4️⃣0️⃣N. de A.4️⃣0️⃣

Confieso que la escaleta inicial de mis libros jamás mantiene el rumbo inicial que me propongo, por eso mismo me considero BRÚJULA. Así que, mucho menos puedo decir que mis personajes alcanzan su final desde el inicio, ellos manejan mis teclas para darme ese fin que concluya su historia, ellos se apoderan de mis sentimientos y acabo enamorada de todos, (hasta que empiezo a poner nombre a los siguientes 😂)

Por eso es necesario que Fabio, Diego y Jesús hablen de su vida y evolución dentro de esta historia.

Decir que no sentía cada temor de Alicia, cada una de las vergüenzas que tuvo por su cuerpo cuando nació Mateo, sería mentir. Creo que ese amor que nos tenemos llega a ser una conexión demasiado fuerte entre nosotros como para que yo adivine qué necesita en cada momento. 

     Y llegó a necesitar tiempo, espacio y libertad para emprender su camino hacia la maternidad, sola. 

     Que yo me equivocase en la manera de darle ese espacio es culpa de palomagomez78 que se empeñó en hacerme pasar por ese marido despreocupado, y hasta en momentos infiel, que ninguna mujer quiere tener al lado. Hizo que los lectores dudarán de mí bastantes capítulos. 

     Pero me empeñé en demostrarle a la autora y a vosotros mismos, que no, que si yo dejaba sola a Alicia, lo único que pretendía era que ella reaccionase para que al verse con Mateo surgiera esa misma conexión que tiene conmigo. Porque antes me muero si no veo su sonrisa. 

     Cuando conocí a Alicia, ella era una mujer segura de sí misma y hecha para enfrentar las adversidades, no hay más que ver cómo tomó el control de nuestra relación al inicio. 

     —¿Te gustaría aceptar una cita conmigo?, así tendré la oportunidad de conocerte, pareces un hombre interesante. 

     —Lo soy —contesté riendo. 

     —Eso déjame decidirlo a mí cuando acabe la noche. ¿Cena y copa? 

     —¿Copa y baile? —contraoferté yo sin saber demasiado seguir el ritmo con los pies. 

     —Hecho. Baile y sexo después. 

     Y así consiguió que me gustara aceptar sus propuestas. 

     Porque de no haberme invitado ella a ese último baile, yo, viéndola tan inalcanzable en aquella prueba para uno de sus spots, cuando todavía no era bombero, jamás me hubiera acercado a decirle nada. Está claro que si alguien tiene que tener inseguridades de nosotros dos, ese soy yo. Mi mujer es tierna, inteligente, creativa y de coraje, y con un gran sentido del humor, aunque recientemente este haya cambiado un poco por culpa de sus cuarenta años, además de ser el sueño de cualquier hombre o la envidia de cualquier mujer. No lo parece mucho, pero también es humilde y sencilla siendo una pija de cuidado, con éxito profesional y orgullo femenino, y eso es lo que la diferencia del resto, su constancia por ser la mejor. 

     Creo que debido a eso quizás su profesión ha sido parte de nuestros problemas, siempre estuvo tan dispuesta a superarse en su carrera de publicista que olvidó vivir. Por eso cuando los médicos nos dijeron que ella tenía problemas para concebir primero vinieron los enfados y lamentos por no haberse enterado cuando era más joven, y luego llegó el desgaste mental tras los diversos intentos de fecundación in vitro, por no hablar del cambio hormonal que experimentó su cuerpo.  Hasta el punto de volver a refugiarse en el trabajo en cuanto nació Mateo. 

     No puedo reprocharle su manera de gestionarlo, ya bastante sola se encontraba por mi culpa, por eso decidí joder a Rodrigo a cambio, quien hizo lo imposible por envenarla contra mí, idea también de la autora, que llegó a encapricharse conmigo y no quiso lastimarme más con las hostias que él pudo darme aquella noche. Así que le agradezco el final feliz que le ha dado a mi familia, que confiara en el amor que nos tenemos mi mujer y yo y que nos deje ver crecer a Mateo, feliz, aunque la muy hija de puta me hiciera saltar de un puente para decirle a Alicia cuánto la amo. 

