Round 5| Morir por alguien más
Si ahora mismo Jaekyung tuviera un cuchillo en sus manos se apuñalaría. Nadie le había advertido sobre lo difícil que sería acostumbrarse al inquilino que vive de gratis en su interior o tal vez el doctor lo hizo pero omitió esa parte en su mente.
Debido a que en todos estos años su lobo interior había permanecido tan callado, pensó que quizás lo haría al no contar con la presencia de Dan. Pero se equivocó. Desde que llegó al gimnasio el animal lleva aullando sin parar como si le suplicara que regrese a casa con el Híbrido. Más que un lobo, parecía un Husky dramático.
Jaekyung trató de ignorarlo, spoiler No funcionó, en cambio lo desesperó a tal punto de romper a puñetazos varios sacos de boxeo.
Algo que odiaba era no poder concentrarse en el entrenamiento, para un luchador profesional como él era un delito imperdonable no practicar, era la persona más exigente consigo mismo, el perfeccionismo no era opcional. Quería ser uno de los grandes, un hombre cuyo nombre jamás pueda ser borrado de la historia del mundo como Jet Li o Bruce Lee. Quería estar a su altura y sabía que no lo conseguiría estando atado a un animal sentimental que no hacía más que pensar en un Hámster gordo.
No podía poner en riesgo su profesión por ser incapaz de convivir en armonía con su lobo interior, pero tampoco era lo bastante blando como para permitir que quiera controlar cada segundo de su vida en base a lloriqueos. No le iba a dar la satisfacción de ganar, lo donaría, lo disciplinaria y haría que lo respetara como el dueño del cuerpo original.
—No te voy a llevar a ver a Dan, son la una de la tarde, estás loco si crees que abandonaré el entrenamiento para darte gusto— Se habló así mismo en el espejo de los vestidores una vez que se aseguró de que estuvieran vacíos.
El lobo gruñó casi desgarrándose la garganta haciendo evidente cuanto le desagradaba convivir con él.
—No me hagas repetirlo.
Un ligero mareo lo hizo tambalear y sostenerse de la barra del lavamanos, producido por la fuerza de su lobo al querer tomar control de su cuerpo. Jaekyung cerró los ojos tratando de soportar el dolor que le martillaba la cabeza. Contener a un Alfa dominante requería toda la voluntad de su cuerpo. Si tuviera que describirlo era como si un rival tratara de empujarlo fuera del octágono.
—¡¡Basta!!— Ordenó con voz de mando.
El lobo interior se calló.
—No me hagas castigarte con privarte de ver a Dan por una semana entera. Si te atreves a cuestionarme otra vez o te vuelves una molestia sacaré a patadas a ese hámster de mi Penthouse, y no me importa si se muere congelado afuera.
Eso más que apaciguar a la bestia la hizo enfurecer el doble por lo que con mayor fuerza intentó apoderarse de su cuerpo. Esta vez fue un acto mucho más violento debido a que Jaekyung perdió el control sobre su cuerpo por un par de segundos. Bajo las órdenes del lobo azotó su frente contra la barra creando una gran grieta en dicha y un poco de sangre escurrió hasta sus mejillas.
Jaekyung no se mostró sorprendido ni adolorido, eso simplemente lo estalló en furor. Odiaba a su lobo interno desde lo más profundo de su clasista corazón. Y no mostró piedad al amenazarlo con su amado Hámster. Lo provocaría tanto como fuera posible aún si eso significa desmayarse por la perdida de sangre.
—¡Vamos, continúa! Sígueme golpeando. Tan pronto como pueda meteré al estúpido Hámster al maldito microondas, y no podrás impedírlo. ¿Y sabes por qué? Porque no eres más que un ser invisible sin cuerpo propio, a los de tu especie se les llama parásitos y si tengo que eliminarte para que dejes de molestar lo haré. ¡No te necesito! Eres la existencia más repulsiva que alguna vez he conocido.
Perdió por completo la compostura, cediendo al impulso de agresión verbal. La sangre le burbujeaba al hervir sobre sus venas. Igual que una luna de sangre sus eclipsantes ojos se bañaron de rojo.
Dos colmillos filosos emanaron de sus encías. La transformación de su cuerpo consistió también en curar la herida de la frente, la herida abierta se cerró al punto de desaparecer como si jamás hubiera existido. Sus uñas arañaron la barra a la vez que se desgarraba su garganta emitiendo sonidos amenazantes.
¡Splash!
De imprevisto alguien vertió un balde de agua helada sobre su cuerpo. El frío ayudó a aliviar la sensación agonizante que lo invadía como a detener aquella transformación espeluznante. Los ojos volvieron adquirir su brillo normal, los colmillos se fueron y las venas que se le marcaban en los brazos como el cuello volvieron a su estado original.
