A solas con tu recuerdo
Y acá estoy, sola, pero no en soledad.
Son tantos los recuerdos que me golpean...
Aunque si lo pienso bien, solo algunos me golpean y otros, muchos otros, me acarician.
Porque fue un día como hoy, tan gris, tan frío, tan silencioso, al que nosotros llenamos de color, de calor y de ruidos.
¿Te acuerdas?
El día no era prometedor, pero llegaste de improviso, sin avisar nada. Usaste la llave de siempre, y como un haz de luz, irrumpiste en la habitación, nuestra habitación.
Yo no entendía nada, y ni siquiera lo quise entender. Tu presencia me bastaba.
Te mostraste como siempre, dulce, alegre, seductor. Solo verte era apostar al amor.
¡La casa estaba tan fría! Acercaste más leños al minúsculo fuego que luchaba para no sucumbir. Las llamas anaranjadas se elevaron con tanta fuerza que se reflejaron vivaces en nuestras miradas. Parecían disfrutar por anticipado de una noche que prometía ser de amor desenfrenado.
Cenamos liviano, bebimos un buen vino y jugamos con las palabras, las miradas, las caricias. El ambiente se llenó de calor e hicimos el amor con tanta pasión como si el mundo se fuera a acabar.
Tal vez tú también lo viste así, porque después de disfrutarnos mutuamente, rompiste a llorar. A veces también lloro de felicidad, así que te abracé, feliz de que te sintieras así. Nos dormimos abrazados, piel con piel.
Al otro día desperté sonriente. Sin abrir los ojos estiré mis brazos, buscándote. No te encontré...
Me levanté y fui hasta la cocina, también te busqué en el baño, en la sala, en el balcón, pero no estabas en la casa.
Me desplomé sobre la alfombra sin saber qué pensar. Habíamos tenido una noche maravillosa, completa, donde no faltó nada y nada quedó por hacer. Corrí a buscar el teléfono. Busqué un mensaje que me ayudara a entender. Allí no había nada, pero a los pies de la cama, casi escondido, había un papel.
Temblando lo tomé en mis manos. Unas pocas líneas de letras apresuradas, me hundieron en un abismo del que pensé que no saldría.
"Me enamoré por primera vez en mi vida. Adiós."
Lloré por horas, lloré hasta que ya no me quedaron lágrimas.
Fue cuando grité en silencio:
¿Enamorado por primera vez?
¿Por primera vez?
Entonces sentí que la furia me hacía revivir. Te llamé mil veces estúpido y luego te odié. No porque te hubieras enamorado, sino porque me mentiste amor.
Los meses fueron pasando y también el dolor.
Mi corazón se volvió indiferente a tu recuerdo. Y el día que volví a sonreír recordándote, supe que había sanado y estaba lista para volver a enamorarme. ¡Porque yo sí estaba enamorada de ti!
Y acá estoy caminando la vida, sola, pero no en soledad, porque el recuerdo de lo que juntos vivimos, vibra con cada latido de mi corazón.
Llueve, el día está gris, frío, silencioso. Estoy sola, pero no en soledad. Me sirvo un café, prendo un cigarrillo y me siento frente a tu recuerdo...
ilargiluna
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