Si de algo me arrepiento es de haber estado tres años sin Raquel a mi lado, de no haberle confiado mis temores y de quererla tanto como para creer que hacía bien al dejarla. Una cagada de la gordas. 

     Yo me hubiera quedado con ella, los dos solitos como le gustaba decir, pero ahí radicaba mi amor, en no condenarla a quedarse pendiente de mí cuando aún era joven. 

     Solo hay algo que no entenderé nunca, ¿por qué palomagomez78 como autora de humor e historias bonitas me hizo tan deprimente y borde cuando volví a ver a Raquel? Yo respondí a su llamada, yo le pedí el favor de mantener un falso matrimonio para estar junto a ella y solo yo me moría de ganas por verla a diario, ¿por qué entonces me hizo ser un capullodemierdaegocentricoquesolopiensaenél con celos ridículos? Aunque sí entiendo una cosa; con los cojones que tiene Raquel, no me hubiera creído si regreso llorando y mendigando su amor, arrepentido y confesando mi posible enfermedad el primer día, seguro que hubiera pensado que era un pollalocapervertido cansado de meterla por ahí sin protección, como ya me lo hizo saber. 

     Eso fue precisamente lo que me enamoró de Raquel, el filtro del que carece —que dirían algunas de las lectoras—, su sinceridad, así te destruya con ella y nadie se la haya pedido. Todavía recuerdo la primera vez que le dije que la quería. 

     —Acabas de decir que me quieres, no trates de negarlo jamás si no quieres hacer castings para soprano del Teatro Real, porque yo te amo y ya no podría vivir sin ti —dijo de lo más seria. 

     Esas palabras hicieron que riese a carcajadas antes de besarla y hacerle el amor. y entonces supe que quería su lengua fuera y dentro de mi cama el resto de mi vida, incluida nuestra parcela profesional. 

     —Con tus manos y mi coco podemos hacer grandes cosas en la hostelería, siempre que no dejes de hacerme tartas para desayunar, después de follar —me propuso Raquel el día que le hice una, cuando amanecimos juntos por primera vez. 

     Y como comprenderás ya no quise hacer otra cosa que no fuera dedicarme al restaurante que tanto esfuerzo nos costó levantar y en el que tanto tiempo pasábamos. Por eso, lo de hacer el amor en su despacho, jamás pude esperar a llegar a casa para hacerla mía. 

     Hasta que falleció mi padre y me dejó de herencia la peor de mis decisiones; abandonar a Raquel aun sabiendo que lo que hacía era condenarnos por separado a una vida vacía. Solo me quedaba la esperanza de que ella hubiera rehecho su vida como yo no podía hacer. Pero hablamos de Raquel, la mujer que ama y odia en igual medida, y ella nunca dejó de amarme. 

     Siento haber hecho dudar a la autora respecto a mis sentimientos por Raquel, menos mal que yo también sé amar con temperamento y me impuse a ese carácter agrio que ella me dio al inicio y me gané su simpatía, ¿te cuento un secreto? Creo que parecerme a ese cantante de pop madrileño me hizo ganar puntos con ella, puesto que es uno de sus crush de adolescente. Y me alegra que decidiera no escribir sobre mi análisis de sangre y me dejase sin abrir el sobre aquella noche, así puedo vivir aprovechando cada instante que el destino me depara con Raquel y nuestro hijo Diego. 

No sé si me equivocaré al haber elegido a Tamara como la mujer de mi vida, no sé si el camino que emprendemos juntos es el definitivo para ambos como pareja del otro, pero me queda la satisfacción de hacer lo que mi corazón me dicta hoy por hoy. Ella es una mujer con unos valores increíbles, una inocencia que no me canso de admirar y una inteligencia por descubrir que no puedo dejar que otro la disfrute sin hacer mi lucha antes, y mientras pueda, y me lo permita, le daré una razón diaria para que sea ella la que me elija a mí. Seré joven, pero no tonto, Tamara vale mucho. 

