Desde que tengo uso de razón mis padres me dejaron sola, gracias a eso tuve que ir a un centro de acogida para niños sin hogar, ni familia. Allí pase los peores años de mi vida hasta que mi actual familia me crio. Me hicieron bullying por el color tan extraño y peculiar de mi cabello, que si debo de admitir que era raro. Porque jamás en mi vida había visto a nadie tener el color del cabello la mitad negro y la otra blanca, y no, no era tinte o iluminaciones era real. Me decían Cruela. A pesar de que algunos chicos con el paso del tiempo mientras fui creciendo tuve un novio. Era mi todo, hasta que tuvo que mudarse de estado y supe que todo acabaría. A pesar de todo siempre tengo esta sensación de que no pertenezco a este sitio. Que me falta algo importante, pero el que. Siempre quiero escapar de aquí e ir a un lugar muy lejano de aquí, ir de aventuras.

-Danger, hija-Mamá me trae de vuelta a la realidad.

-sí, madre.

- ¿Ya sabes a que universidad iras? -pregunta intentado disimular la emoción en su voz.

Se lo feliz que le hace saber y elegir conmigo a la universidad que iré. Pero solo quiero irme de aquí.

-aun no-digo sin una gota de interés.

Y sin dejarla, sin decir algo mas salgo al gran jardín de la casa a tomar aire. Camino unas cuantas veces por este hasta que veo a un chico de cabellos azules y ojos violetas, alto, muy guapo y fuerte. Desde que lo veo siento una corriente recorrer mi cuerpo. Desde que mis ojos hacen contacto con los suyos, en mi interior algo comienza a temblar como si de un terremoto se tratara. Recuerdos de un niño pequeño tan igual a él llegan a mí. Recuerdos de una niña pequeña observando al chico.

<< Pero qué es esto?>>

-Danger-hablo el chico con firmeza.

- ¿si, y tú eres? -pregunte con extrañeza.

-Soy Lin y tu vienes conmigo-hablo sujetándome del brazo.

Una fuerte e intensa corriente viaja por mi cuerpo. Todo en el me resulta sumamente familiar, me hace sentirme bien. Tengo el sexto sentido que a él lo e visto. Tal vez no este bien de mi cabeza, algo falla me falta un tornillo. No cualquiera sentiría el terremoto que estoy sintiendo al verla y debo de admitir que no soy así para nada. Me gusta, eso siento y yo solo me dejo guiar por mis instintos, por mi cabeza, por lo que quiero, lo que siento. Me mira como si él no tuviera paciencia, como si estuviera cansado. Él tiene tener pinta de ser alguien como yo, lo tiene todo.

<<Me divertiré>>

- ¡Ey! Pera... espera- digo soltándome de su agarra- ¿quieres algo de tomar?

Noto la presencia de una chica a su lado esta es de cabellos violetas, ojos grises, muy guapa y de curvilíneo cuerpo.

- ¡chas! - chasqueo mis dedos haciendo que una de las empleadas aparezca.

-Si, señorita

-Trame un café ¿y a ellos? -pregunto mirándolos.

-Un vino y a ella una cerveza- responde el

-Y bien.

-vienes conmigo- hablo, pero esta vez sujetándome fuerte y tirando de mi hacia él.

-No voy a ir-digo poniendo resistencia e intentando soltarme de su agarre.

-Que sí-insiste.

Me trae tan fuerte consigo que caemos al suelo. Ahí su cara tan cerca de la mía, sintiendo su respiración a la par de la mía, su fresco aliento. Nuestros ojos conectados, el calor de su cuerpo debajo del mío. No pude evitarlo y de un impulso remetí contra sus labios. En un beso enloquecedor, el cual pensé que detendría, pero no solo me sujeto fuerte de la cintura y siguiéndome el beso. Dio una gran mordida en mi labio inferior, el ardor del labio solo me enloqueció más lo cual comencé a mecer mis caderas. Encajo sus dedos en mis caderas, su miembro crecía al igual que la humedad entre mis piernas. Se despego mirándome fijamente a los ojos. Y lo sentí...sentí esa conexión, ese flechazo.

- ¿¡pero, que hacen!?-La voz de enfado de la chica, me divirtió.

- ¡Loca! -tras dicho eso una sonrisa se dibujó en sus labios.

Me levante de encima de el con una sonrisa. Juro que me gusta este chico, tiene ese toque que solamente yo entiendo. Esa locura que compartimos.

-Voy con ustedes.

-Bien, nos vamos.

                                        Espero que les haya gustado.