.

—¿Qué pasa?

Rueda los ojos, tomando mi mano. —Ven.

Nuevamente me dejo guiar por ella. Nos lleva al lugar donde están los juegos de los niños y se sube a un columpio.

—Vamos, Douglas, empújame —Hago lo que me pide y la escucho reir. Justo ahora ella parece una niña, me pide que la lleve más alto mientras ríe y grita. No puedo evitar reir con ella.

Me encanta. ¡Dios! La amo.

***

Hoy tuve una tarde mágica, Grace la hizo mágica. Regresamos a nuestras casas una vez el sol ya estaba oculto.

Una vez cené con mi familia, subí a mi habitación, que es donde me encuentro ahora. Estoy anotando en mi libreta el gran día que hoy fue y lo fantástico que la pasé.

Fue increíble.

Sería todo un sueño cumplido que todas mis tardes fueran así. Con Grace, salir con ella.

Mi deseo para Navidad.