     Reconozco que nuestra diferencia de edad, esa que @palomagomez78 se ha empeñado en ponernos a Tamara y a mí, me condiciona bastante al estar con ella, siento que nos observan con cierta curiosidad, porque no todo el mundo en pleno siglo XXI está preparado para aceptar parejas como nosotros, donde la mujer es mayor y tiene hijos, pura hipocresía cuando se trata del caso contrario desde que le mundo es mundo. Por mi parte tengo que soportar a amigos estúpidos que creen que una mujer madura ya no puede darte placer, madurez que le falta a ellos y que ojalá algún día la alcancen si quieren ser felices. 

     Y como no me considero un hombre de méritos fáciles y tengo más cojones que otros para trabajar mis éxitos —eso ya lo habrás leído en comparación con el cerdo de Guille—, me jode que la autora se haya ensañado conmigo a la hora de hacerme pareja  de Tamara, tras haberlo intentado con Raquel y ser el crush de Silvia. 

     Sí, se me oye enfadado porque lo estoy, no veo yo que el cursi de Fabio o el bruto de Diego lo pasaran tan mal con sus mujeres como he tenido que hacerlo yo, que prueba tras prueba he luchado contra las indecisiones y dudas de Tamara. Las he superado todas para demostrar que con menos de treinta años sé lo que quiero de la vida: por ahora, y paso a paso, destruir sus miedos y hacerla feliz, no solo con orgasmos, aunque por algo se empieza, ya dije que no soy tonto por ser joven. Mientras esté conmigo, Tamara no pensará jamás que son casi doce años de diferencia. 

     Pero no todo se lo puedo reprochar a @palomagomez78, el esfuerzo me lo ha recompensado con creces, y ha sido con un título universitario de arquitectura que me reportará grandes ingresos, un grado de madurez extraño para el intelecto medio de mi edad y un cuerpo de infarto que gusta tanto a Tamara. Lo de mis ojos azules es un plus, sé que ha sido un regalo especial para Tamy, como invención de la autora, son su debilidad cuando me mira. 

     Así no todo lo escrito sobre mí ha sido duro de superar, tengo que decir que me he divertido mostrando mi historia con Tamara. Sobre todo cuando coincidía con las chicas, o cuando pegaba a Diego, lo que más, esas conversaciones con ellas y sus disparates me ponían de los nervios al tiempo que me sacaban una sonrisa que me hiciera olvidar lo mal que lo pasaba Tamy con su ex. Si algo le agradezco a ese gilipollas es que no valorase a su familia y la dejara vacía de sentimientos hacia él, así yo puedo disfrutar de la alegría de sus hijos de primera mano, quienes despertaron en mí tanto mi lado infantil como el paternal, ese que creí que despertaría más tarde de los treinta y siete, como mínimo. 

    Pero es Tamara la única que me hace inmensamente feliz, solo ella.       

     —Vas a mirarme todo el día, ¿verdad? —me preguntó ayer mismo, cuando me pilló observándola mientras conducía. Ya lo hace como toda una profesional, sin nada de miedo y sí con mucha autoconfianza. 

     —Ajá —afirmé yo sin palabras. 

     —Porque se trata de tu conquista diaria, ¿no es así? —Quiso saber cuando ya conocía la respuesta. 

    —Exacto. No puedo estar más enamorado de ti. 

    —Eso mismo dirás mañana —dijo sonriendo, encantada con mis atenciones. 

    —Y cada día a tu lado —le contesté con un guiño de ojo celeste que le gusta tanto. 

     Ella siguió sonriendo, y yo juré de nuevo que no dejará nunca de hacerlo.

    
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