Jaekyung cayó rendido al suelo, toda su energía había sido consumida de aquel modo horripilante dejándolo agotado. Respiró agitado tratando de aspirar el suficiente oxígeno para no desmayarse en ese momento. Se sentía sediento, y no de agua, pero no sabía exactamente que era lo que necesitaba beber para controlar las necesidades de su lengua. El cuerpo le quemaba como si ardiera en fiebre, como si un volcán viviera en él e hiciera lo posible por evitar que se sacuda y estalle. Era extraño y aunque no lo admitiera le asustaba bastante.
El entrenador Park quien era el responsable de echarle el balde de agua, se colocó a su lado sin decirle nada como si su estado fuera algo que antes ya hubiera presenciado. Le puso una mano sobre su espalda que al tacto alivió extrañamente los espasmos del Alfa. Delicadamente sobó su espalda de arriba hacía abajo del mismo modo que Kim Dan lo hacía al final de la sesión. El recuerdo del pequeño fisioterapeuta le género tranquilidad, y el volcán que parecía estar por estallar se dejó de sacudir.
Inhaló hondo un par de veces, cerró los ojos suavemente y pudo visualizar por una última vez a Dan en compañía del Hámster, eso también causó que el lobo asesino se convirtiera en un cachorrito inofensivo. Y de nuevo recuperó toda la energía como si se hubiera librado de una carga exagerada.
—¡¿Te volviste loco?! ¿Cómo se te ocurre amenazar a tu lobo interior con hacerle daño a su ser más preciado? No me sorprende que intentara matarte. Si fuera yo también lo haría, no lo culpo.
—Gracias por estar de mi lado.
Una vez que estuvo más estable, y se cambió de ropa, el entrenador Park lo sacó del Gimnasio para conversar con más calma sobre lo que había pasado. Por eso ahora se encontraban sentados en una cafetería. Era una suerte que no hubiera tantas personas durante el día o habrían armado un alboroto al ver a Jaekyung, y como estaba la situación lo mejor era no estar rodeado de tantas personas.
—No puedes pelearte con tu lobo interior es como destruirte a ti mismo. Te guste o no ahora es parte de ti, como si fuera una prótesis la cual si retiras te dejaría incompleto. Son como Venom y Eddie, sólo que sin lo homosexual.
—No estoy entendiendo una mierda de lo que dices, ¿Qué carajo es un Venom?
—No importa. Volviendo al tema, lo que trato de decirte es que esto que acabas de hacer no puede volver a ocurrir. No puedes amenazar a tu lobo porque para empezar es un Alfa dominante y posee la misma actitud desagradable que tú, lo que significa que las amenazas no lo doblegan, lo enfadan al punto de casi asesinarte hoy.
—¿Es eso posible? ¿Asesinarme?
—Jaekyung a comparación mía eres demasiado joven y me atrevo a decir que hasta en cierto punto ignorante. No te interesa nada que no sea del mundo de las artes marciales, a duras penas si sabes que hay hombres que se pueden embarazar. Ahora presta atención a lo que te diré porque es importante que lo tengas en mente. Existe una manera de matar al lobo interior, han había casos reales donde se explica como es posible eliminar la existencia de tu compañero de vida.
—¿Cómo?
—A diferencia de lo que piensas no es usando la fuerza, los matas a través de la tristeza, y la decepción. Hace un par de años un oficinista se enamoró de la recepcionista de su trabajo, empezaron a salir y se mudaron a un condominio a vivir juntos. Ahí conoció a su vecino, un omega recesivo del cual su lobo interior se flechó al instante. Desde entonces los dos empezaron a vivir en guerra fría, el lobo despreciaba a la novia de su dueño y le decía que su destino era con aquel vecino omega. El dueño se negó a oír a su lobo, él amaba a su novia y jamás la dejaría por seguir el instinto impulsivo de su lobo interior. Extrañamente aquel vecino también tenía sentimientos por él, pero como sabrás fue rechazado al instante. Entonces el dueño se casó con su novia, el vecino se mudó a otro país y el lobo interior lentamente murió de la tristeza.
—Morir por alguien más...— De pronto esa frase salió de sus labios como si algo hubiera recordado—. Espera, ahora que recuerdo publicaste hace unos años un libro titulado Morir por alguien más. No leí más de la mitad, pero... ¡¿Eras tú?! El oficinista del que hablas eras tú.
Abrió los labios, había descubierto uno de los secretos más grandes. Nunca se imaginó que el entrenador tuviera una historia tan trágica como esa. Cuando leyó el libro pensó que únicamente era una historia romántica que terminaría con un final feliz por lo que deshecho el libro al instante.
El señor Park se acomodó los lentes.
—Cuando te vi en el vestuario comportándote como un desquiciado reconocí de inmediato que tenías una pelea con tu lobo interior. Tuve cientos de ellas cuando era más joven, perdí en repetidas ocasiones el control, y cuando volvía a ser consiente despertaba en la cama de mi vecino. Fui infiel más veces de las que puedo contar así como herí los sentimientos de mi vecino quien en una noche me suplicó llorando que lo eligiera porque nuestros lobos decían que estábamos destinados. Fui incapaz de corresponder sus sentimientos, así que lo lastimé jurando jamás ser capaz de amarlo. A la mañana siguiente no lo volví a ver, desapareció, se fue del país.
Le confesé a mi esposa mi infidelidad, la hice llorar y tomó bastante tiempo el conseguir su perdón. Nos casamos, eso destruyó por completo a mi lobo quien noche tras noche lloraba suplicándome que buscara a mi omega destinado, no hice caso y conforme pasaban los días dejé de escucharlo. Finalmente murió.
—Lo lamento.
Park dio un sorbo a su café antes de proseguir con su relato.
—Ella dio a luz a dos niñas las cuales al año descubrí que no eran mías. Resulta que al perder a tu lobo te conviertes en beta, y como sabrás los betas no pueden embarazar a las omegas. Me contó que tuvo una aventura de una noche con un extranjero en su viaje de negocios, daba la casualidad que era un inversionista de la compañía. También me contó que su lobo omega interior le decía que era su destino. Antes hubiera creído que se trataba de una excusa para justificar su infidelidad, pero una vez que vives esa experiencia comienzas a creerlo. Ella se divorció de mi para casarse con él. Me alegra que lo hiciera de lo contrario al igual que yo sufriría la pérdida de su lobo interior y eso es demasiado doloroso.
—Creo que es demasiado egoísta. Ella hizo su vida cuando tú renunciaste a tu "lobo" por estar a su lado.
—Yo no soy la victima, Jaekyung. Yo tomé decisiones porque quería, no por compromiso o responsabilidad, quería estar con ella por eso renuncie a todo. Eso no la obliga a ella a tomar el mismo camino que yo. Ambos tuvimos la culpa de muchas cosas. Ahora mi pesar es que siento que pudo haber sido mejor si tan sólo hubiera sabido hacer las cosas de un modo diferente. Pero esas son las consecuencias que debo pagar por no haberle hecho caso a mi lobo interior. No ignores lo que te dice, encuentren un equilibrio entre ustedes dos, lleguen a un acuerdo que lo haga convivir en paz o de lo contrario te llevara a tomar decisiones impulsivas que arruinarán tu vida.
—¡¡SAL DE MI CABEZA!!
Los gritos provenientes desde la habitación de Hwang Young Gu se escucharon desde el pasillo de los dormitorios del Team Black. Un dúo de hombres que pasaban por el lugar para ir a las regaderas se sobresaltaron.
—¿Qué le pasa a papita?
—No lo sé, lleva así desde que regresó de la casa de Jaekyung. Se encerró en su habitación y no ha salido como por una hora.
—¿A qué fue a casa de Jaekyung?
—Dijo que quería ir a visitar a Dan, sabemos que eso era una excusa para ir a husmear en la casa de Jaekyung. Pero al regresar se veía atónito, seguro que no lo dejaron pasar. No le hagas caso y apurate o nos ganarán las duchas.
Dentro de la habitación de Young Gu había un caos total. Todos sus objetos colocados en la repisa ahora yacían en el suelo como si un torbellino hubiera pasado por ahí. Las cortinas cerradas impedían el paso a la iluminación por lo que la única fuente de luz provenía de la laptop encendida en la cama.
Desde hace más de dos horas que papita había quedado traumado al ver como Dan se masturbaba en la cama de Jaekyung. Aquella grafica escena había quedado grabada a fuego en su mente y era imposible sacarse de sus oídos la vocecita de sus gemidos.
No se consideraría a él mismo como una persona pura ni evangelista o con prejuicios. Como cualquier joven de su edad consumía pornografía, y claro que se masturbaba para después deprimirse porque se sentía un depravado aunque con el tiempo fue aceptando que era normal tener necesidades.
Pero una cosa era mirar videos de adultos y otra muy distinta era ver como un conocido se retorcía de placer en la cama del hombre que admira. Era algo impensable, inimaginable, extraño.
Por eso ahora buscaba respuestas en su laptop tratando de descifrar cual fue la sensación que experimentó cuando vio como Kim Dan se descomponía en una expresión lasciva que consistía en abrir en grande su boca para jadear y revelar su esponjosa lengua húmeda a la par que su mirada se nublaba.
¿Sintió asco?
¿Desprecio?
¿incomodidad?
Sus dedos teclearon aquellas palabras, mismas que borró sin estar seguro de que escribir en el buscador de Google. Él sabía que esa no era la razón de su frustración, era algo más, algo que no se atrevía a admitir en voz alta, pero entre más lo recordaba más difícil era negarlo.
Sin poder ocultarlo más escribió en la computadora su verdadera duda.
|🔍GOOGLE🔍|
•¿Por qué me excité?
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